El Papa ve una solución pacífica al conflicto en Siria


(EFE/InfoCatólica) Ante unas 100.000 personas, según cifras oficiales, que abarrotaban la plaza de San Pedro y los aledaños donde fueron colocadas pantallas gigantes para seguir el acto, el papa hizo un llamamiento al fin de la guerra: «!Que termine el sonido de las armas!», exclamó.


«El perdón, el diálogo, la reconciliación, son las palabras de la paz: en la amada nación Siria, en Oriente Medio, en todo el mundo», aseveró el papa en su meditación en la que instó a la reconstrucción de la fraternidad fundada en el amor y la bondad del uno al otro. «En cada guerra hacemos renacer a Caín», advirtió el papa argentino.


El papa Francisco llegó a pie a las 19:00 hora local al exterior de la Basílica de San Pedro acompañado por el cardenal Angelo Comastri, arcipreste de San Pedro y vicario de la Ciudad del Vaticano, mientras aguardaban religiosos de todas las órdenes, miembros de la Curia y autoridades religiosas cristianas orientales.


En un altar situado en el exterior de la Basílica, el papa rezó el rosario tras la entronización de la imagen de la Virgen «Salus Populi Romani», muy querida por los romanos, que fue trasladada al altar a hombros de cuatro guardias suizos al son del Ave María. Finalizado el rosario, el papa se dirigió a los presentes en una alocución en la que pidió sin ambages el fin de la guerra en Siria. «La guerra siempre marca el fracaso de la paz y ello es siempre una derrota para la humanidad», sostuvo el papa argentino. «Hemos perfeccionado nuestras armas -dijo-, nuestra conciencia está dormida, hemos hecho más sutil la razón para justificarnos como si fuera una cosa normal y así seguir causando estragos, dolor y muerte».


Durante su homilía a los fieles, entre los que se encontraba una delegación islámica de la comunidad del Mundo Árabe en Italia, con su presidente Foad Aodi al frente, Bergoglio instó «a reconstruir la armonía mediante la unión no con la confrontación» porque «la violencia, la guerra tienen el lenguaje de la muerte». Se preguntó el papa si era posible ir por otro camino, que no sea el de la guerra. «¿Podemos salir de esta espiral de dolor y de muerte?», inquirió. Para el pontífice argentino, «invocando la ayuda de Dios, bajo la mirada materna de la ‘Salus Populi Romani’, Reina de la paz, quiero responder: Sí, es posible para todos. Esta noche quisiera que de cada parte de la tierra gritásemos: sí, es posible para todos».


Las palabras del pontífice fueron largamente aplaudidas por los participantes en la Vigilia en la que además de religiosos, había políticos, miembros del cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede y representantes de diversas instituciones italianas, además de miles de peregrinos y fieles, sobre todo, romanos.


Al término de la homilía, se celebró la Adoración Eucarística a cuyo término cinco parejas procedentes de Siria, Egipto, Tierra Santa, Estados Unidos y Rusia hicieron la oferta del incienso en un brasero colocado en el estrado a la derecha del altar. Hubo lecturas bíblicas y de oraciones por la paz compuestas por papas, como la de Pío XII que leyó una niña, además de bellísima música sacra.


También en la plaza de San Pedro se dispusieron 50 confesores, según expreso deseo del papa, para quien quisiera recibir el sacramento de la reconciliación y se vivieron momentos de imponente silencio.


La ceremonia, que duró cuatro horas, terminó con la bendición eucarística durante la que el papa se envolvió en una capa pluvial y después se entonó el canto del Tantum Ergo.


El pontífice convocó este acto el pasado 1 de septiembre durante el tradicional rezo del Ángelus, en el que lanzó un enérgico llamamiento para que «no haya más guerras» y expresó su preocupación por el «dramático desarrollo que se presenta en Siria».



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