enero 2016

(RV/SIR).- La semana de clausura del Año de la Vida Consagrada se está celebrando en Roma del 28 de enero al 2 de febrero, en un encuentro internacional que reúne a más de cuatro mil consagrados bajo el lema: “Vida consagrada en comunión”.

Se alternan en estas jornadas de encuentro, vigilias de oración, momentos para profundizar la especificidad de cada forma, con los objetivos de conocer mejor el gran mosaico de la vida consagrada, vivir la comunión redescubriendo la única llamada en la variedad de las formas (Ordo Virginum, vida monástica, Institutos apostólicos, Institutos seculares, nuevos Institutos y nuevas formas de vida consagrada) y comenzar juntos el camino del gran Jubileo de la Misericordia

El jueves, a las 18.00 horas se celebró en la Basílica Vaticana la Vigilia de oración presidida por mons. José Rodríguez Carballo, arzobispo secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.

El viernes 29 de enero en el Aula Pablo VI del Vaticano, tuvo lugar una Jornada común para todas las formas de vida consagrada, dedicada a reflexionar sobre los elementos esenciales de la vida consagrada.

El sábado 30 y el domingo 31, cada forma de vida consagrada ha desarrollado un programa de Congreso. Los 345 miembros de Institutos contemplativos se han reunido en la Universidad Urbaniana, las 600 vírgenes consagradas (Ordo Virginum) en la Universidad Antonianum, los 400 miembros de Institutos Seculares en el Agustinianum, y los más de 2.000 Religiosos y Religiosas de vida apostólica en la Universidad Lateranense.

Mañana lunes 1 de febrero, el Papa Francisco recibirá en Audiencia, a mediodía, en el Aula Pablo VI de la Ciudad del Vaticano, a los consagrados con motivo de la conclusión del Año de la Vida Consagrada. Y a las 18.00 horas se celebrará un evento musical dirigido por Mons. Marco Frisina, también en el mismo aula.

Finalmente el martes 2 de febrero los consagrados peregrinarán por la mañana, con ocasión del Jubileo de la Misericordia, a las basílicas de Santa María la Mayor y San Pablo fuera de Muros. A las 17.30 horas en la Basílica de San Pedro se celebrará la Santa Misa presidida por el Papa Francisco.

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(ACI-Álvaro de Juana) Miles de familias se manifestaron ayer en el «Circo Massimo» de Roma para defender a la familia frente a la intención de los políticos italianos de aprobar una ley que equipararía las parejas homosexuales al matrimonio natural hombre-mujer. La llamada ley «Cirinnà» pretende legalizar también los llamados «vientres de alquiler» o maternidad subrogada, así como la adopción de niños por homosexuales y la ideología de género en las escuelas.

El Comité «Defendamos a nuestros hijos» junto a numerosas asociaciones familiares, movimientos y nuevas comunidades de la Iglesia fueron los encargados de reunir dos millones de personas, según la organización, en contra de esta ley.

En las últimas semanas, también el Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, el Cardenal Angelo Bagnasco, invitó a participar para mostrar el desacuerdo con los políticos que quieren aprobar la ley la próxima semana. De hecho, lo que hace semanas empezó a organizarse como un encuentro de católicos se transformó pronto en un evento civil al que mostraron su apoyo también otras confesiones religiosas e incluso no creyentes.

El responsable de la organización y de guiar el acto fue Massimo Gandolfini, prestigioso médico que lucha contra la llamada teoría o ideología de género desde hace años. «Somos muchísimos, muchos más de los que pensábamos en un principio», dijo en un momento del encuentro. «Está plaza no está contra nadie» sino contra una ley que «no es aceptable desde la primera a la última palabra», destacó.

«Se podría hacer una operación de maquillaje, pero debe ser totalmente eliminada, no cambiar algunas palabras, lo decimos con franqueza», señaló al tiempo que aplaudía la gente.

Para el médico, en el caso de continuar renegando de la familia natural «no existirán más las familias, sino modelos diversos, y los niños serán los principales perjudicados», explicó.

A los parlamentarios recordó que «todos hemos nacido de un padre y una madre» y «nosotros no pertenecemos a ningún lobby, sino que somos simples y pobres familias y no tenemos quien nos defienda». «No queremos hacer la guerra a nadie, solo defendemos a la familia», subrayó.

Gandolfini también recordó «a los creyentes en Jesús» que «nuestro Señor ciertamente no nos ha enseñado a ser violentos con ninguno, sino que estamos aquí para reiterar que la dignidad humana debe ser respetada. Esta es una plaza por la belleza de la familia y no contra las personas, sino solo contra las ideologías», remarcó de nuevo.

Sobre los «vientres de alquiler», el principal organizador del evento indicó que «los niños no pueden ser comprados» y después hizo también referencia a que «Europa ha apostatado de sus raíces judeocristianas». «Queremos enviar un mensaje: nosotros seguiremos todos las etapas de aprobación de esta ley y veremos quién recogerá nuestras indicaciones, nos acordaremos», advirtió a los políticos.

En su intervención final señaló que «el amor requiere la complementariedad entre un hombre y una mujer, y solo de su unión surge la chispa de la vida».

Durante el encuentro se han sucedido diferentes intervenciones de expertos y testimonios en el palco, en el que se podía leer en grande «Prohibido desguazar a la familia».

Por su parte el diario oficial del Vaticano, L’Osservatore Romano, ha calificado la manifestación de «participación amplia y transversal, expresión de todas las almas de la sociedad italiana».

El pasado 22 de enero, el Papa Francisco recibió en audiencia a los miembros del Tribunal de la Rota romana, a quienes les recordó que »no puede haber confusión entre la familia querida por Dios y todo otro tipo de unión». Unas palabras que también fueron recordadas este sábado en la manifestación.

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(C-Fam) Una campaña multimillonaria que durante quince años intentó legalizar el aborto en Perú terminó el año pasado cuando, tras las recomendaciones de un comité de la ONU, el gobierno entregó aproximadamente cincuenta mil dólares como indemnización a una mujer a la que se le negó el aborto en 2001.

Los expertos de la ONU en Ginebra proclamaron la decisión de Perú de indemnizar a Karen Noelia Llantoy Huamán como victoria «histórica» y signo de «esperanza» en comunicados de prensa publicados este mes. En realidad, personas más próximas al lugar de los hechos que los expertos de Ginebra saben muy bien que para las agrupaciones abortistas esto fue un intento de «proteger la imagen» tras reiteradas derrotas.

Según Carlos Polo, experimentado estratega provida, la decisión del gobierno saliente de Perú de indemnizar a la srta. Llantoy fue un acto de desesperación a solo seis meses de la elección general que probablemente constituya el fin para «el gobierno más proabortista que Perú ha tenido jamás».

Polo dijo a Friday Fax que el movimiento provida frustró al gobierno actual en toda ocasión «en el ministerio de salud, en la legislatura, en los tribunales» y que hay escaso apoyo político por el aborto en Perú. Pese a los esfuerzos del gobierno, en Perú no solo sigue vigente la prohibición del aborto, sino que no hay indicios de un cambio legislativo inminente, según Polo, quien dijo a Friday Fax que ninguno de los cuatro principales candidatos para la presidencia en la próxima elección siquiera ha planteado el asunto en su plataforma.

Es más, el gobierno no ha podido implementar las reglamentaciones abortistas que se instauraron en 2014 porque los médicos no quieren realizar abortos por cuestiones de conciencia o por temor a ser acusados. Las nuevas normas intentaron soslayar la prohibición del aborto sin recurrir a la legislatura, donde una propuesta así probablemente sería desarticulada.

En Perú, el aborto es delito en todos los casos, pero el código penal no fija penas para los casos en los que los médicos lo realizan para salvar la vida de una mujer. Polo dice que los médicos saben muy bien que los casos en los que el aborto podría salvar la vida de la mujer son prácticamente inexistentes, por ende simplemente son reacios a practicar cualquier aborto en absoluto por temor a no poder justificarlo.

No era un caso de riesgo para la vida de la mujer, sino de bebé con anencefalia

Incluso el reciente decreto de los ministerios de derechos humanos y salud para indemnizar a la srta. Llantoy fue emitido «discretamente, de modo oculto», afirma Polo, episodio que él califica como fundado en «falsas afirmaciones». El Centro de Derechos Reproductivos, que condujo a la srta. Llantoy desde que comenzó el litigio con el gobierno, sostuvo que Perú estableció un derecho positivo al aborto terapéutico que fue violado cuando se le negó esa posibilidad. Pero no es el caso en absoluto, dijo Polo.

La Constitución peruana protege los derechos de todos los niños desde el momento de la concepción, incluyendo el derecho a la vida, explicó. El hecho de que no haya una sanción penal en los casos en los que el aborto es necesario para salvar la vida de la madre no es lo mismo que establecer un derecho positivo al denominado «aborto terapéutico».

Es más, la srta. Llantoy no cursaba un embarazo que pusiera en riesgo su vida, según los registros del Comité de Derechos Humanos; la bebé que esperaba era discapacitada. Padecía un trastorno que se conoce como anencefalia, que condujo al deceso de la niña cuatro días después de nacer.

El caso K.L. en Perú, como se conoce el juicio de Llantoy, es muy simbólico para el Comité de Derechos Humanos en Ginebra y las agrupaciones proabortistas de todo el mundo. Fue la primera vez que el influyente, si bien casi desconocido, comité dijo a un país que indemnizara a una mujer por negarle el aborto.

Los dieciocho expertos que actualmente forman parte del comité difundieron el caso este mes incluso siendo que están envueltos en la polémica debido al proyecto de recomendación sobre el derecho a la vida que de forma muy clara niega a los niños el derecho a vivir antes de nacer.

Steffano Gennarini. Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano

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(VIS/InfoCatólicaEl arzobispo Rino Fisichella, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización y mons. Graham Bell Subsecretario del mismo dicasterio presentaron el viernes esta mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede dos iniciativas vinculadas con el Año Jubilar: el envío de los Misioneros de la Misericordia y la traslación temporal a Roma de las reliquias de san Pío de Pietrelcina y de san Leopoldo Mandić.

«Han pasado casi dos meses desde que el Papa Francisco abrió la Puerta Santa de San Pedro –dijo el arzobispo Fisichella– En este lapso de tiempo, las Puertas de la Misericordia se han abierto en todo el mundo. La increíble participación de gente registrada en estos eventos permite verificar cuánto la intuición del Jubileo Extraordinario por parte del Papa Francisco correspondiese a una genuina expectativa del pueblo de Dios, el cual ha acogido con alegría y entusiasmo este evento de gracia».

