septiembre 2021

1:49 p.m.

(Die Tagespot/InfoCatólica) En relación a las críticas contra la decisión del Papa por parte de Joahanna Beck, presidenta del consejo asesor para los afectados por casos de abusos de la Conferencia Episcopal Alemana (DBK), el presidente del órgano consultivo de la archidiócesis de Colonia, Peter Bringmann-Henselder, asegura en un comunicado «Nos sorprende que continúe expresándose negativamente casi exclusivamente sobre un cardenal y no reconozca que su propio superior y presidente de la conferencia episcopal todavía tiene suficientes 'cadáveres' en el sótano».

Encubrimientos de Bätzing

Bringmann-Henselder también pregunta en relación con el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana (DBK), Georg Bätzing: «¿Cuándo se revelarán sus encubrimientos?»

Beck aseguró en una entrevista concedida al suplemento Christ & Welt del semanario Zeit que la decision del Papa de confirmar al cardenal Woelki como arzobispo de Colonia ha puesto a la archidiócesis en una situación aún más difícil. 

Bringmann-Henselder responde:

«Sabemos que el cardenal Woelki es una espina clavada en el costado de algunos en la Conferencia Episcopal. Esa es quizás la razón por la que los miembros del Consejo Asesor para Personas Afectadas de la DBK fueron y son útiles en las campañas contra Woelki».

Bringmann-Henselder asegura que muchos de los que todavía critican no leyeron o no entendieron las declaraciones del Papa. Roma no criticó la actuación del cardenal en el manejo de los abusos sino solo los errores de comunicación. Algo que el propio Woelki había admitido: «Eso a su vez muestra que también es bastante autocrítico».

Además, advierte que la afirmación de que muchos de los afectados no están de acuerdo con la decisión del Papa es puramente populista: «¿Quiénes son 'muchos'? No se debería inferir a todos los demás por lo que piensa uno mismo».

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12:49 p.m.

(Fides/InfoCatólica) Los interrogantes y también las incertidumbres que se ciernen sobre el futuro de los cristianos en Oriente Medio «no son una cuestión de números, aunque los números sean importantes, sino que son una cuestión de fe». Así lo afirma el arzobispo palestino Michel Sabbah, patriarca emérito de Jerusalén de los latinos, basándose en las numerosas sugerencias contenidas en el documento «Elegimos la vida» sobre la condición y las perspectivas de futuro de la presencia cristiana en Oriente Medio, editado por el equipo ecuménico de teólogos y estudiosos Nakhtar al Hayat.

En el discurso enviado como contribución a la presentación oficial del documento, celebrada el martes 28 de septiembre en la ciudad libanesa de Antelias, Sabbah ha señalado la publicación del texto como una oportunidad ofrecida a todas las Iglesias y comunidades eclesiales de Oriente Medio para «reconsiderar nuestro mensaje cristiano». El propio Cristo – ha continuado el Patriarca -, ha dicho que si tuviésemos un poco de fe podríamos mover montañas, es decir, podríamos cambiar las condiciones en las que estamos. La pregunta es: ¿somos creyentes? Entonces, ¿por qué no podemos mover montañas?».

En su presentación y apreciación de las numerosas ideas dispersas en el documento, el Patriarca emérito de Jerusalén de los Latinos ha llamado la atención sobre los problemas «que nos conciernen ante todo como cristianos, como por ejemplo nuestra unión, el hecho de tener un solo corazón y compartir las mismas intenciones. Es necesario respetar las peculiaridades de cada Iglesia – ha seguido diciendo Sabbah -, pero el amor no tiene fronteras, y ningún sectarismo lo ahoga. Todo cristiano debe ser educado para amar a todos los demás cristianos, tanto de su propia Iglesia como de otras Iglesias. Y luego, es necesario trabajar con todos para construir juntos nuestra sociedad plural».

Continuando con la presentación del documento, el patriarca Sabbah ha recordado que las comunidades cristianas de Oriente Medio están llamadas a revisar su relación con lo que ha definido como «el Occidente político» y con los procesos de globalización, para evitar caer en las trampas de nuevas formas de «colonialismo abierto o encubierto».

 

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11:49 a.m.

(Cope/InfoCatólica) El cardenal intervino ayer, miércoles 29 de septiembre, en la presentación del libro 'Huellas de una tormenta. Testimonios 10 años después de la JMJ de Madrid' (Ediciones Palabra), del periodista Pedro José Rodríguez-Rabadán, que recoge una veintena de testimonios, una década después de lo que representó aquella jornada.

El acto tuvo lugar en la Universidad San Pablo CEU y ha contado con un concierto del Coro de la JMJ, que ha interpretado el himno de aquella Jornada Mundial de la Juventud: «Firmes en la fe»

El cardenal Rouco Varela se refirió a aquellos días de agosto de 2011, cuando él era arzobispo de Madrid, y ha asegurado que no quedó «agotado» sino que se lo pasó «muy bien». También rememoró el momento de la vigilia en Cuatro Vientos y la tormenta, cuando tuvo que tranquilizar a algún otro obispo que estaba asustado diciéndole que el Papa «vivió la II Guerra Mundial y no se iba a asustar con una tormenta».

Tras recordar la «crisis de fe devastadora» de la juventud que vivió en 1968, una «crisis increíble» que duda «que llegue a tanto» entre los jóvenes de hoy, el cardenal destacó la importancia de las JMJ instauradas por Juan Pablo II. «Llevar de nuevo a Cristo a los jóvenes era la gran tarea de los profesores de comienzos de los 70», aseveró.

En concreto, sobre la JMJ de Madrid, Rouco Varela ha puesto de relieve la riqueza del «diálogo fe-cultura, del diálogo fe-música, del diálogo fe-compromiso social» que se produjo y ha recordado algunos actos como el encuentro del Papa con las personas con discapacidad o la misa con los seminaristas, ante un «problema de vocaciones que era y es evidente», según ha indicado.

El autor del libro, Pedro José Rodríguez Rabadán, ha explicado que esta obra pretende dar ese «audaz testimonio de vida cristiana» que pidió Benedicto XVI a los jóvenes al final de la JMJ de Madrid, unas palabras, las del Papa que «hoy resuenan con una vigencia brutal», según el periodista.

Rodríguez Rabadán ha recordado que para él, presentar la cobertura de la JMJ en Telemadrid fue «un reto» porque al ser una cadena pública «no podía parecer un peregrino narrando la llegada del Papa», y ha reconocido que fue «la mejor experiencia profesional» de su vida. También ha deseado que este libro permita a los lectores «hacer un poco de introspección», pensar «cómo les cambió la vida» y servir de ejemplo a los jóvenes de hoy en día.

En la presentación también han intervenido, presencial y virtualmente, algunos de los protagonistas del libro como el sacerdote Rafael Navarrete, que ha recordado con humor cómo se coló en la vigilia para estar con el Papa y acabó asistiendo como diácono a Benedicto XVI.

También ha contado su historia Miguel, profesor universitario, que se encontró con «un Papa mayor pero con una enorme capacidad de tocar el corazón de la gente»; Concha y José María, cuyo amor nació en la JMJ de Sídney y se consolidó en la de Madrid donde participaron como voluntarios; Paloma, que entró en una comunidad de laicos consagrados; o el director de cine Antonio Cuadri a quien unas palabras de Benedicto XVI le «cambiaron» su «forma de enfocar la vida»

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10:49 a.m.

(InfoCatólica) Como ya advirtió InfoCatólica el pasado martes, buena parte de la prensa española estaba manipulando el contenido de la carta del papa Francisco al presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano con motivo del bicentenario da la independencia de México. Así lo explicamos:

Algunos medios de comunicación están manipulando groseramente las palabras del Pontifice asegurando que ha pedido perdón por lo que hicieron los españoles en México. que es lo que viene solicitando el actual presidente del gobierno mexicano Nada más lejos de la realidad

En base a esa manipulación, una serie de político españoles, sobre todo del PP y de Vox, se han lanzado a criticar al Pontífice, acusándole de hablar en nombre toda España y de pedir perdón por los españoles. 

El secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y obispo auxiliar de Valladolid, Mons. Luis Argüello, ha animado a esos políticos a que se lean la carta completa del Papa antes de hacer declaraciones sobre él: 

«Quiero creer que estas manifestaciones se han dado desde algún titular elaborado, sin haber leído el documento. Yo animo a leerlo», ha dicho el prelado. Y ha añadido

«Es un documento que va dirigido a la Iglesia de México, a México, porque celebra los 200 años de su independencia. Fuera de ese contexto, el documento no se entiende», y recuerda que el Pontífice «de manera suave y decidida, hace caer al propio pueblo mexicano que en estos 200 años hubo un época en la que se persiguió formalmente a los católicos, con una constitución formalmente atea».

Además, recurerda también que este asunto no es cuestión solo de Francisco, pues «el Papa reconoce que la Iglesia, y cita a San Jun Pablo II y Benedicto XVI, ha pedido repetidas veces perdón porque en su actuar (no en América solo, en todo el mundo) hace cosas bien, y hace cosas mal».

