(InfoCatólica) D. Rafael explica que «el Santo Padre afirma claramente la doctrina sobre el matrimonio y la familia, y la propone como un ideal irrenunciable. El mismo ha afirmado en varias ocasiones que «el tema no es cambiar la doctrina, sino que la pastoral tenga en cuenta las situaciones de cada persona». Esta Exhortación Postsinodal solo puede interpretarse, por voluntad expresa de su autor, a la luz de la doctrina católica sobre el matrimonio y la moral y en ningún caso contra ella. La doctrina «irrenunciable» de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia –dice el Papa–, debe «expresarse con claridad» (Amoris Laetitia 79), porque los pastores deben proponer a los fieles «el ideal pleno del Evangelio y la doctrina de la Iglesia» (AL 308) y la pastoral concreta debe tener en cuenta «tanto las enseñanzas de la Iglesia como las necesidades y los desafíos locales» (AL 199).
«La Exhortación, por tanto», añade, «revela una preocupación pastoral que no debe ser interpretada como una contraposición respecto al derecho. Por el contrario: el amor por la verdad es el punto de encuentro fundamental entre el derecho y la pastoral: la verdad no es abstracta sino que se integra en el itinerario humano y cristiano de cada uno de los fieles».
Don Rafael advierte que «a pesar de todas las dificultades y situaciones excepcionales, cada discípulo del Señor encontrará la via caritatis que no elude las exigencias de la verdad ni hace rebajas, pero que, ciertamente, toma en cuenta la fragilidad de cada hombre y mujer para levantarla. El reflejo del misterio divino que se presenta en el camino del matrimonio, a pesar de tantas fatigas y obstáculos, la belleza de la familia cristiana como la mejor respuesta a los males de nuestro tiempo, nos devuelve a la vocación de plenitud y de alegría que contiene nuestra vocación al amor, al gozo del amor: Amoris Letitia».
El prelado español se pregunta «¿Cuáles son, pues, las novedades de la exhortación Amoris laetitia? La novedad, por encima de todo, es una renovada actitud de acompañamiento. El Papa Francisco, como hicieron sus predecesores, reconoce la complejidad de la vida familiar moderna. Pero acentúa mucho más la necesidad de que la Iglesia y sus ministros estén cerca de las personas sin importar la situación en que se encuentren o lo alejados que se puedan sentir de la Iglesia».
Mons. Zornoza asegura que «el desafío no es el de cambiar la doctrina, sino el de inculturar los principios generales a fin de que puedan ser comprendidos y practicados. Nuestro lenguaje debe animar y confortar cada paso de cada familia real».
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