Conversión de la mente y el corazón, más allá de los números

«Todo esto no ha impedido que también en Roma, durante este período, los peregrinos hayan llegado en buen número. Según los datos que estamos en grado de verificar, a la fecha han participado en los eventos jubilares 1.392.000 personas. Un dato interesante es que el 40% de las participaciones proviene del exterior, en particular son de lengua española y francesa; de todas formas, hemos registrado también peregrinos de Bangladesh, Hong Kong, Corea, Kenia, Mozambique, El Salvador, Nueva Zelanda, Argentina, México, Islas Fidji, Rusia, Bielorusia, Seychelles, Sri Lanka, Costa de Marfil, Chad, Kuwait, Estados Unidos, Albania… Reafirmo que no es este el criterio para juzgar el éxito o no del Jubileo. Un Año Santo va más allá de los números y lo que busca es tocar el corazón y la mente de las personas para ayudarlas a comprender el grande amor con el cual Dios se hace presente en su vida cotidiana».

Mons. Fisichella recordó que el Papa Francisco ha realizado ya dos signos peculiares de su testimonio concreto de misericordia: el viernes 18 de diciembre abrió la Puerta de la caridad en el Comedor «Don Luigi di Liegro» donde celebró la eucaristía en el refectorio, mientras que el 15 de enero visitó el hogar para adultos mayores «Bruno Buozzi» en el barrio Torrespaccata, para dirigirse luego a la Casa Iride donde estuvo con enfermos en estado vegetativo y con los familiares que los asisten.

Exposición de las reliquias de dos santos confesores

Después de estas consideraciones sobre los primeros meses del Jubileo, el prelado se centró en dos eventos especiales. El primero de los cuales tiene que ver con la presencia en Roma de las urnas que contienen las reliquias de san Leopoldo Mandic y San Padre Pío de Pietrelcina.

«Conociendo la historia de estos dos santos que gastaron su vida al servicio de la misericordia se puede comprender la importancia de este momento y porqué constituye realmente una primicia. P. Leopoldo Mandic (1866-1942), canonizado por Juan Pablo II el 16 de diciembre de 1983 es menos conocido que el P. Pío; sin embargo, su fama de santidad se ha extendido allende la Iglesia de Padua, donde vivió gran parte de su vida y donde se conservan su memoria y sus reliquias. De origen croato, este padre capuchino dedicó toda su existencia al confesionario. Por casi treinta años pasó de las diez de la mañana a las tres de la tarde en el secreto de su celda, transformada en confesionario para miles de personas que encontraban en el trato con él el testimonio privilegiado del perdón y de la misericordia. Algunos de sus compañeros de comunidad decían que era un ignorante y de manga ancha, que absolvía a todos sin discernimiento. Su respuesta simple y humilde dejaba sin palabras: Si el Crucificado viniera a reprocharme que soy de manga ancha, le respondería: Este mal ejemplo, me lo has dado Tú. Yo todavía no he llegado a la locura de morir por las almas

Padre Pío de Pietrelcina (1887-1968) canonizado también por Juan Pablo II en el 2002 'no necesita de muchas presentaciones. Este pobre fraile capuchino gastó toda su vida en san Giovanni Rotondo, sin dejar nunca esa pequeña ciudad. Es cierto, mientras vivió algunos desde Roma lo hicieron sufrir, pero su santidad fue superior. En el silencio de la obediencia también él llegó a ser testigo privilegiado de la misericordia, dedicando toda su vida a la celebración del sacramento de la reconciliación. Estamos agradecidos con los Padres Capuchinos y con los Obispos de las diócesis de Padua y Manfredonia-Vieste-San Giovanni Rotondo por haber permitido cumplir el deseo del Papa de tener en Roma, durante el Jubileo, las reliquias de estos dos santos. La gratitud va de la mano con la certeza de que este evento permitirá a muchos peregrinos expresar su devoción a los dos santos y recibir una vez más la consolación mediante su intercesión»

Las urnas con las reliquias llegarán a Roma el 3 de febrero y serán puestas en la basílica de san Lorenzo Extramuros; la Iglesia estará abierta a los fieles desde las 3:00 p.m., hora en la cual se realizará una celebración de acogida. Las reliquias permanecerán en san Lorenzo hasta las 8:30 p.m. del día siguiente. Una vigilia nocturna de oración será organizada en la iglesia jubilar de san Salvador en Lauro, a partir de las 10:00 p.m. del 4 de febrero. La oración se prolongará el día siguiente, 5 de febrero, con varias celebraciones hasta la santa Eucaristía de las 2:00 p.m. A las 4:00 p.m. desde san Salvador en Lauro partirá la procesión con las dos urnas de reliquias que, atravesando toda la vía de la Conciliazione, llegará hasta el atrio de la basílica de San Pedro. Allí el Card. Angelo Comastri, Arcipreste de la Basílica Papal, acogerá las reliquias y luego de un momento de oración las introducirá en la Basílica de San Pedro; serán colocadas en la nave central, delante al altar de Confesión, para la veneración de los fieles. En la basílica de San Pedro, las reliquias permanecerán expuestas hasta la mañana del 11 de febrero cuando, después de una celebración eucarística de acción de gracias, volverán a sus respectivos lugares de proveniencia.

El segundo evento hace referencia, precisamente, a la celebración del Miércoles de Ceniza, cuando el Santo Padre entregará el mandato a los Misioneros de la Misericordia. Como lo atestigua la Bula de Indicción, Misericordiae vultus, los Misioneros serán un «signo de la solicitud materna de la Iglesia por el Pueblo de Dios, para que entre en profundidad en la riqueza de este misterio tan fundamental para la fe. Serán sacerdotes a los cuales daré la autoridad de perdonar también los pecados que están reservados a la Sede Apostólica, de modo que se haga evidente la amplitud de su mandato.

Así entonces, los Misioneros de la misericordia son solamente algunos sacerdotes que reciben el encargo del Papa de ser, en sus propias iglesias, testigos privilegiados del carácter extraordinario del evento jubilar. El Papa es el único que nombra los Misioneros, no los obispos, y a ellos les confía el mandato de anunciar la belleza de la misericordia de Dios, y de ser confesores humildes y pacientes. Los Misioneros son más de 1000 y provienen de todos los continentes. Me complace especialmente recordar a los que vendrán de países lejanos y que revisten una importancia especial: Birmania, Líbano, China, Corea del Sur, Tanzania, Emiratos Árabes, Israel, Burundi, Vietnam, Zimbawe, Letonia, Timor Este, Indonesia, Tailandia, Egipto. Contaremos además con sacerdotes de rito oriental.

Todos los Misioneros han recibido el permiso de sus respectivos obispos o Superiores religiosos y estarán ahora a disposición de cuantos querrán solicitar su presencia a lo largo de todo el período jubilar y sobre todo durante la Cuaresma. Se harán presentes en Roma 700 Misioneros. El Papa Francisco los encontrará el 9 de febrero y el día siguiente concelebrarán con el Santo Padre y recibirán el «mandato» junto con la facultad de absolver también los pecados reservados a la Santa Sede. Una curiosidad puede ayudar a comprender cuánto interés pastoral ha suscitado esta iniciativa en el mundo. El Padre Richard, en Australia, visitará 27 comunidades de su diócesis rural de Maitland-Newcastle, donde solo hay una iglesia, pero ningún sacerdote residente. Pasará de una comunidad a otra como Missionary of mercy on wheels, ¡Misionero de la misericordia sobre ruedas! En fin, se trata de un signo de cuánto el Jubileo desea llegar a todos para que cada uno pueda experimentar la cercanía y la ternura de Dios'.

Comienzan las Audiencias Generales especiales, un sábado al mes

Finalmente, otros momentos jubilares tienen que ver, ante todo, con la primera Audiencia General en la plaza San Pedro, el sábado 30 de enero. Papa Francisco ha aceptado con generosidad responder a las numerosas peticiones de peregrinos que quieren encontrarlo. Por esta razón un sábado al mes, según el calendario oficial, tendrá lugar una Celebración especial además de las clásicas audiencias de cada miércoles. Para esta primera se han inscrito ya más de 20.000 personas. La Audiencia contempla una reflexión en el Aula Pablo VI, a las 8:30 a.m., a cargo del P. Marko Rupnik. Concluida la meditación, se iniciará la procesión por la plaza San Pedro con el paso por la Puerta Santa y la celebración de la santa Eucaristía, presidida por el Papa Francisco a las 10:30 a.m.

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Sociedad de Vida Apostólica de Derecho Pontificio

Aprobación definitiva de las constituciones del Instituto de Cristo Rey Sumo Sacerdote

El 29 de enero de 2016, en la fiesta de san Francisco de Sales, patrón del Instituto de Cristo Rey Sumo Sacerdote, la Santa Sede ha aprobado definitivamente sus Constituciones del Instituto. Integran el carisma del Instituto el uso en la Liturgia de la forma extraordinaria del Rito Latino, la completa fidelidad a la doctrina de la Iglesia y al Santo Padre, y la conciencia de la primacía de la gracia y de la caridad.

30/01/16 8:34 PM | Imprimir | Enviar

(InfoCatólica) El 29 de enero de 2016, en la fiesta de san Francisco de Sales, uno de los patronos del Instituto, la Santa Sede ha aprobado definitivamente las Constituciones del Instituto de Cristo Rey Sumo Sacerdote. Así consta en el rescripto de aprobación de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, de la Congregación para la Doctrina de la Fe, firmado por el Cardenal Gehrard Ludwig Müller, y Mons. Guido Pozzo, presidente y secretario, respectivamente.

El Instituto de Cristo Rey Sumo Sacerdote fue fundado el 1 de septiembre de 1990, con las pertinentes autorizaciones canónicas. El 7 de octubre 2008, el Instituto fue erigido como Sociedad de vida apostólica de Derecho Pontificio por el decreto «Saeculorum Rex».

Mons. Gilles Wach y Don Felipe Mora son los fundadores del Instituto. Actualmente Mons. Wach es el Prior General y Don Mora es el Superior del Seminario San Felipe Neri. 

Tomamos de la presentación del Instituto en su página web estos párrafos

Es una sociedad de vida apostólica de derecho pontificio de tipo canonial, dedicada especialmente a la Liturgia. Su fin es la gloria de Dios y la santificación de los sacerdotes al servicio de la Iglesia y de las almas. Su finalidad específica o carisma es misionera: la difusión y defensa del Reino de Nuestro Señor Jesucristo en todas las esferas de la vida humana.

El Instituto está dedicado a Cristo Rey Sumo Sacerdote y se ha consagrado con devoción y confianza a su patrona principal, la Inmaculada Concepción, consagración que se renueva cada día.

Reconociendo la importancia de una profunda armonía entre la fe, la liturgia y la vida, y la fuerza de la belleza para conducirnos de lo visible a lo invisible, una parte integrante del carisma del Instituto es el uso de la forma extraordinaria del Rito Latino según el motu proprio Summorum Pontificum.

El gran esmero para realizar una liturgia solemne, la completa fidelidad a la doctrina de la Iglesia y al Santo Padre, y la conciencia de la primacía de la gracia y de la caridad: estos son elementos esenciales de la espiritualidad del Instituto, extraída de sus tres copatronos: San Benito, Santo Tomás de Aquino, y San Francisco de Sales.

