(AH/InfoCatólica) En la consagración de un nuevo templo calvinista el pasado domingo en el barrio de Pesterzsébet de Budapest, Orbán dijo que «nosotros, los húngaros, hemos sido una nación de constructores de iglesias durante mil años, y en la época de San Esteban, muchas otras naciones podían decir lo mismo de ellas. Sin embargo, ahora vivimos tiempos diferentes, con cada vez menos naciones que construyen iglesias en Europa».
El Primer Ministro dijo que hoy en día, Europa Occidental se encuentra en una «fase de pérdida de sus raíces y equilibrio cultural». El mandatario aseguro que el papel histórico y la misión que la civilización cristiana de Europa ha desempeñado en los últimos 500 años se está debilitando y desintegrando, y añadió que Europa ha renunciado a su sentido de la misión, a su patrimonio cultural e intelectual, y ha tirado por la borda su futuro. «Es entonces cuando recuerdo cuántas veces quisieron hacernos imitar a las naciones que ya no construyen iglesias, sólo mezquitas».
El Primer Ministro subrayó que los húngaros no quieren abandonar el camino que han seguido durante mil años, pero eso sólo es posible si se dan cuenta de que el Estado y las iglesias deben colaborar.
Esta cooperación, recordó el dirigente cristiano, también está sancionada por la Ley Fundamental, que declara que la protección de la identidad constitucional húngara y de la cultura cristiana es un deber de todos los órganos del Estado. En una democracia de base cristiana, el Estado tiene el deber de responsabilizarse de las comunidades tradicionales, desde la familia hasta la nación, pasando por las congregaciones religiosas, dijo. Por eso, en los últimos once años se han construido 150 iglesias y se han renovado más de tres mil en Hungría y en las zonas de la cuenca de los Cárpatos con comunidades étnicas húngaras.
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