Este es el párrafo de la carta del Papa que tanta polémica ha causado por la manipulación mediática y política a la que se le ha sometido:

Para fortalecer las raíces es preciso hacer una relectura del pasado, teniendo en cuenta tanto las luces como las sombras que han forjado la historia del país. Esa mirada retrospectiva incluye necesariamente un proceso de purificación de la memoria, es decir, reconocer los errores cometidos en el pasado, que han sido muy dolorosos. Por eso, en diversas ocasiones, tantos mis antecesores como yo mismo, hemos pedido perdón por los pecados personales y sociales, por todas las acciones u omisiones que no contribuyeron a la evangelización. En esa misma perspectiva, tampoco se pueden ignorar las acciones que, en tiempos más recientes, se cometieron contra el sentimiento religioso cristiano de gran parte del Pueblo mexicano, provocando con ello un profundo sufrimiento. Pero no evocamos los dolores del pasado para quedarnos ahí, sino para aprender de ellos y seguir dando pasos, vistas a sanar las heridas, a cultivar un diálogo abierto y respetuoso entre las diferencias, y a construir la tan anhelada fraternidad, priorizando el bien común por encima de los intereses particulares, las tensiones y los conflictos.

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5:49 a.m.

(Manos Unidas/InfoCatólica) La gran región sur del país es una zona eminentemente agrícola y de pocos recursos que ya fue duramente golpeada por el huracán Matthew en 2016. Esta zona fue también la más afectada por el último temblor en el país, al que siguió el paso del huracán Grace dos días después, ocasionando la destrucción de gran parte de las infraestructuras y de las viviendas familiares.

Además de todas las víctimas mortales y heridos que ha provocado este seísmo, las vías de comunicación, hospitales, escuelas, iglesias y otras infraestructuras han sufrido daños muy importantes. El sistema sanitario, ya de por sí ineficiente, ha quedado muy perjudicado. La mayoría de las escuelas no pueden abrir ahora que comienza el curso escolar y la población se está enfrentando a la falta de agua potable y alimentos, causa probable de infecciones y enfermedades a corto plazo.

Bandas de delincuentes campan a sus anchas

Cabe señalar, también, que estas comunidades ubicadas en el extremo sur del país, llevan meses aisladas del resto del país debido a la inseguridad provocada por las bandas armadas que quieren hacerse con el control territorial de la zona, lo que dificulta aún más la llegada de ayuda humanitaria a la región.

Este nuevo proyecto de emergencia aprobado por Manos Unidas trata de dar respuesta, mediante la asistencia humanitaria durante 3 meses, a las comunidades más desprotegidas de las provincias del Sur para garantizar las necesidades básicas de subsistencia de la población afectada. A estos efectos, el socio local de Manos Unidas entregará 1.000 kits alimentarios, sanitarios y de supervivencia en 6 comunidades y establecerá 2 clínicas móviles para prestar la correspondiente ayuda sanitaria a estas poblaciones, alcanzando directamente a un total de 5.000 personas.

La aportación de Manos Unidas se destina en su mayor parte a la adquisición de kits, medicinas para las clínicas móviles y gastos de traslados. Los kits de emergencia son los habituales en la zona (bolsas de avena, pasta, arroz, leche, azúcar, jabón, pasta de dientes, tabletas de purificación del agua, linterna eléctrica con radio, etc.)

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3:49 a.m.

(Iglesia.cl/InfoCatólica) En declaración fechada este 29 de septiembre, el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile expresa que: «El valor de la vida y la dignidad de la persona humana son un fundamento esencial e irrenunciable de la vida en la sociedad», agregando que como recuerda el Papa Francisco, «la defensa de la vida por nacer está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano». Añaden los obispos que «el primero de los derechos humanos es el derecho a la vida, que ha de ser respetada desde la concepción hasta la muerte natural. Por eso, no matar deliberada y directamente al inocente es un absoluto moral cuyo reconocimiento y protección resulta indispensable para la vida en comunidad».

«La ciencia biológica confirma que desde el momento de la fecundación se inicia una nueva vida humana, distinta a la del padre y a la de la madre, que en un proceso continuo, gradual y autónomo, se irá desarrollando en el tiempo. Cobijado y dependiente de la madre, no es sin embargo parte del cuerpo de ella, sino otro ser, por lo que su individualidad debe ser respetada», recuerdan los obispos citando la declaración «El derecho humano a la vida, una vida digna para todos» de 2015. Enfatizan que el respeto incondicional a la vida humana debe guiar cualquier consideración ética, legislativa, humana y sanitaria ante la realidad de un embarazo no deseado: «Está claro que hay situaciones humanas complejas, y a veces dramáticas, que pueden surgir de un embarazo. Pero nada de ello se soluciona con la eliminación deliberada de un ser humano indefenso e inocente», agregando que una sociedad se mide en su capacidad de hacerse cargo de los más débiles, desde la dignidad que les es propia, y no intentado «solucionar los problemas por medio de la violencia».

Si bien las legislaciones pro aborto parten, a menudo, planteándose como una excepción, los pastores expresan que la experiencia dice que se termina afirmando un «derecho al aborto» y la primacía de «los derechos sexuales y reproductivos de la mujer, ignorándose del todo la existencia y los derechos de otro ser humano. Se crea una mentalidad contraria a la vida de la persona engendrada, como si el niño fuera una cosa o un enemigo, y no un ser humano, maravilloso don de Dios». Ante esto los obispos afirman que, como lo declararon días atrás -citando al Papa Francisco- a propósito de los inmigrantes en Iquique, «si la dignidad de la persona humana no queda a salvo y, por el contrario, consideramos a algunos menos valiosos o descartables, no hay futuro ni para la fraternidad ni para la sobrevivencia de la humanidad».

Finalmente, se recuerda a los católicos «llamados a actuar en la vida pública» desde las convicciones de fe y los argumentos de la razón, que «la inmoralidad del aborto se encuentra entre las enseñanzas constantes de la Iglesia», citando al Papa Juan Pablo II quien en la Encíclica Evangelium vitae declaró «que el aborto directo, es decir, querido como fin o como medio, es siempre un desorden moral grave, en cuanto eliminación deliberada de un ser humano inocente. Esta doctrina se fundamenta en la ley natural y en la Palabra de Dios escrita». Los obispos concluyen su mensaje orando para que el Señor «ilumine la conciencia y los corazones de quienes deben tomar decisiones en favor del bien común, para que defiendan siempre a los más vulnerables», encomendando a la Virgen María todo cuidado y promoción de la vida humana.

- Leer la declaración completa

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3:49 a.m.

(InfoCatólica) El Grupo de Trabajo de Antropología Cristiana (ACA por sus siglas en alemán) es una iniciativa libre (ndr:no sujeta a ninguna institución pública o religiosa) en la que cristianos amantes de la antropología, la ética, la filosofía, la teología y el periodismo abren una nuevo lugar de debate y encuentro.

La web del grupo se presenta así:

El debate sobre los nuevos caminos para la Iglesia en Alemania está en pleno apogeo: ¿Por qué son tan pocos los que tienen la palabra? ¿Por qué los sacerdotes no pueden casarse y las mujeres no pueden convertirse en sacerdotes? ¿Quién será bendecido, quién no y por qué? ¿El sexo todavía tiene algo que ver con el matrimonio? Con todo esto, ¿dónde está Dios y mi fe personal? ¡Preguntas necesarias! Las planteamos, ¡junto con usted! Amamos a la iglesia y queremos desarrollarla más. ¡El proceso de reforma necesita un nuevo comienzo y nuevas vistas! ¿Le gustaría saber más sobre los acalorados debates sobre la Ruta sinodal? ¿Quiere conocer puntos de vista teológicos y filosóficos alternativos?

ACA ha publicado un manifiesto que advierte de los puntos en los que la Asamblea Sinodal alemana ha tomado una deriva muy peligrosa y proponen tesis para una verdadera reforma. El preámbulo del Manifiesto no deja lugar a dudas:

«Como cristianos católicos, estamos comprometidos con la necesidad de reformas fundamentales de la Iglesia. Sin embargo, nunca ha existido una verdadera y
y profunda renovación sin la conversión y el cambio de vida por medio del redescubrimiento del Evangelio. Por eso, el Camino Sinodal se pierde y se aleja dramáticamente del objetivo de la verdadera reforma. En su fijación por la estructura exterior, se pierde el núcleo de la crisis; viola la paz en las congregaciones, abandona el camino de la unidad con la Iglesia universal, daña la sustancia misma de la fe de la Iglesia, y equivale a una cisma».

Desde ACA se destaca la importancia esencial de ser fieles a la Palabra del Dios vivo, presente en las Escrituras y transmitida por la Iglesia a través de los siglos, y aseguran que «nunca apoyaremos demandas ni secundaremos iniciativas que disuelvan o relativicen el vínculo con esta Palabra del Dios vivo»

ACA propone nueve tesis

1. Legitimidad
Las exigencias en la iglesia sólo son legítimas si se basan en el Evangelio, en la fe de todos y cuentan con el apoyo de la Iglesia católica universal.

