Beatifican a 3 mártires capuchinos, asesinados durante la guerra civil española

(ACIPrensa/InfoCatólica) El Cardenal Marcello Semeraro, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, ha presidido recientemente la beatificación de tres religiosos capuchinos en la Catedral de Manresa de la diócesis de Vic, en España. Concelebraron la fiesta Bernartido Aúza, Nuncio en España, y los Obispos de distintas diócesis catalanas.

Se trataba de tres religiosos capuchinos que fallecieron en las persecuciones religiosas del siglo XX, dadas especialmente durante la Guerra Civil española durante los años 1936-1939. Sus nombres eran Fray Benito de Santa Coloma, fray Domingo de Sant Pere de Riudebitlles y fray José Oriol de Barcelona. Son parte de los 36 hermanos de Cataluña que murieron asesinados por odio a la fe, de los cuales, 29 ya han sido beatificados, según informa el postulador de la causa. 

El Cardenal Semeraro habló en su homilía sobre el verdadero sentido del martirio, que no se centra en la muerte sino en la vida, donde «podemos reconocer el testimonio de los 3 beatos, quienes por caminos distintos, pero relacionados por el propósito de seguir al “poverello de Asís” llegaron a Manresa, donde desarrollaron un ministerio ejemplar y fecundo»

Asimismo, explicó que «cuando estalló la Guerra Civil, y el convento en el que vivían fue devastado por los milicianos, ellos en obediencia a las indicaciones de los superiores religiosos buscaron refugio y lo encontraron, sin embargo, fueron buscados y pronto capturados. Después fueron sometidos a golpes y humillaciones».

«Los tres fueron ejecutados sin proceso, solo porque eran cristianos», destacó el Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos. Añadió que la historia de vida de estos 3 beatos «se asemeja a la de todos los demás mártires, siendo una historia que se ha repetido durante siglos hasta hoy en la Historia de la Iglesia y que siempre singular, porque cada uno es ante Dios único e irrepetible».

Además, destacó que los tres religiosos no querían martirizarse a toda costa, puesto que este don no se origina «del desprecio de la vida o de una forma de egoísmo extremo, sino de la acción del Espíritu Santo». Por esto, «en todo martirio no actúa el espíritu humano, sino el Espíritu Santo, de quien procede el amor sincero y la palabra de verdad, espíritu que santifica al creyente haciéndolo testigo y mártir de la Verdad».

«Las reliquias hoy expuestas para nuestra veneración no son vestigio de muerte, sino semillas de vida, nos recuerdan que el grano caído en tierra muere, pero produce fruto».

Asimismo, el obispo de Vic (España), mons. Romà Casanova, resaltó la «firmeza y alegría» con que los tres beatos siguieron el camino de Cristo, siendo así «fermento de paz, amor y reconciliación». Afirmó después: «los mártires, archivos de la verdad escritos con letras de sangre, nos recuerdan que la verdad no muere y que el amor es el único camino a la vida plena».

Finalmente, el Opispo de Vic realizó la petición al Cardenal Marcello que le comunicara al Papa sobre su deseo de una de sus visitas: «le esperamos aquí en Manresa, para celebrar la conversión de San Ignacio de Loyola. Dígaselo fuerte, para que se anime a venir».

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