David Arratibel: «Converso hace mucho bien al creyente y al no creyente no le escuece»

(María Arratíbel/InfoCatólica) Entrevista a David Arratíbel, director de «Converso».

Cuando mi marido y yo éramos solo amigos él vivía un proceso de conversión del que supe tiempo después. En diciembre de 2006 sucedió mi propia conversión desde el ateísmo y en los años siguientes mi hermana Paula y mi madre también se convirtieron. En unos años mi hermano David había quedado «rodeado» de católicos practicantes y, de algún modo, fuera de algo que a los demás nos unía. Pasaron años en los que la fe –que acabó siendo algo así como un tema tabú- nos separaba de él. De pronto, quiso rodar «Converso» y tuvimos ante las cámaras la conversación que no habíamos tenido desde nuestro encuentro con Dios.

La entrevista comenzó entre risas porque David, como había hecho en tantas ocasiones, vino a casa con su grabadora. La puso en marcha y, a modo de claqueta, dio aquella palmada que era tan necesaria cuando, además de grabadora, había cámaras. Él dio su palmada y yo dije riendo: «¡Nooo, eso me trae recuerdos!» No ha sido fácil eso de entrevistar a un hermano. Para empezar no soy periodista. Además nos daba la risa y él me dice que me pongo «cinematográfica» y luego me enseñaba cómo hacer una entrevista, que a él le han hecho ya muchas…«¡¡Qué desastre!!» me decía.

María Arratíbel: Te voy a contar cómo recuerdo yo que empezó la película y luego me cuentas tu versión. Para mí la película nació un domingo de noviembre de 2013 en la cocina de nuestra casa. David vino a eso del «aperitivo», quería hablarnos de «algo». Unos días antes se había estrenado la Filmoteca de Navarra tu primer documental, «Oírse». Cuando Raúl y yo regresábamos a casa después del estreno, le pregunté: «Y a toda esa gente, ¿quién le habla de Dios?» (Es que me pasa como a la de la película –que, por cierto, soy yo misma-: me ha tocado la bonoloto y quiero repartir millones…)

(David estaba en casa y de pronto dijo: «Vengo a hablaros de mi próxima película. Se llamará «Converso: conversaciones con mi cuñado», y con la gracia que tiene mi hermano hablaba de la peli, de las conversaciones que iba a tener con Raúl, de órganos, de que igual hasta le preguntaba por el Espíritu Santo y que «igual hasta me convierto»).

David Arratíbel: Cuando «Oírse» empezó a tener cierto recorrido Raúl me sugirió un día hacer una película sobre órganos. Yo me imaginé por mi cuenta una película sobre órganos desmoronándose en iglesias medio abandonadas y quería hacer una especie de road movie de Raúl y yo en el coche visitando esas iglesias y hablando de cosas. En mi imaginación veía a Raúl tocando, salía polvo de los tubos…y luego me aclaró que no existía eso que yo imaginaba. En esa idea de hablar con Raúl pensaba, además, hablar con él de vuestra posición creyente pero sólo a través de él. A través tuyo me parecía imposible, eras una «proselitista exaltada». (risas)

María: Por lo que he sabido después, el título sí lo tenías claro, pero era un «Converso» sólo de conversaciones. ¿Luego pasó de conversaciones a «conversaciones sobre conversiones»?

David: Tenía cierta idea de que podía llegar a ser también sobre conversiones pero no con mucha claridad. Entonces sucedió lo del órgano de Plymouth (una parroquia anglicana de Plymouth regaló su órgano victoriano a nuestra parroquia) y empecé a pensar en una película que podía incluir también conversaciones con vosotras…

María: Para nosotras (mamá, mi hermana Paula y yo) esa primera etapa fue divertida pero también muy potente. Nos habías dado la pauta de no contarnos nada entre nosotras de lo que habláramos contigo. Por otra parte, el poder hablar contigo sobre nuestra conversión era toda una novedad. ¿Tú fuiste consciente de que estabas cambiando de actitud?

