Cada vez más cerca la comunión plena del lefebvrismo con Roma

Cuando el 22 de enero del 2009, Benedicto XVI decidió levantar la excomunión a los obispos de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, se dio el primer paso para el retorno del lefebvrismo a la plena comunión con la Santa Sede. Desgraciadamente, Mons. Williamson, uno de los cuatro obispos que fueron objeto de esa medida de gracia del pontífice alemán, no solo no forma parte ya de la FSSPX sino que anda ordenando obispos por ahí, lo cual implica que vuelve a estar excomulgado. 

A pesar del levantamiento de la excomunión, la situación canónica de los ministros ordenados de la FSSPX sigue siendo irregular. Ya en el 2009 empezaron los contactos para solucionar esa situación, pero parece que es ahora, en pleno pontificado de Francisco, cuando se puede encontrar la salida que permita al lefebvrismo insertarse de pleno derecho en el seno del catolicismo post-conciliar.

A ello está ayudando el hecho de que el papa Francisco, siendo cardenal y arzobispo de Buenos Aires ya mantuvo una actitud conciliadora con el lefbvrismo en Argentina. El Santo Padre y Mons. Bernard Fellay, Superior de la SSPX, se encontraron casualmente en Santa Marte en diciembre del 2013 y lo han vuelto a hacer, ya más formalmente, el primer sábado del pasado mes de abril. El encuentro duró cuarenta minutos. Aunque la portavocía de la Santa Sede habló de un encuentro informal y no oficial, es evidente que no se trataba de algo improvisado y sin importancia.

El portal Adelante en la Fe publicó el pasado 16 de abril una carta del Padre Schmidberger, ex-Superior de la FSSPX y rector del seminario de habla alemana de la FSSPX en Zaitzkofen (Alemania). En esta misiva claramente se estaría preparando a los miembros de la FSSPX a un inminente reconocimiento canónico.

También es destacable la entrevista concedida a Zenit por Monseñor Guido Pozzo, secretario de la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, fundada en 1988 por San Juan Pablo II, precisamente con el principal objetivo de entablar un diálogo con los lefebvrianos. Mons. Pozzo, tras indicar los obstáculos doctrinales -los mismos de siempre- todavía presentes para la plena reconciliación, dijo algo fundamental para entender lo que puede estar a punto de pasar: 

Se trata en todo caso de temas que igualmente podrán ser objeto de profundización y aclaración después de la plena reconciliación. Lo que parece esencial es encontrar una plena convergencia sobre lo que se requiere para estar en plena comunión con la Sede Apostólica, es decir sobre la integridad de la Profesión de Fe católica, sobre el vínculo de los sacramentos y sobre la aceptación del Supremo Magisterio de la Iglesia. 

Finalmente, el propio papa Francisco contestó a la revista La Croix a una pregunta sobre la posible concesión de una prelatura a la SSPX para regularizar su situación en la Iglesia. Y el Santo Padre contestó lo siguiente:

“Sería una solución posible, pero antes hay que llegar a un acuerdo fundamental con ellos. El Concilio Vaticano II tiene su valor. Se avanza lentamente, con paciencia".

Por último, Mons Fellay concedió una amplia entrevista a Edward Pentin (parte I, II y III) en la que aseguraba que para Roma “la cuestión de la libertad religiosa, de la Nostra Aetate, o sea la relación con las otras religiones, del ecumenismo, e incluso la reforma litúrgica, no nos separa de la Iglesia. Podemos cuestionar dichos temas y seguir siendo católicos. El criterio para juzgar nuestro catolicismo ya no serán estos puntos. Esto es muy importante".

No está claro cómo conciliar el hecho de que el Papa hable del valor del concilio Vaticano II y Mons. Fellay diga que la postura tradicional de ellos sobre el concilio no necesite cambiar para ser acogidos plenamente en la Iglesia, pero quizás las palabras de Mons. Pozzo anteriormente señaladas sean el puente que una ambas ideas.

Si finalmente se produce la deseada reconciliación plena y, sobre todo si se les concede una prelatura personal -la segunda tras el Opus Dei-, el lefebvrismo podrá instalarse con todas las de la ley en cualquier diócesis del mundo, sin necesidad de recibir la aprobación de los obispos diocesanos. Sus seminarios pasarán a ser “oficiales". Sus sacerdotes podrán ejercer su ministerio sin trabas, al menos entre los seglares que formen parte de la prelatura. El resto de fieles podrán acercarse a sus Misas sin restricción alguna. De hecho, la independencia del clero lefebvrista respecto a los obispos vendría dada por la propia naturaleza canónica de las prelaturas. Así lo indica el CIC:

295 § 1. La prelatura personal se rige por los estatutos dados por la Sede Apostólica y su gobierno se confía a un Prelado como Ordinario propio, a quien corresponde la potestad de erigir un seminario nacional o internacional así como incardinar a los alumnos y promoverlos a las órdenes a título de servicio a la prelatura. § 2. El Prelado debe cuidar de la formación espiritual de los ordenados con el mencionado título así como de su conveniente sustento.

Ni que decir tiene que este proceso plantea algunas preguntas. Por ejemplo:

- ¿en qué lugar quedan los tradicionalistas que han estado siempre en comunión con la Sede Apostólica?

- ¿cómo es posible que el lefebvrismo acepte una reconcilación con Roma cuando estamos en un pontificado que no se caracteriza precisamente por su conservadurismo doctrinal y litúrgico? ¿se tirará el sector “progresista” de la Iglesia al cuello del papa Francisco de la misma manera que lo hicieron cuando Benedicto XVI les levantó la excomunión? ¿existe el peligro de una ruptura en el seno de la FSSPX, más allá de la ya protagonizada por Mons. Willamson?

- ¿cómo conciliar en una misma Iglesia posturas tan opuestas como las del tradicionalismo lefebvrista y el modernismo kasperita?

Y surgen otros interrogantes en cuanto a la institucionalización, en gran parte derivados del poco desarrollo de la figura jurídica de la Prelatura:

- ¿Habrá laicos pertenecientes a la Prelatura lefebvriana?, ¿será una prelatural exclusivamente clerical?, ¿qué impacto tendrá en el entendimiento del Opus Dei?

- Al ser sacerdotes plenamente católicos, ¿podrán las órdenes religiosas femeninas y las no clericales tener como capellanes a miembros de la SSPX? ¿ayudará ello a extender mucho más la Forma Extraordinaria del Rito Romano?

Pidamos al Señor que ilumine a todos.

Luis Fernando Pérez Bustamante

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