Nuestro lema, tomado de San Pablo, es «Veritatem facientes in caritate», «practicando la verdad en la caridad», une la defensa de la verdad con la caridad, a ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo y los Santos, especialmente San Francisco de Sales y Santo Tomás de Aquino.


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En una iglesia subterránea

Encuentran en Capadocia frescos del siglo V con representaciones de Cristo

Las excavaciones arqueológicas en la ciudad de Nevsehir, descubierta en 2012, en la región histórica de Capadocia, han encontrado una iglesia subterránea excavada en la roca que podrían remontarse al siglo V d.C., con frescos en buen estado que están generando un gran entusiasmo entre expertos e historiadores.

30/01/16 9:14 AM | Imprimir | Enviar

(Fides) La iglesia se encuentra en una zona arqueológica que se extiende en una superficie de 360 mil metros cuadrados, se desarrolla en 11 asentamientos, con un laberinto de túneles de por al menos siete kilómetros, conectando templos y zonas de casas.

Entre los frescos – ha informado a los medios locales Hasan Unver, el alcalde de Nevsehir - los más valiosos representan escenas raramente retratadas en la iconografía cristiana. «Se nos ha dicho», ha declarado a la prensa el alcalde Unveir, «que algunos de los frescos que se encuentran aquí son únicos.

Hay representaciones sugerentes como la de Jesús que deja caer peces de sus manos, o la de Jesús que asciende al cielo, o que lucha contra espíritus malignos. Cuando la iglesia salga a la luz, Capadocia podría convertirse aún más, en lugar de peregrinación». Otros frescos representan la crucifixión de Jesús y las imágenes de los apóstoles, santos y profetas como Moisés y Elías.

La continuación de los trabajos de excavación, que aún no han terminado, podría hacer que se descubran otros ambientes con paredes pintadas con frescos.

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Define al ISIS como «degolladores y sembradores de odio»

El Patriarca Youssif III Younan pide a los líderes musulmanes ser más claros ante la violencia yihadista

Los líderes musulmanes tienen que ser más claros ante la violencia de las milicias que se declaran seguidoras del Islam. Así lo indicó el patriarca siro-católico Youssif III Younan, quien asegura habérselo dicho personalmente también al muftí del Líbano. «¿Por qué no reunirse los sunitas con la más alta instancia?, y lo mismo los chiitas de Irán. Para que digan claramente que no aceptan que se ataque a otras minorías religiosas». Porque «es necesaria la actitud más auténtica del islam, que se llama religión de la misericordia», precisó.

30/01/16 9:11 AM | Imprimir | Enviar

(AIN/Zenit) El patriarca, en una rueda de prensa celebrada en Roma en la Asociación para la Prensa Extranjera, definió al ISIS como «degolladores y sembradores de odio, que querrían llevar ese fanatismo donde pudieran». Ya que el fundamentalismo que quieren imponer y no predicar, «es una educación que reciben desde niños y no tienen voluntad de cambiar» indicó. Y recordó quelos cristianos, católicos y ortodoxos, defienden la libertad religiosa para todos.

El prelado indicó que en concreto los católicos pueden ayudar a través de diversas instituciones como Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN). Alessandro Monteduro, director en Italia de esta asociación de derecho pontificio, ha dedicado el tiempo de la cuaresma para Irak.

«Somos intermediarios, todo va a los obispos locales» expresó, precisando que todo se gestiona con la máxima transparencia. Y añadió que los fondos recogidos en estos 40 días de la cuaresma se dedicarán para acogida de niños, compra de generadores eléctricos para los campos de refugiados, bienes de primera necesidad, etc. Para ellos un simple aseo es un lujo», dijo.

Youssif III Younan precisó que desde el inicio de la crisis en Siria, en marzo de 2011, AIN ha realizado proyectos para la población por más de 10 millones de euros, de los cuales 6,2 millones en el 2015, en particular para las poblaciones más golpeadas por la guerra, como Homs, Alepo y Damasco.

«Muchos de los proyectos son de tipo humanitario, víveres y bienes de primera necesidad, si por ello dejar de dar apoyo pastoral a la Iglesia en Siria, que en diversas áreas del país representa el único punto de referencia no solamente para los cristianos, sino para toda la población».

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(InfoCatólica) Mensaje del Rector Mayor a los jóvenes, a las jóvenes de todas las Presencias Salesianas del Mundo en la Fiesta de Don Bosco

Mis queridos jóvenes de todo el mundo. Mis queridos amigos y amigas ¿Sabéis una cosa? Creo que puedo entender muy bien lo que sentía Don Bosco cuando escribía a los muchachos de diversas casas y oratorios diciéndoles que los extrañaba, que tenía verdadero deseo de regresar para estar con ellos. Yo puedo aseguraros que quisiera pasar la preciosa fiesta de Don Bosco en todos y cada uno de los lugares de nuestro mundo salesiano y saludaros personalmente. Y orar juntos. Y reírnos, y alegrarnos y cantar y danzar como lo solemos hacer como expresión de la alegría tan salesiana. «Nosotros hacemos consistir la santidad en estar siempre alegres» decía Santo Domingo Savio.

Como no podré estar presente más que en un lugar, por medio de este mensaje llamo a la puerta de vuestros corazones y, con delicadeza, os pido permiso para compartir con vosotros, chicos y chicas, mis mejores deseos de felicidad y santidad para cada uno.

Cuando estéis celebrando la gran fiesta de Don Bosco yo me encontraré en Sierra Leona, en el continente africano, con nuestros hermanos salesianos que han querido permanecer allí, incluso en los momentos más difíciles de la epidemia de ébola, acompañando a los muchachos y chicas que han perdido a su papá y a su mamá a causa de la enfermedad y que sólo nos tienen a nosotros como familia. Cuando me encuentre entre ellos les diré que los jóvenes de las presencias salesianas del mundo y toda nuestra Familia Salesiana piensa en ellos.

Y yo, pensando en vosotros y en un mensaje que pueda ser vuestra referencia en la fiesta de Don Bosco, os digo esto: Mis queridos jóvenes, dejaos conquistar por Jesús.

En sintonía con lo que he sugerido a toda la Familia Salesiana del mundo, a vosotros os invito a que os dejéis «robar» el corazón por el Señor. Mis queridos jóvenes, no tengais miedo de que el Señor forme parte importantísima de vuestras vidas. No tengáis miedo de que vaya calando tan profundamente en vuestro corazón que ya no podáis vivir sin Él.

Quizás alguno me pregunte por qué os digo esto. Pues, primero porque os quiero bien, y porque deseo para todos vosotros, chicos y chicas, una vida plena y feliz; segundo, porque sé que Don Bosco os lo diría, como se lo decía a sus muchachos de Valdocco, y tercero y más importante, porque es verdad: es muy cierto que con Jesús todo tiene una luz propia.

No esperéis que en la propia sociedad, ciudad o lugar donde vivís, sean muchos quienes os hagan esta invitación. No está de moda. Pero el Amor de Dios para cada uno de vosotros, mis queridos jóvenes, no es una moda sino una realidad que llega a todos los lugares y a todas las personas si dejan que en su corazón resuene su voz.

Y qué os propongo en concreto:

  • Os propongo que os detengáis siempre que podáis para escucharos, para entrar en vuestro propio mundo interior, para escuchar su voz interior.
  • Os propongo que una vez en vuestro interior busquéis la presencia de Dios que es Amor, Vida y siempre Novedad: os invito a hacer la experiencia de descubrirlo y reconocerlo.
  • Os propongo que os dejéis ayudar en este ser buscadores de Dios para aprender a leer la vida como bendición de Dios, maravillándoos de su presencia y de sus huellas en vosotros, a reconocerlo como quien de verdad os busca, está con vosotros y vive en vosotros.
  • Os propongo que viváis experiencias que os lleven al encuentro personal con Jesús, un encuentro que siempre os fascinará y dará solidez a vuestras vidas.
  • Os propongo que vayáis madurando una verdadera amistad con Jesús, amistad que fortaleceréis en la oración personal y comunitaria, en la Eucaristía y la Reconciliación.
  • Os propongo que le pidáis a Dios Padre que os conceda el Don del Espíritu que os hará optar por ser decididamente de los suyos, de los que siguen a Jesús.
  • Os propongo que aprendáis a valorar más aún la familia, la amistad, la fraternidad y solidaridad con quien sufre.
  • Os propongo algo precioso también: que os atreváis al desafío de aceptar la vida como donación y como servicio que sin duda os hará mejores y dará pleno sentido a vuestra vida.

Y todo esto hasta llegar a madurar vuestro propio proyecto de vida, haciendo realidad el sueño de Dios para cada uno de vosotros y vosotras, sabiendo que sea cual sea este sueño siempre será garantía de felicidad.

Mis queridos jóvenes: termino como inicié mi saludo, deseándoos una muy feliz fiesta de nuestro Amado Don Bosco. Que la Auxiliadora, Madre que lo ha hecho todo, siga siendo puerto seguro para vosotros y que el Señor Jesús siga conquistando vuestros corazones y vuestras vidas .

Un abrazo con verdadero afecto.

Ángel Fernández Artime, sdb

Rector Mayor

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(Archidiócesis Oviedo) Entrevista al P. Noriega Bastos:

Estamos en el Año de la Misericordia. ¿Cómo enfocarlo desde el ámbito de la familia?

El hecho de que termine el Sínodo sobre la familia y comience un Año de la Misericordia nos ayuda a todos a entender cómo el ámbito donde se vive la misericordia principalmente es la familia y cómo las relaciones familiares: la esponsalidad, la paternidad, la filiación, la fraternidad, están necesitadas de misericordia. De tal manera, que se regeneren esas relaciones, no sólo que tengamos paciencia unos con otros, sino que se regenere nuestra capacidad de vivir como padres, hijos, esposos y hermanos.

En el día a día eso no es tan fácil, la convivencia es complicada, los hijos se hacen mayores, no se entienden con los padres, ¿cómo puede llevarse a cabo esa regeneración?

Nace no de un esfuerzo de querer hacerlo bien –aunque lo comporta–, sino de algo que recibimos. Lo que es esencial es que la misericordia originaria, como hay un amor originario, es posible en la familia porque ésta ha recibido un don previo que la sostiene, que la ancla, que le da seguridad en la navegación. Después vendrán las tormentas, los vientos, las calimas… pero los esposos han recibido el don de su matrimonio, que se desborda en los hijos, ese «llegar a ser una sola carne», ese vínculo que les une. Más allá de que se lleven bien o mal, ellos entienden que el Señor ha puesto algo en su propio matrimonio que es la primera misericordia de Dios con la familia, porque no les ha dicho simplemente «yo bendigo vuestro matrimonio», sino «yo os hago uno», y eso permitirá a los esposos afrontar las dificultades. Que vengan dificultades no significa que la cosa vaya mal, sino que hay que ir a lo originario, donde está el ancla.

Aunque falta el documento final del Papa sobre el Sínodo de la familia ¿qué cree que ha supuesto este encuentro para la Iglesia?

