«Es repulsivo: me han llegado a decir que, como estoy en contra de la ley contra la violencia de género, estoy a favor de que maten y agredan a las mujeres», lamentaba la abogada doña Yobana Carril durante la primera sesión de las XI Jornadas Católicos y Vida Pública de Alicante, celebradas en la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia entre el 23 y 24 de septiembre. Organizadas por la ACdP y la Fundación San Pablo CEU, con la colaboración de la Diócesis de Orihuela-Alicante.
Tituladas «La corrección política, ¿herramienta de control social?», las jornadas abordaron la imposición de una visión monolítica de la realidad, el fenómeno de la cancelación y el auge de los nuevos populismos. En esta línea, Carril cargó contra la tiranía del pensamiento único en los tribunales que tratan casos de violencia de género: «El problema -señaló- es que la mayor parte de la población no conoce las consecuencias que tiene esta ley, sobre todo para los más vulnerables: los niños y los padres».
Carril es fundadora y titular de Celtius Abogados, un despacho especializado en la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género (LIVG), y desarrolló durante su intervención las consecuencias de una norma «a un tipo de derecho que ya había quedado obsoleto, en el que se juzga de modo distinto en función de quién comete un delito». Un ejemplo: «Sería impensable que robar una cartera tuviese una pena distinta si eres blanco, negro o pecoso, ¿verdad? Pues lo aceptamos en el caso de la violencia doméstica, que tiene un castigo mayor para los hombres que las mujeres», detalló la letrada.
Este castigo -dijo- se traduce en hechos como que la mera denuncia elimina la posibilidad de la custodia compartida durante un periodo que puede ser de tres o cuatro años, el trato «absolutamente denigrante» a los denunciados antes incluso de que haya prueba alguna o las nulas consecuencias que tiene a menudo presentar una denuncia falsa. «La LIVG estaba creada para proteger a las mujeres, pero aquellas que son realmente maltratadas casi no reciben las ayudas, porque les cuesta mucho denunciar», explicó.
Carril abordó también los efectos de la ley en los niños a los que se separa de su padre. «Son niños destrozados psicológicamente, que han sido usados y que solo han aprendido a instrumentalizar el dolor, que todo vale y que hacer daño está justificado», comentaba con amargura la ponente. Son relaciones paterno-filiales quebradas que «raramente, y difícilmente» se recomponen, señaló.
Frente a una audiencia compuesta en buena parte de alumnos de Derecho, Carril defendió el rol del abogado en la sociedad: «Muchos compañeros -criticó- han caído en la corrección política y no alzan la voz, pero cuando un cliente pone años de su vida en mis manos, o el futuro de su vida en mis manos, yo tengo que anteponer sus intereses a los míos». Y lanzó un desafío certero a los futuros letrados católicos: «No puedo creer que quienes admiráis al que se puso en la Cruz por no ceder ante lo que no debía no estéis dispuestos a perder trabajo, amigos o lo que haga falta. No me digáis que sois así de hipócritas».
Un debate infantilizado y censurado
«Eso de ‘Borracha y sola quiero llegar a casa’ es una auténtica aberración, es una muestra del infantilismo que provoca la corrección política», defendía, por su parte, el sociólogo don Fernando Coloma durante su intervención en las XI Jornadas Católicos y Vida Pública de Alicante. En su ponencia, titulada «Cuando los extremos políticos coinciden», Coloma trazó la evolución desde los orígenes de las derechas y las izquierdas hasta la situación actual de «democracia totalitaria», citando al escritor Jano García.
Uno de los problemas principales hoy, comentó, es la infantilización del debate. «Cuando no somos capaces de racionalizar, queremos legislar en base a la emoción, y por eso -como la borracha y sola- exigimos un mundo ideal por la mera voluntad». Coloma criticó también que la reducción emotivista de los mensajes sustituye el debate por la cancelación. «No es sano eliminar el debate; de esta manera lo único que se consigue es radicalizar a los bandos, negándoles la posibilidad de escuchar al contrario», destacó el propagandista.
Durante su intervención, que contó con la presentación de doña Patricia Marín, Coloma desgranó el camino intelectual recorrido para llegar hasta esta situación. Según explicó, la disolución de los bloques monolíticos de izquierda y derecha tras la caída del Muro de Berlín propició que las esferas clásicas de división entre ellas se difuminaran. «Hoy el debate político se estructura en torno a cinco banderas sociales: cambio climático, feminismo, racismo, igualdad y redistribución de la riqueza», señaló.