David: A mí lo que me movía -y eso es así y no es de otra manera- era la pura ambición de hacer una película, es lo que más me pudo al principio. No trataba de entender a mi familia, en este sentido no era un cambio de actitud. Cuando yo contaba a amigos entendidos en cine esta primera intención me decían que no era un planteamiento honesto, como si fuera a grabar a los bosquimanos…¡se trataba de mi familia! El cambio se dio en ese momento clave en que tú dices «esta película ya merece la pena porque de una p*** vez hablamos de esto».

(Aclaro para los lectores de Infocatólica que esa fue la única palabrota que se me escapó en más de tres horas de conversación. Al parecer, el momento era intenso para los dos…)

María: Sí, esa intención inicial se puede ver en la película. Cuando empezaste a grabar con Raúl y conmigo te colocabas enfrente, en plan entrevistador. Después con Paula y con mamá ya sales en el plano, junto a ellas.

¿Pensaste en algín momento que, al oír nuestras historias, ibas a descubrir un punto común que te ayudaría a entender qué había pasado?

David: Una de las premisas era llegar a entender cómo se adquiere la certeza de la fe, precisamente desde procesos tan distintos. En esto la película es fallida. El proceso de llegar a tener fe, para alguien desde fuera, es muy abstracto. No he entendido qué os ha pasado. No he llegado a entender cómo se cree.

María: ¿Entonces no sabes cómo se pasa de no creer a tener fe?

David: Cuando os lo pregunto me respondéis con cosas muy abstractas para mí. Tú hablas de un abrazo de amor, mamá de una belleza, Paula de un sentido filosófico también bastante abstracto y, finalmente, Raúl también me habla de que se echó a llorar y no hizo un análisis teológico «supersublime». Es, literalmente, algo inenarrable. Vosotros mismos empezáis a titubear cuando contáis esa parte…

María: Sí, es como si dijeras: «La clave está ahí y la clave es inexplicable». ¿Y tú, qué piensas ahora, te has acercado a la fe?

David: A mí es que lo trascendental me cuesta mucho. No lo entiendo.

María: Mamá, Paula y yo hemos sabido del proceso de cada una a través de la película porque no nos lo habíamos contado antes. Simplemente empezábamos a ir a misa…pero no nos dábamos detalles sobre el tema. Cuando vi la película me impactó muchísimo la profundidad de reflexión de Paula con una edad en la que tú y yo éramos unos descerebrados…

David: Yo, la verdad, nunca me he planteado nada de eso.

María: Tampoco yo me planteaba nada. No me interesaba la fe y confiaba en que la ciencia lo explicaría todo alguna vez. Pero cuando me enfadé con aquellos amigos entre los que estaba Raúl porque se pusieron a hablar de Dios, y luego Raúl me escribió aquello de «todos nos asomamos al mismo abismo»…resulta que hay un abismo que es la trascendencia, y que despierta la inquietud e incluso interés de más gente de lo que yo imaginaba. Me sorprendió esto después del pase de la película en el Festival Punto de Vista. Mucha gente me hablaba de la trascendencia…parece que hay más gente de lo que parece que tiene el abismo ese, un algo pendiente. ¿Tú qué te has encontrado?

David: Intuyes que hay gente con algún «agujerillo» pero también hay una mayoría en nuestra generación que no queda una vez a la semana para hablar del origen del universo, no se habla en un plano metafísico…

María: En la familia la película ha sido sanadora y tal vez hemos conseguido algo que no sucede mucho hoy en día: no estar de acuerdo y que no pase nada. También saber respetar que todos buscamos el bien ajeno pero no todos de la misma manera.

David: Es como en política. Cada partido propone un modelo de sociedad que para ellos es el mejor y, desde ese punto de vista, todo político merece un respeto porque todos intentan hacer que el mundo sea un sitio mejor.

