El pasado mes de noviembre, un dirigente de la secta “Doce Tribus” en el sur de Alemania, de 54 años de edad, ha sido declarado culpable de causar daño corporal a un niño a su cuidado al golpearlo con una vara de 1,2 metros. Según informa la agencia Associated Press, fue condenado a seis meses de libertad condicional.
El “anciano” de las Doce Tribus, cuyo nombre no fue revelado, también fue multado con 2.000 euros por el tribunal estatal de Noerdlingen (Baviera), informó la agencia de noticias DPA. Durante el juicio, un joven de 23 años de edad, que en en el momento de los hechos tenía 14 años, declaró que el hombre lo golpeó con la vara media docena de veces.
Las autoridades allanaron una comunidad de la secta en el sur de Alemania en 2013 y se llevaron a 40 niños en régimen de acogida. En aquel momento, la secta dijo que no había “evidencia directa contra ningún individuo”, pero en la página web de la secta, el grupo decía que los miembros defienden la práctica de dar azotes a sus hijos.
En aquel entonces, durante las redadas se encontraron “evidencias que apuntan a importantes y permanentes abusos infantiles”, según apuntaron las autoridades locales, citadas por los diarios Augsburger Allgemeine y Der Spiegel. El grupo, que se describe como una “hermandad espiritual”, ya ha tenido problemas con las autoridades por negarse a enviar a sus niños a las escuelas públicas.
Según leemos en el Augsburger Allgemeine, no hay duda: los tiempos son difíciles para las Doce Tribus. La secta se siente perseguida por el Estado alemán, e incluso quiere salir del país. De todas maneras, tras la condena al anciano del grupo, la defensa y la fiscalía han apelado la sentencia, por lo que se abre un nuevo período de espera.Este diario informa de que las pruebas condenatorias eran pobres, ya que se basaban sobre todo en el testimonio de un ex adepto –la víctima, el acusador– que incurrió en algunas contradicciones. Ya unos meses atrás la condena a tres madres de la secta había sido suspendida.
También en Francia, entre 2014 y 2015, diez líderes de la secta en Francia –nueve hombres y una mujer– fueron objeto de una investigación judicial abierta en marzo de 2014 por el fiscal de la localidad de Pau, debido a las acusaciones de un ex adepto del grupo sobre determinados “hechos de abuso de la vulnerabilidad en el contexto de un movimiento de carácter sectario y hechos de violencia contra menores de edad”, así como las sospechas de trabajo oculto y de trabajo infantil.
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