En primer lugar, la Iglesia como tal ha tomado en estos dos años más conciencia de que su camino es la familia, y cada familia puede pedir a la Iglesia que esté más cerca de ella, que la acompañe más para vivir su vocación aún en circunstancias que no son fáciles. Las palabras que estará escribiendo el Papa pienso que irán en esta línea.

¿Cuáles serían las principales dificultades a las que tienen que hacer frente la familia hoy?

Creo que es una cuestión de esperanza. Para mí, ésta es la dificultad mayor: que las familias puedan esperar y colmar su vida conforme a la propia vocación, de tal manera que la esperanza sea un motor que les acompañe. La esperanza de los esposos uno en el otro, la esperanza que tienen los padres en los hijos, la esperanza de poder transmitir un sentido de la vida y que los hijos lo acojan. Y podemos esperar porque el Señor se ha comprometido con cada matrimonio.

La transmisión de la fe y de la importancia de la familia en los hijos ¿ha fallado? En las familias más jóvenes no está presente la idea de matrimonio, de sacramento, de Dios en el medio. De hecho, cada vez es más generalizada la convivencia en la pareja como forma de vida.

El problema de la convivencia hace referencia a lo que es el sentido global entre un hombre y una mujer, de tal manera que es un fenómeno nuevo en la historia de la Humanidad, porque el matrimonio ha tenido en todas las culturas siempre una dimensión religiosa. Lo que supone acoger a una mujer o un hombre en una plenitud de relación, las diferentes civilizaciones han visto algo religioso en ello. Comportaba que casarse era acoger al Dios que se hacía presente. Hoy en día vemos la dificultad de los jóvenes en entender que Dios es quien les abre un futuro y les garantiza ese futuro. Y aparece como irrelevante para su amor.

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Primera Canasta

La preparación para la Misa y los ritos iniciales

Cinco panes

  1. Preparándonos para la Misa

La preparación para la Misa tiene muchos aspectos. Como participamos de ella con todo lo que somos –cuerpo y alma, y ésta con todas sus potencias, y con nuestra historia, y nuestros vínculos–, hay una preparación integral que abarca cada dimensión. Sólo quiero dar unos breves consejos sobre algunos aspectos.

a) Prepárate con tiempo. Esto significa varias cosas: no esperes a que falten 3 minutos para salir de tu casa corriendo, especulando que «el padre siempre empieza tarde».

Acuérdate de algo muy importante: el orden del tiempo expresa el orden de nuestros amores. Para las cosas que valoras, siempre estás listo mucho tiempo antes. Si no lo haces para la Misa, es probable que tu amor por Jesús en la Eucaristía necesite un «ajuste».

Doblemente difícil –y por eso también, doblemente meritorio– es hacer esto para quienes tienen hijos pequeños, o padres ancianos. Pero, ¡cuánto valora Jesús esta preocupación del amor!

b) Prepara tu inteligencia: es bueno –y hoy contamos con muchos medios para eso– leer artículos o libros sobre la Misa. Nos hace bien y falta, nos da muchos más elementos para entender las cosas, nos permite percibir el sentido de los signos.

Tal vez no puedes hacer esta lectura cada semana, pero sí hay algo que siempre es posible: leer previamente el Evangelio que será proclamado. Mejor: leer todas las lecturas y rezar el Salmo. Te aseguro que llevarás una gran «ventaja» procediendo de este modo: entrarás mucho más fácilmente en sintonía con lo que Dios tenga preparado decirte. Hoy puedes hacerlo con tu Biblia –es lo ideal–, pero también con los muchos subsidios que se pueden adquirir, e incluso buscando en internet, y todavía más fácilmente con el celular. ¿Lo ves? No hay excusas.

c) Prepara tu corazón: la Misa es un momento de amor, de adoración, de gratitud, de contrición... Todos los sentimientos de nuestro corazón se encuentran en ella. Pero no es suficiente «activarlos» una vez a la semana... nos cuesta enormemente, como si tuviéramos un músculo adormecido.

Como un deportista que se prepara para la competencia semanal, tú también «entrena» tu corazón durante la semana, teniendo frecuentes y profundos momentos de oración.

Entrénate en pedir perdón, en aclamar, en postrarte ante Él... y cada semana será mucho más sencillo hacerlo con tus hermanos en la asamblea. ¿No será por esta falta de entrenamiento que te cuesta mucho y te cansa a veces una horita de celebración?

d) Prepara tu cuerpo: no vas a una fiesta de casamiento, ni a un cumpleaños.

Pero tampoco vas a ver un partido de fútbol, ni al gimnasio, ni a pescar.

Es bueno que encuentres tu propio estilo para ir vestido y aseado a la Misa, sin ostentaciones, sin buscar destacarte, pero con noble elegancia, de un modo acorde a la dignidad del gran Rey que vas a ver.

No dejes de preguntarte, además: ¿es este modo de vestirme modesto y pudoroso? ¿Hay algo en mí que pueda ser motivo de distracción o, peor aún, de pecado para quienes se sienten junto a mí o me vean ir a comulgar?

e) Lleva la semana: un error sería ir a Misa y dejar en casa la semana vivida. O dejarla adentro del auto o colgada en la entrada del templo, como quien se quita un abrigo y lo deja en un perchero.

¡No! Tu semana, con cada detalle vivido, tienes que llevarla en tu corazón. Nada debe quedar sin ofrecer. En algún «huequito» de tu corazón, «pon» los rostros y las intenciones de cada persona que te cruzaste en el camino. Todo y todos tienen que ir a Misa.

2. Eligiendo el lugar correcto

Cuando llegues al templo, una decisión es importante: ¿dónde me voy a sentar?

Sí, ya sé... Jesús reprochó a los fariseos que buscaban los primeros puestos en los banquetes. Y dijo que el publicano que se fue justificado se quedaba en el fondo del Templo.

Sólo te recuerdo algo: en el desierto, el Demonio tentó a Jesús... ¡con una cita bíblica!

¿Qué quiere decir esto? Que no debemos interpretar esas afirmaciones de Jesús como una condena a quienes ocupen los tres o cuatro primeros bancos de las iglesias. Jesús se refiere al afán de figurar, de parecer piadosos.

Por lo tanto, sé sincero contigo mismo. En los últimos bancos, sobre todo si quedas de pie, es probable que:

-                    no se escuche tan bien como adelante, sea porque el equipo de sonido es imperfecto o por el ruido de la calle;

-                    suenen dos o tres celulares durante la Misa y te distraigas viendo los movimientos rápidos de quienes quieren apagarlos o –peor aún– escuches atenderlos;

-                    te enternezcas con el nenito que se le escapó a la mamá y está haciendo un «tour» por toda la iglesia.

-                    llegue más tarde un amigo que hace tiempo no ves, te salude, y te pongas a recordar tantas cosas...

Pero entonces, ¿no es un acto de virtud quedarme parado, y dejar los asientos a las personas mayores? Lo sería, en el caso de que la iglesia siempre estuviera repleta. La mayoría de las veces, hay blancos en la vanguardia.

Elige los lugares más cercanos al altar. Donde puedas ver bien. Donde escuches mejor. Donde todo tu ser pueda concentrarse en el misterio.

Como si te dieran a elegir el lugar para escuchar a tu cantante preferido. O en el estadio de tu equipo favorito. O para saludar al Papa en su visita a tu país.

Quizá se entiende mejor haciéndote estas dos preguntas:

¿Dónde te hubiera gustado estar el Viernes Santo: junto a María y el discípulo amado, o mirándolos desde lejos?

¿Dónde te gustaría estar en el banquete del Reino celestial?

3. Las manos

Las manos suelen ser un problema. No siempre sabemos bien dónde ponerlas, o cómo. Sin embargo, los más atentos observadores de siempre y los modernos conocedores de la neurolingüística dicen que las manos «hablan»: expresan mucho de lo que pasa en nuestro interior.

Por eso, no es indiferente cómo estén tus manos durante la Santa Misa. El Misal le dice al sacerdote cómo debe ponerlas, lo que nos indica que la cuestión no es menor. Quiere decir que hay gestos que expresan ciertos sentimientos. Y que el sacerdote, más aún desde que celebra vuelto al Pueblo, debe cuidar esos gestos, para introducir a los fieles en el misterio.

Pero para los fieles, no se dice nada.

¿Significa que da lo mismo? No, significa que se respeta la posible variedad de sensibilidades. Una variedad legítima que no debe transformarse en caos. De tal manera que si en tu casa te gusta rezar con las manos detrás de la nuca, como quien está acostado... es probable que en la celebración ese gesto distraiga a otros. O si –como san Juan Pablo II– amas rezar con los brazos en cruz, o postrado en tierra, probablemente en la Misa generes un poco de asombro e incomodidad en los demás.

Entonces, es necesario educar nuestras manos, cómo educamos la voz, o como aprendemos un idioma. Enseñarle a nuestras manos a «estar en Misa», y una vez que ellas han aprendido, nos ayudarán a nosotros a vivirla.

No es lo mismo en el momento de la Consagración tener nuestras manos juntas que estar rascándonos la oreja.

No es lo mismo durante el Evangelio estar con los dedos entrelazados que con las manos en los bolsillos, o con los brazos cruzados en actitud de quién hace fila en el banco.

No es lo mismo escuchar la homilía con las manos sobre las rodillas que ponerme a jugar con el cancionero, o a despegar los chicles que están debajo del asiento...

Todo esto sin necesidad de forzar los gestos, para que parezcan la foto que te sacaron luego de la Primera Comunión, en la cual todo debía ser simétricamente perfecto. No se trata de la foto para el facebook: se trata de que tu amor a Jesús y tu adoración se prolonguen desde tu interior hasta todo tu cuerpo. Hasta la punta de tus dedos.

En los ritos iniciales, se nos invita a hacer dos gestos con las manos: la señal de la Cruz y –cuando se elige esta forma de acto penitencial– el golpe del pecho en el «Yo confieso».

La señal de la Cruz es un gesto maravilloso. Mientras se hace una profesión de fe en el misterio de la Trinidad, trazamos sobre nuestro cuerpo el signo de la Redención, que se actualizará en el altar. Es un gesto con el cual pedimos que la Cruz «abarque» y «abrace» todo nuestro ser, de arriba a abajo, y de izquierda a derecha.

Con este gesto, tanto en la Misa como fuera de ella, podemos pedir al Señor que integre y armonice en nosotros lo superior y lo inferior: la inteligencia y la voluntad con las pasiones y los apetitos, el alma y el cuerpo. Que unifique todo lo que en nosotros pueda estar disperso, y todo se concentre en el corazón, centro escondido, inaccesible para todos, menos para Dios.

Haz bien el gesto: no de manera apresurada, como los futbolistas al ingresar al campo de juego o el que pasa en moto por delante de una iglesia e intenta recordarlo.

El otro gesto tiene una gran fuerza también. Nuestro mundo interior a veces está endurecido. Por eso golpeamos el pecho, en un intento de «ablandarnos».

