(Agencias/InfoCatólica) La Comisión Europea ultima un procedimiento de infracción contra Hungría por la ley recientemente adoptada que endurece las penas contra los pedófilos y protege el derecho de los padres para elegir la educación de sus hijos.
Argumentando una supuesta discriminación la portavoz comunitaria, Dana Spinant, ha indicado que:
«No vamos a estar mucho tiempo sin actuar ante países que no respetan la igualdad, los principios de la Carta (de Derechos Fundamentales de la UE), los valores del Tratado y las leyes de la UE»
Un expediente sancionador «lleva trabajo», ha argumentado la portavoz, para explicar que Bruselas no tenga aún ninguna decisión formal que anunciar apenas unos días después de que Budapest ofreciera unas primeras explicaciones por carta que defienden la ley y descartan la retirada de la misma.
«Un procedimiento de infracción se prepara, pasa por una carta (de emplazamiento) que tiene carácter jurídico, así que hay que trabajar en ello y no estamos aún en la fase en la que podemos anunciar que se haya enviado una carta», ha razonado la portavoz.
La jefa del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, ya indicó tras la tramitación de la ley en el Parlamento húngaro que consideraba la norma una «vergüenza» y que no iba a dudar en «emplear todos los poderes» de que dispone la Comisión para actuar ante lo que considera una medida que discrimina y estigmatiza a las personas LGTBIQ.
La ley no es sobre LGTB, es sobre la infancia
En su carta de respuesta, el Gobierno de Orbán no da ni un paso atrás. «La nueva ley versa sobre la protección y la educación de los niños húngaros. Como tal, la forma en que los padres húngaros deseen educar a sus niños no pertenece a la jurisdicción de la Comisión ni debería preocupar a ninguna otra institución europea», sostiene su ministerio de Justicia en un comunicado.
«No se puede permitir que nadie obligue a los padres húngaros a aceptar que sus hijos reciban educación sexual sin su consentimiento explícito», prosigue la declaración. «Por eso, la ley prohíbe la propagada sexual (tanto homosexual como heterosexual) dirigida a los niños. Esto se ajusta a la Carta de Derechos Fundamentales y, como no se aplica a los adultos, no vulnera el derecho de nadie a la libertad de expresión sexual», concluye el ministerio de Justicia húngaro.
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