Del Vatican Insider
Se llama Luis Abel Delgado. Durante años aseguró ser el “sastre oficial” de Benedicto XVI. Se hizo famoso en su natal Colombia por el relato de sus anécdotas con el hoy Papa emérito. Convertido en un referente de los medios de comunicación en temas del Vaticano, antes del más reciente Cónclave fue entrevistado por periodistas de diversas partes del mundo y sostuvo haber confeccionado los ornamentos para el futuro pontífice. Pero la suya resultó ser una extraña y rocambolesca historia de fraude.
Originario de la localidad de Nariño, en el sur colombiano, Delgado saltó a la fama hace unos años tras conocerse la noticia de su supuesta amistad con Joseph Ratzinger. Apenas el pasado miércoles 30 de octubre participó del besamanos con el Papa Francisco, tras la audiencia general en la Plaza de San Pedro.
Ese mismo día compareció ante un grupo de periodistas en la sede de la embajada colombiana ante El Vaticano, cuyo titular Germán Cardona también resultó engañado. Porque las historias que allí contó el sastre resultaron evidentemente inverosímiles.
Aseguró que durante su encuentro el pontífice argentino le dijo: “¿Preparado ya para hacerme los ornamentos de la canonización de Juan Pablo y Juan XXIII?” y ” Listo para visitar al Papa Benedicto mañana".
De hecho sostuvo que un día después, el jueves, desayunaría con Ratzinger como lo había hecho en pasado. “Lo saludé muchísimas veces a Benedicto, compartí con él algunos desayunos, regalitos, le hice empanadas, sancochitos, durante cinco años ocho meses", indicó.
Explicó que el Papa emérito en persona le había pedido convertirse en su sastre oficial en 2007. Que a lo largo de los años confeccionó diversas prenda para él, entre otras cosas los ornamentos para la beatificación de Juan Pablo II en 2011.
Relató además que había sido invitado a compartir la mesa con cardenales en El Vaticano, donde dijo haber conocido a Jorge Mario Bergoglio. Llegó a sostener que la estola usada por Francisco al momento de salir al balcón central de la Basílica de San Pedro era de su manufactura y que él ya sabía el nombre del elegido antes que se asomase, porque lo habían llamado desde Roma.
“El día en que fue elegido Papa (Francisco) él me llamó, me dijo que muchas gracias por algo que habíamos compartido privadamente y que siguiera siendo su sastre. (.) Me llamó 35 minutos después de haber sido elegido", afirmó.
Pese a sus revelaciones, extrañamente dijo no conocer a Guido Marini, el jefe de la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Vaticano y responsable de los ornamentos papales. Y cuando se le preguntó quién le encargaba sus creaciones por cuenta del obispo de Roma, no quiso responder.
Pero sus fantásticas historias resultaron mentira. Aunque él en un primer momento se defendió aclarando que nunca había dicho ser el sastre del Papa, sino un simple bordador, en sus tarjetas personales se presenta como “Sastre oficial del Papa Benedicto XVI", “Representante legal ONG europea Colgando mi Escapulario” y fundador de la “Misión pastoral Madre de Fátima de Su Santidad".
Las tarjetas muestran dos fotos de él estrechando la mano de Ratzinger durante audiencias generales en El Vaticano. Las imágenes sólo demuestran su participación en dos saludos con el Papa y nada más, como hizo notar el portavoz papal Federico Lombardi.
El Vatican Insider consultó cuatro fuentes directas de primer nivel y todas negaron las historias de Delgado. Lombardi las calificó de “infundadas” y “evidentes falsedades". A través suyo el maestro de ceremonias Marini negó haber recibido jamás un diseño de un sastre colombiano.
En la nunciatura apostólica de Bogotá explicaron que los relatos del costurero no son reales, mientras el secretario privado del Papa emérito y prefecto de la Casa Pontificia, Georg Gaenswein, despejó cualquier duda: “¡Puedo decir brevemente que el señor Delgado nunca ha sido el sastre de Benedicto XVI y no lo recibió ni ayer, ni el otro día. ¡Todo inventado!".
Serafines susurran.- Que en medio de un enorme estupor y una indescribible consternación los residentes de la Casa Generalicia de la Orden de los Camilianos, ubicada en las histórica Piazza della Maddalena de Roma, asistieron al arresto -in situ- del superior general del instituto religioso fundado hace más de 400 años por San Camilo de Lellis. Una patrulla de la Guardia de Finanza se apersonó en el lugar y le puso las esposas al padre Renato Salvatore, detenido por concurso en secuestro de persona con otros cinco imputados.
Según fuentes judiciales el superior de la congregación, dedicada al cuidado de los enfermos y que administra varios hospitales, habría organizado un operativo policial ficticio con el objetivo de entretener a dos sacerdotes opositores que podían llegar a impedir su reelección en el puesto. El pretendido control funcionó, los curas nunca llegaron al capítulo que se celebró el 13 de mayo pasado y Salvatore fue ratificado en el cargo.
Pero de acuerdo a las investigaciones el verdadero “cerebro” de la operación es el contador Paolo Oliverio, involucrado en otras pesquisas judiciales de las cuales siempre salió exonerado. Todo, al parecer, por situaciones poco claras en la gestión del hospital Santa María de la Piedad de Casoria.
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