Sería muy bueno que también de religión se pudiera hablar con normalidad.

David y yo hablamos con la grabadora de por medio de estas y otras mil cuestiones sin acordarnos de que «jugábamos» a entrevistarnos y él me decía de vez en cuando: «¿Qué vas a hacer con esta entrevista? No vas a poder hacer nada, somos un desastre.» «Ya -decía yo- nos hemos puesto a hablar de cosas».

María: El público, ¿ve una película de conversaciones o de conversiones?

David: El creyente ve una película sobre conversiones en la que las conversaciones pendientes son un telón de fondo y el no creyente ve una película sobre conversaciones con un telón de fondo de conversiones. Al creyente le hace mucho bien y al no creyente, salvo casos muy contados, no le escuece.

La película tiene tantas lecturas como personas: hay a quien le ha conmovido porque nunca ha hablado de su fe con la familia, o porque tiene conversaciones pendientes de otro tipo, o ha perdido a un padre sin poder hablar con él…me he encontrado de todo.

María: Es una película muy humana. ¿Y, por cierto, por qué simbolizar la nueva armonía familiar con nada menos que «O Magnum Mysterium» de Tomás Luis de Victoria??

David: Me gustaba muchísmo desde aquella época en que Raúl me pasó música. En el primer montaje no existía esta escena y algunos me decían que faltaba saber qué había pasado finalmente con nosotros. Después, ha habido gente que, a raíz de ver este final, ha creído que yo también me había convertido.

María: Esta era una música que, siendo atea, me hacía flotar y a la que la fe le dio un sentido nuevo. ¿Qué te parece que en la Iglesia prácticamente no se cante esta música? Yo me he convertido y me he reconciliado con las guitarras después…

David: Supongo que es una consecuencia de los tiempos que vivimos en que no tenemos tiempo para nada, y esta música necesita mucha preparación.

María: ¿Pasaría hoy, como pasaba en otro tiempo, que alguien se convirtiera al asistir a una liturgia excelsa, bellísima? ¿O también puede impresionar una «misa guitarrera»?

David: Bueno, también hay música por ejemplo de órgano que acongoja, no siempre el rito provoca la misma reacción. Yo os he visto a ti y a tus amigas con las guitarras cuando Iker fue bautizado (Iker, el ¿penúltimo? converso de la familia: el novio de nuestra hermana Paula) y había una alegría impresionante.

María: Un compañero de trabajo que vio la película me hizo una pregunta inesperada: «María, ¿esto que te ha pasado a ti le pasa a más gente?»

¿Tú crees que estamos mejor, peor o igual que antes de que nos pasara eso de «la conversión»?

David: Claramente mejor. Tener fe es positivo seguro. A mí no me dolía que tuviérais fe, me dolía quedarme fuera.

María: ¿Crees que habrá –o tal vez ya te ha sucedido- quien piense que la película es ficción, que no ha podido pasar algo tan…original?

David: Más de uno me ha dicho que esto lo hemos preparado. No porque no pueda suceder lo de la conversión sino más bien por una cierta incredulidad en el formato, como eso de que cantemos…

María: ¿Dónde se puede ver la película, se podrá comprar?

David: Se empezará a proyectar en salas de cine el 29 de septiembre y venderemos DVD a principios de 2018. Además, todavía nos queda recorrido en Festivales…

Presentada en festivales de cine

«Converso», de David Arratibel, ha obtenido el premio del público en el Festival internacional Punto de Vista, el premio al mejor director en el Festival de Málaga, va a participar en el Festival de San Sebastián y próximamente concursará en el Festival Alcances de Cádiz.

Más información sobre la película, sus protagonistas y las próximas proyecciones en la web http://www.conversolapelicula.com/

Blog de María Arratibel, hermana de David, en InfoCatólica

Blog de Raúl del Toro, cuñado de David, en InfoCatólica.

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