Recuerdan que la Asamblea sinodal no es realmente un sínodo y no es vinculante según el derecho canónico: «Rechazamos su pretensión de hablar en nombre de todos los católicos de Alemania y de tomar decisiones vinculantes para ellos». Advierten los laicos que participan forman parte de asociaciones y comités elegidos arbitrariamente. Denuncian que se está produciendo «una desconfianza fundamental hacia la Iglesia, constituida sacramentalmente y por la autoridad apostólica» y que lo que se plantea «equivale a una redistribución "laica" del poder» que implica una «secularización interna de la Iglesia», sin tener en cuenta la verdadera autonomía espiritual de los fieles y la capacidad para el discipulado por parte de los bautizados

2. Concepto de Reforma
La Iglesia necesita una reforma en la cabeza y en sus miembros, pero cualquier reforma real comienza con la conversión y la renovación espiritual. La Iglesia nunca ha recuperado la sal y la luz reduciendo sus exigencias y adoptando las estructuras del mundo.

Aseguran que aunque el Camino Sinodal «recoge auténticas preocupaciones sobre la Iglesia» es manifiesto que «no está interesado en procesos de conversión, arrepentimiento y renovación espiritual». En cuanto a la «forma social básica de la iglesia, se está quemando con la preservación del statu quo: quieren salvar el modelo de la "iglesia asistencial" altamente institucionalizada mediante la adaptación y la modernización. No se contempla desde el principio una iglesia de verdadera vida espiritual compartida, en la que las personas se conviertan en una comunidad de aprendizaje de la fe (y, por tanto, en discípulos)». 

Denuncian que no se busca recuperar a los que han abandonado la Iglesia se se quiere mantener a muchos otros «ocultando los aspectos ofensivos del evangelio, relativizando sus exigencias y presentarlo de la forma más "normal" posible. Pero como dijo Dietrich Bonhoeffer "La gracia barata es el enemigo mortal de nuestra Iglesia". Ya advirtio el cardenal Lehmann contra el aburguesamiento de la Iglesia adaptando su nivel al nivel de su entorno: "La Iglesia no puede comportarse como una empresa que cambia su oferta cuando la demanda disminuye"»

3. La unidad con toda la Iglesia universal
Formamos parte de la Iglesia«una, santa, católica y apostólica». «Que todos sean uno» es el deseo último de Jesús. Ya sufrimos bastante hoy en día por las divisiones en el cuerpo de Cristo y no queremos otra iglesia especial alemana.

ACA constata que la Asamblea Sinodal no está suficientemente coordinada con el resto de la Iglesia y con el Papa, y denuncian que todas las objeciones planteadas por el Pontífice, tanto en la carta que envió al pueblo católico alemán como en la audiencia general del 25 de noviembre del 2020  [i], han sido ignoradas.

En ese sentido se señala la oposición al documento de la Congregación del Clero sobre la organización de las parroquias, la bendición de uniones homosexuales y la insistencia en pedir la ordenación de mujeres. Y sentencian: «No queremos ser una "iglesia de desobediencia y rebeldía" y rechazamos cualquier intento de camino eclesiástico especial en Alemania».

4. Poder
En la Iglesia, todo el poder emana del Señor. El poder en la Iglesia siempre es únicamente delegado, y sólo puede existir como acto de servicio humilde a la gente. Su ejercicio debe ser legítimo y transparente; Pero responder al mal uso del poder por parte de los pastores con un simple reparto de ocupaciones no sirve para la iglesia

ACA indida que se ha aprovechado la mala gestión por parte de la jerarquía de los casos de abusos sexuales como excusa para plantear una reforma de las estructuras de poder en la Iglesia. Y aunque reconocen que es necesaria mayor participación de los laicos y especialmente de las mujeres, afirman no querer «una iglesia de funcionarios y funcionarias, de aparatos hinchados y del chisme permanentemente instalado. La iglesia adolece de falta de espíritu y le sobra demasiada institución». Quieren una Iglesia «sencilla, servicial y orante» en la que «el ejercicio de la autoridad espiritual sea transparente» y orientado a que los fieles maduren en la fe.

5. Mujeres
Siguiendo el ejemplo de Jesús, el carisma de las mujeres en la Iglesia debe ser reconocido más profundamente. Sin embargo, es aberrante interpretar la asignación del ministerio sacerdotal a los hombres como una discriminación contra las mujeres.

El Manifiesto asevera que «Las mujeres no deben ser ciudadanas de segunda clase en la iglesia.  Por eso defendemos que las mujeres tengan los mismos derechos y deberes que los hombres... El Camino Sinodal aboga por ello, pero desgraciadamente también hace caso omiso de la declaración doctrinal vinculante de la Iglesia en Ordinatio sacerdotalis, amparada por los concilios y apoyada por todos los papas, "que se refiere a la constitución divina de la Iglesia misma", a saber, que "la Iglesia no tiene autoridad alguna para ordenar mujeres al sacerdocio y que todos los fieles de la Iglesia deben acatar definitivamente esta decisión"»

ACA rechaza «los planteamientos del Camino Sinodal como si esto se tratara de la preservación de un bastión masculino reaccionario y como si hubiera algún tipo de derecho igualitario para las mujeres al ministerio».

6. Matrimonio
El sacramento del matrimonio es la alianza de una mujer y un hombre con Dios y el signo incomparable de la salvación por la fidelidad de Dios a su pueblo; este signo nunca debe ponerse en la misma fila que las uniones puramente humanas de cualquier tipo.

ACA recuerda que cada vez son más las personas que viven en uniones sexuales que se alejan de lo aprobado por las Sagradas Escrituras. Ya sean los divorciados vueltos a casar, ya sean los que conviven sin estar casados, ya sean los que mantienen relaciones prematrimoniales sin todavía convivir. Los autores del Manifiesto aseguran que en vez de iluminar esas situaciones de pecado para sanarlas, la Asamblea Sinodal busca conformar la doctrina de la Iglesia la corriente actual del mundo. Y advierten: «Esto no sirve a las personas vulnerables y heridas, sino que, al contrario, les oculta la luz sanadora del Evangelio y les niega la posibilidad de la felicidad humana».

Rechazan que se ofrezca «una nueva moral sexual» y que se considere el matrimonio sólo como un ideal máximo, al que sólo puede aspirar una especie de élite de los fieles: «el matrimonio cristiano sigue siendo el lugar real y legítimo de la sexualidad y la forma fudamental en la que los niños experimentan el amor duradero de su madre y su padre biológicos. Es el único lugar donde la sexualidad humana puede lograr una integración sanadora». 

7. Bendición de las parejas del mismo sexo
Ninguna persona puede ser privada de la bendición de Dios. Sin embargo, la Iglesia debe evitar cualquier apariencia de dar una bendición comparable al sacramento del matrimonio al «matrimonio para todos» y a las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo.

ACA indica que la Asamblea Sinodal «amplía la perspectiva de misericordia y preocupación pastoral por la salvación de todos los seres humanos presente en Amoris Laetitia al dejar de tener en cuenta el quebrantamiento de la naturaleza humana (y, por tanto, el pecado). Existe una tendencia a propagar “un derecho a la concupiscencia para todos”, que impide la fructífera complementariedad de los sexos en el orden de la creación de Dios y socava la naturaleza del matrimonio».

8. Laicos y sacerdotes
El servicio de la Iglesia al mundo está confiado a laicos y sacerdotes, juntos y sin distinción de propósito o dignidad. No obstante, los laicos deben hacer lo que solo los laicos pueden hacer, y los sacerdotes deben servir a lo que la Iglesia les llama y lo que la ordenación los hizo capaces de hacer.

ACA adfirma que «la falta de vocaciones al sacerdocio es una necesidad real en la Iglesia e igualmente un reto para los laicos, que tienen que asumir todas las tareas para las que la vocación sacerdotal no es necesariamente necesaria».  A la vez, explican que «con la imposición de manos en la ordenación, el sacerdote recibe la autoridad apostólica para actuar "in persona Christi" como cabeza y pastor»

Pero, añaden, «el Camino Sinodal oscurece esta vocación específica del sacerdote marginando teológica y estratégicamente al sacerdote e intentando sistemáticamente elevar funcionalmente a laicos teológicamente cualificados sin ordenación a puestos de sustitución sacerdotal... nos oponemos tanto a la laicalización del sacerdote como a la clericalización de los laicos». 

9. Abusos
Los abusos sexuales son la piedra de molino que rodea el cuello de la Iglesia. Los funcionarios de la Iglesia deben ser medidos por la transparencia con la que tratan los delitos del pasado y practican la prevención para el futuro. Pero nos oponemos al «abuso del abuso».

ACA cree que se está aprovechando la cuestión de la crisis por los abusos en la Iglesia para fines no correctos: «Se puede llamar con razón "abuso del abuso".  Ya que el abuso sexual se utiliza de forma sinodal para impulsar objetivos y posiciones extrañas en la iglesia. Sin embargo, esto lleva a una distorsión completamente irresponsable en una discusión que requiere el mayor de los cuidados».

