Nuestro análisis del exceso de lenguaje situacional en el capítulo 8º de Amoris lӕtitia exige que nos detengamos especialmente en el parágrafo 303, que es uno de los más complejos y confusos de toda la exhortación.
Pero antes de considerar la inconveniencia del lenguaje utilizado en este punto, realizaremos una breve reflexión.
La sana doctrina de la Iglesia necesita siempre un lenguaje claro y preciso, que no dé lugar a confusiones ni ambivalencias. Está en juego la salvación de las almas, que es la suprema ley de toda la pastoral cristiana.
Es un desacierto que el padre Miguel Yáñez SJ, director del departamento de Teología Moral de la Universidad Gregoriana de Roma, según entrevista publicada por José Manuel Vidal, el 15 de mayo de 2016, afirme de Amoris lӕtitia que:
«El lenguaje que usa es admirable, podríamos decir que es fruto de la escucha del pueblo de Dios, y entrega al pueblo de Dios un texto muy rico desde el punto de vista antropológico, espiritual, teológico y pastoral en un lenguaje que la gente puede entender… »
Digo que es inconveniente porque no contribuye a un mejor entendimiento del cap. VIII de la exhortación, ni a una conveniente lectura en clave continuista.
No hay más que leer el capítulo VIII para darse cuenta de la complejidad innecesaria de su lectura: amplios períodos, retorsiones, subordinaciones dentro de subordinaciones, giros retóricos, lenguaje de imágenes alternado con lenguaje enunciativo, yuxtaposiciones conceptuales, constantes giros del lenguaje, uso de elipsis, imprecisiones…
En anteriores articulos de Inconveniencias eclesiales sobre la exhortación, hemos demostrado suficientemente 1) el uso excesivo de lenguaje situacional, 2) la inconveniencia de reforzar ese lenguaje acudiendo a perspectivas nominalistas, y 3) la ruptura de su significante, mediante la contradicción entre lo dicho y lo mostrado.
El P. Miguel Yáñez, sin embargo, afirma que el lenguaje que usa Amoris lӕtitia es admirable, y que es un lenguaje que la gente puede entender.
Por contra, nosotros, desde aquí, pedimos una clarificación del mismo. Creemos que es urgente una sintonización entre lo que lo exhortación dice, y lo que la exhortación muestra.
¿Con qué objeto?
Con objeto de favorecer una lectura en armonía con el Magisterio precedente, en la que no exista ambigüedad, y no sea germen de posibles interpretaciones rupturistas.
¿Cuáles son las características de un lenguaje magisterial admirable?
Bueno es recordarlo: precisión, belleza, claridad, coherencia interna, completitud orgánica. Por esto último entendemos consistencia doctrinal, armonía con todo el cuerpo magisterial precedente, con el que forma una unidad.
Y resaltamos, además, un detalle importante: que no parezca que induce a posibles errores a personas con poca formación, o con una educación teológica deficiente.
Podemos tomar como ejemplo de lenguaje inconveniente el punto 303. Saltará a la vista no sólo su ambigüedad, sino su incompletitud: es patente que necesita una clarificación adicional para no inducir a posible error, en este caso, a lectura en clave de moral de situación.
Veámoslo, y quedará demostrada la tesis.
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Como sabemos, Pío XII, en su admirable Discurso contra la moral de situación, expone así uno de los graves errores de este sistema ético nominalista:
«Los juicios de una conciencia de esta naturaleza, por muy contrarios que a primera vista parezcan a los preceptos divinos, valdrían, sin embargo, delante de Dios; porque, se dice, la conciencia sincera, seriamente formada, es más importante delante de Dios mismo que el precepto y que la ley.»
Está hablando Pío XII de la defensa que realiza la moral de situación de una supuesta autonomía de la conciencia para juzgar si sus acciones son gratas a Dios, a pesar de quebrantar sus preceptos.
Pues bien, en un ambivalente pasaje del punto 303 parece mostrarse de alguna manera esta autonomía. De hecho, el 303 contiene todos los elementos de este juicio autónomo de la conciencia tal y como lo describe Pío XII. Veamos:
Elemento 1º: una conciencia que juzga para obtener seguridad moral:
Pío XII: “Los juicios de una conciencia de esta naturaleza”
Punto 303: “Pero esa conciencia puede reconocer (…) y descubrir con cierta seguridad moral”
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Elemento 2º: El reconocimiento de que es un juicio contrario a la ley natural
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Elemento 4º: La valoración moral autónoma queda afirmada por encima del precepto de la ley natural
Pío XII: “porque, se dice, la conciencia sincera, seriamente formada, es más importante delante de Dios mismo que el precepto y que la ley.”
Punto 303: “esa conciencia puede reconocer no sólo que una situación no responde objetivamente a la propuesta general del Evangelio. También puede reconocer con sinceridad y honestidad aquello que, por ahora, es la respuesta generosa que se puede ofrecer a Dios” (…) “esa es la entrega que Dios mismo está reclamando”
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Leamos ahora el pasaje completo, procurando comprender su sentido, y comprobaremos cómo puede quedar en nosotros una impresión situacional vaga y confusa:
«393. A partir del reconocimiento del peso de los condicionamientos concretos, podemos agregar que la conciencia de las personas debe ser mejor incorporada en la praxis de la Iglesia en algunas situaciones que no realizan objetivamente nuestra concepción del matrimonio. Ciertamente, que hay que alentar la maduración de una conciencia iluminada, formada y acompañada por el discernimiento responsable y serio del pastor, y proponer una confianza cada vez mayor en la gracia. Pero esa conciencia puede reconocer no sólo que una situación no responde objetivamente a la propuesta general del Evangelio. También puede reconocer con sinceridad y honestidad aquello que, por ahora, es la respuesta generosa que se puede ofrecer a Dios, y descubrir con cierta seguridad moral que esa es la entrega que Dios mismo está reclamando en medio de la complejidad concreta de los límites, aunque todavía no sea plenamente el ideal objetivo. De todos modos, recordemos que este discernimiento es dinámico y debe permanecer siempre abierto a nuevas etapas de crecimiento y a nuevas decisiones que permitan realizar el ideal de manera más plena.»
¿Qué puede mostrar este pasaje, leído en clave de situación?
Que la conciencia sincera, medianamente formada, es más importante para Dios que sus mismos preceptos, puesto que Dios mismo reclama de esa conciencia la transgresión del precepto.
Creo que es patente que muchos católicos de doctrina deficiente pueden confundirse, e interpretar 303 como una afirmación de la autonomía de la conciencia frente al precepto.
Esto hace que su lenguaje ni mucho menos sea admirable ni entendible por el pueblo cristiano, sino antes bien ambiguo, confuso, excesivamente situacional, y urgentemente necesitado de clarificaciones y precisiones.
Y eso volvemos a pedir desde aquí, una oportuna y necesaria clarificación del lenguaje.
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