Mons. Ciriaco Benavente: «Junto a las cruces hay cosas hermosas y gratificantes en la vida de un obispo»

(Iglesia en Plasencia/SIC) Entrevista a Mons. Ciriaco Benavente:

¿Qué es lo mejor de ser obispo?

Lo mejor no está en mí, ni en la tarea que yo realizo. Lo más asombroso es que el Señor me haya llamado, sin méritos ningunos por mi parte, y se haya fiado de mí para confiarme una responsabilidad tan alta en su Iglesia. Cada vez que lo pienso me asombra más la gratuidad con que Dios actúa. ¿Por qué a mí y no a otros más sabios, más santos? Si lo mejor es la gratuidad con que Dios actúa, lo peor es que nunca estoy a la altura que la misión reclama. La respuesta se queda siempre más corta que la confianza que el Señor me ha otorgado. Luego, en medio de las cruces, que nunca faltan, hay tantas cosas hermosas y tan gratificantes en la vida de un obispo…

¿Cómo es la balance de los cincuenta años de ministerio?

A pesar de los números rojos, cuántas veces he palpado la acción de la gracia de Dios en las personas, cuántas experiencias admirables, cuántos nombres grabados en el alma. … Y aunque parezca que los tiempos no son propicios para valorar la acción de la Iglesia, cuánto cariño del bueno recibido.

¿Cómo va a celebrarlo?

Me hubiera gustado poder estar el Miércoles Santo en la Catedral de Plasencia, donde recibí la ordenación presbiteral, para celebrarlo con mis condiscípulos y con el querido presbiterio placentino, del que me sigo sintiendo miembro; pero a esa hora celebraba en Albacete la misa Crismal. Lo celebraré con los sacerdotes que celebran aquí sus bodas de oro sacerdotales en la fiesta de San Juan de Ávila. Y espero que podamos juntarnos los condiscípulos para renovar las vivencias y emociones de hace cincuenta años; pero ahora con más realismo y con más conocimiento de causa.

¿Qué espera de esta celebración?

Espero a ver si la misericordia del Señor y la oración de los hermanos me dan un nuevo empujón para ir avanzando en la conversión siempre pendiente. Y espero que muchos me ayuden a dar gracias al Señor por tantas gracias y tanto amor recibido. Yo creo que puedo decir con verdad que, a pesar de los pesares, he sido inmensamente feliz.

Nota biográfica

El obispo de Albacete, Mons. Ciriaco Benavente Mateos, nace el 3 de enero de 1943 en Malpartida de Plasencia, provincia de Cáceres y diócesis de Plasencia. Cursó los estudios eclesiásticos en el Seminario de Plasencia y fue ordenado sacerdote el 4 de junio de 1966. Es Graduado Social por la Universidad de Salamanca (1971).

Comenzó su ministerio sacerdotal en el pueblo salmantino de Béjar, donde fue coadjutor, de 1966 a 1972, y luego párroco, de 1973 a 1979, de la Parroquia de San Juan Bautista. Desde 1979 a 1982 fue Rector del Seminario de Plasencia y Delegado Diocesano del Clero entre 1982 y 1990. Este último año fue nombrado Vicario General de la diócesis, cargo que desempeñó hasta su nombramiento episcopal. El 22 de marzo de 1992 fue ordenado Obispo en Coria y el 16 de octubre de 2006 fue nombrado Obispo de Albacete.

En la Conferencia Episcopal Española es Presidente de la Comisión Episcopal de Migraciones desde 2011, cargo que ya ocupó desde 1993 hasta 1999, en ese año asumió la Presidencia de la Comisión hasta 2005 para continuar como miembro desde entonces. Además, es miembro de la Comision Episcopal Pastoral Social desde 2005.

El 13 de marzo de 2014 volvió a ser elegido presidente de la Comisión Episcopal de Migraciones en la CIII Asamblea Plenaria.

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