(Juan José Benito/Levante-emv) Según los vecinos el incendio se produjo entorno a las cuatro de la mañana. Cristobal Zurita, párroco de la iglesia Santa Magdalena, de la que depende esta capilla, explicó tras haber presentado la denuncia junto al arcipreste Emili Vinaixa, que barajan la hipótesis de que los causantes del incendio fueran jóvenes que entraron en el interior del templo «a base de patadas y golpes en la puerta principal de acceso».
Esa noche un grupo de jóvenes se reunió delante de la capilla para hacer botellón. «La prueba son las latas de cerveza que aún quedan por recoger, cuando he llegado había unas cuarenta», explicó el sacerdote. Los agentes de la policía judicial sacaron huellas de los botes que todavía quedaban a las puertas de la capilla para identificar a los autores. Zurita explicó que, una vez dentro «amontonaron una gran cantidad de sillas y les prendieron fuego, esto ha hecho que las persianas se derritieran, han removido las imágenes, y el mismo mantel lo han utilizado para quemar». Para encender el fuego también se utilizaron libros litúrgicos que había en la capilla.
Daños por 20.000 euros
Los daños son cuantiosos ya que, además del mobiliario quemado, también han quedado dañados la instalación eléctrica y la de megafonía y parte de las persianas. Parte de la talla del techo también se ha desprendido por efecto del calor pero, tras una primera revisión, no se han detectado problemas estructurales. En total, el coste de las reparaciones puede oscilar entre los 15.000 y los 20.000 euros.
Zurita mostró su alivio al ver que las imágenes no fueron pasto de las llamas, «aunque sí están chamuscadas». En esta capilla se encuentra la imagen del Crist dels Mariners, muy venerada. «Está sucia por el humo, igual que las otras, dentro de lo que cabe, el daño ha sido inferior a lo que pudo haber sido», manifestó Zurita.
Estufas de butano
Las consecuencias de la gamberrada pudieron ser mayores, ya que en la planta superior está el local donde ensaya la coral García Julbe y hay varias estufas de butano, según el presidente de la coral y hermano mayor de la cofradía del Crist dels Mariners, Agustí Gombáu, quien ratifica que vio a un grupo de jóvenes en la puerta. «Había aquí fuera una juerga, mucho follón, la coral tuvo que cerrar las puertas a pesar del calor porque entraba mucho escándalo».
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