(AsiaNews) La agencia AsiaNews entrevista al islamólogo jesuita, el P. Samir Khalil Samir, profesor en Roma y Beirut de relaciones islamo-cristianas. El religioso ofrece una versión certera y nada políticamente correcta sobre cómo debe integrarse el Islam en occidente y las relaciones entre política y religión.
1. ¿Es el islam una religión de paz?
¡Sí, y no! En el Corán, y en la conducta de Mahoma, encontramos tanto actitudes pacíficas como actitudes violentas. Cuando todavía no tenía poder, Mahoma entró a La Meca de un modo pacífico. En la segunda etapa de su vida, en Medina, hizo la guerra y organizó razias, saqueos. Estas solían ser costumbres que eran comunes a toda Arabia.
Ha de remarcarse que la palabra «razia» (que puede ser encontrada en varias lenguas occidentales) viene de la palabra árabe «ghazwa», che significa, justamente «ataque guerrero». La primera biografía musulmana de Mahoma, que fue escrita por Abū 'Abdallāh Muḥammad ibn ʻUmar al-Wāqidī (747-823), se titula Kitāb al-maghāzī, es decir «libro de las razias».
Tras su muerte, los musulmanes siguieron su método y conquistaron con éxito otros países, incluso estando en inferioridad de condiciones numéricas.
Justamente puesto que el Islam es un proyecto global, que es tanto religioso como social y político, en las nuevas sociedades conquistadas, esencialmente pobladas por cristianos, los musulmanes estaban ansiosos por imponer sus estándares islámicos, que estaban fuertemente influenciados por las tradiciones beduinas.
2. Los críticos dicen que el islam no es sólo una religión, sino también una ideología política. ¿Puede haber un islam que sea apolítico?
El Islam es un proyecto social global. En un principio fue un proyecto religioso, lanzado por Mahoma, quien empujó a sus contemporáneos a abandonar el culto de una variedad de divinidades para reconocer al único Dios, Alá. Resulta claro que la existencia de judíos y cristianos en la península arábiga de aquel tiempo, tuvo un rol significativo en varias regiones, facilitando esta evolución.
Pero el Islam también es un proyecto social y político: social, por conformarse a costumbres beduinas, con todas sus tradiciones y normas; político, por unir a la comunidad gracias a un nuevo proyecto único:¡ la existencia de un único Dios, omnipotente! Como consecuencia, el proyecto islámico comprende tanto la dimensión religiosa como aquella política. ¡Y este sigue siendo el gran y verdadero problema, hasta el día de hoy!
En la actualidad, hay algunos países cuya población es en su mayor parte musulmana, pero que hacen una distinción entre religión y política. Siria es un ejemplo de ello, es un país donde el 90% de la población es musulmán, pero, sin embargo, tiene una constitución laica, la cual fue redactada por el presidente Hafez al-Assad, en el año 1973. El autor es un cristiano ortodoxo, Michel Aflaq, que en el año 1947 supo fundar el partido Baath, junto a Salah al-Bittar. El presidente siempre es musulmán, pero el islam no es la religión de Estado. Cada ciudadano sigue su religión, pero las normas de la Constitución valen igual para todos y se aplican a todos: musulmanes, cristianos, judíos, ateos… La ideología de fondo se caracteriza por un panarabismo socialista, que pretende ser secular, y trata de distinguir entre religión y política.
También podríamos citar [el ejemplo] de Túnez bajo el gobierno de Bourguiba, que, aun siendo un país musulmán, en 1956 introdujo cierta laicidad y sobre todo, la igualdad absoluta entre hombres y mujeres.
En ambos casos, la influencia de la presencia francesa en estos dos países tuvo un rol crucial.
3. ¿Cómo deben afrontar el mundo musulmán la Política y la Iglesia? ¿Cómo puede funcionar el diálogo?
En las relaciones con todos los Estados, e incluso con los países musulmanes, siempre deben aplicarse dos principios fundamentales: la igualdad entre todos los ciudadanos, independientemente de su religión; la igualdad absoluta entre hombre y mujeres. Este es el fundamento de la dignidad humana.
