Sacerdote peregrina en agradecimiento a la Virgen de Fátima por su liberación

(ACIPrensa/InfoCatólica) El padre Pier Luigi Maccalli, permaneció secuestrado durante casi dos años, desde el 17 de septiembre del 2018 hasta el 8 de octubres del 2020. Es un misionero italiano de la Sociedad de Misiones Africanas. Su secuestro es parte de los innumerables actos contra los cristianos que ocurren a diario en Niger a manos de radicales musulmanes.

El domingo 1 de agosto peregrinó al Santuario de Fátima (Portugal) para agradecer a la Virgen por su liberación.

Su liberación fue acordada la noche anterior de la celebración del día de la Virgen del Rosario, él dice que: «Era esta conexión, aunque simbólica, la que quería honrar al venir a Fátima, estos días, para rezar el Rosario y agradecer a María por su intercesión, agradecer a Dios por mi liberación, que fue, en mi opinión, fruto de tanta oración, no solo mía sino la de mi familia, mi pueblo».

Agradece a todas aquellas personas que estuvieron orando día y noche por su liberación.

Nos cuenta: «Hice (un rosario) con un paño que me cubría la cabeza del sol, y todos los días le rezaba a Nuestra Señora Desatanudos, encomendándole este gran nudo y pidiéndole que intercediera por mi liberación, por mi familia, por mi comunidad y por la paz en el mundo.

Cuando experimenté la noche oscura y sentí el silencio de Dios, la oración fue mi fortaleza».

El día de su secuestro, lo trasladaron en moto por Burkina Faso. Pensó: «Ese día llegamos a una cueva y allí me esposaron a un árbol. Fue un momento muy incómodo. Lloré. Clamé a Dios: “Dios mío, Dios mío, porqué me has abandonado”».

«Después de mi captura, al día siguiente, los vi llamar. Ciertamente enviaron mis datos y se les ordenó llevarme hacia Malí. Cuando les pregunté adónde me llevaban, dijeron: “Para los árabes”. Los árabes son una población que vive en Mali».

Luego de entregarlo, fue trasladado a otra zona donde se encuentran los tuareg, en el desierto de Sahara.

«En el primer video que hicieron, el 28 de octubre, me obligaron a decir que el primer grupo que me había secuestrado era el grupo de apoyo al islam y a los musulmanes. Este grupo dirige varias asociaciones que están vinculadas a al-Qaeda».

«No se me puede acusar de nada. Solo creo que la misión Bomoanga es una misión aislada, donde es fácil secuestrar a alguien y desaparecer en la selva. Como misión somos presa fácil de personas que, sin escrúpulos, tienen otras intenciones».

También piensa que fue secuestrado por error. «No me conocían por mi nombre, no sabían quién era, qué estaba haciendo o por qué estaba allí. Simplemente vieron a un individuo blanco, y para ellos esto ya era un emblema de Occidente. Creo que buscaban un símbolo para alimentar su guerra y su necesidad de ser reconocidos internacionalmente.

Estoy convencido de que este momento difícil para mí, para mi comunidad y para las comunidades africanas que viven en este tiempo de terrorismo traerá frutos de paz, frutos de libertad, frutos de vida nueva y quizás de nueva conciencia en tantas comunidades probadas.

Muchas veces los invitan a no reunirse para no dar idea de provocación, rezan en los hogares, algunos tuvieron que salir de sus pueblos, pero siguen rezando, esperan y me piden que les siga apoyando en este momento de prueba. Todos tenemos que rezar juntos para que realmente reine la paz y el Reino de Dios entre en vigor».

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