El Patriarca maronita propone el «Documento de Abu Dhabi» y «Fratelli tutti» como guía para las escuelas católicas libanesas

(Fides) En un Líbano abrumado por una crisis devastadora, que además tiene efectos alarmantes en el sistema escolar nacional, es importante y necesario que las enseñanzas propuestas por el papa Francisco en el llamado «Documento de Abu Dhabi» y en la encíclica «Fratelli tutti» se conviertan en la «brújula» capaz de guiar e inspirar el trabajo educativo realizado por las escuelas católicas en el País de los Cedros. Este es el «camino» sugerido por el cardenal libanés Béchara Boutros Raï en su discurso de ayer, miércoles 15 de septiembre, en Beirut, durante la sesión inaugural del 27º Coloquio de las escuelas católicas libanesas.

En un Líbano desgarrado y paralizado por los conflictos entre partidos y bloques políticos – ha sugerido el Patriarca-, el Documento sobre la Fraternidad Humana para la Paz Mundial y la Convivencia Común (firmado por el Papa y Ahmed al Tayyeb, Gran Imán de Al Azhar, el 4 de febrero de 2019), junto con la encíclica papal firmada por el sucesor de Pedro en Asís el 3 de octubre de 2020, sugieren una perspectiva y una «vía» operativa en plena consonancia y afinidad con el alma y la historia de la nación libanesa. Una nación fundada en la coexistencia de cristianos y musulmanes, en el diálogo entre los diferentes pueblos, en la gestión equitativa del poder político entre los diferentes componentes étnicos y religiosos nacionales, en los principios de ciudadanía y neutralidad con respecto a los conflictos y contrastes entre los bloques de poder regionales y mundiales.

El horizonte de colaboración y solidaridad indicado por el Documento de Abu Dhabi y por «Fratelli tutti» – ha sugerido el Patriarca maronita- puede y debe inspirar también la búsqueda de soluciones a los problemas concretos que amenazan, de forma cada vez más alarmante, el futuro de todo el sector de las escuelas cristianas libanesas. En particular, el cardenal libanés ha sugerido que «las escuelas no sólo deben moverse en una perspectiva de reivindicación de derechos y prerrogativas con respecto a las instituciones políticas, sino que también deben encontrar nuevas formas de colaboración y coordinación internas, que alcancen la experimentación de sistemas de reparto de presupuestos y de apoyo a las instituciones educativas abrumadas por la crisis económica que está dejando a una gran parte de la población libanesa por debajo del umbral de la pobreza.

En el Líbano, la situación económica de muchos centros educativos privados empeoró especialmente desde el verano de 2017, después de que el entonces gobierno aplicara las nuevas «tablas salariales» para los trabajadores del sector público, incluido el sector escolar. Desde entonces, la crisis económica y los cierres de centros educativos durante la virulenta pandemia de Covid-19 han hecho insostenible la situación, especialmente para los centros que operan en las zonas urbanas y rurales menos prósperas del país. En un primer momento, representantes autorizados de la Iglesia maronita hicieron un llamamiento al gobierno y a las instituciones nacionales para que «asumieran sus responsabilidades» y encontraran recursos públicos para apoyar el sistema escolar en crisis. Pero ya en septiembre de 2019, en la conferencia anual organizada por el Secretariado de Escuelas Católicas del Líbano, no sólo hubo reclamos, protestas y acusaciones dirigidas a los políticos. En algunos discursos no faltaron los acentos autocríticos y las peticiones de revisar las dinámicas internas de toda la red de escuelas católicas, fomentando formas de colaboración y ayuda entre las escuelas que gozan de buena salud financiera y las que desarrollan su labor educativa entre los segmentos de población más débiles económicamente. Entre otras cosas, el padre Charbel Batour, rector del Colegio de Notre Dame de Jamhour, había propuesto la creación de un «fondo nacional» auto-gestionado para las escuelas cristianas, que sirviese para apoyar la labor educativa de las escuelas con dificultades, dado que «no se puede esperar en la ayuda del Estado».

Antes de la crisis, las escuelas católicas libanesas contaban con al menos 200.000 alumnos. Un año más, al iniciarse el curso escolar bajo la amenaza de una grave escasez de combustible y el riesgo de un rebrote de la pandemia, los responsables de la Secretaría de Coordinación de las Escuelas Católicas Libanesas constatan que el propio estado de crisis impulsa reformas drásticas para garantizar la sostenibilidad y la continuidad de la importante labor educativa que se lleva a cabo en beneficio de toda la nación.

A principios de septiembre, el presidente libanés Michel Aoun anunció la convocatoria de una conferencia extraordinaria para abordar la emergencia escolar, que se ha convertido en un alarmante problema nacional, y para incluir en el orden del día la petición de garantizar al sector escolar no estatal el acceso a los fondos que el Líbano está recibiendo en estos momentos de crisis de los donantes, los países «amigos» - empezando por Francia - y las instituciones internacionales.

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