Y esta es la explicación que ofrece el Manifiesto sobre lo que ha ocurrido con esta cuestión. Es también la conclusión del texto:

«Hasta ahora, no se ha tenido en cuenta el hecho de que alrededor del 80% de las agresiones en el espacio "católico" son de carácter sexual (como muestran las cifras disponibles a nivel internacional).  En general, la negativa a enfrentar los hechos es una característica de las discusiones en el camino sinodal. Por ejemplo, no se tiene en cuenta que otros tipos de iglesias (incluidas las teológicamente liberales y las que no tienen una estructura jerárquica) se ven afectadas en una medida similar por los abusos -aunque predominantemente heterosexuales-.  La reacción a los abusos se convirtió en una guerra de poder, que en realidad era sobre las reclamaciones de una agenda eclesiástica liberal. Sin embargo, esto dificulta una respuesta eclesial adecuada a los abusos y, al mismo tiempo, obstruye la posibilidad de una reforma y renovación profundas de la Iglesia. En definitiva, esto muestra de nuevo a la iglesia girando en torno a sí misma, que se preocupa más por su imagen que por las víctimas.  ¡Este es el fondo real y sistémico del encubrimiento!  El Camino Sinodal y sus propuestas no han roto esto, sino que lo han reforzado. Las lógicas de autoconservación eclesial que siguen siendo eficaces aquí no conducen a la reforma, sino, en última instancia, al ateísmo eclesial, a actuar como si no existiera un Dios que se ha revelado vivo como amor en Jesucristo y está presente en el Espíritu. Sólo la renovación desde la profundidad del Evangelio puede ayudar contra esto. "¡Lo que te diga, hazlo!" 



[i] Esto dijo entonces el Papa:

«A veces, siento una gran tristeza cuando veo alguna comunidad que, con buena voluntad, se equivoca de camino porque piensa que hace Iglesia en mítines, como si fuera un partido político: la mayoría, la minoría, qué piensa este, ese, el otro… “Esto es como un Sínodo, un camino sinodal que nosotros debemos hacer”. Yo me pregunto: ¿dónde está el Espíritu Santo, ahí? ¿Dónde está la oración? ¿Dónde el amor comunitario? ¿Dónde la Eucaristía? Sin estas cuatro coordenadas, la Iglesia se convierte en una sociedad humana, un partido político —mayoría, minoría—, los cambios se hacen como si fuera una empresa, por mayoría o minoría… Pero no está el Espíritu Santo...»

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3:49 a.m.

(Reuters/InfoCatólica) El Consejo de Estado afirmó que también se tomarán medidas para evitar los embarazos no deseados y para animar a los hombres a «compartir la responsabilidad» de prevenirlos. Las autoridades pretenden mejorar la educación sexual y reforzar los servicios de planificación familiar, añadió el órgano rector.

«Hay que aplicar a fondo la política nacional básica de igualdad de género y el principio de dar prioridad a los niños», dijo Huang Xiaowei, subdirector del Comité Nacional de Trabajo sobre la Mujer y la Infancia del Consejo de Estado.

China ya ha promulgado medidas estrictas para evitar los abortos selectivos por sexo, que son un verdadero problema para el futuro de la nación debido al desequilibro entre el número de hombres y mujeres, a favor de los primeros, que ya se está produciendo.

Tras años de intentar limitar el crecimiento de la población, Pekín está prometiendo políticas destinadas a fomentar familias más numerosas. En junio dijo que permitiría a todas las parejas tener tres hijos en lugar de dos, mientras que también se están introduciendo políticas destinadas a reducir la carga financiera de la crianza de los hijos.

Aunque no se dijo explícitamente si las medidas del lunes están diseñadas para hacer frente a la disminución de la tasa de natalidad de China, parece claro que esa es la intención, ya que todos las instituciones públicas de análisis de la situación en la nación china han identificado la demografía como uno de sus principales retos de política social en las próximas décadas.

Aunque China sigue siendo la nación más poblada del mundo, el último censo mostró que el crecimiento de la población entre 2011 y 2020 fue el más lento desde la década de 1950. Se espera que la población comience a disminuir dentro de unos años.

Los datos de la Comisión Nacional de Salud mostraron que entre 2014 y 2018 hubo una media de 9,7 millones de abortos al año, lo que supone un aumento de alrededor del 51% respecto a la media de 2009-2013, a pesar de la relajación de las políticas de planificación familiar en 2015 para permitir que cada familia tenga dos hijos. Los datos no especificaron cuántos abortos fueron por razones médicas.

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3:50 p.m.

(Aica/InfoCatólica) Después del Mensaje de 2021, cuyo tema fue «ir y ver», en su nuevo mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales 2022, el papa Francisco pide al mundo de la comunicación que aprenda a escuchar de nuevo.

«La pandemia golpeó e hirió a todos y todos necesitan ser escuchados y consolados. La escucha también es fundamental para una buena información», indica el comunicado de la Oficina de Prensa.

«La búsqueda de la verdad comienza con la escucha. Y también el testimonio a través de los medios de comunicación social.

Todo diálogo, toda relación comienza con la escucha. Por eso, para crecer, incluso profesionalmente, como comunicadores, tenemos que volver a aprender a escuchar mucho».

«El mismo Jesús nos pide que prestemos atención a cómo escuchamos. Para poder escuchar realmente se necesita valor, un corazón libre y abierto, sin prejuicios».

«En este tiempo en que toda la Iglesia está invitada a ponerse a la escucha para aprender a ser una Iglesia sinodal, todos estamos invitados a redescubrir la escucha como algo esencial para una buena comunicación», concluye la nota del Vaticano.

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3:50 p.m.

(Aci Prensa/InfoCatólica) «Recientemente el Comité de Asuntos Canónicos y Gobierno de la Iglesia fue advertido de que se ha descubierto que una mujer, viviendo bajo la identidad transgénero, había sido admitida inadvertidamente en el seminario o casa de formación de un instituto de vida consagrada», indicó en un memorándum Mons. Liostecki, arzobispo de Milwaukee. De hecho, según el texto parece que ha habido más casos.

En todo caso, precisó el prelado, «los registros individuales sacramentales fueron obtenidos fraudulentamente para mostrar su nueva identidad».

«En todos los casos, nada en los registros médicos de estos individuos muestra tratamientos pasados o cirugías al respecto», agregó. Ninguna de las mujeres biológicas y seminaristas ha recibido las sagradas órdenes, precisó Mons. Listecki.

El memorándum del arzobispo no identifica los seminarios o casas de formación que admitieron mujeres biológicas que se presentaron como hombres, y tampoco clarifica si estos «casos» se dieron en Estados Unidos o en otro país.

Si bien en Estados Unidos los certificados de bautizo no indican el sexo de la persona bautizada, otras denominaciones cristianas han invitado a las personas que se identifican como «transgénero» a reafirmar sus promesas bautismales con el nuevo nombre que hayan elegido.

Mons. Listecki, doctor en derecho canónico, indicó además que fue «alentado por el Comité» para enviar el memorándum a sus hermanos obispos, para que puedan «ejercer especial vigilancia ahora que se inicia un nuevo año de formación en los seminarios».

El arzobispo recordó que «el derecho canónico exige que el obispo diocesano admita al seminario mayor y promueva las órdenes sagradas solo a hombres que tienen los requisitos físicos y las cualidades psicológicas», y el obispo «puede requerir varios medios para establecer la certeza moral respecto a esto».

«Algunos miembros del Comité de Asuntos Canónicos y Gobierno de la Iglesia precisaron que un obispo puede exigir pruebas de ADN o, como mínimo, la certificación de un experto médico elegido por el obispo, para asegurar que un postulante es hombre», indica el memorándum.

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(EWTN) En 2021 se cumplen los 40 años de la creación del mayor grupo privado católico de comunicación, EWTN, fundado en 1981 por la Madre Angélica, una monja de clausura, en un garage en mitad de uno de los territorios con menor número de católicos de los EE. UU., en Birmingham (Alabama) y contando sólo con 200 dólares.

El ejemplo de este hecho prodigioso mostró a un grupo de laicos españoles, hay obras con unos frutos tales que verdaderamente marcan la diferencia en una sociedad. Por ello hace un año, el 8 de diciembre de 2020, encabezados por el que hoy es su Presidente, José Carlos González-Hurtado, establecieron EWTN España.

En este año de existencia, el equipo de EWTN España ha recibido muchos mensajes de apoyo, ante la triste constatación de ver «algo magnífico -el legado espiritual de nuestro país y la sociedad que dejaremos a nuestros hijos y nietos- que se está corrompiendo y la impotencia de no poder impedirlo», escribía José Carlos, para, a continuación, añadir que «SÍ podemos impedirlo. SÍ hay esperanza. SÍ podemos darle la vuelta a esta sociedad. SÍ podemos volver a la cordura que parece hemos perdido».

Por ello han convocado para el domingo 17 de octubre de 2021 una vigilia de oración al Sagrado Corazón de Jesús en la Basílica del Cerro de los Ángeles pidiendo el don de la reevangelización en España, presidida por el obispo de Getafe, D. Ginés Ramón García Beltrán, donde se encuentra la Basílica. «No hay mejor lugar para rogar a Dios por nuestro país y sus gentes», destacó en su carta de convocatoria el Presidente de EWTN España, ya que «en 1919 España fue consagrada al Sagrado Corazón de Jesús en el Cerro de los Ángeles». Y terminaba su carta recordando la promesa evangélica: «Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo, en medio de ellos» (Mateo 18, 19).

El evento será transmitido en directo por EWTN España en todo nuestro país y para toda Hispanoamérica en las plataformas televisivas habituales y en las redes sociales de EWTN España.

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6:49 a.m.

