(Vatican.news) El Santo Padre dio la bienvenida a los presentes y les agradeció el trabajo de preparación. Y hablando espontáneamente en español comenzó afirmando que «el Sínodo para la Amazonía podemos decir que tiene cuatro dimensiones: la dimensión pastoral, la dimensión cultural, la dimensión social y la dimensión ecológica. De la primera, es decir la dimensión pastoral dijo que «es la esencial», por ser «la que abarca todo». «Nos acercamos con corazón cristiano – prosiguió el Papa – y vemos la realidad de Amazonía con ojos de discípulo para comprenderla e interpretarla con ojos de discípulo, porque no existen hermenéuticas neutras, hermenéuticas asépticas», que «siempre están condicionadas por una opción previa, nuestra opción previa es la de discípulos».
A lo que añadió textualmente:
«Nos acercamos a los pueblos amazónicos en puntas de pie, respetando su historia, sus culturas, su estilo del buen vivir, en el sentido etimológico de la palabra, no en el sentido social que tantas veces les damos, porque los pueblos poseen entidad propia, todos los pueblos, poseen una sabiduría propia, conciencia de sí, los pueblos tienen un sentir, una manera de ver la realidad, una historia, una hermética y tienden a ser protagonistas de su propia historia con estas cosas, con estas cualidades »
El Santo Padre dijo además:
«Y nos acercamos ajenos a colonizaciones ideológicas que destruyen o reducen la idiosincrasia de los pueblos, hoy es tan común esto de las colonizaciones ideológicas. Y nos acercamos sin el afán empresarial de hacerles programas pre-confeccionados de disciplinar, entre comillas, a los pueblos amazónicos, disciplinar su historia, su cultura, eso no, ese afán de domesticar los pueblos originarios».
Por otra parte, cuando la Iglesia se olvidó de cómo tiene que acercarse a un pueblo – dijo Francisco – «no se inculturizó, incluso llegó a menospreciar a ciertos pueblos, y cuántos fracasos de los cuales hoy nos lamentamos»… De manera que el Pontífice afirmó que el «centralismo homogeneizante y homogeneizador no dejó surgir la autenticidad de la cultura de los pueblos». Y agregó que «las ideologías son un arma peligrosa», y que «siempre tendemos a agarrar una ideología para interpretar un pueblo».
«Las ideologías son reductivas, y nos llevan a la exageración en nuestra pretensión de comprender intelectualmente, pero sin aceptar, comprender sin admirar, comprender sin asumir, y entonces se recibe la realidad en categorías, las más comunes son las categorías de ‘ismos’, entonces cuando tenemos que acercarnos a la realidad de algún pueblo originario hablamos de ‘indigenismos’, y cuando queremos darle alguna pista de salida a su vivir mejor, no le preguntamos, hablamos de ‘desarrollismo’, estos ‘ismos’ reformulan la vida desde el laboratorio ilustrado e iluminista»
El Pontífice recordó un lema de su país: «Civilización y barbarie», que «sirvió – dijo – para dividir, para aniquilar y llegó al culmen hacia fines de los años 80, a aniquilar la mayoría de los pueblos originarios, porque eran ‘barbarie’ y la ‘civilización’ venia de otro lado. Es el desprecio de los pueblos y a eso voy, a la experiencia de mi tierra, eso, ‘civilización y barbarie’ que sirvió para aniquilar pueblos todavía sigue en mi patria, con palabras ofensivas y entonces se habla de civilización de segundo grado, los que vienen de la barbarie y hoy son los ‘bolitas’, los paraguayos, los paraguas, los ‘cabecitas negras’, siempre ese alejarnos de la realidad de un pueblo calificándolo y poniendo distancias.
El Papa Francisco recibió el aplauso de la asamblea cuando compartió, con pena, una vivencia sobre el desprecio al escuchar, ayer, un comentario burlón acerca de la piedad de una persona que llevó las ofrendas con plumas en la cabeza. Son actitudes que hacen que se corra el riesgo «de proponer medidas simplemente pragmáticas, cuando por el contrario se nos pide una contemplación de los pueblos, una capacidad de admiración, que hagan hacer un pensamiento paradigmático».
«No hemos venido aquí a inventar programas de desarrollo social o de custodia de culturas, de tipo museo, o de acciones pastorales con el mismo estilo no contemplativo con el que se están llevando adelante las acciones de signo contrario: deforestación, uniformización, explotación, ellos también hacen programas que no respetan la poesía, la realidad de los pueblos que es soberana »
El Obispo de Roma dijo, por otra parte que hay que cuidarse de la mundanidad en el modo de exigir puntos de vista y cambios en la organización, porque «la mundanidad se infiltra siempre y nos hace alejar de la poesía de los pueblos».
«Sínodo es caminar juntos – prosiguió – bajo la inspiración y la guía del Espíritu Santo, el Espíritu Santo es el actor principal del sínodo, por favor no lo echemos de la sala. Se hicieron consultas, se discutieron en las Conferencias Episcopales, en el Consejo Pre Sinodal, se elaboró el Instrumetum Laboris, que como saben es un texto mártir, destinado a ser destruido, porque de ahí es como punto de partida para lo que el Espíritu va a hacer en nosotros y ahora caminar nosotros bajo la guía del Espíritu Santo, ahora hay que dejar que el Espíritu Santo se exprese en esta Asamblea, se exprese entre nosotros, se exprese con nosotros, a través de nosotros y se exprese ‘pese’ a nosotros, pese a nuestras resistencias, que es normal que las haya, porque la vida del cristiano es así».
Hacia el final de su alocución el Papa Bergoglio pidió a los participantes en este Sínodo que se rece mucho. Que se reflexione, dialogue y escuche con humildad, sabiendo que ninguno sabe todo. Y que hablen con coraje, con parresía, aunque tenga que pasar vergüenza, decir lo que se siente, discernir y todo esto custodiando la fraternidad que debe existir para favorecer esta actitud de reflexión y oración.
Por último afirmó que «un proceso como el de un Sínodo se puede arruinar un poco si yo al salir de la sala digo lo que pienso, digo la mía, y entonces se da esa característica que se dio en algunos sínodos: del Sínodo de adentro y del Sínodo de afuera». Francisco agradeció nuevamente cuanto están haciendo, y «por favor – dijo – no perdamos el sentido del humor».
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