O quizá estamos dormidos, aletargados en el sueño del pecado y los vicios. Es como que nos decimos a nosotros mismos: «despiérta, hermano... deja esa vida falsa que llevas... date cuenta de cuánto te quiere Dios». Es el gesto del publicano, que ni siquiera se sentía digno de alzar la vista, y que se fue justificado a su casa.

Este gesto puede simbolizar, también, a ese Jesús que, como dice el Apocalipsis, «está a la puerta y llama». Si le abrimos, entrará, y cenaremos juntos. Si le abres el corazón al comenzar la Misa, entrará, y cenará contigo.

4. Cantar: ¿por qué?, ¿para qué?

El primer modo en que nos introducimos en la celebración es con el canto de entrada, que acompaña la larga o corta procesión del sacerdote y los ministros al altar.

¿Por qué cantamos en la Misa?

¿No sería mejor, en algunos casos –seguro lo has pensado ante algún cantor desentonado– hacer silencio? ¿O reemplazar las voces de los fieles, no siempre tan agradables, por alguna grabación?

Pero es que el canto y la música no tienen en la Misa una función sólo estética o decorativa. No se «pone música» para ambientar, como en un acto de graduación mientras se leen las palabras a los egresados. Es cierto que en las Misas puede sonar la música instrumental –no grabada, sino ejecutada– pero el modo principal en que se hace presente es como canto del Pueblo.

¿Por qué, entonces, cantamos? Porque cuando las palabras de la Escritura o las palabras que nosotros queremos decirle a Dios son revestidas por una melodía adecuada, adquieren una expresión mucho más intensa y eficaz. No sólo manifiestan externamente sentimientos que hay en el corazón, sino que también los suscitan.

Por ejemplo, ¿quién no ha ido a una Misa un poco frío, y cuando, en el canto de comunión, han entonado «Tú has venido a la orilla», ha sentido nuevamente los ojos del Señor posados sobre los suyos?

Y, ¿a quién no le pasó una vez de experimentar una gran paz oyendo cantar, o cantando: «el Señor es mi Pastor, nada me puede faltar»?

Es muy bueno, entonces, que trates de comprender la letra de lo que se canta. A veces los cantos tienen una teología muy profunda en cuatro versos, o todo un programa de vida en su estribillo. Quizá nunca lo pensaste, pero es probable que le hayas dicho a Dios, decenas de veces: «estoy dispuesto a lo que quieras, no importa lo que sea, Tú llámame a servir». O bien, que hayas expresado algo así: «confunde nuestra vida con tu divinidad lo mismo que se mezcla en esta ofrenda pura el agua que es figura de nuestra humanidad». Teología de alto vuelo, en un canto sencillo.

Además, es bueno que cantes. No importa que no seas Pavarotti. Cantar es propio del que ama, decía San Agustín. Si amas, canta.

Pero San Agustín decía también: «el que canta bien, reza dos veces».

¿Qué es cantar bien? En primer lugar, cantar con la voz, la mente y el corazón. Que haya una coherencia en todo tu ser.

Pero también significa intentar cantar cada día mejor: a tiempo, afinado, pronunciando correctamente las palabras. Alguien dijo por ahí que la armonía entre los que celebran se expresa en la armonía de su canto.

Por último, San Agustín dice también, en un memorable texto citado por el Catecismo: «¡Cuánto lloré al oír las voces de vuestra iglesia, que suavemente cantaba!». Parece que en su camino hacia Jesucristo, la belleza del canto de la Iglesia de Milán –en la que era obispo San Ambrosio, un padre de la Iglesia que dio mucho énfasis al canto en la Misa– tuvo un lugar importante.

Procura, entonces, cantar de tal manera que quienes vienen a Misa de modo eventual puedan percibir, a través de la belleza, la intensidad y la espiritualidad de tu canto, la Belleza de Aquél a quien se dirige.

5. Una oración despiadada

Luego del saludo inicial, el sacerdote nos invita a pedir perdón por nuestros pecados.

A veces puede parecer un poco impactante. Terminamos de cantar, por ejemplo, «Vienen con alegría», y de pronto el padre, un poco aguafiestas, nos pide que pensemos en nuestra parte más oscura...

Y sin embargo, no hay oposición entre la alegría de reunirnos a celebrar y el reconocimiento de nuestras culpas. En primer lugar, porque el sentido de reconocer nuestros pecados es poder experimentar el perdón, la fuente de la alegría verdadera.

Y en segundo lugar, porque justamente lo que nos impide vivir la alegría plena es el pecado. Reconocimiento del pecado, pedido de perdón y alegría van de la mano, siempre.

En ese breve instante de silencio que deja el sacerdote, trata de recordar cómo fue tu semana, o tu día. Cuántas cosas el Señor hizo por ti, cuántas buenas pudiste hacer... y cuántos pecados hiciste. Así venimos al altar: con toda nuestra historia de Gracia y de pecado.

La Iglesia nos ofrece varias maneras de pedir perdón. Quiero detenerme ahora en una que siempre me resulta impactante: el Yo confieso.

Permíteme decirte que la Iglesia nos invita a implorar piedad a Dios con una oración despiadada. El Yo Confieso es despiadadamente veraz, despiadadamente sincero, despiadadamente personal.

Es despiadado con nosotros mismos, nos invita a «desnudarnos», a dejar caer las máscaras y presentarnos tal cual somos. Es como una invitación así: «quítate el antifaz, y reconoce que eres un desastre».

Porque en la vida cotidiana tendemos a esconder nuestros errores, a «barrerlos debajo de la alfombra», a que nadie se dé cuenta. Somos maestros de la simulación, aparentamos ser mejores de lo que en realidad somos.

Y cuando ya es inevitable, cuando los demás han «palpado» nuestra fragilidad, siempre encontramos la manera de eximirnos de la culpa: «la culpa la tuvo fulano... lo que pasa es que...». Igualito que Adán y Eva en el Paraíso.

Aquí, de modo casi brutal, decimos: «YO CONFIESO ante DIOS todopoderoso, y ante USTEDES hermanos...

...Que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión...

...Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa».

Despiadada. Yo soy el culpable de mi pecado, no otro. Yo elegí, yo usé mal mi libertad. Yo.

Pero esta oración no nos deja en lo hondo de nuestra miseria. No estamos solos, con la inminente amenaza del castigo. No. Estamos rodeados de amor, rodeados de hermanos: «ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos, y a ustedes hermanos, que intercedan por mí...».

No lo dudes: si rezas esta oración pensándola bien, si pesas cada palabra y la dices de corazón, te dispones de un excelente modo a vivir el misterio de la Pascua. Con la humildad del publicano en el Templo, que le valió volver justificado a su casa.

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(VIS) «La misericordia es el arquitrabe que sostiene la vida de la Iglesia: de hecho la primera verdad de la Iglesia es el amor de Cristo». Son las palabras con las que el Santo Padre ha abierto su discurso a los participantes en la asamblea plenaria de la Congregación para la Doctrina de la Fe a quienes ha recibido esta mañana en audiencia en la Sala Clementina.

El Papa ha instado a continuación a todo el pueblo cristiano, sea a los pastores que a los fieles, a redescubrir en este Jubileo las obras de misericordia corporales y espirituales porque cuando, en el ocaso de la vida, se nos preguntará si hemos dado de comer al hambriento y de beber al sediento, también se nos preguntará «si hemos ayudado a las personas a salir de sus dudas, si nos hemos comprometido a acoger a los pecadores, advirtiéndolos o corrigiéndolos, si hemos sido capaces de luchar contra la ignorancia, especialmente la relativa a la fe cristiana y a la vida buena. Esta atención a las obras de misericordia es importante: no son una devoción. Es la forma concreta en que los cristianos deben aplicar el espíritu de misericordia...Tenemos que volver a enseñar a los fieles que son muy importantes».

«En la fe y en la caridad se produce una relación cognoscitiva y unificadora con el misterio del Amor, que es Dios mismo. Y sin dejar de ser Dios misterio en sí mismo, la misericordia efectiva de Dios se transformó en Jesús en misericordia afectiva, ya que se hizo hombre para la salvación de la humanidad. La tarea encomendada a vuestro dicasterio encuentra aquí su fundamento último y su justificación adecuada -subrayó Francisco- La fe cristiana no sólo es conocimiento para conservar en la memoria, sino verdad que hay que vivir en el amor. Por lo tanto, junto con la doctrina de la fe, también hay que custodiar la integridad de las costumbres sobre todo en los ámbitos más sensibles de la vida. La adhesión de fe a la persona de Cristo implica tanto el acto de la razón como la respuesta moral a su don. En este sentido, os doy las gracias por todo el esfuerzo y la responsabilidad con que tratáis los casos de abuso de menores por parte del clero».

«El cuidado de la integridad de la fe y de las costumbres es una tarea delicada y para cumplir bien esa misión es importante un compromiso colegial...Hace falta promover, en todos los niveles de la vida eclesial, una correcta sinodalidad», añadió el Papa, citando al respecto la reunión organizada por la Congregación con los representantes de las Comisiones Doctrinales de las Conferencias Episcopales de Europa, para abordar colegialmente algunos retos doctrinales y pastorales, contribuyendo así a suscitar en los fieles un «nuevo empuje misionero y una mayor apertura a la dimensión trascendente de la vida, sin la cual Europa corre el riesgo de perder el espíritu humanista que, no obstante, ama y defiende».

Otra aportación significativa de la Congregación a la renovación de la vida eclesial ha sido el estudio sobre la complementariedad entre los dones jerárquicos y carismáticos, llamados a colaborar en sinergia por el bien de la Iglesia y del mundo y cuya relación evoca su raíz trinitaria, el vínculo entre el Logos divino hecho carne y el Espíritu Santo, que es siempre un don del Padre y del Hijo.

«Sólo esa raíz, si es reconocida y aceptada con humildad -finalizó el Pontífice- permite que la Iglesia se renueve en cada tiempo...Unidad y pluralidad son el sello de una Iglesia que, movida por el Espíritu, sabe encaminarse con un paso seguro y fiel hacia las metas que el Señor Resucitado le indica en el curso de la historia. Aquí se puede ver cómo la dinámica sinodal, si se entiende correctamente, nace de la comunión y conduce hacia una comunión, cada vez más actuada, profundizada y dilatada, al servicio de la vida y de la misión del Pueblo de Dios».

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Una jueza federal de los EE.UU. comenzó el pasado 25 de enero a conocer las pruebas en un caso de trabajo infantil en el que está implicada una secta polígama de Utah, entre ellas el testimonio de una ex integrante que asegura que la habrían expulsado de esa fe si rehusaba participar en la cosecha de nueces. Lo leemos en una crónica de Associated Press.

Alyssa Bistline (en la foto) dijo que comenzó a trabajar a los 13 años en un rancho productor de nueces a las órdenes de dirigentes polígamos de la Iglesia Fundamentalista de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (IFJSUD). Bistline señaló que tenía que trabajar en la recolección de manera intermitente hasta que dejó la secta en 2013. “Yo entendía bien que si no iba, estaría en grandes problemas”, declaró Bistline, de 21 años. “Decían que ‘si te rebelas o desobedeces, perderás a tu familia o serás expulsada’”.