Este año la cifra del terror se ha adelantado. Normalmente era en torno a los Santos Inocentes, ¿un detalle o un remordimiento de conciencia?

El gobierno ha hecho públicos los datos del año de la pandemia. En 2020 debieron nacer en España 427.475 bebés, solo llegaron a reír y llorar 339.206, los 88.269 concebidos fueron abortados.

O lo que es lo mismo, que el 20,6%% de los niños concebidos es abortado, o lo que es lo mismo, que más de 1 de cada cinco niños no nace por voluntad de su madre y de una sociedad que lo consiente. Un punto menos que en 2019.

Serie de datos de aborto en EspañaDatos dolorosos en un año de pandemia, con el menor número de nacimientos de la ser. El porcentaje de abortos totales ha bajado respecto al año pasado casi un 11% (10,97%) y también «ha mejorado» la denominada tasa de abortos por cada 1.000 mujeres en época fértil del máximo histórico de 2019 que fue un 11,53 a un 10,30. Desconozco si todavía se puede decir mujeres en época fértil o ya el próximo estudio nos obligarán a decir «personas que menstruan».

El 91% de los abortos fue a petición de la madre (80.209), que no dejaron de ser madres por haberse deshecho de su hijo. Un 5,7% por grave riesgo para la vida y salud de la madre (5.055) y un 3% por anomalías en el feto, y un 0,3% por «incompatibilidad» con la vida. Como constataba la Declaración de Dublin: el aborto directo no es médicamente necesario para salvar la vida de una mujer.

Dada la situación de aceptación del aborto en España, una ley a la polaca, ¿cuántas vidas salvaría?

Es comprensible, desde su punto de vista, la radical campaña contra los rescatadores y los que rezan en frente a los abortorios. Con estos datos se cae el «argumento» de que es un problema médico. No es una decisión Y lógicamente hay que impedir que se ayude a tomar la correcta, que nazca su hijo.

Esa campaña está apoyada, aumentada con la persecución a la objeción de conciencia, está apoyada en un dato más en cuatro comunidades los médicos de la sanidad pública ejercen de médicos y no ha habido ningún aborto Comunidad de Madrid, Murcia, Castilla-La Mancha y Extremadura, han sido todos en negocios dedicados al tema, donde más actividad despliegan iniciativas como «40 días por la vida».

Por semanas de gestación el 71,8% antes de las 8 semanas, y el 22,8% antes de la 14.

¿Esperanzas? Sí. Muchas. Por un lado porque aunque es un tema de ciencia, no de conciencia, quedan rescoldos en la sociedad. Ayer se asombraban en https://www.lavanguardia.com/opinion/20210928/7751413/abortos-publica.htmlLa Vanguardia:

«Los números no cuadran en este asunto. Solo el 19,9% de los españoles se considera católico practicante, según el CIS. Sin embargo, en al menos diez provincias el 100% de los ginecólogos de la pública objetan»

Y por otro, por el propio papanatismo patrio: la solución vendrá de fuera. No confío mucho en la clase política española, pero sí en el mimetismo que hay con «nuestro entorno». Y las noticias que hay en Estados Unidos, e incluso China, son muy animantes. Queda un tramo largo, pero es mejor que el de hace unos años.

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(ACN/InfoCatólica) Este año la iniciativa resalta la figura de San José, citando en sus textos partes de la carta apostólica «Patris corde» – «Corazón de Padre», con la que papa Francisco declaró un Año Jubilar que se clausurará el 8 de diciembre. La campaña de este año anima a los niños a rezar «de la mano de María y bajo el amparo de San José».

El cardenal Piacenza recuerda que San José, patrono de la Iglesia, «es un gran ejemplo para nosotros de cómo Dios puede encauzar todo hacia el bien, a través de nuestra oración, nuestra fidelidad y nuestra obediencia a Su Palabra».

Aunque se esperaba que el 2021 supusiera el fin de las restricciones provocadas por el coronavirus, las consecuencias siguen siendo graves en muchos sitios. Además, la crisis de salud no es la única amenaza al mundo. «El hambre, la pobreza, la corrupción, las guerras y el terror, la profanación de la vida humana y la destrucción de la creación afectan a innumerables personas» declara el cardenal Piacenza. Por eso, el prelado resalta la importancia de la oración y, en particular, la de los niños que interceden por «la salvación de Dios para el mundo».

«Un millón de niños rezando el rosario» batió un récord de participación en 2020 al unirse a la oración niños de 136 países, entre ellos Siria, Irak, México, Armenia, Papúa Guinea, Nigeria o la República Democrática del Congo. Sólo a través de la página web se registraron más de 509.000 niños.

La página web de la fundación ACN proporciona material gratuito para rezar en parroquias, colegios, grupos de niños o familias. El paquete disponible contiene como cada año instrucciones sobre cómo rezar el rosario, reflexiones para niños sobre los misterios del rosario y una consagración de los niños a la Madre de Dios. Este año se ha incluido a San José en los posters junto a la Virgen, además de añadir una estampa con la oración al santo que el papa Francisco reza todos los días.

La iniciativa «Un millón de niños rezando el rosario» remonta sus orígenes al año 2005, cuando un grupo de niños rezaban el rosario en una ermita de la capital venezolana de Caracas y varios de los presentes recordaron las palabras del padre Pío: «Cuando un millón de niños recen el rosario, el mundo cambiará». La campaña se extendió rápidamente por todo el mundo.

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3:49 a.m.

(Agencias/InfoCatólica) Fuentes del departamento que dirige Irene Montero, aseguraron que se ha decidido usar la Ley de Eutanasia como referencia en esta materia porque obtuvo un amplio consenso (sic) durante su redacción.

El objetivo de este registro de objetores, según apuntan las mismas fuentes, es identificar las necesidades en cada área sanitaria, de manera que se pueda garantizar el derecho a poder matar a los no nacidos en todos los casos.

La directora del Instituto de las Mujeres, Toni Morillas, ya dijo el lunes que en España existe «una mala práctica» en relación a la «objeción de conciencia» de los profesionales que «hace que el derecho humano al aborto se obstaculice» y no sea tratado como «una prestación más de la cartera del Sistema Nacional de Salud», sino «una práctica que genera estigma social».

Herramienta de discriminación

La profesión médica ya se ha manifestado en contra del acoso del gobierno social-comunista a la objeción de conciencia. El registo de objetores podría convertirse fácilmente en una herramienta para discriminar laboralmente a aquellos galenos que quieran ser fieles al juramento hipocrático en el punto que dice:

«Jamás daré a nadie medicamento mortal, por mucho que me soliciten, ni tomaré iniciativa alguna de este tipo; tampoco administraré abortivo a mujer alguna. Por el contrario, viviré y practicaré mi arte de forma santa y pura».

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3:49 a.m.

Mons. Alberto José González Chaves

Galardón Alter Christus Atención al Clero y a la Vida Consagrada

Nació en Badajoz en 1970 y fue ordenado sacerdote en Toledo en 1995 por el Cardenal Marcelo González Martín. Su primer destino pastoral fueron las parroquias de Peñalsordo y Capilla, en la provincia de Badajoz, pero pertenecientes a la archidiócesis de Toledo. De 2006 a 2014 ha trabajado en la Congregación para los Obispos, en la Santa Sede. En 2008 se doctoró en Teología Espiritual en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, de Roma, con una tesis sobre “Santa Maravillas de Jesús, naturalidad en lo sobrenatural". Posee un Master en Bioética. En 2011 Benedicto XVI le nombró Capellán de Su Santidad. Desde 2015 es Delegado para la Vida consagrada en Córdoba. Dirige Ejercicios Espirituales y y dicta conferencias y cursillos en España e Hispanoamerica. Es autor de artículos y libros de Espiritualidad y Liturgia, y d3 numerosas hagiografías como las del Venerable Cardenal Rafael Merry del Val, San José Maria Rubio, el Beato Marcelo Spínola, Santa Maravillas de Jesús, Santa María Micaela del Santísimo Sacramento, Santa Génova Torres, San Juan Pablo II, el Beato Tiburcio Arnaiz… Su última obra es la biografía del más reciente Doctor de la Iglesia y Patrono del clero secular español, San Juan de Ávila.

En esta ocasión, con motivo del Año de San José, reflexiona para InfoCatólica sobre la grandeza de su figura y su santidad singular.

San José es un gran santo, y no sólo por ser el esposo de la Virgen, que es muchísimo, sino que tiene en cierta manera entidad propia. ¿Por qué?

Permítame comenzar respondiendo aparentemente en sentido contrario a la formulación de su pregunta. Si efectivamente San José es, no sólo un gran santo, sino el más grande de todos los santos, lo es precisamente por ser esposo de María y no se podría decir que su santidad tiene entidad propia, como no puede predicarse esto de ningún santo, ni siquiera de la Santísima Virgen. En el prólogo a su Evangelio dice San Juan Evangelista del Bautista: “No era él la luz, sino testigo de la luz”. Otro tanto podríamos decir de San José, aunque (interpreto que este es el sentido de su pregunta) su santidad es totalmente personal, libre y voluntaria. El Evangelio le llama sencillamente vir justus, varón justo. La misión o predestinación de San José, postulaba, como la de María, una santidad singular. Apoyado en toda la Tradición desde los más antiguos Padres de la Iglesia, escribe el Padre Garrigou-Lagrange que desde la infancia Dios concedió a José todas las gracias: piedad, virginidad, prudencia, fidelidad… San Jerónimo enseña en una homilía sobre el Evangelio de San Lucas que San José es llamado justo por la posesión perfecta de todas las virtudes. Algo muy parecido subraya San Juan Crisóstomo.