En consecuencia, no es posible distinguir entre un musulmán, un cristiano, un judío, un hindú o un no religioso o ateo. Todos tienen los mismos derechos y los mismos deberes hacia el Estado, ante la ley. No existen privilegios o excepciones. La Constitución alcanza a todos los ciudadanos. De la misma manera, todos los artículos de la Constitución valen para hombres y mujeres, los cuales tienen los mismos derechos y las mismas obligaciones, previstas por la ley.
Los Estados europeos debieran pedir que estos dos principios sean puestos en acto y se apliquen en sus relaciones con todos los Estados musulmanes, incluida Arabia Saudita. No hace falta decir que los países que osan hacer esto, corren el riesgo de ser penalizados, en comparación a otros países. Por eso es importante que esta decisión sea tomada en forma conjunta por todos los países europeos, para evitar una disparidad entre ellos.
Ello presupone que la Unión Europea instituya previamente un comité conjunto para monitorear la aplicación de tal decisión, y así evitar que estos principios sean afirmados teóricamente, pero sin llevarlos a la práctica.
4. Cristianos en los países islámicos: en estos años, hemos presenciado casos de asombrosa violencia y terror de los islamistas.
Esta es una realidad obvia. Por definición, los islamistas son musulmanes extremistas, que se diferencian netamente de los demás musulmanes por su fanatismo y por la obtusa interpretación de ciertas tradiciones. Esto lleva a cometer evidente injusticias en relación a los cristianos.
Basándose en todo lo antedicho, Europa debe insistir de modo sistemático sobre la absoluta paridad de trato entre musulmanes, cristianos y otros. Por lo tanto, ¡no pueden establecerse diferencias en el trato, ni por causa de la religión, ni por causa del sexo ni por otros motivos!
Asimismo, aquí, los Estado europeos deben asumir una posición común y exigente en relación a los Estados musulmanes.
5. Egipto es su patria. ¿Allí discriminan a los cristianos? ¿Qué cosas hace el gobierno para favorecer a la minoría cristiana?
Las diferencias en el trato son muy visibles, en particular, cuando se trata de la construcción de una iglesia, por ejemplo, puesto que el permiso suele ser denegado. Esto obliga a los cristianos a construirla a escondidas… ¡con el riesgo de ésta luego sea destruida por fanáticos!
El presidente Al-Sisi está haciendo enormes esfuerzos: ha financiado la construcción de la iglesia más grande de Oriente Medio, en la futura capital administrativa de Egipto, al este de El Cairo; ha celebrado la inauguración de esta iglesia (que aún no está terminada) en enero de 2018 (fiesta de la Navidad, en el calendario copto)… Pero lo cierto es que sigue habiendo más de 1.000 iglesias (de las 6.000 presentes en Egipto) que son teóricamente ilegales, porque fueron construidas sin los debidos permisos. Por ende, son constante blanco de los ataques de extremistas islámicos.
En lo que respecta a la discriminación en la vida cotidiana, hoy en día, para un cristiano, resulta prácticamente imposible obtener un cargo importante en una oficina de la administración pública, sin importar cuáles sean sus méritos. En el pasado, no era así. La situación ha ido empeorando por el creciente número de extremistas fanáticos. A este nivel, el Estado está absolutamente indefenso.
6. En Siria, la prolongada coexistencia pacífica de las religiones fue sacudida por los años de la guerra civil. ¿Logrará el país recuperarse de esta lucha, que es también [la lucha] entre musulmanes y cristianos?
La situación de Siria es muy diferente a la de Egipto. En un principio, el verdadero secularismo de Estado fue puesto en discusión a raíz de un conflicto interno que regía en el mundo musulmán. Desde el año 1973, el Estado está en manos de la familia Assad, que es alauita, una rama de los chiitas. Los chiitas constituyen cerca del 15% de la población musulmana. Los musulmanes sunitas lanzaron una guerra contra este Estado. También en el caso de Irak, el gobierno (luego de la caída de Saddam Hussein) está en mano de los chiitas. Irak y Siria son los únicos Estados árabes en los cuales los chiitas están en el poder.