Según investigadores federales, la compañía Paragon Contractors utilizó 1.400 trabajadores sin paga, entre ellos 175 niños de la IFJSUD, durante la cosecha de 2012 que fue cubierta por cámaras de medios noticiosos a unos 482 kilómetros (300 millas) al sur de Salt Lake City. La firma, con sede en Hurricane, tiene una cercana relación con la mencionada secta, dijeron los fiscales.

Paragon rechaza haber cometido delito alguno y afirma que mujeres y niños de la secta encabezada por Warren Jeffs –quien actualmente está preso– participaron como voluntarios en la recolección de nueces caídas, no como trabajadores. “No estamos aquí para enjuiciar a la Iglesia. Ese es otro caso para otra ocasión”, declaró el abogado de la compañía, Rick Sutherland.

El gerente de cosechas, no los directivos de la compañía, hicieron el arreglo, y se permitió a las familias quedarse con la mitad de lo que recolectaran, según los abogados de Paragon. El Departamento de Trabajo (federal) solicitó a la jueza que sancione a Paragon por desacato a la corte debido a que violó una orden emitida en 2007 de que no se utilizara mano de obra infantil y pretende que la compañía pague con dinero. La jueza federal Tena Campbell escuchará testimonios durante tres días.

La secta, una derivación radical del mormonismo, carece de portavoz o de algún número telefónico al que pueda llamarse para que los dirigentes hagan declaraciones a la prensa. Los miembros de la IFJSUD creen que la poligamia contribuye al ascenso al cielo. La poligamia es un legado de las primeras enseñanzas de los mormones, aunque la corriente principal de esa fe abandonó la práctica hace más de un siglo.

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Declaraciones de la abogada Heidi Zamorano Ardón

Proponen en Veracruz la adopción como alternativa al aborto

En el contexto de la posible aprobación de la constitución del estado mexicano de Veracruz para garantizar el derecho a nacer, la abogada Heidi Zamorano Ardón se pronunció contra el aborto, al considerar que si una mujer no quiere a su bebé existen opciones como la adopción, pero debe dejarlo vivir.

29/01/16 10:04 AM | Imprimir | Enviar

(El Sol de Córdoba/InfoCatólica) La ley marca que el aborto está permitido solo en caso de poner en riesgo la vida de la mamá. Zamorano Ardón,  presidenta fundadora de la Asociación de Litigantes y Abogadas Femeninas (LIAFEM), dijo que hay muchas mujeres que quieren hijos y no pueden tenerlos y hay quienes quieren adoptar.

La abogada consideró necesaria la Ley Antiaborto ante la irresponsabilidad de muchas parejas de tener relaciones sexuales sin pensar en las consecuencias.

«Lejos de ser anticonstitucional tenemos que ver los principios morales de derecho por encima de cualquier ley. En eso se tiene que fundamentar el criterio, la interpretación y argumentación de cualquier legislador», expresó.

Y enfatizó que si la mujer tiene libertad sobre su cuerpo, también tiene la obligación de prevenir las consecuencias de sus actos, porque ante todo hay que tener responsabilidad.

Por su parte, el delegado de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Manuel Antonio Sánchez Hernández, se dijo respetuoso de las leyes y aseguró que este tipo de ley no debe asustar a la población.

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Firmado por 250 estudiosos del Islam

La Declaración de Marrakech pide libertad religiosa para todos

El pasado miércoles, 250 eminentes estudios del islam se reunieron en Marrakech (Marruecos), para firmar una declaración que pide que se desarrolle una jurisprudencia islámica sobre el concepto de ciudadanía, que incluya a todos los grupos religiosos. Se trata de un acontecimiento histórico en el mundo musulmán. El texto afirma que es «inconcebible el uso de la religión para golpear los derechos de las minorías religiosas en los países musulmanes»

29/01/16 9:49 AM | Imprimir | Enviar

(Zenit) El encuentro fue auspiciado por el Ministerio de Fomento y Asuntos Islámicos del Reino de Marruecos y el Foro para la Promoción de la Paz en las sociedades islámicas, con sede en los Emiratos Árabes Unidos, informó la agencia FIDES.

En un comunicado, los promotores de la iniciativa explican que la Declaración de Marrakech retoma la Carta de Medina, que este año cumple 1.400 años de su firma, «un acuerdo constitucional entre el profeta Mahoma y el pueblo de Medina, que garantizaba la libertad religiosa para todos, independientemente de su fe».

Los estudiosos e intelectuales musulmanes piden en su escrito que se desarrolle el concepto de ciudadanía en la jurisprudencia islámica, y también hacen un llamamiento a las instituciones educativas para que realicen «una revisión valiente de los programas educativos, y eliminen cualquier tema que incite a la agresión y al extremismo, conduciendo a la guerra y al caos». Además, invitan a los políticos para que «establezcan un contrato constitucional entre los ciudadanos».

En otro párrafo del texto, los eruditos demandan a los diversos grupos religiosos que recuerden que durante siglos han compartido la misma tierra, viviendo juntos. Por ello, llaman a que se rechace cualquier forma de denigración del otro.

La Declaración de Marrakech concluye afirmando que es «inconcebible el uso de la religión para golpear los derechos de las minorías religiosas en los países musulmanes». En el encuentro de Marrakech estaban presentes representantes de más de 40 países y cincuenta líderes de otras religiones que han expresado su agradecimiento por el documento.

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(Aica) «Todos conocen la sensibilidad de la Iglesia en las cuestiones éticas -dijo el Papa en el discurso que les dirigió- pero tal vez no sea igualmente claro para todos que la Iglesia no reclama ningún espacio privilegiado en este campo; al contrario se siente satisfecha cuando la conciencia cívica, en varios niveles, puede reflexionar, discernir y operar sobre la base de la racionalidad libre y abierta y de los valores fundamentales de la persona y de la sociedad. Efectivamente esta madurez cívica responsable es una señal de que la siembra del Evangelio -esa sí, revelada y confiada a la Iglesia- dio sus frutos, logrando promover la búsqueda de lo verdadero, de lo bueno y de lo hermoso en las complejas cuestiones humanas y éticas».

«Sustancialmente -continuó- se trata de servir a la persona, a toda las personas, a todos los hombres y las mujeres, con especial atención y cuidado a los más vulnerables y desfavorecidos, que encuentran difícil hacer oír su voz, o a los que todavía no pueden a los que ya no pueden hacer que se escuche. En este terreno la comunidad eclesial y civil, se encuentran y están llamadas a cooperar, de acuerdo con sus distintas y respectivas competencias».

El Santo Padre se refirió posteriormente a que el Comité se ocupó en varias ocasiones del respeto a la integridad del ser humano y a la protección de la salud desde la concepción hasta la muerte natural, teniendo en cuenta a la persona en su singularidad, siempre como un fin y nunca sólo como un medio. «Este principio ético -subrayó- es también fundamental por cuanto concierne a las aplicaciones biotecnológicas en el campo médico, que nunca pueden ser utilizadas de una manera que menoscabe la dignidad humana, ni tampoco obedecer únicamente a fines industriales y comerciales».

«La bioética -puntualizó – nació para confrontar, a través de un esfuerzo crítico, las razones y las condiciones derivadas de la dignidad de la persona humana con los progresos de las ciencias y las tecnologías de la biología y la medicina, que, a su ritmo acelerado, corren el riesgo de perder cualquier referencia que no sea la utilidad y el beneficio».

Testimonio de la verdad

«Son conscientes de que esa investigación sobre los complejos problemas bioéticos no es fácil y no siempre llega rápidamente a una conclusión armoniosa; de que siempre requiere humildad y realismo, de que no teme la comparación entre las diferentes posiciones; y de que, finalmente, el testimonio dado a la verdad contribuye a la maduración de la conciencia civil».

En particular, el Pontífice animó a los miembros de Comité a continuar su trabajo en tres ámbitos : el análisis interdisciplinario de las causas de la degradación ambiental en el que sería oportuna, «una comparación entre las teorías biocéntricas y las antropocéntricas, para buscar formas que reconozcan la centralidad del ser humano, con el debido respeto por otros seres vivientes y por todo el medio ambiente, también para ayudar a definir las condiciones irrenunciables para la protección las generaciones futuras».

El segundo ámbito es el de la discapacidad y la marginación de los sujetos vulnerables, en una sociedad que tiende a la competición y a la aceleración del progreso. «Es -dijo- el reto de contrastar la cultura del descarte que tiene muchas expresiones, entre las cuales la de tratar a los embriones humanos como material de descarte, al igual que a los ancianos y a las personas que se acercan a la muerte».

Por último, el esfuerzo cada vez mayor hacia la confrontación internacional, en vista de una posible y deseable, aunque compleja, «armonización de las normas y reglas de las actividades biológicas y médicas que reconozcan los valores y los derechos fundamentales».

Francisco finalizó dando las gracias al Comité por su intento de «identificar estrategias de sensibilización de la opinión pública, a partir de la escuela, en las cuestiones de bioética, como la comprensión de los avances de la biotecnología».

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La Eucaristía en la Iglesia católica no ha cambiado

Una información de la agencia de noticias Kotimaa 24 (19 de enero de 2016) afirma que Samuel Salmi [obispo luterano de Oulu, Finlandia] participó en una misa católica celebrada en la Basílica de San Pedro en el Vaticano. La noticia, sin embargo, está redactada de tal forma que podrían surgir malentendidos. Mi objetivo es aclarar algunas cuestiones relativas a la recepción de la Eucaristía en la Iglesia Católica.

1. Sólo los miembros de la Iglesia Católica en estado de gracia pueden recibir el sacramento católico de la Eucaristía o sagrada Comunión. Hay algunas excepciones muy particulares a esta regla, pero, en cualquier caso, para recibir la Eucaristía se debe aceptar la doctrina católica sobre la misma y cumplir las condiciones necesarias para ello (por ejemplo, vivir en una relación que no sea un verdadero matrimonio sacramental cristiano es un obstáculo).

2. En la actualidad, en algunos países, principalmente en el norte de Europa, la costumbre es recibir una bendición del sacerdote durante la Misa en el momento de la Comunión. Este signo se hace generalmente colocando la mano derecha sobre el hombro izquierdo. Esta práctica no es muy conocida en otros lugares. Por lo tanto, es aconsejable que uno se quede en su lugar durante la Comunión, si no sabe si el ministro de la Comunión está familiarizado con esta práctica. Si se ofrece la Comunión, es debido a la ignorancia del ministro de la Comunión y se puede rechazar cortésmente esa oferta.

3. Contrariamente a las especulaciones de Samuel Salmi, no se puede concluir que el Vaticano tiene una «nueva actitud ecuménica», basada en la ocurrencia de un error que se produjo en la distribución de la Comunión. La doctrina y la práctica de la Iglesia Católica con respecto a quiénes pueden recibir la sagrada Comunión no han cambiado en los últimos años o décadas. Si cambiara, no sería «en la práctica», sino a través de una alteración de la ley de la Iglesia y de las enseñanzas relativas a los sacramentos de la Iglesia Católica.

