(Fides/InfoCatólica) La situación en el País de los Cedros se ha vuelto crítica tras los trágicos incidentes que tuvieron lugar el jueves 14 de octubre cuando, en Beirut, siete manifestantes chiítas fueron asesinados por francotiradores apostados en los tejados del barrio cristiano por Tayyouneh-Ain al Remmaneh.
La propuesta la planteó el Cardenal Béchara Boutros Raï, Patriarca de la Iglesia Maronita, en una apretada agenda de encuentros con los más altos líderes institucionales del País de los Cedros.
En solo un día, el Primado de la Iglesia Maronita fue recibido por el presidente Michel Aoun (cristiano maronita), por el premier Najib Mikati (musulmán sunita) y por el presidente del Parlamento Nabih Berri (musulmán chiíta). Sus tres interlocutores recibieron de buen grado sus sugerencias para apaciguar los peligrosos conflictos políticos e institucionales que paralizan al país, junto con la devastadora crisis económica, y aliviar las condiciones de vida de millones de libaneses, así como para alejar la pesadilla de los sangrientos conflictos sectarios de los años de la guerra civil.
Respondiendo a los periodistas que lo esperaban tras sus conversaciones con los tres altos representantes de las instituciones libanesas, el Patriarca maronita no quiso revelar los detalles de su propuesta, limitándose a presentarla como «una política constitucional y jurídica», justificando su protagonismo como un intento de ofrecer soluciones políticas a la crisis antes de que degenere en enfrentamiento armado entre facciones.
«Las mías, - explicó el cardenal libanés -, fueron visitas a quienes están directamente interesados en la acción política para confirmar que la política debe preceder a los acontecimientos y no actuar a posteriori. La acción política trata de anticipar eventos y encontrar una manera de lidiar con ellos antes de que se intensifiquen».
Ante los recientes eventos en el barrio cristiano de Beirut, el Patriarca aseguró que «las cosas no se resuelven en la calle. Hemos visto lo que pasa cuando los problemas llegan a la calle. Los problemas deben abordarse y resolverse políticamente, y así se evitan los conflictos en la calle. No es deseable salir a la calle cuando surge un problema, porque entonces puede suceder que el pueblo se oponga al ejército y a las fuerzas de seguridad; como si el ejército, el poder judicial y el pueblo fueran enemigos. La política es el arte de anticipar eventos y resolver problemas antes de que se intensifiquen, y espero que los políticos actúen desde esta perspectiva. Si no es así, pasará lo que ahora vemos, con el caos en las calles y las armas, tanto legales como ilegales».
A pesar de la reserva que mantiene el Patriarca, en los medios libaneses circulan rumores sobre el contenido de su propuesta. Según las reconstrucciones más fiables, el cardenal libanés habría sugerido someter al juicio de una comisión de investigación integrada por parlamentarios a los exponentes políticos, -casi todos vinculados al partido chií Amal, encabezado por el presidente del Parlamento, Nabih Berri-, que terminaron en el punto de mira de la acción procesal del juez Tarek Bitar por sus presuntas responsabilidades penales respecto a la explosión del puerto. Al mismo tiempo, «la solución» propuesta por el Patriarca también incluiría el cese de los intentos de procesar al líder político cristiano Samir Geagea, jefe de las Fuerzas Libanesas, como líder político-moral del asesinato de los militantes chiítas el 14 de octubre en Beirut, en la zona cristiana de Ain al Remmaneh. Por esos disturbios y por los asesinatos, el juez Fadi Aqiqi acusó a 68 personas de asesinato, intento de asesinato, destrucción de propiedad pública y delito de odio. 18 de los acusados están detenidos. Tras la muerte de los militantes chiítas, según información de la Agencia Fides, el Partido chií de Hezbollah y sus medios de referencia habían acusado a los militantes de las Fuerzas Libanesas, el partido liderado por Geagea, como perpetradores de la masacre.
Por su parte, las Fuerzas Libanesas rechazan dicha acusación de haber tendido una emboscada premeditada a los simpatizantes de Hezbollah argumentando que algunos vecinos de Ain al Remmaneh-Tayyouneh tan solo se habían defendido «de los militantes chiítas que pretendían entrar en sus casas». Entre algunos medios de comunicación y analistas, ha empezado a calar la retórica sectaria sobre milicias que defienden y protegen los llamados «barrios cristianos» de las incursiones de grupos vinculados a los partidos chiítas Hezbollah y Amal.
El domingo 24 de octubre, durante su homilía, el Patriarca Raï había pedido que las investigaciones sobre la masacre se lleven a cabo sin «intimidación» y sin criminalizar «a un solo partido, como si fuera el único responsable». El cardenal libanés también advirtió contra cualquier intento de utilizar la investigación de los incidentes de Tayyouneh-Ain al-Remmaneh para oscurecer y ralentizar el trabajo del juez Tarek Bitar sobre las explosiones en el puerto de Beirut de agosto de 2020.
Los analistas libaneses contactados por la Agencia Fides, ven en las propuestas del Patriarca un intento de encontrar soluciones «de amplio y alto compromiso» que, por diferentes motivos, puedan encontrar el apoyo de la mayoría de los bloques y líderes políticos presentes en la escena política nacional, además de enfriar los enfrentamientos y posponer la rendición de cuentas hasta los plazos electorales del próximo año (elecciones políticas y elección del nuevo presidente de la República del Líbano). Los mismos analistas invitan a leer las maniobras de los distintos sujetos políticos libaneses teniendo en cuenta su necesidad de tomar posiciones de fuerza ante esos nombramientos electorales, sin olvidar nunca el complicado panorama de alianzas locales, regionales y globales que condicionan constantemente la situación y la vida política y social del País de los Cedros.
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