Por tanto, ¿por qué la santidad de José es singular?

Siguiendo en esto, como en tantas cuestiones josefinas, al Padre dominico Marceliano Llamera en su obra “Teología de San José”, aduciremos cuatro motivos: 1. Su matrimonio con María. 2. Su paternidad terrena sobre Jesús. 3. Su inclusión en la unión hipostática 4. Su cooperación a la redención del género humano.

Como esposo de María, San José condivide con ella la misma condición y por tanto tiene igual dignidad, gracia y santidad, salvando, naturalmente, la distancia con la maternidad divina, que es exclusiva de María. Como su esposo, José comparte con Ella, no sólo la dignidad y, proporcionalmente, la gracia, sino también el amor mutuo y la comunicación de los bienes, derivada de todo matrimonio, que en el caso del de José y María fue máxima, por la plenitud de la gracia. Predica San Bernardino en su Sermón primero sobre San José que, pues que María fue gratia plena, del tesoro de su Corazón ofrendó a José cuanto él podía recibir y, en este sentido, Ella no sólo deseó, sino que impetró para José la participación en su plenitud de la gracia. “Si la bienaventurada Virgen - dice el santo de Siena - impetra tanto para los pecadores enemigos de su Hijo, ¿cuántas mercedes no conseguiría para este tan amoroso, solícito y filial nutricio, esposo de su pudor y de su amor castísimo? También, como sucede en todo matrimonio cabal, compartió José con María la más completa semejanza de costumbres. San Pedro Damián llega a decir que José fue hecho a semejanza de la Virgen su esposa: de ahí su eximia santidad.

La segunda causa que postula una santidad singular en José es su paternidad legal sobre Cristo, a Quien amaba como a su Dios y como a su hijo y de Quien era amado con verdadero amor filial y, al decir de los teólogos, causativo de la gracia. En el sermón ya citado dice San Bernardino que San José alcanzó gran perfección y santidad muy alta porque en su trato con Cristo guardó tres cosas: pureza reverencial, radiante fidelidad y caridad ardentísima. “¿Quién negará - se pregunta - que teniendo a Cristo en sus brazos y, con su mirada y su conversación filial, Jesús imprimiría en su corazón el gozo inefable de la paternidad?”

El tercer capítulo que exige del glorioso Patriarca una santidad altísima es su pertenencia al orden hipostático. Después de María, José ha sido la criatura humana más unida a la Humanidad del Verbo, quien más se ha acercado al principio y fuente de toda gracia y quien después de María ha sido más amado por Jesús. Santo Tomás de Aquino relaciona la mayor proximidad a Cristo al mayor conocimiento de los misterios de la fe. Por tanto, cuanto José más se aproximó a Cristo, principio de la gracia, tanto mejor participó de la plenitud de la santidad.

El cuarto título de su excelentísima santidad es su cooperación, absolutamente intransferible, a la redención del género humano. Bien entendido que Jesucristo es el único Mediador, nos gusta llamar a San José “corredentor”, como, en el surco de la Tradición, hacemos con María. Porque él está ordenado en los planes de Dios a los mismos fines de la Maternidad divina y de la Encarnación del Verbo, para la salvación del género humano. Por eso, el mismo decreto trinitario que asocia a San José a la Encarnación del Verbo, incluye su incorporación a la obra redentora de Jesucristo. Y si Dios concede a los hombres Su gracia y Su santidad según la dignidad de la misión a que les destina, es evidente que el esposo de María Corredentora y padre singular del único Redentor, en cuanto “corredentor” también él, tuvo que estar poseer una santidad eminente.

Además, esta santidad de José nunca dejó de crecer. Enseña el Concilio tridentino (sesión VI, canon 24) que la justicia recibida no sólo se conserva, sino que se aumenta ante Dios por las buenas obras, las cuales no son sólo fruto y señal de la justificación sino también causa de su aumento. La gracia puede crecer de modo intensivo: entitativamente; y extensivo: produciendo nuevos efectos. Según Santo Tomás de Aquino, tales aumentos se verifican por cualquier acto meritorio. Así también, la caridad en esta vida puede aumentar sin limitación. Según el insigne dominico y gran tomista, Padre Garrigou-Lagrange, los maravillosos progresos de la gracia de San José escapan a nuestra comprensión: “Apenas podemos vislumbrar qué admirables progresos en la fe, santidad y amor se efectuaron en el alma de José. Tanto más se ocultó el carpintero en la tierra cuanto es más glorificado en los cielos”. Si desde su primera infancia todos y cada uno de los actos de caridad de José fueron intensísimos, y todas y cada una de sus obras de virtud aumentaban en gracia, hay que concluir que él crecía constantemente en santidad, obrando siempre con toda la fuerza de la gracia habitual que Dios le daba, sin oponer él ningún impedimento de pasiones, defectos, negligencias o distracciones. Del mismo modo estuvo lleno de los dones del Espíritu Santo por los que se movía con prontitud bajo la inspiración de Dios en la ejecución de todas sus obras.

La razón de este imparable crecimiento en santidad era la presencia y familiaridad continua con Jesús y María, por los que tenía un conocimiento abismal del misterio de la Encarnación y un constante y perfecto ejemplo de todas las virtudes. Escribe San Bernardino de Siena: “Si nosotros, miserables, aprovechamos tanto de la convivencia con los santos, que respecto a la Virgen nada son, ¡cuánto ha de estimarse que aprovecharía José con la presencia y trato de la Santísima Virgen!”

También es opinión teológica que es muy probable que San José esté ya en cuerpo y alma en el Cielo, al igual que la Santísima Virgen.

Ciertamente, la “asunción de San José a los cielos” se cree piadosamente entre los devotos josefinos, que es tanto como decir entre los buenos católicos, insertos en el surco de una fe y tradicional, sencilla y por eso muy profunda, heredada de sus mayores. En realidad habría que hablar más propiamente de la resurrección de San José, para lo cual primero tenemos que pensar en su muerte. ¿Abandonó esta vida, como quiere San Epifanio, poco después de haber cumplido Cristo los 12 años? ¿Dejó José este mundo, como afirman otros, durante la predicación del Salvador? ¿Siguió a Cristo como uno de sus discípulos, como pretenden otros? ¿Llegó a sobrevivir a Cristo y sufrió al ser pospuesto a San Juan, cuando el Redentor le encomendó en la cruz el cuidado de su Madre, como defendieron algunos de modo peregrino? Es razonable que si José hubiese vivido durante la Pasión del Señor, habría estado al pie de la cruz y Jesús no habría tenido la necesidad de encomendar a su Madre a ningún otro. O por fin, como parece la opinión más acertada, ¿se durmió en el Señor antes de empezar Cristo su vida pública? Sabemos con toda seguridad que José vivía cuando Jesús, a sus 12 años, se quedó en el Templo de Jerusalén. Pero su figura es silenciada en las bodas de Caná y en el ministerio de Cristo, cuando avisan al Salvador de que su Madre y sus hermanos están fuera y Le buscan (Mt 12, 47). Acerca de la muerte del Patriarca nazareno escribe San Bernardino: se ha de creer piadosamente que en su tránsito tuvo presentes a Jesús y a María. ¡Cuántas exhortaciones promesas, consuelos, iluminaciones, inflamaciones y revelaciones de los bienes eternos recibiría en la hora de su muerte de su esposa Santísima y del dulcísimo Hijo de Dios, Jesús!” Por tanto si, como parece lo mas lógico, José murió antes de la Pasión de Cristo, debió descender con los demás justos del Antiguo Testamento al seno de Abrahám, “el limbo de los justos”. Y sólo después de la resurrección de Cristo habría venido su plena glorificación, de la que escribe el canciller Juan Gerson: “Cuánto ha de ser estimado el justo José en la gloria y los cielos, si fue hallado tal y tan grande en la miseria y en la tierra. Si, según Cristo, ‘donde Yo estoy, ahí también estará mi siervo’, sin duda, estará más próximo a Jesús en los cielos quien en su ministerio haya sido más cercano, sumiso y fiel a Jesús, después de María, en la tierra". La gloria esencial consiste en la visión facial de Dios. Ese premio a nuestras buenas obras guarda proporción con el mérito, y éste radica en la caridad. Así, según sea el grado de gracia y de caridad al dejar este mundo (o sea, el grado de santidad), así será la gloria con que seremos eternamente bienaventurados en el Cielo. Si la santidad de José es la mayor después de la de la Virgen, también su gloria es, después de la de María, la mayor de todos los santos del Cielo.

