Hacia la falsificación y destrucción del matrimonio católico

Mons. Marcello Semeraro, obispo de la diócesis italiana de Albano y secretario del Consejo de Cardenales del Papa, ha presentado en la Universidad Pontificia de Comillas la exhortación apostólica de Francisco Amoris Laetitia, libro editado por Romana Editorial. La noticia la da Religión Confidencial. Entre otras cosas, dijo:

“El punto 298 de la Amoris Laetitita habla de una segunda unión consolidada en el tiempo, conocimiento de la irregularidad de su situación y gran dificultad para volver atrás sin sentir en conciencia que se cae en nuevas culpas. Al casarse civilmente han dado un paso adelante y no puede volver atrás. Su situación es distinta a las parejas que conviven puesto que no han dado ese paso adelante”, explicó Marcello Semeraro.

El obispo matizó que, “al dar ese paso adelante, consolidar un matrimonio civil, con nuevos hijos, con probada fidelidad, entrega generosa, compromiso cristiano, piden ayuda y orientación en su situación”.

Para quienes digan que no se quiere cambiar nada de la doctrina católica, el texto de ese portal católico es absolutamente clarificador. Por ejemplo, reconocen que con la Familiaris Consortio no había posibilidad alguna de que los divorciados vueltos a casar comulgaran, salvo si la pareja decidía vivir en continencia sexual, como hermanos. Pues bien, miren lo que pasa ahora:

Este Confidencial insistió sobre ese punto: si, tras un reflexionado discernimiento y con ayuda de la dirección espiritual, se llega a la conclusión que algunas de estas personas pueden comulgar ¿deben vivir como hermano y hermana o pueden seguir manteniendo relaciones conyugales? Marcello Semeraro explicó que en este punto, Amoris Laetitia da un paso sobre la Familiaris Consortio, la exhortación apostólica que escribió san Juan Pablo II sobre la unidad familiar.

«¿Qué significaría que vivan como hermano y hermana personas que tienen hijos? El paso que da adelante Amoris Laetitia con respecto a Familiares Consortio es que puedan expresar su afecto en su situación, y aquí es donde entraría el acompañamiento y la guía del director espiritual», afirmó el secretario del Consejo de Cardenales.

Y añadió: «No es una relación hermano y hermana, sino conyugal. Son personas que tiene hijos y tienen entre ellos una responsabilidad en su relaciónGaudium et spes (la constitución pastoral que escribió el beato Pablo VI sobre la alegría y la esperanza) dice que aquellos matrimonios que se abstienen de tener relaciones conyugales ponen en peligro su relación, pudiendo cometer infidelidades».

De esas palabras se deduce lo siguiente:

1- Se equipara una relación de adulterio (divorciados vueltos a casar) a la de un matrimonio ante Dios y la Iglesia. De ambas se dice que son relaciones conyugales.

2- Se considera como posible que en la unión adúltera se viva “el compromiso cristiano”, a pesar de que en esa “probada fidelidad” se esté viviendo una bigamia: la del vínculo conyugal verdadero-abandonado, y la del vínculo adúltero falso-mantenido en “una segunda unión consolidada en el tiempo". Queda sin determinar cuántos años de “fidelidad” mutua y de “entrega generosa” es preciso que pasen para llegar a constituir una “segunda unión consolidada”.

3- Se aplica a las relaciones de adulterio lo que se dice del matrimonio en este texto de la Gaudium et Spes, homologándolos de este modo entre sí:

Cuando la intimidad conyugal se interrumpe, puede no raras veces correr riesgos la fidelidad y quedar comprometido el bien de la prole, porque entonces la educación de los hijos y la fortaleza necesaria para aceptar los que vengan quedan en peligro.

4- Se desecha por completo la Familiaris Consortio, permitiendo lo que aquella prohibe en conformidad con un Magisterio apostólico continuo de veinte siglos.

5-Se reconoce, en contra de la fe de la Iglesia, concretamente la enseñada en Trento, o en el mismo Catecismo actual, que algunas circunstancias pueden hacer “imposible” el cumplimiento de ciertos mandamientos divinos que prohíben algo en forma absoluta, “semper et pro semper"… Ad impossibilia nemo tenetur. Tal hecho es negar el poder de la gracia.

Conclusión. Si a la relación adúltera se le aplican, en la práctica, las mismas premisas que al matrimonio; si tiene el mismo valor el acto conyugal entre esposos cristianos que el acto sexual entre adúlteros (así los llama Cristo); y si la fidelidad al vínculo adúltero puede obligar en conciencia tanto como la fidelidad al vínculo matrimonial, entonces se ha “legalizado” de facto el adulterio en la Iglesia Católica. Y eso, estimados amigos, es una herejía.

Luis Fernando Pérez Bustamante 

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