(El País/InfoCatólica) Al menos 18 personas, entre civiles y miembros de las fuerzas de seguridad, han muerto y otras 15 han resultado heridas este domingo en un atentado suicida con coche bomba registrado cerca de la plaza de Tahrir de la capital siria, próxima al centro histórico.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, ONG con informadores sobre el terreno, aseguró también que otros dos vehículos cargados con explosivos fueron interceptados y destruidos tras una persecución policial en la carretera que conduce al aeropuerto.
Sin precisar el número de víctimas, la agencia de prensa oficial SANA había informado de que «los terroristas intentaron hacer estallar tres coches bomba de forma simultánea». Dos de ellos fueron destruidos por las fuerzas de seguridad en la carretera del aeropuerto, según la misma fuente, mientras que el conductor del tercero logró hacer detonar su carga explosiva en Bab Tuma (lugar próximo a la plaza de Tahrir). Las imágenes difundidas por la televisión estatal mostraban restos de vehículos calcinados o dañados por la explosión.
El ataque conjunto de los tres coches bomba, cuya autoría no ha sido aún reclamada por ningún grupo, podía haber causado una matanza en Damasco. Controlada por el régimen del presidente Bachar el Asad, la capital se ha mantenido en gran medida al margen de los violentos combates que desde el inicio del conflicto, en marzo de 2011, han ensangrentado el país árabe.
Antecedentes
La principal ciudad siria, que junto con su zona metropolitana contaba con 2,5 millones de habitantes antes de la guerra, se ha visto en cambio sacudida por explosiones y mortíferos atentados. El pasado 15 de marzo, dos ataques suicidas —uno de ellos en el Palacio de Justicia— que causaron 32 muertos en Damasco fueron asumidos por el Estado Islámico. Cinco días antes habían perdido la vida 74 personas en un doble atentado contra peregrinos chiíes que fue asumido por Tahrir al Sham, segunda reedición de Frente al Nusra (filial de Al Qaeda).
El ISIS se atribuyó la autoría del mayor atentado registrado en el área de Damasco durante el conflicto, que se cobró 134 vidas en febrero de 2016 en los lugares santos chiíes de la mezquita de Sayeda Zeinab, un centro de peregrinación situado en los alrededores de la urbe. La relativa calma bélica en Damasco contrasta con los intensos combates que se han sucedido en feudos de la oposición en la provincia, como el distrito de Duma oriental.
La contienda civil siria ha causado más de 320.000 muertos y ha provocado que más de cinco millones de civiles hayan buscado refugio en el exterior y otros seis millones se hayan visto forzados a abandonar sus casas dentro del país árabe, según el recuento del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, ONG basada en Reino Unido.
Los ataques terroristas en Damasco suelen coincidir con el inicio de los procesos de diálogo para intentar poner fin al conflicto, como ya ocurrió el pasado marzo. El enviado de Naciones Unidas para Siria, Staffan de Mistura, ha convocado el próximo día 10 de julio a las partes para reanudar las negociaciones de paz de Ginebra, con el complejo objetivo de pactar una Constitución de consenso. Tanto el ISIS como la filial de Al Qaeda han sido excluidos del armisticio vigente desde el 30 de diciembre, tras la caída del último reducto de la oposición en el este de Alepo.
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