Para Coloma, estos temas han cobrado tanta relevancia que definen qué entendemos como problema social y qué no, más allá de los datos objetivos. Defendió, por ejemplo, que en la esfera pública española se ve la violencia de género como un problema social prioritario -a pesar de que los ránkings la sitúen entre los países más seguros del mundo en este sentido-, mientras se ignoran problemas reales como la inversión de la pirámide poblacional o la integración de los flujos migratorios.
¿Por qué? «Nuestros políticos de izquierda son seguidores confesos de Gramsci -argumentaba-, y han aprendido de él que para ganar y mantener el poder hay que controlar el lenguaje y la cultura», apuntaba. De esta manera, palabras como patriarcado, brecha salarial, opresión, apropiación cultural, teoría queer o racialización van generando una realidad paralela. «Gramsci entendría que se trata de crear una nueva religión, nuevos dogmas sobre los que no haya debate posible», detallaba Coloma.
Frente a esta lógica que -según el experto- «ha arrastrado a los partidos tradicionales, que han abandonado la lucha por la racionalidad», la misión de los cristianos es «traer luz», aseguró Coloma. «La corrección política -concluía- es una forma de autoritarismo en su génesis, en su desarrollo y en su resultado».
La advertencia de los mariscos
La Secretaria del Centro de la ACdP de Alicante, doña Teresa Pomares, introdujo la sesión recordando a los presentes que «lo que está en juego y debemos defender es nuestra libertad». En la misma línea, el presidente de la ACdP y de la Fundación San Pablo CEU, don Alfonso Bullón de Mendoza, instó a los católicos a rebelarse y actuar contra la tiranía de las verdades oficiales contrarias al Evangelio, que se imponen paulatinamente y sin aceptar debate: «No seamos como los mariscos, que no se dan cuenta de que están hirviendo hasta que ya es demasiado tarde».
El presidente de la ACdP lamentó también «la existencia de leyes que impiden discrepar», recordando las disposiciones aprobadas en el Congreso para evitar campañas de oración como 40 Días por la Vida. Por su parte, el obispo de Orihuela-Alicante, monseñor Jesús Murgui, felicitó a la ACdP por las Jornadas CyVP: «La presencia de los cristianos en la vida pública es clamorosamente deficitaria en España desde hace muchísimos años».
El periodista Javier Negre y el doctor en Filosofía Higinio Marín abordaron nuevas facetas del fenómeno de la corrección política en los medios
Las presiones del editor de turno, la publicidad institucional que marca el tono de la información o la propia autocensura del medio al tratar temas «tabú» fueron algunos de los factores que trajo a colación el periodista don Javier Negre durante la segunda sesión de las XI Jornadas Católicos y Vida Pública de Alicante. «En España hay mucha censura encubierta» aseguró el director de Estado de Alarma TV en la Universidad CEU Cardenal Herrera, durante la segunda sesión de las jornadas, tituladas «La corrección política, ¿herramienta de control social?».
También contaron con la participación del periodista de La Información don Miguel Ángel Rives y del sociólogo y socio del Centro de la ACdP de Alicante don Fernando Coloma.
«Hoy en día es complicado ser políticamente incorrecto y abordar temas como las denuncias falsas de violencia de género, o los bulos sobre el coronavirus», apuntaba Negre, para quien «el precio de la libertad es caro». «Yo he pagado un peaje brutal», aseguraba el creador de Estado de Alarma TV, relatando ataques personales y acoso a su familia.
Negre se declaró categóricamente «en contra de toda censura»: a lo largo de su intervención, criticó las ruedas de prensa sin preguntas, las listas de periodistas vetados –«censuro cualquier tipo de censura a compañeros periodistas, sean de izquierdas o derechas», apuntó- o «la publicidad institucional del gobierno del bulo». «Yo defiendo la libertad, quiero que la verdad nos haga libres», insistió.
Don Quijote contra el poliamor
«Nos reímos del ‘nosotros, nosotras, nosotres’, pero los cambios en el lenguaje son los primeros marines de la corrección política», aseguraba el doctor en Filosofía don Higinio Marín, el otro protagonista de la segunda sesión de las jornadas. El también profesor de la Universidad CEU Cardenal Herrera, escritor y columnista, abordó el tema central del evento «desde una perspectiva más profunda, desde la filosofía», tal y como destacó el socio del Centro de la ACdP de Alicante don David Cerdán al presentarle.
