(Portaluz) Desde el año 2000 al 2006 Crissy Moran fue una actriz porno, hasta que vivió una experiencia de Dios significante, narraba a comienzos de abril al diario británico Daily Mail.
Creció en Jacksonville, Florida (USA), en un hogar donde la pobreza, las pérdidas y el abuso condicionaron la saluda espiritual y mental de Crissy. Tras el divorcio de sus padres permaneció viviendo con su papá. De él recuerda que era un hombre lejano, al que temía y que reiteradamente le recordaba debía mantenerse virgen y pura hasta el matrimonio.
El miedo hacia este padre la ausencia de su madre dejaban un sentimiento de orfandad en la pequeña. Así, cuando comenzó a ser abusada sexualmente por un vecino, guardó silencio. Siendo la víctima se culpaba a sí misma, «estaba confusa», sin atreverse a denunciar lo que padecía. «No podía entender por qué me molestaron tantas veces; Me estaba confundiendo… No le dije a mi padre porque no tenía una relación con él, era difícil llevarse bien con él».
Miedos, violencia, aborto
A sus 13 años, tras ser por años violentada se fue llenando de rabia aunque no lograba relacionarla con lo vivido. Se mudó entonces a vivir con su madre y surgió en ella la rebeldía, el impulso por romper las reglas. Se enamoró y no puso reparos a explorar su sexualidad con este hombre que supuso sería pronto su esposo. Quedó embarazada y aquél hombre sin dudarlo la abandonó.
El miedo, los sentimientos de orfandad, nuevamente la invadieron, congelando el buen juicio. Crissy, estando en el primer trimestre de embarazo decidió matar a su bebé. «Estaba completamente despierta y consciente de todo lo que sucedía durante el aborto. Mi corazón se rompió mientras que la vida estaba, literalmente, siendo aspirada de mí. Fue horrible», recuerda Crissy y agrega que cuando en la escuela supieron de esto, sus amigos también se alejaron.
Los recuerdos del haber abortado se anidaron en lo profundo de su espíritu, sumándose al resto de traumas vividos desde la infancia. Derivó entonces en una depresión severa que condicionó por años su vida y relaciones con el sexo opuesto. «Sentía que necesitaba estar en una relación para ser digna de amor. Miro a los hombres para sentir como si fuera hermosa, sentirme protegida y tener una sensación de estabilidad en mi vida, cosas que mi papá nunca hizo».
La inmadurez emocional provocaba que Crissy no fuere objetiva al relacionarse con los hombres y tampoco establecía. Iba de fracaso en fracaso y su baja autoestima la hizo decidir colocarse implantes y más… «Nunca me sentía lo suficientemente válida para los hombres con los que salía… No me sentía hermosa. Incluso algunos miraban pornografía durante la intimidad conmigo. Pensé, ¿no soy lo suficientemente buena para ti?... Me sentí inútil hasta el punto de que decidí escoger el porno y me dije que sería una de las chicas en la pantalla».
Tenía 23 años de edad cuando concretó la decisión de ser una estrella porno. Tiempo después, en el primer rodaje, estuvo a punto de huir del lugar donde filmaban. Asustada, nerviosa, sintiéndose en todo ajena a eso que estaba a punto de hacer. La situación la vivió más como «un abuso», puntualiza Crissy. Pero al mismo tiempo esa sensación era como una droga… «La sensación de peligro era emocionante para mí porque quería acabar muerta. Así era lo desordenado que estaba mi ser», reflexiona.
Pasaron los años, acumuló dinero -15 mil dólares al mes, recuerda- y también un sin sentido de su vida que experimentaba con vértigo cuando estaba sola. Una noche a fines del invierno del año 2006 en su habitación de hotel en California se derrumbó emocionalmente y suplicó por ayuda… «Me caí al suelo y dije: “Dios, si eres real, necesito que me lo digas. Necesito una señal porque todo lo que sé sobre el amor no es correcto. No te hablaba desde que tenía 11 años y necesito sentirte en mi vida”. Luego, me quedé en el suelo», cuenta Crissy.
¿Conoces a Jesús?
Aunque no escuchó audiblemente ninguna voz ni hubo signos sensibles, la experiencia abrió una certeza interior que le otorgaba esperanza. Al día siguiente necesitando compartir lo que estaba viviendo, se fue hasta Alburquerque en Nuevo México para visitar a su novio… un actor que rodaba allí una película. No fue él quien reforzó la incipiente conversión de la joven, sino un compañero de trabajo de este quien viendo a Crissy inquieta tuvo la sensibilidad para interesarse por lo que le ocurría…
La ex actriz del porno recuerda que mientras su novio y el resto de los presentes continuaban el rodaje de la película, aquél hombre se le acercó y sin muchos rodeos le preguntó cómo se ganaba la vida. Algo incómoda ella finalmente admitió que estaba en el porno. Para su sorpresa él sólo le hizo luego una pregunta que interpretó como respuesta a su oración de la noche anterior: «”¿Conoces a Jesús?”, me dijo. Yo tenía agachada la cabeza y oramos juntos… empecé a llorar cuando le escuché preguntarme si quería cambiar mi vida. Dije sí y desde ese instante abandoné la pornografía».
Crissy avanzó luego hacia otras decisiones, como abandonar a su novio, buscar ayuda terapéutica y comenzar a visitar una iglesia cercana a su hogar. En estos últimos años perdonarse y perdonar han sido fundamentales en este renacer teniendo como fundamento de su vida la fe en Dios. «Cometí un montón de errores, entrar en el porno fue uno de los más grandes… pero he llegado a la paz conmigo mismo buscando vivir según la voluntad de Dios».
En mayo del año 2013 Crissy Moran se casó y tomó el apellido de su esposo, Lawton Outlaw.
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