El ISIS se originó en Irak. Su nombre significa «Estado islámico de Irak y Siria». Estamos asistiendo a una guerra dentro del islam mismo, entre chiitas y sunitas. [Una guerra] que asimismo es ampliamente financiada por el Estado sunita más rico, es decir, Arabia Saudita, que a su vez es ciegamente sostenido por los Estados Unidos y, en parte, por algunos países europeos.
Esto explica el por qué de la coalición americana y europea contra Siria y, por ende, el apoyo brindado por Rusia a Siria. Los muertos son todos sirios, sean estos sunitas, alauitas u otros.
El bombardeo de ciudades, entre ellas, de Damasco, Homs y Alepo, también ha azotado a muchos cristianos. Muchos tuvieron que huir y buscar refugio donde podían. Europa ha llevado a cabo un esfuerzo colosal para acogerlos, en particular, Alemania. Los refugiados solían ser sobre todo musulmanes, mientras que los cristianos cayeron en el olvido.
Actualmente, el país se está recuperando muy lentamente. Los problemas están muy lejos de ser resueltos, y el número de migrantes es de varios millones: nadie sabe a ciencia cierta si algún día podrán regresar al país.
Nuevamente, el fanatismo religioso --esta vez, entre sectas musulmanas- ha dejado al país completamente destruido. Y el problema fundamental del islam reaparece automáticamente, porque el islam es un proyecto, tanto político como religioso.
7. ¿Qué se debe hacer por los cristianos de Oriente Medio, para que estén bien y no emigren?
Los cristianos no son la causa de su problema. Lo es más bien una visión del islam, que establece una discriminación religiosa entre los musulmanes y los demás. Es por eso que se trata de actuar con los musulmanes. Se trata de cambiar el modo de pensar, tanto en la esfera religiosa como política.
Es un problema cultural, que está ligado al concepto mismo de religión. El cristianismo también ha tenido en su momento esta identificación, entre religión y política, y lentamente tuvo que liberarse de ella.
Esto es más difícil para nuestros hermanos musulmanes, porque la unidad entre religión y política es total desde el inicio. Europa podría ayudar al mundo musulmán desde el punto de vista cultural, fijando condiciones claras a la hora de valerse de las ayudas europeas. Esta contribución sería muy apreciada por muchos musulmanes.
Vemos un problema semejante en el Estado de Israel, donde Estado y religión se mezclan, hasta llegar a cometer injusticias contra quienes no son judíos (en particular, los musulmanes). Esta posición israelí refuerza la posición de los musulmanes extremistas. Estas dimensiones del problema no son tomadas en serio por Europa.
8. En cuanto a la integración de los musulmanes en la sociedad europea, ¿es factible que tenga éxito?
Yo diría que sí, y esto se da a través de la educación y con la práctica. Ante todo, en la escuela. Aquí, el futuro se está preparando en el trato que chicos y chicas tienen entre sí, con el mismo respeto, sin importar si son de origen europeo o migrantes, cristianos y no cristianos, o de la misma forma, y en cosas por el estilo.
Luego, en la vida cotidiana, tratar a todos de la misma manera, teniendo mayor comprensión con aquél que acaba de llegar, con todas las normas que establece el país: no sólo aquellas que rigen en las cosas visibles, sino también en la vida privada, en el comportamiento entre hombres y mujeres, entre musulmanes y no-musulmanes, en la educación escolar y académica, así como en la vida social y en las leyes.
En síntesis, se trata de educar la mentalidad de los inmigrantes, para mejor. Con la esperanza de que ellos también enseñen esto a quienes se han quedado en sus países de origen, o a aquellos que habrán de regresar algún día.
La ayuda material para los migrantes --el pan, el techo- no es suficiente. Es mucho, sí, ¡pero no basta! La persona que emigra también debe obtener una ayuda cultural, también tiene que recibir el testimonio de una dimensión espiritual, el ideal europeo y cristiano, la fraternidad universal. Entregar a otra persona, quienquiera sea ésta, lo mejor que tenemos, en particular la verdadera, absoluta y universal fraternidad, ¡como nos ha enseñado el Evangelio!
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