En su ponencia, titulada «Corrección política. Orígenes y evolución», el doctor Marín destacó que el objetivo del progresismo tras el avance de este fenómeno es «revolucionario»: «Buscan cambiar el campo del sentido común; esto es, de aquello que tiene sentido para la sociedad», explicó. Esta ampliación del campo, señaló, se realiza por dos extremos de una misma secuencia: «Primero se altera el lenguaje, y quien cambia lo que se puede decir, cambia lo que se puede pensar; si alteras lo que se puede pensar, alteras lo que se puede sentir, y -con esto- alteras lo que se puede desear», elaboró el experto.
Marín añadió que el otro camino es empezar por el deseo, y recorrer el camino a la inversa. «El progresismo es el bando triunfador desde hace más de dos siglos, y ha declarado sus puntos de vista como los puntos de vista del sistema, de las instituciones: por eso, educar a los niños en el poliamor se convierte en un asunto de estricta coherencia democrática, por ejemplo», destacó.
El filósofo apuntó que, aunque las restricciones ambientales han existido siempre -citó ejemplos que iban desde Sócrates al régimen franquista-, «lo novedoso es que las restricciones de naturaleza política antes caracterizaban a los estados totalitarios y ahora se dan en estados que se ufanan de democráticos». «El asunto -insistía- se convierte en un totalitarismo de la libertad: no se puede decir nada contra aquello de lo que uno ha considerado ya como libre».
Para el filósofo, el último episodio de esta serie es la cultura de la cancelación, que se traduce -dijo- en la pregunta «¿Qué hacemos con los locos?» y en la respuesta: «Recluirlos». Cancelar, para Marín, se traduce en «marginar a los que dicen cosas sin sentido, a los que creen en cosas antiguas». De esta manera, concluyó, oponerse al nuevo sentido común «es ser un Quijote, alguien que ha perdido el sentido de la realidad porque cree en libros viejos. Como yo, me temo».
Maite Pagazaurtundúa: «Los populismos nacionales falsifican de forma grosera la historia, se blindan contra la realidad»
«Cuando ETA nos acosaba y nos quería matar, nos decían constantemente: «Vosotros, fascistas, sois los terroristas», recordaba la eurodiputada independiente por Ciudadanos doña Maite Pagazaurtundúa, durante su ponencia en la Universidad CEU Cardenal Herrera «El auge de los nuevos populismos». En la charla, que concluyó las XI Jornadas Católicos y Vida Pública de Alicante, la política de Hernani exploró el pasado y el presente de los populismos nacionales en España. Fue introducida por el director del centro de Elche de la Universidad CEU Cardenal Herrera, don Francisco Sánchez
En su intervención, Pagazaurtundúa detalló los rasgos que definen «el nacional populismo vasco», pero que también se hallan, en grados distintos, en otros populismos nacionales. Así, para la eurodiputada este fenómeno se caracteriza por una falsificación «grosera» de la comunidad y la historia, el establecimiento de esta comunidad «inventada» como «víctima histórica perfecta», el discurso único y el lenguaje ultra sentimental, que -dijo- ejerce como escudo contra la verdad, la realidad y los hechos.
La política y escritora recordó su infancia en Hernani, y habló del ambiente de autocensura, del control de los códigos de vestimenta y de las palabras, y del doble rasero de las instituciones. «Cuando mataron a mi hermano -el socialista Joseba Pagazaurtundúa, asesinado por ETA en 2003- no nos dijeron nada desde el ayuntamiento del pueblo, pero cuando detuvieron a su asesino sí que se movilizaron, preocupándose mucho y cediendo instalaciones», explicó la también expresidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo.
«Vivía una asimetría del sentimiento bastante cínica», dijo, y -ampliando el foco de su análisis- consideró que «los españoles llevamos desde el inicio de nuestra democracia tolerando fenómenos de populismo tóxico, como en el País Vasco o en Cataluña, sin detectar sus rasgos». Para Pagazaurtundua, que defendió la labor de los diplomáticos españoles y de los eurodiputados constitucionalistas, «el populismo está reñido con la aceptación del pluralismo ideológico, de las reglas, de los límites, de la organización del disenso y -lo que no es menos importante- de los consensos».
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