4. La noticia también menciona que, durante la visita ecuménica a Roma, los obispos de Helsinki, Teemu Sippo SCJ (católico), Ambrosius (ortodoxo) e Irja Askola (luterano), habían «celebrado» una «Misa ecuménica» juntos en la fiesta de San Enrique (de Uppsala). Esto no es así. En años alternos, hay una misa católica en la que participan representantes de otras iglesias con espíritu ecuménico, por ejemplo predicando. Los otros años, lo que se celebra es la Cena del Señor luterana, en la que predican un obispo o un sacerdote católicos. La celebración, por lo tanto, siempre sigue la tradición y la práctica de la iglesia correspondiente. Es de destacar que incluso en estas misas se respeta el doloroso hecho de que no hay Comunión entre las iglesias.

5. «La nueva forma de pensar» de Francisco que se menciona en el artículo no es un signo de que la Iglesia Católica vaya a cambiar su práctica con respecto a la distribución de la Sagrada Eucaristía. Por el contrario, para nosotros los católicos, es una señal de que también nosotros debemos examinar más detenidamente nuestras conciencias a la luz de la enseñanza de la Iglesia y, a continuación, discernir con sinceridad si reunimos en ese momento los requisitos para recibir la sagrada Comunión.

En conclusión, debo añadir que para los católicos la Eucaristía es «fuente y cumbre» de nuestra vida cristiana. Es, por así decirlo, nuestro credo. Nos preparamos cuidadosamente para recibir la Comunión y confesamos nuestros pecados graves y ayunamos (aunque por poco tiempo) antes de recibirla. Ajustamos nuestras vidas para poder recibir la Comunión dignamente, sabiendo que «Por lo tanto el que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del cuerpo y la sangre del Señor» (1Co 11,27).

A pesar de lo anteriormente dicho, no todas las personas que reparten la Comunión conocen cada punto de la enseñanza y la práctica de la Iglesia y es posible que se cometan errores. El intento de crear comunión (entre las iglesias) basándose en la propia autoridad, en cualquier caso, dificulta aún más los auténticos esfuerzos de las iglesias para acercarse más. Por lo tanto, sería bueno respetar el enfoque de cada iglesia en este asunto.

Marko Tervaportti

Director del Centro de Información Católica

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(La Tercera) Entrevista al obispo anglicano Alfred Cooper:

¿Cómo nace la campaña «Yo firmo por la Vida»?

Comenzó el año pasado, a través de un grupo de pastores evangélicos denominado el Foro Pastoral. Con el tiempo se ha ido expandiendo a un movimiento no sólo religioso sino ciudadano, donde nos hemos ido encontrando con otros grupos pro vida.

¿Qué proponen?

Demostrarle a la Presidenta, Michelle Bachelet, que hay mucha gente que preferiría el acompañamiento de la mujer, la ayuda a la embarazada ante la violencia del aborto por las tres causales. Esto porque existe un dato fidedigno, el 92% de las mujeres embarazadas a quienes grandes grupos como la Fundación Chile Unido ha apoyado y acompañado, han decidido no abortar y quedan felices con sus guagüitas, aunque hay también casos en los cuales los han entregado en adopción. Pero no tienen esa doble violencia que produce la violación, por ejemplo, y sufrir por un aborto. Un millón de firmas en contra de una ley es una cifra decidora. Las juntamos en http://ift.tt/1QvVYsH.

En la mayoría de los países se ha aprobado el aborto por las tres causales: violación, riesgo de muerte de la madre e inviabilidad del feto...

Entendemos el buen trabajo que han hecho las comisiones, pero siguiendo la trayectoria de estas leyes, siempre llegan al aborto libre. Hoy existen por lo menos 500 millones de abortos legales al año en el mundo, lo cual hace que el lugar más peligroso de la tierra no sea ni Irak ni Siria, sino el vientre de la madre. En ninguna otra parte del mundo muere tanta gente. En Europa, todos partieron así, con la ley de aborto en estas tres causales. No estamos enfatizando sólo en contra de la ley, sino más bien en el por qué el gobierno no invierte, mayoritariamente, en un apoyo de verdad, a la maternidad, a la madre.

¿En qué consiste lo que promueven como acompañamiento?

El énfasis debe venir del Estado, antes de la violencia de la ley de aborto, probemos acompañar y ayudar a la madre, pasemos por eso primero y veamos qué pasa. Conozco a un niño que es anencefálico, sin cerebro, que ya ha durado más de un año, y aunque duren sólo unos minutos, es preferible esta perspectiva de vida a la de muerte, a la de ¡matémoslo! Tenemos que proteger a la mujer, no infrigirle más daño.

Hoy se hace una gran cantidad de abortos en la clandestinidad. ¿Cómo se norma eso en el contexto que usted plantea?

Creo que no deben abrirse puertas al aborto, al momento que lo haces, aumentan en la clandestinidad, es increíble. Uno pensaría que si tú lo normas, las cifras debieran bajar, pero la gente siempre va a la clandestinidad, no quiere que se sepa. Cuando hay un clima de apertura, la gente lo toma más livianamente. Por jurisprudencia no se penaliza al médico que, forzado ante el peligro de vida de la madre, tiene que escoger. Eso ya pasa en Chile bajo Lex Artis Médica, sin sanción penal. En caso de extrema inviabilidad también. Preferimos que no haya aborto en Chile, que se mantenga lo que hay.

¿Cuál cree que es la posición mayoritaria de la sociedad en este tema?

Las encuestas muestran que la gente se ha ido dando cuenta que es una ley innecesaria. Ayudaría mucho a los gobernantes a darse cuenta que esta no es una ley muy popular, sólo un 2% cree que es beneficiosa. Hay mucha ignorancia al respecto, la gente no sabe lo que es esta ley, la consideran razonable, pero no le han seguido la pista.

En otros temas, ¿cómo analiza los casos de corrupción que se han ido descubriendo?

Todos estos son graves síntomas de una sociedad que se aleja de los principios y de Dios. Un antídoto a la corrupción es la fe personal. La sociedad moderna se ha puesto cada vez más cortoplacista, tiene que lograr el lucro lo antes posible, el poder lo antes posible y muchas veces hace estas coartadas donde deja de lado los principios. Es muy obvio que se ha banalizado el corazón chileno en altas esferas con lo que es el lucro rápido y la lujuria del poder.

¿Cómo resumiría su paso por La Moneda?

Estoy escribiendo un libro para contar mi experiencia como capellán evangélico, ya que no tuve ningún momento aburrido. Viví el rescate de los mineros, soy muy amigo de José Henríquez, con él fui a desayunar con Obama. Visité a todos los ministros, les regalaba una Biblia y oraba con ellos. Nunca me voy a olvidar de Chadwick, yo le dije que en el Salmo 1 decía que si leía la Biblia de día y de noche todo prosperaba, y me dijo que la iba leer también al mediodía, porque «nos va re mal». Había mucha fe en La Moneda en esos tiempos.

¿Cuáles son las cosas que debe enmendar las iglesias?

En la Iglesia Católica, es muy trágico que por culpa de unos pocos se tilde a todos. Los casos de encubrimiento que involucran a los estamentos oficiales de la Iglesia son algo muy serio. Otro de los temas que los afecta es que los católicos no se puedan divorciar y eso lo vemos porque llegan a nuestra iglesia, esperando acogida. En la Iglesia Evangélica ves que el gran escándalo es el divisionismo. Hay más de 3.500 denominaciones evangélicas, no hay un Papa ni estructuras que nos agrupen, pero entre muchos pastores está surgiendo una forma no política de agruparnos, el Foro Pastoral Evangélico, y en eso estamos muy activos.

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(RenL) Al llegar al límite de edad (cumplió 75 años el 6 de mayo de 2015), en junio André-Joseph Léonard presentó al Papa Francisco su dimisión como arzobispo de Malinas-Bruselas. Nombrado administrador apostólico de la archidiócesis, cedió oficialmente la sede el 12 de diciembre a monseñor Jozef de Kesel, hasta entonces obispo de Brujas.

Después de unas misas de despedida y un tiempo de reposo en la comunidad de Marche-les-Dames, monseñor Léonard se trasladará a Francia la primavera que viene como capellán auxiliar del santuario de Notre-Dame de Laus.

Durante sus cinco años al frente de la archidiócesis de Malinas-Brusleas, monseñor Léonard dio un nuevo impulso a la Iglesia católica en Bélgica: restableció las procesiones eucarísticas; creó la Fraternidad de los Santos Apóstoles formada por sacerdotes y seminaristas; salvaguardó la iglesia de Santa Catalina, en el centro de Bruselas, condenada a ser desmantelada; se opuso con la oración y el ayuno a la ampliación de la eutanasia; creó un seminario Redemptoris Mater [seminarios vinculados al Camino Neocatecumenal]…

Desde su nombramiento en enero de 2010 por Benedicto XVI, el antiguo obispo de Namur fue contestado por sus ideas, juzgadas demasiado «reaccionarias», y criticado por su fidelidad a la enseñanza de la Iglesia católica. En lo que respecta a la clase política, ésta le ha reprochado abiertamente su posición contra el matrimonio homosexual, el aborto y la eutanasia.

Arzobispo emérito desde el 12 de diciembre, monseñor Léonard expresa su opinión sobre los acontecimientos que han marcado el año 2015 y sobre sus cincos años como guía de la diócesis belga de Malinas-Bruselas.

-Durante los cinco años que usted ha sido cabeza de la archidiócesis de Malinas-Bruselas, el número de seminaristas ha aumentado de manera espectacular, pasado de los cuatro que había en 2010 a cincuenta y cinco. ¿Cómo explica usted este aumento?

Fui profesor en la universidad de Lovaina durante veinte años y, más tarde, durante trece, superior del seminario universitario. He estado siempre cerca de los seminaristas, algo que he seguido haciendo naturalmente siendo obispo de Namur y, posteriormente, de Malinas-Bruselas.

Nunca me he negado a recibir a un joven que me lo pidiera, nunca le he dicho que se pusiera en contacto con el servicio de vocaciones, siempre los he acogido. Un obispo debe recibir a un hombre que quiere entregar su vida a Cristo. Que un joven sienta que él es importante para el obispo de su diócesis le ayuda a decidir.

No tengo recetas milagrosas. Simplemente, siempre he estado abierto a las realidades que el Espíritu Santo hace nacer en la Iglesia. Cuando conocí a los jóvenes que, movidos por el ministerio del Padre Michel-Marie Zanotti-Sorkine, fundaron la Fraternidad de los Santos Apóstoles, mi primera reacción no fue la desconfianza, sino la acogida y el apoyo. No todos los jóvenes que se presentan acaban siendo sacerdotes; se necesita un discernimiento, pero la primera actitud que hay que tener es la acogida. ¡Qué alegría es para un obispo conocer a un hombre que desea consagrarse a la Iglesia! ¡Qué maravilloso regalo!

