Miles de ciudadanos marcharon por la vida en el estado de Virginia

(LifeSiteNews) Un cielo azul cristalino y temperaturas primaverales fueron el telón de fondo de la primera Marcha por la Vida de Virginia, donde casi 7.000 ciudadanos fueron al Capitolio del Estado en Richmond el 3 de abril para pedir que «detengan el aborto» en la comunidad. Una multitud vibrante de miles de jóvenes caminaban en las calles y ocupaban todo el jardín delantero del Capitolio, donde se reunían los delegados de Virginia con sus grupos.

Misa para la vida

El día comenzó con una misa para unos 2.500 jóvenes en el Centro de Convenciones del Gran Richmond. El Reverendo Barry Knestout, Obispo de la Diócesis de Richmond, celebró la Misa. La Diócesis de Arlington celebró una Misa temprano por la mañana con el Reverendo Michael Burbidge para quienes viajan desde el norte de Virginia. LifeSiteNews estuvo presente en la misa en Richmond.

El obispo Knestout transmitió el progreso y los contratiempos que el movimiento pro-vida ha vivido en los últimos 50 años. Señaló que «hay muchos que están decididos a perpetuar la cultura de la muerte». El movimiento pro-vida continúa presionando por una legislación pro-vida más radical

«La idea es responder a la hostilidad de los defensores del aborto con nuestra propia hostilidad pero somos discípulos de Cristo. Estamos llamados a amar siempre», dijo al citar a San Juan Crisóstomo, quien predicó sobre el evangelio acerca de que los cristianos son ovejas entre lobos, el Obispo Knestout reforzó que « ̏ El Señor sabe que la hostilidad, no es una defensa feroz, sino que contrasta con un ataque feroz˝, así es con nosotros».

Después de la misa, una monja Consagrada de la Diócesis de Arlington, China Briceño habló sobre la necesidad de actuar diariamente para lograr acabar con el aborto. Ella alentó a los estudiantes a «recordar su propia dignidad» y a «dejar que la pureza de su amor brille en esta oscuridad».

«Se necesita mucho coraje para vivir una vida de pureza, una vida de amor y sacrificio como lo hizo Jesús. Seamos esa luz», dijo, refiriéndose a las caminatas en apoyo a las escuelas nacionales en las que hace un año ocurrieron tiroteos en Parkland, Florida. Ella comentó que «los jóvenes tienen el poder de cambiar la dinámica, de cambiar la voz, de cambiar lo que está pasando y de hacer algo por todos esos niños por nacer que están muriendo incluso ahora. Seamos su voz». Finalmente, pidió a los adolescentes ayunar y orar, preguntándose «¿Qué tan profundo es nuestro compromiso con los problemas pro-vida? ¿Es un compromiso de una vez al año, lo cual es un gran comienzo o podemos comenzar a orar y ayunar?».

La Marcha por la Vida Rally

Una vez en el Capitolio del Estado, subió al escenario una delegación de personas provenientes de los movimientos pro-vida tanto a nivel nacional como estatal. El padre Gino Rossi, pastor de la iglesia católica St. Patrick en Richmond, dirigió a la multitud en una oración de apertura.

La siguiente oradora fue Melissa Ohden, sobreviviente de un aborto con infusión de solución salina, Ryan Bomberger, fundador de The Radiance Foundation, Felicia Pricenor, Directora Asociada de la Conferencia Católica de Virginia, Olivia Gans Turner, Presidenta de la Sociedad de Virginia para la Vida Humana, Victoria Cobb, Presidenta de The Family Foundation, y Jeanne Mancini, Presidenta de March for Life.

Casi todos los oradores criticaron los comentarios de infanticidio sobre el gobernador Ralph Northam en enero, algunos de ellos con humor irónico. Olivia Gans Turner señaló que a ella «le gusta dar crédito a lo que se merece. Si Ralph Northam te dio algo este año, te dio razones para elevar tus voces». .

Finalmente, una sorpresa para los pro-vida del Senado y de la Cámara de Representantes, fue el discurso del presidente de la Cámara de Representantes, Kirk Cox, quien entusiasmó y sorprendió tanto a la multitud como a los organizadores de la marcha.

Durante el discurso del orador Cox, la multitud aplaudió «¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!».

La marcha luego salió en cascada por las calles del centro de Richmond. Los gritos alegres y los cantos como: «Jesús ama a los niños pequeños» callaron el ruido de la ciudad.

El coro de la juventud, la vida y el amor por la vida resonaron por las calles y transmitieron, no un aire de desesperación, sino uno de esperanza y la posibilidad de que, con los brazos y la frente en alto, la vida ganará en Virginia.

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