Había mucha expectación este año con la tradicional peregrinación Populus Summorum Pontificum en tiempos de restricciones, por un lado las del virus que requerían de forma obligatoria el test de antígenos para pisar suelo italiano y por otro lado las del Motu propio Traditionis custodes que viene a limitar la celebración de la Misa de San Pío V, tras el anterior Motu propio Summorum Pontificum, que daba total libertad. Por estos motivos para mí era muy importante participar por primera vez en la peregrinación, que cumple este año su décima edición y que está teniendo lugar en Roma los días 29, 30 y 31 de este mes y lo estoy haciendo con mucha alegría, para dar testimonio público en defensa de la Misa Tradicional.
Quise llegar un día antes para saborear por tercera vez en mi vida la Ciudad eterna, en donde sin duda se palpa la grandeza y la belleza de la Iglesia en cada rincón, en cada esquina, en cada baldosa del empedrado. Vinimos un buen grupo de Barcelona y visitamos varias iglesias teniendo como plato fuerte la Basílica de Santa María la Mayor, realmente impresionante, una Basílica que se construyó en gran parte con el oro que aportaron los reyes de España. Fue un lujo tener como guía a Miguel Ángel Gutiérrez, miembro de la TFP, sin duda un grandísimo conocedor de la historia y el arte sacro de Roma.
Tras velar armas rezando y paseando plácidamente por Roma nos recibió el acto inaugural. La cita era a las 5:30 de la tarde, cuando el sol otoñal se retiraba y las fauces de la noche esperaban su momento.
Como es tradición, la peregrinación se inauguró el viernes por la tarde en la Basílica de Santa Maria dei Martiri del Pantheon, con el rezo de Vísperas cantado de forma solemne, que ofició en esta ocasión Mons. Marco Agostini. Fue una liturgia realmente celestial. La melodiosa música polifónica elevaba literalmente el alma hacia el cielo en un templo imponente que permanece inamovible tras dos milenios de historia.
Hoy sábado, en la iglesia de los Santos Celso y Julián tuvo lugar la adoración del Santísimo Sacramento, presidida por el canónigo Antoine Landais. Un acto litúrgico cuidado con todo el respeto que merece la Sagrada Eucaristía, con la iglesia a rebosar y todo el mundo rezando con el mayor fervor. En esa iglesia tuvo lugar el bautismo de S.S. Pío XII, como consta en una lápida alusiva a tal efeméride. El templo fue consagrado en el año 432 por el papa Celestino I y reconstruido en 1733 por C. De Dominicis. Se trata de una iglesia de estilo rococó de planta elíptica.
Posteriormente salimos desde la mencionada iglesia en procesión hacia la Basílica de San Pedro, cruzando el Puente Sant‘Angelo y la Via della Conciliazione. Realmente era espectacular contemplar la procesión desde el precioso puente con la Basílica de San Pedro majestuosa en lontananza.
Seminaristas y sacerdotes ataviados con sotanas de azabache, enroquetadas, rezando y cantando con fervor y entusiasmo, seguidos de un numeroso número de fieles portando banderas de varios países del mundo. Cabe destacar la gran cantidad de jóvenes, especialmente de un país como España en donde está despertando cada vez con más fuerza el amor por la liturgia de siempre. Hecho que se vio acrecentado de forma pública este verano en la I peregrinación Nuestra Señora de la Cristiandad a Covadonga. La entidad ha estado presente, siendo encabezada por su máxima representante Diana Catalán. También ha participado, como viene siendo habitual, Una Voce España, con la presencia de su presidente Juan Manuel Rodríguez. Entre el grupo de españoles nos honró con su presencia el canónigo José-Apeles Santolaria de Puey, residente en Roma. Participaron diferentes personalidades eclesiásticas de la Iglesia como Mons. Nicola Bux, consultor de la la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos o el ceremoniero pontificio, monseñor Marco Agostini.
Igualmente estuvieron muy bien representados diferentes grupos internacionales: Fœderatio Internationalis Una Voce, Coordinamento Nazionale del Summorum Pontificum, Notre-Dame de Chrétienté, Latin Mass Society, Pro Missa Tridentina, Orémus - Paix Liturgique, Una Voce Italia, Una Voce France, Senza Pagare, CIEL y Fœderatio Internationalis Juventutem.
Mons. Patrick Descourtieux presidió la Misa principal de la peregrinación en el altar de la Cátedra, de la Basílica de San Pedro. Todo estuvo cuidado con esmero, una liturgia exquisita y unos fieles fervorosos y ejemplares.
Mañana domingo en la iglesia de la Santísima Trinidad de los Peregrinos, tendrá lugar la Misa de clausura, celebrada por el Padre Claude Barthe, capellán de la peregrinación. Estamos seguros que será un excelente colofón para esta décima edición, en la que han participado un millar de entusiastas peregrinos de todo el mundo.
Por Javier Navascués
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