El Cardenal Marx aprueba la «bendición» de parejas homosexuales

(Catholic Herald/InfoCatólica) El Presidente de la Conferencia Episcopal de Alemania, el Cardenal Reinhard Marx ha aprobado la «bendición» a las parejas homosexuales «caso por caso».

En declaraciones a la radio alemana Bavarian State Broadcasting, el 3 de febrero, el Cardenal Marx dijo que «se trata de la atención pastoral para casos individuales, y eso se aplica también en otras áreas, que no podemos regular, donde no tenemos un conjunto de reglas».

La entrevista se realizó en el marco del décimo aniversario del Cardenal Marx como Arzobispo de Munich y Freising, en Alemania.

El mes pasado, el obispo Franz-Josef Bode, vicepresidente de la conferencia de obispos alemanes, pidió un debate sobre si el clero católico debe bendecir las uniones entre personas del mismo sexo.

Él dijo: «Tenemos que preguntarnos cómo nos encontramos con aquellos que forman esas relaciones y también están involucrados en la Iglesia, cómo los estamos acompañando pastoral y litúrgicamente».

El otoño pasado, las primeras bodas homosexuales se llevaron a cabo en Alemania, luego de una votación del parlamento en junio para permitir el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Las declraciones del Cardenal Marx contradicen la enseñanza de la Iglesia que reconoce que enseña que las personas homosexuales «están llamadas a la castidad» y que los actos homosexuales «no pueden recibir aprobación en ningún caso».

Catecismo de la Iglesia Católica - Castidad y homosexualidad

2357 La homosexualidad designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo. Reviste formas muy variadas a través de los siglos y las culturas. Su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado. Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves (cf Gn 19, 1-29; Rm 1, 24-27; 1 Co 6, 10; 1 Tm 1, 10), la Tradición ha declarado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso.

2358 Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas. Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición.

2359 Las personas homosexuales están llamadas a la castidad. Mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana.

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