Esto se refiere a la gloria esencial, pero, la pregunta que tratamos de responder versa sobre la gloria accidental de San José, o sea, la gloria de su cuerpo. En realidad la cuestión es la siguiente: ¿la asunción de San José al Cielo en cuerpo y alma sería un privilegio cuya conveniencia se deduce de su misión de esposo de María y padre virginal de Cristo? ¿Es una conveniencia análoga a la de la asunción de la Santísima Virgen María, cuya dignidad de Madre de Dios pide que Ella sea glorificada por su Hijo también en su cuerpo? Recordemos que según San Mateo, en la muerte de Cristo, “se abrieron los sepulcros y muchos cuerpos de santos que habían muerto resucitaron, y saliendo de sus sepulcros después de la resurrección de Cristo vinieron a la ciudad santa y se aparecieron a muchos” (Mt 27, 52-53). Pero, si habla el primer evangelista de una resurrección verdadera y real y si aquellos santos que resucitaron no murieron más y siguieron a Jesús a la gloria, ¿estuvo San Jose entre aquellos resucitados? Que aquella a la que alude Mateo fue una verdadera resurrección lo afirman multitud de Padres de la Iglesia y de exegetas: Clemente Alejandrino, Orígenes, Eusebio, Agustín, Jerónimo, Crisóstomo, Epifanio, Gregorio Magno, Teodoreto, Beda el Venerable, Maldonado, Cornelio a Lapide, Calmet, Lagrange, etc. Pero divergen estos teólogos sobre si aquellos resucitados fueron llevados con Cristo al Cielo o volvieron a morir. De la primera opinión son Ignacio de Antioquía, Clemente Alejandrino, Eusebio, Ambrosio, Jerónimo, Epifanio, Beda, Cayetano, Soto, Suarez, Maldonado, Cornelio a Lapide, etc. También Santo Tomás en sus escritos de juventud, como el Libro IV de las Sentencias y el Comentario a San Mateo. Opinan que aquellos resucitados murieron de nuevo San Agustin, San Juan Crisóstomo, Teodoreto, San Gregorio Magno y Santo Tomás de Aquino ya en la Summa Teológica, adhiriéndose a San Agustín. Según esta opinión, la mayoría de autores posteriores proponen como más cierto según el relato evangélico y los méritos del Santo Patriarca, que él está entre los que subieron con Cristo a la gloria. Desde Gerson a San Bernardino de Siena, esta sentencia es mantenida casi unánimemente por todos los escritores josefinos. En cabeza de los cuales está, con su incomparable obra “Suma de los dones de San José”, el dominico Isidoro de Isolano. También lo defienden San Francisco de Sales y San Alfonso María de Ligorio.

Sin embargo de todo lo expuesto, hay que afirmar que no tenemos apoyo alguno explícito ni de la Sagrada Escritura ni de los Santos Padres, por lo cual, como mucho puede insinuarse la conveniencia de que el Santo Patriarca resucitara, aunque aquellos otros a los que alude el evangelio no resucitasen verdaderamente. Las razones para insinuar esto son la dignidad especialísima de San José, el amor con que Jesús y María “exigían” su participación de José en la resurrección de Ellos, la afinidad física de José con el Redentor y con su Madre y su contacto íntimo con la Humanidad de Cristo, que parece exigir que tampoco él participase de la corrupción del sepulcro. En suma, parece razonable que la Sagrada Familia, que había iniciado la nueva vida divina del género humano antes que ningún otro cristiano, iniciase también conjuntamente la vida gloriosa y resucitada con anterioridad a todos los demás. No pareciera muy lógico que, resucitados Jesús y María, aun esté sin resucitar el padre virginal del primero y el esposo santísimo de la segunda.

Incluso, aunque tampoco está definido, que pudo ser igualmente preservado de la culpa original, pues así convenía para el esposo de la Virgen y padre del mismo Dios.

De modo análogo a la posibilidad de la resurrección y asunción de San José, desde el siglo XV los escritores josefinos se vienen preguntando por otros privilegios del Santo Patriarca, como la de su inmaculada concepción, su santificación en el seno materno o la extinción de la concupiscencia o fomes peccati. Fundamentalmente hay tres opiniones acerca del momento en que José fue santificado. Unos afirman que fue concebido, como María, sin pecado original. Otros sostienen que, como Juan Bautista, fue santificado en el vientre de su madre. Otros, en fin, creen que, igual que los demás israelitas, sería santificado en el momento de la circuncisión. Ya el cardenal Lambertini, después papa Benedicto XIV, nota que la primera opinión, o sea, la concepción inmaculada de San José, no es nombrada siquiera por los Santos Padres y autores antiguos, puesto que carece de sólido fundamento en teología; tanto, que no han faltado algunos autores muy ortodoxos que la han calificado de sospechosa de herejía. Porque la Inmaculada Concepción de María es en Ella un privilegio exclusivo.

Mas bien se aboga por la santificación de José en el seno de su madre, sentencia que tiene a su favor a Gerson, Isidoro de Isolano, Bernardino de Bustos, San Alfonso María de Ligorio, Juan de Cartagena y otros muchos. Santo Tomas de Aquino no lo enseña, aunque tampoco lo niega explícitamente, como hacen por ejemplo Cayetano, Suarez, los cardenales Lambertini y Gotti, Lepicier, etc. No admitida la santificación milagrosa de José en el seno materno, él recibiría la primera gracia en el rito de la circuncisión, con la cual los hijos de Israel quedaban libres del pecado original. Según enseña Santo Tomas (STh III,q. 70, art. 1-4), la circuncisión confería la gracia en cuanto signo de fe en la Pasión futura de Cristo. Respecto al fomes peccati, fue totalmente extinguido en San José. Si el desorden de la concupiscencia es una secuela del pecado original y José no había quedado exento de él, debería heredar esa propensión a los movimientos desordenados. Lo que defienden muchos autores es la conveniencia de que en San José nunca pasase la concupiscencia a su acto segundo, o sea, que estuviese ligada en él. Así se comprende mejor lo que hemos tratado en la primera pregunta, la plenitud de gracia de José después de la Virgen María, lo que es tanto como decir su confirmación en la gracia, efecto de su unión transformante con Dios, grado supremo de perfección al que puede llegar el alma en esta vida, llamado también matrimonio espiritual, descrito admirablemente por Santa Teresa y San Juan de la Cruz.

Se habla de la Santísima Virgen como omnipotencia suplicante, pero igualmente el poder intercesor de San José es muy grande. Santa Teresa afirmaba no recordar nada que hubiese pedido al Santo Patriarca que él no lo hubiese concedido. ¿Podría nombrar a otros santos y papas convencidos del gran poder intercesor de San José?

La intercesión de los santos, su oración constante ante el trono de la Trinidad por nosotros, es un dogma, una verdad de fe definida por el Tridentino, que la subraya con tres afirmaciones. Primera, que los santos que reinan con Cristo ofrecen a Dios sus oraciones por nosotros, los hombres viadores de la tierra. Segunda, que es muy provechoso invocarles en común, como hacemos, por ejemplo en la Santa Misa, y particularizadamente, como hace también la Misa cuando en el Canon romano enumera a los apóstoles y a los santos más salientes de los primeros tiempos de la Iglesia; o en el día de la fiesta de cada santo, o en el rezo diario de la Hora de Prima, con su hermoso Martirologio. Tercero, que esta intercesión de los santos en nada se opone a la mediación suprema y universal de Cristo, único Salvador y Mediador entre Dios y los hombres (1 Tm 2, 5), ni la disminuye. Esta oración de los santos por nosotros ha sido querida por Dios, no porque haya alguna deficiencia en Él, sino precisamente por Su infinita bondad, como razona bellamente Santo Tomás de Aquino. Ya que las cosas han de dirigirse a Dios por los medios más aptos y próximos a Él, y estando los santos en la Patria más cerca de Dios, la ordenación de la Ley divina requiere que nosotros, mientras vivimos en el cuerpo peregrinando hacia Dios lleguemos a Él por mediación de los santos (STh, Supp., q. 72, art. 2). A nivel psicológico y afectivo, hay una razón conmovedora: como en la Patria celeste los santos conocen nuestras oraciones, son “felices” y “disfrutan” atendiéndolas y socorriéndolas. Por eso, continúa el Aquinate: “Como cada bienaventurado ve en la esencia divina lo que requiere la perfección de su bienaventuranza, los santos desean conocer las cosas que les pertenecen y conviene que las conozcan en el Verbo. Así pues, pertenece a la gloria de los bienaventurados prestarnos ayuda a nosotros: así se constituyen ellos en cooperadores de Dios”.Y sigue explicando que los santos ruegan por nosotros dos modos: con oración expresa, cuando conmueven con sus votos los oídos de la divina Clemencia en nuestro favor; y con oración interpretativa, mediante los méritos que no sólo les alcanzan gloria a ellos en presencia de Dios, sino que se traducen en sufragios y oraciones por nosotros, así como la Sangre de Cristo derramada por nosotros nos impetra constantemente el perdón de nuestras culpas. Por parte de los bienaventurados la oración es siempre eficaz; si falla algunas veces es por nuestra culpa. Los santos en el cielo impetran lo que Dios quiere realizar por su oración y lo piden porque estiman que sus oraciones han de ser cumplidas según la voluntad de Dios. “Cuando ellos piden algo para nosotros con una oración no sólo interpretativa sino expresa, siempre son escuchados porque no piden sino lo que Dios quiere que pidan y lo que ha de realizarse según la divina voluntad” (STh, II-II, q. 83, art. 11 ad 2).

