El Colegio Oficial de Psicología de Cataluña (COPC) acaba de publicar una noticia en su página web reiterando que no avala ni da soporte al modelo llamado “Bioneuroemoción”. Ya en 2014 emitió un comunicado desmarcándose de esta pseudoterapia, donde dejaba bien claras las cosas. Como algunos psicólogos colegiados siguen empleando esta técnica, parece necesaria esta aclaración.
De hecho, recientemente un grupo de científicos inició una campaña de recogida de firmas en la que, entre otras cosas, se dirigían a los colegios profesionales pidiéndoles “que persigan activamente la promoción y el uso de terapias mágicas y pseudociencias que ponen en peligro la salud de la población, y que tomen las medidas adecuadas y recogidas en sus códigos deontológicos para perseguir la intromisión en sus actividades profesionales y pongan en conocimiento de las autoridades la mala práctica que conlleva el uso de las pseudoterapias”.
Hace pocos días se supo que una valenciana enferma de cáncer había muerto tras dejar su tratamiento de quimioterapia y acogerse a la aplicación de la Bioneuroemoción, una pseudoterapia inventada por el psicólogo catalán Enric Corbera. Por ello la noticia publicada por el COPC es una reacción esperada y justa ante una mala praxis que se está cobrando víctimas. Reproducimos la noticia a continuación, traducida al castellano.
Ningún aval científico
El hecho de que algunos valedores del modelo llamado Bioneuroemoción sean colegiados adscritos al Colegio de Psicología no supone que cuenten con el soporte ni con el aval de la institución. La Bioneuroemoción no responde a ningún canon modélico aceptado por la ciencia y solamente forma parte de un registro de propiedad particular de tipo comercial.
El autonombrado “Instituto de Bioneuroemoción” estaría entregando títulos en Bioneuroemoción sin ninguna validez oficial que faculte para nada, a pesar de que el citado título tampoco lo pretenda en su texto. Por tanto, no puede ser denunciado.La Junta de Gobierno del COPC publicó en febrero de 2014 el siguiente manifiesto donde la institución se desmarcaba del modelo explicativo de la enfermedad denominado Bioneuroemoción, Biodescodificación.
A consecuencia de la creciente inquietud que varios colegiados han transmitido a esta institución y la recepción de diversas quejas presentadas por ciudadanos en relación tanto al supuesto modelo explicativo de la enfermedad, denominado “bioneuroemoción”, y su concreción práctica a través de procedimientos englobados bajo la denominación “curso de milagros” (por ejemplo), el Col-legi Oficial de Psicòlegs de Catalunya –en cumplimiento de las funciones sociales que le impone la Ley y sus estatutos– se ve en la necesidad de hacer público su posicionamiento y manifestar que no considera que en este momento, este modelo y prácticas derivadas cuenten con el aval y la garantía suficiente para poder ser definidos como que se sitúan en los estándares científicos y de calidad propios de la práctica psicológica, y que por tanto no pueden encuadrarse en los cánones que prevé la Lex Artis propia de la profesión o el oficio de Psicólogo.
En este sentido, el hecho de que algunos de los valedores de este modelo y prácticas derivadas, pertenezcan al COPC no supone que cuenten con el soporte o aval de esta institución, situando su práctica, por tanto al margen de las reconocidas como propias para este colegio profesional. Es por esto que esta corporación hace pública su decisión de reservarse las acciones legales y estatutarias que en virtud de sus competencias y funciones colegiales se le reconocen en defensa de la profesión, sus integrantes y usuarios.
Marcas comerciales que buscan clientes
Como institución oficial representante de los profesionales de la Psicología en Cataluña, el COPC se ratifica en este manifiesto y en el hecho de que únicamente puede avalar aquellos modelos terapéuticos que, basados en la evidencia, tengan reconocimiento académico internacional presentándose como modelos válidos para que los psicólogos/as los puedan implementar en su práctica profesional.
Todos aquellos otros modelos que no coincidan con la anterior afirmación y que no estén reconocidos ni validados por la comunidad científica acostumbran a pertenecer a “registros de marca” comercial por parte de particulares con la intención de llamar la atención del usuario para obtener un mayor número de clientes.
Alarma, confusión y fraude
En la medida, sin embargo, en que un determinado modelo de estas características se acerca a prácticas propias de pseudoterapias alternativas y que su aplicación genera alarma, confusión o expectativas de cura sobredimensionada o mágica poniendo incluso en riesgo la salud física o psíquica de los pacientes seguidores, el COPC se desmarca públicamente de este modelo.
Especialmente si se está llevando a cabo por licenciados debidamente colegiados, como es el caso de la Bioneuroemoción, definición que no responde, insistimos, a ningún canon modélico aceptado por la ciencia sin ninguna validez científica dentro de los fórums clínicos u hospitalarios, propiciando definiciones del público indicadores de fraude o superchería.
El ciudadano está, pues, advertido y sabe o debería saber que puede informarse en la web o en la sede del Colegio. A partir de aquí, la responsabilidad de adherirse o no a estas enseñanzas, no reconocidas ni válidas ni oficiales, es del propio ciudadano.
Hacen falta denuncias
A partir de este posicionamiento muy específico, en este caso hacia la Bioneuroemoción y siguiendo con los criterios de equidad basada en la evidencia que todo el mundo merece, la institución puede actuar y actúa cuando se produce una denuncia o se constata la existencia objetiva (es decir, con pruebas sólidas) de una mala praxis.
Ni una cosa ni la otra se ha producido por ahora en el caso de la Bioneuroemoción, a pesar de que es evidente la existencia de una creciente inquietud entre el público por lo que parecería ser, además, una deriva sectaria, aunque en una práctica más formativa que clínica, donde el autodenominado “Instituto de Bioneuroemoción” estaría entregando, a aquellos que siguen su formación, títulos en bioneuroemoción sin ninguna validez oficial que no facultan para nada, a pesar de que el “diploma”, en su texto, tampoco lo pretende. Por tanto, no puede ser denunciado. Los fraudes aceptados por defraudados no tienen lectura jurídica.
El colegio profesional, preocupado
Para que pueda progresar cualquier denuncia, ésta se ha de presentar sólidamente sustentada; si no, el juez la descartará. El COPC está cada vez más preocupado por este creciente rumor de abuso y mala praxis que se establece alrededor de la Bioneuroemoción, pero ni la Junta de Gobierno ni el Gabinete Jurídico o la Comisión Deontológica podrán actuar con garantía sin pruebas sólidas que faciliten la sanción que podría llegar a la expulsión del Colegio, además de la imputación penal si se prueba todo lo que se dice en clave de rumor.
Esta institución colegial, por tanto, es la primera que se siente molesta e inquieta por el supuesto hecho de que uno de sus colegiados pueda estar actuando fuera de la lex artis desprestigiando al resto de su colectivo. En consecuencia, el COPC es el primero en querer aclarar esta situación para que deje de producirse, especialmente en la medida en que el responsable mencione gozar de la garantía –que no protección– que lógicamente subyace en el hecho de estar colegiado.
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