(Fides) La mujer, que fue elegida en 2012, está al centro de un escándalo y de una protesta popular masiva por su controvertida relación con Choi Soon-sil, la hija de un líder de una religión chamánica. Según las últimas noticias, en los últimos años la política nacional y las decisiones decisivas de la nación han estado pilotadas por rituales chamánicos.
La dirigente ha sido manipulada por la curandera Choi Soon-sil que ha utilizado su influencia para controlar los asuntos de estado (accediendo a documentos confidenciales) y al mismo tiempo para enriquecerse, pilotando contribuciones de grandes grupos industriales a fundaciones controlados por ella. La mujer se encuentra bajo arresto por fraude y abuso de poder.
Después de más de un mes de manifestaciones, el Parlamento de Corea del Sur se prepara para votar el próximo 9 de diciembre una moción de destitución de la presidente que, según las encuestas, tiene un consenso popular que se ha derrumbado al 4%, arrastrando con ella al partido conservador Saenuri, al que pertenece. Frente a este movimiento, la Park ha declarado su voluntad de dimitir antes de abril del 2017, año en que están previstas las elecciones presidenciales de diciembre de ese año.
En las grandes manifestaciones en las calles, que han involucrado a millones de personas, los fieles católicos también estaban presentes, participando en todas las diócesis.
«La presidente ha demostrado ser inadecuada e incapaz de gobernar. Ella no ha sido capaz de dar una dirección al país. La solicitud de renuncia es bastante aceptable, por el bien de la nación», dice a la Agencia Fides Mons. Peter Kang, obispo la diócesis de Cheju. En la misma diócesis, la Comisión de Justicia y Paz ha organizado una manifestación contra Park Geun-hye por fracasar en la administración del bien de la nación.
En los últimos días, durante una misa, el obispo auxiliar de Gwangju, Simon Ok Hyun-jin, invitó a los fieles a participar en las manifestaciones pacíficas, mientras que el obispo Vincent Ri Pyung-ho, en una misa en la diócesis de Jeonju, ha pedido que se restaure la auténtica democracia», señalando que «toda la población de cada estrato social pide su dimisión». Iniciativas similares se han celebrado en las diócesis de Daejeon y Masan, Seul, Uijeongbu y Suwon.
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