-Durante su ministerio, tanto fuera como dentro de la Iglesia belga, usted ha tenido mucha oposición y resistencia, sobre todo por su fidelidad al Magisterio. ¿Cómo se consigue nadar contracorriente?

Hay una parte de convicción y otra de temperamento. Durante mis años como sacerdote llegué a tener unas convicciones sobre los distintos aspectos de la existencia humana que son las de la Iglesia católica. Y estoy convencido de la validez del magisterio de la Iglesia, incluidos los temas más delicados y controvertidos.

Siempre he pensado que era mi misión ser eco de la enseñanza de Cristo y de la Iglesia sobre el destino humano. Por lo tanto, nunca me ha molestado tener que remar a veces contracorriente. ¿No es esto, de todas formas, algo normal? Una parte notable del Evangelio va contracorriente. San Pablo escribió a los romanos: «No os conforméis a este mundo».

Mis convicciones han suscitado reacciones distintas: ha habido quienes estaban contentos de oír un lenguaje claro que les animaba a vivir verdaderamente su identidad cristiana y ha habido quienes han protestado, a veces incluso entre los mismos cristianos, porque no les gustaba que en un mundo donde la libertad es considerada el valor supremo, un obispo pueda pensar de una manera distinta al pensamiento dominante.

Estas oposiciones o desacuerdos son, en cierto sentido, inevitables. Lo contrario me causaría inquietud. Jesús no predica el éxito, sino más bien la contradicción. ¡Pero estas miserias son solo una pequeña parte de mi ministerio y no son nada comparadas con el sufrimiento de los obispos de los primeros siglos y el de los obispos de hoy en Oriente Medio o Asia!

-El segundo sínodo para la familia tuvo lugar en octubre. El texto final ha sido objeto de interpretaciones. Usted participó en los trabajos de la primera edición. ¿Qué lectura hace usted del mismo?

No creo que haya habido un progreso real de un sínodo al otro, sino más bien una repetición de lo que ya se había dicho. Yo me he quedado algo decepcionado. Es verdad que hay cosas buenas en el texto final, pero me ha decepcionado el hecho de que hay ambigüedad en los puntos más delicados. Algunos obispos me han dicho que han sido redactados ambiguamente a propósito, con el fin de que puedan ser interpretados de distintas maneras. Dicha ambigüedad sobre cuestiones esenciales es muy arriesgada, pues puede dar lugar a prácticas que, una vez establecidas y desarrolladas, serán difíciles de rectificar.

Espero por lo tanto que tengamos al final un texto matizado y benévolo pero claro sobre los temas de la doctrina y de la disciplina de la Iglesia católica concernientes al matrimonio y la familia. La pelota está ahora en el lado del Papa y, por consiguiente, debe ejercer su papel petrino de unidad y continuidad de la Tradición, como declaró en su discurso de clausura del primer sínodo para la familia. La cuestión más fundamental del Sínodo es unir, dentro de todas las alegrías y sufrimientos de la familia y de los matrimonios, el amor y la verdad. Como dice el Salmo 84: «Amor y verdad se encuentran, justicia y paz se besan». La Iglesia debe ser a la vez misericordiosa, adoptando una actitud de corazón benévolo hacia todas las personas, y fiel a su enseñanza sobre el matrimonio y la familia.

-A partir del último sínodo, algunos obispos han propuesto dar más poder a las conferencias episcopales en materia de disciplina. ¿Qué piensa usted sobre esta propuesta?

No es una buena idea. Pienso que es malo que la disciplina pueda ajustarse de un país a otro o de un continente a otro. Creo que sería extremadamente arriesgado que los países occidentales puedan disponer de una disciplina más flexible. ¿Qué imagen daría esto de la Iglesia? Los cristianos de los países más ricos, que gozan de una mayor comodidad, ¿podrán entonces tener también una disciplina más cómoda? ¡Sería un gran escándalo! En cambio, donde se debe jugar la diversidad de los lugares es en la puesta en marcha de la pastoral para afrontar los problemas diferentes según cada continente, proponiendo, así, las soluciones adecuadas.

-El Papa abrió el 8 de diciembre las puertas del Año Santo de la Misericordia. ¿Están nuestros contemporáneos preparados para atravesar el umbral?

Constato que el método del Papa Francisco empieza a tocar a numerosas personas. Pero para muchos, esto exigirá un enfoque que aclare las conciencias. Pues la misericordia supone que se tenga conciencia de la propia miseria para que el corazón de Dios acoja dicha miseria, la asuma, la tome en Él para transfigurarla y donárnosla de nuevo. La misericordia tiene sentido si somos conscientes de que la necesitamos. Personalmente, intento siempre hacer evidente esta doble dimensión de la misericordia a partir de una escena que, extrañamente, no evocó la bula de convocatoria y que sin embargo me parece un texto fundamental: la escena del costado traspasado de Jesús. La palabra «misericordia» no está explícita en esta escena, pero la realidad está allí.

Lo que es asombroso, y que claramente asombró al evangelista, es que la propia herida, la herida del costado, testimonia a la vez que somos pecadores (si todo iba bien entre el hombre y Dios, ¿por qué el corazón humano de Dios debía ser traspasado?) y que ése es el lugar de donde procede el origen de nuestra regeneración. La propia mirada puesta sobre el costado traspasado de Jesús («Volverán los ojos hacia Aquel al que traspasaron») me revela que soy pecador y que se me han abierto una vida nueva, el perdón, la misericordia, la reconciliación, la regeneración. Es muy esclarecedor. Cuando se habla de esto, se toca el corazón de las personas.

Esta es la maravilla que tendremos que hacer descubrir durante este Año. Y esto requiere un esfuerzo catequístico porque los hombres, incluso algunos cristianos, muy a menudo han perdido el sentido de esos dos abismos que son llamados a encontrarse: el abismo del pecado, del misterio de iniquidad, como dice Pablo a los Tesalonicenses, y el abismo más grande que es el amor de Dios que viene a buscarnos. Una de las grandes tentaciones de nuestra época es esta tendencia a querer aplanar estos dos abismos. Pero si no reconocemos nuestros pecados, corremos el riesgo de no entender la locura que hay en el amor de Dios que se ha hecho hombre hasta el punto de morir en la cruz.

-Usted decidió consagrar Bélgica y sus provincias el 8 de diciembre al Corazón Inmaculado de María. ¿Por qué razón?

La parroquia Santa Catalina de Bruselas me había pedido que la consagrara al Corazón Inmaculado de María. Había dicho que sí. Algunas personas me propusieron, como se suele hacer en Líbano, consagrar al mismo tiempo y oficialmente toda Bélgica. Pero yo no tenía autoridad para ello -es necesario el acuerdo de todos los obispos belgas-, por lo quela he consagrado sólo paternalmente a través de los fieles presentes, procedentes de distintas provincias belgas.

Bélgica es una menudencia en Europa, pero ha recibido dos visitas oficiales de María: en Beauraing y en Banneux. Si María se ha molestado en venir dos veces a visitar este país, probablemente es porque tiene una gran necesidad.

Y creo que es así porque Bélgica fue un país de gran fervor, un país extraordinariamente misionero que, como Francia, ha enviado a cientos de misioneros a los distintos continentes. La Iglesia en Bélgica ha hecho una inversión masiva en los movimientos de jóvenes, en la enseñanza católica y en un sistema de salud de inspiración cristiana. Ahora bien, este edificio por una parte se ha evaporado y, por otra, en algunas instituciones que mantienen la etiqueta de cristianas el contenido se ha diluido de manera importante.

Creo que este país necesita renovarse, que se apoye no en ideas, sino en realidades personales. Me gusta mucho la frase de Benedicto XVI: «Ser cristiano no es ante todo tomar una decisión ética u organizativa, sino ser seducido por una persona». Bien, el corazón de la fe cristiana son unos rostros: el de Jesús y el de María.

En Bélgica necesitamos, más que nunca, una conversión del corazón a otros corazones. Una conversión del corazón del hombre de hoy, de la mujer de hoy, al corazón de María, al corazón de Cristo, al corazón de Dios. Desde ese momento, consagrar un país al corazón de Jesús o de María ya no es sólo una devoción, sino es ir al corazón de la fe misma.

-Este año Francia ha sufrido mucho por una serie de atentados. Frente a esta gran prueba, ¿cuál debe ser la actitud de los católicos?

Por desgracia, pienso que es sólo el inicio y que lo que hemos vivido en París hace presagiar otras pruebas similares. Tenemos que estar preparados para vivirlas, sin olvidar que lo que hemos vivido estos últimos tiempos los habitantes de otros países del mundo lo viven a diario.

¿Cómo reaccionar ante esta prueba? Con medidas de seguridad, claro, pero sobre todo obligándonos a reflexionar en profundidad sobre cómo la Iglesia y nuestras sociedades deben dialogar con los musulmanes. En interés de ambas partes.

Debemos vivir un diálogo serio sobre el modo como los musulmanes interpretan los versículos del Corán más violentos, sobre el lugar que dan a la libertad de conciencia y sobre la posibilidad de casarse con personas de otras confesiones. Si no vivimos este diálogo, corremos el riesgo de desembocar en un choque de civilizaciones y esto sería dramático.

-Varios países han decidido intervenir en Irak y en Siria contra Daesh. Es el caso de Francia y de Bélgica. El Papa ha hablado de una tercera guerra mundial a trozos. ¿Debe apoyar la Iglesia esta intervención militar?

Una intervención militar es siempre algo muy complejo, ambiguo y provoca muy a menudo más mal que bien. En el caso de Irak en 2003, el Papa Juan Pablo II nunca aprobó los ataques americanos, ni el embargo económico. Su posición era muy clara.

No se bendecirá una empresa militar a no ser que se trate de una guerra justa, a saber: proteger a la población víctima de una agresión injusta.

-Miles de cristianos de Oriente huyen de Irak y de Siria. Se plantea un caso de conciencia: ¿debemos ayudarles a abandonar sus países o, por el contrario, debemos ayudarles a quedarse para que Oriente Medio no se vacíe de su presencia?

Todos estamos convencidos de que lo ideal sería que se pudieran quedar y florecer en sus países, donde están presentes desde el principio del cristianismo. En sus países están en su casa. Es por lo tanto dramático que tengan que huir y que Oriente Medio se quede sin su población cristiana. Hay que hacer todo lo posible para que se queden.

Pero, ¿cómo no entender que quieran irse porque les amenazan y persiguen a diario? No podemos reprocharles que quieran vivir lejos de las bombas.

Es un dilema corneliano [de Pierre Corneille (1606-1684), dramaturgo francés]. Estamos frente a un dilema que no tiene una buena solución. La única sería poder llevar la paz a esos países, pero es poco probable que se lleve la paz haciendo la guerra.

Publicado en Famille Chrétienne.

Traducción de Helena Faccia Serrano (diócesis de Alcalá de Henares).

Tomado de Religión en Libertad

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