Carta abierta al cardenal Reinhard Marx

Su Eminencia:

He seguido con interés su reciente anuncio de un «proceso sinodal vinculante» durante el cual la iglesia alemana discutirá el celibato de los sacerdotes católicos de rito latino, la moral sexual de la Iglesia y el clericalismo, temas que han salido a la palestra debido a la crisis de abuso sexual clerical.

Quizás las siguientes preguntas ayuden a precisar sus reflexiones:

1) ¿Cómo puede un «proceso sinodal» de una iglesia local producir resultados «vinculantes» en materias que afectan a toda la Iglesia católica? La Comunión Anglicana lo intentó y está ahora en estado terminal; las iglesias locales anglicanas que tomaron el camino de acomodarse a la cultura actual están en coma. ¿Es éste el modelo por el que usted y sus compañeros obispos se inclinan?

2) ¿Qué tiene que ver el celibato de sacerdotes de rito latino con la crisis de abuso sexual clerical? El celibato tiene tan poco que ver con el abuso sexual como el matrimonio con la violencia doméstica. Estudios empíricos indican que la mayoría de los abusos sexuales de jóvenes ocurren en el seno de familias (normalmente rotas); las denominaciones protestantes que tienen clero casado sufren igualmente la lacra del abuso sexual y, en cualquier caso, el matrimonio no previene los delitos. ¿Es cínico imaginar que la crisis de abuso sexual está siendo usada como arma para preparar un asalto sobre el celibato sacerdotal, habiendo fallado otras estrategias para eliminar esta antigua tradición católica?

3) Según el informe de la Catholic News Agency, usted sugirió que «el significado de la sexualidad para la persona aún no ha recibido la suficiente atención por parte de la Iglesia». ¿De verdad? ¿No se ha traducido al alemán la Teología del cuerpo de san Juan Pablo II? Quizás lo ha sido, pero puede ser demasiado larga y compleja para haber sido asimilada por los católicos germano-parlantes. Permítame, entonces, llamar su atención sobre las páginas 334-337 de Zeuge der Hoffnung (Ferdinand Schoeningh, 2002), la traducción alemana de Testigo de la esperanza, el primer volumen de biografía que yo escribí de Juan Pablo II. Aquí usted y sus colegas podrán encontrar un resumen de la Teología del cuerpo, incluyendo su explicación ricamente personalista de la moral de la Iglesia del amor humano y su comprensión del celibato, bíblicamente enraizado, como compromiso con el Reino de Dios.

4) También ha señalado que sus compañeros obispos «se sienten… incapaces de hablar sobre cuestiones del comportamiento sexual actual». Este no fue ciertamente el caso en los sínodos de 2014, 2015 y 2018, donde los obispos alemanes se sintieron bastante capaces de hablar frecuentemente sobre estas cuestiones, aunque de una forma que reflejaba típicamente las modas políticamente correctas hoy en día. Y estoy seguro de que no sólo soy yo quien se pregunta cuando habló el episcopado alemán por última vez sobre «el comportamiento sexual actual» de forma que promueva la moral de la Iglesia del amor humano como defensa de la vida siendo ordenado hacia la felicidad y la plenitud humana, al menos en los años transcurridos desde su considerable disensión con Humane Vitae (la encíclica de 1968 del Papa Pablo VI sobre la moral de la planificación familiar). Pero eso, según entiendo al Papa Francisco, es lo que él está pidiéndonos que hagamos: ser testigos para predicar y para enseñar el «Si» que apoya todo lo que para la Iglesia, por fidelidad tanto a la revelación como a la razón, debe ser «No».

5) El informe de la CNA también afirmaba que su «proceso sinodal» (que, en un amable guiño a Hegel, usted describe como «progresión sinodal»), implicaría la consulta al Comité de Católicos Alemanes. Mi querido cardenal Marx, eso es como si el presidente Trump consultara con Fox News o la portavoz Pelosi consultara con los editores del New York Times. Si me perdona la referencia al Mayor Heinrich Strasser en Casablanca, incluso nosotros torpes americanos sabemos que el ZdK, Zentralkomitee der Deustchen Katholiken, es el schwerpunkt, la punta de lanza que allana el terreno a la extrema izquierda, para que los obispos alemanes puedan posicionarse como la fuerza «centrista» o «moderada» en la Iglesia alemana. Usted sabe tan bien como yo y todo el mundo debería saber que consultar con el ZdK sólo provocará más ataques al celibato, más afirmaciones sobre las actuales tendencias sexuales y más menosprecio de Humanae Vitae (basado, en parte, en la evidente ignorancia del ZdK de la Teología del cuerpo y la hostilidad alemana hacia la encíclica de Juan Pablo II de 1993 sobre la renovación de la teología moral católica, Veritatis Splendor.

Su Eminencia, la iglesia alemana, el catolicismo de mis antepasados, está muriendo. No será revitalizado convirtiéndose en un simulacro del protestantismo liberal moribundo.

Le deseo una fructífera cuaresma y una feliz Pascua.

George Weigel

Publicado originalmente en First Things

Traducido para InfoCatólica por Ana María Rodríguez

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