Toma de posesión del nuevo arzobispo de La Habana
Mons. Juan de la Caridad: «Deseo que los cubanos puedan vivir, comer, trabajar, estudiar y morir en paz»
El nuevo arzobispo de La Habana, Mons. Juan de la Caridad García, tomó anoche posesión de su cargo abogando por la continuidad del diálogo entre la Iglesia Católica y la dictadura comunista. «Ustedes comprenderán que estoy asustado, y no entiendo el misterio de por qué estoy aquí. Deseo que los cubanos puedan vivir en paz, comer en paz, trabajar y estudiar en paz, y morir en paz», dijo el prelado.
(Agencias) «Su presencia aquí nos alienta y nos anima a continuar con el diálogo que puede ser más eficaz, más real para que la Iglesia pueda encontrar otros espacios propios de su misión evangelizadora, litúrgica, educativa y caritativa», dijo el prelado al saludar al vicepresidente cubano, Salvador Valdés, y la jefa de la Oficina de Asuntos Religiosos del Partido Comunista (PCC, único), Caridad Diego, presentes en la ceremonia religiosa.
Monseñor García estuvo acompañado de su antecesor en el cargo, el cardenal Jaime Ortega. Durante el rito de toma de posesión el cardenal invitó al nuevo Arzobispo de La Habana a ocupar la Cátedra y le entregó el báculo pastoral, y según se informó, el próximo 29 de junio recibirá el palio de manos del papa Francisco en la celebración de la Solemnidad de los santos Pedro y Pablo que tendrá lugar en Roma.
El canciller de la Archidiócesis, Monseñor Polcari, leyó las Letras Apostólicas (Bula Papal), donde el pontífice dijo que monseñor García fue considerado «apto» para su nombramiento como Arzobispo de La Habana por sus «reconocidas cualidades intelectuales y morales» además de gozar de «amplia experiencia» en el ejercicio de la labor pastoral.
En su primera eucaristía, el nuevo Arzobispo de La Habana recordó el lema de su ordenación sacerdotal «a dondequiera que me envíes, iré y todo lo que me mandes diré» y afirmó que en su misión son «destinatarios preferidos» los pobres, los ancianos, los presos y los descartados del rebaño.
Asimismo señaló a los educadores católicos que enseñar es «un regalo que permanece toda la vida y una misión esencial de la Iglesia» y animó a constituir nuevas familias dentro del matrimonio, así como a «vivir, trabajar, estudiar, convivir y morir en paz».
Monseñor García estuvo acompañado por miembros de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba y obispos invitados de España, Venezuela, Puerto Rico y la ciudad estadounidense de Miami.
Entre la multitud de fieles, diáconos, sacerdotes y religiosos y religiosas de distintas congregaciones y diplomáticos que abarrotó la centenaria Catedral habanera, también estuvo un grupo de representantes de la comunidad católica de la Arquidiócesis de Camagüey, donde monseñor García se desempeñó como arzobispo hasta hace unos días.
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