Ahora bien, ¿de qué depende la mayor o menor eficacia y poder de la oración de los santos por nosotros? ¿Valen lo mismo antes Dios las oraciones de todos los bienaventurados? ¿O el ser atendidos en nuestras súplicas depende de nuestra devoción? Con su claridad diáfana señala el Doctor Angélico dos principios que aclaran esta cuestión. Primero: la eficacia de la oración de los santos del cielo en nuestro favor depende de la perfección de su caridad y de la mayor unión que tienen con Dios en la gloria. O sea: los santos que tienen más caridad desean más nuestro bien y ruegan más por nosotros y, como están más unidos a Dios, sus oraciones son más potentes, así como el sol ilumina y calienta más que otros astros porque tiene más luz y más calor y está más cerca de nosotros (STh, II-II, q.83, art. 11). Segundo: la eficacia y oración de los santos no depende sólo de sus méritos y de su gloria esencial, sino también de los méritos accidentales adquiridos mientras vivieron. Por eso en ciertas circunstancias conviene acudir a algunos santos aunque parezcan menores, porque en virtud de algunos episodios de su vida Dios les ha concedido ser abogados principales en algunas causas especiales.

Según estos dos principios tomistas, queda claras la eficacia y la universalidad de la intercesión de San José. Considerando el grado de gracia y de gloria del Santo Patriarca y los méritos especiales que adquirió en esta vida en virtud de su misión especial cerca de María y de Jesús, se concluye que, salvo el de la Santísima Virgen, su Patrocinio es el más excelente y poderoso de todos, y también el más universal, como gustaba de certificar Santa Teresa diciendo que a otros santos Dios les ha dado gracia para alguna necesidad pero San José socorre en todas, espirituales y temporales, y a todas las personas de cualquier estado y condición. De modo especial el Patrocinio del Bendito Patriarca se extiende a la Iglesia universal, por declaración del Beato Pío IX en 1870. San José vela también muy especialmente sobre las almas que deben por su estado aspirar a la perfección con más intensidad, como sacerdotes y religiosos; y sobre los padres y las familias cristianas; sobre los trabajadores, las vocaciones, los moribundos, etc.

Con particular intensidad exhortó a encomendarse a San José como cabeza de la Sagrada Familia el Papa Leon XIII en sus Letras apostólicas Neminem fugit en las que se lee: “El designio de la divina Providencia constituyó a aquella Familia para que cada cristiano de cualquier condición y lugar, si a ella eleva su alma, fácilmente pueda encontrar motivo e invitación para cumplir cualquier virtud”. Y en su Encíclica Quamquam Pluries: “Todos, de cualquier condición y lugar que sean, se encomienden y se entreguen al patrocinio y tutela del bienaventurado José. Tienen en José los padres de familia la más excelente norma de vigilancia y providencia paterna…” Y sigue subrayando el especial patrocinio de San José sobre los casados, los hijos, los nobles ricos, los obreros y pobres, las vírgenes, etc.

Poco después de proclamar a San José Patrono universal de la Iglesia Católica el 8 de Diciembre de 1870 con el decreto Quemadmodum Deus de la Sagrada Congregación de Ritos, el Beato Pío IX, el 7 de Julio de 1871 en el Breve Inclytum Patriarcham, razonaba el motivo de la declaración del patrocinio josefino en aquellos “tristísimos tiempos, cuando la misma Iglesia, perseguida en todas partes por sus enemigos, es oprimida por tan grandes calamidades que los hombres impíos imaginan que las puertas del infierno prevalecerán contra ella”. Es difícil no reconocer un paralelo muy evidente con nuestro momento actual, en el que se ha intensificado la necesidad de invocar a San José por la razón que aducía el Beato Pio IX en la carta adjunta al decreto: “que la Iglesia, en la triste situación de estos tiempos, agitada por múltiples calamidades, pueda, sin embargo, por su Patrocinio servir segura a Dios con toda libertad una vez destruido todo error y adversidad”. Medio siglo más tarde, Benedicto XV en su Motu proprio del 25 de Julio de 1920 con ocasión del 50 aniversario de la proclamación del Patrocinio de San José insistía: “Nos, confiados grandemente en su patrocinio, a cuya vigilancia y providencia quiso Dios encomendar su Unigénito encarnado y la Virgen madre, ordenamos a todos los prelados del mundo católico que en tiempos tan necesitados para la Cristiandad exhorten a los fieles a invocar con diligencia a San José”.

Como vamos citando la autoridad de numerosos santos, valga ahora por todos los testimonios el de nuestra incomparable “Santa de la raza” en el capítulo 6 del Libro de su Vida: “Tomé por abogado y señor al glorioso San José y encomendéme mucho a él. Procuraba yo hacer su fiesta con toda la solemnidad que podía. Vi claro que de esta necesidad como de otras mayores de honra y pérdida de alma este Padre y Señor mío me sacó con más bien que yo había pedido. No recuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo, de los peligros que me ha librado así de cuerpo como de alma, que a otros santos parece les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad, a este glorioso santo tengo experiencia que socorre en todas y que quiere el Señor darnos a entender que así como le fue sujeto en la tierra, que como tenía nombre de padre, siendo ayo, le podía mandar, así en el Cielo hace cuanto le pide. Esto han visto otras algunas personas a quien yo decía se encomendasen a él, también por experiencia; y aun hay muchas que le son devotas de nuevo experimentando esta verdad… Querría yo persuadir a todos, fuesen devotos de este glorioso santo por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios. No he conocido persona que de veras le sea devota y haga particulares servicios que no la vea más aprovechada en la virtud, porque aprovecha en gran manera a las almas que a él se encomiendan. Paréceme ha algunos años que cada año en su día le pido una cosa y siempre la veo cumplida. Si va algo torcida la petición, él la endereza para más bien mío. Si fuera persona que tuviera autoridad de escribir, de buena gana me alargara muy por menudo en decir muy por menudo las mercedes que me ha hecho este glorioso Santo a mí y a otras personas… Sólo pido por amor de Dios que lo pruebe quien no me creyere, y verá por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso Patriarca y tenerle devoción”.

Si María roza el orden hipóstatico al ser la verdadera Madre de Dios, igualmente la paternidad de San José es algo trascendente, pues su función de padre nutricio era mucho más profunda que dispensarle de lo necesario.

La grandeza de San José estriba en su doble y única misión de esposo de María y padre nutricio o virginal de Jesús. Este segundo constituye el verdadero fundamento de la dignidad excelsa del Santo Patriarca y no puede separarse de su matrimonio con María, sino que depende de él. Cuando hablamos de paternidad inevitablemente pensamos en la generación. Santo Tomas de Aquino enseña (STh I, q. 27, a. 2) que las voces paternidad, maternidad y filiación son consecuencia de la generación. Y distingue (STh III, q. 32, a. 3) diferentes clases de paternidad y filiación, según los diversos grados de semejanza entre el engendrado y el generador o progenitor. Habla el Doctor Angélico de paternidad divina, paternidad natural y paternidad adquirida o adoptiva, ya sea humana o espiritual. La paternidad divina es exclusiva de Dios, a Quien conviene con puridad el nombre de Padre, pues que lo es plenamente respecto del Verbo. Ab aeterno Dios es Padre de su Hijo, y sólo el Verbo, Jesucristo, es estrictamente Hijo de Dios Padre, según esa eterna generación. Padre natural se llama al que da la vida material humana, y esta es la paternidad propia del hombre que engendra a otro de su propia sustancia creando así el vínculo físico que arranca de la procreación carnal y el vínculo moral o afecto espiritual que deriva de la anterior. Hablamos, en fin, de paternidad adoptiva o adquirida, por analogía con las precedentes, distinguiéndose una doble especie de adopción: la humana en el orden natural, y la divina en el sobrenatural. Por ésta segunda nos llamamos y somos hechos hijos de Dios por cierta generación espiritual (Cf. Ef 1, 5; Gal 4, 4-6; 1Cor 4, 15).

La Sagrada Escritura da expresamente a San José el título de padre de Jesús. Recordemos, en primer lugar, la Presentación en el Templo : “Al entrar sus padres con el Niño Jesús…” (Lc 2, 27). Más abajo, en el versículo 33: “Su padre y madre estaban admirados por lo que se decía del Niño”. En los versículos 41 al 43 se habla por tres veces de “sus padres”, en plural. Por fin, en el versículo 48 encontramos el testimonio de la misma Virgen Santísima diciendo al Niño hallado en el templo: “Tu padre y yo te buscábamos angustiados”. En el capítulo siguiente de su Evangelio, Lucas dirá: “Al empezar Jesús su vida pública tenía treinta años y era, según se creía, (ut putabatur) hijo de José” (3, 23). Y también en Lucas (4, 22) se lee: “Todos, maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, decían: ¿no es este el hijo de José?” Así también Mateo (13, 55): “¿No es éste el hijo del carpintero?” Menos directamente, Marcos (6, 3): “¿No es éste el carpintero?” Y Juan (6, 42): “¿No es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos?”. Es evidente la función de padre que ejerce José en la Sagrada Familia: a él encarga el ángel imponer al Niño el nombre de Jesús (Mt 1, 21), tomar al Niño y a su Madre y huir a Egipto (Mt 2, 13-14), y volver de allí (Mt 2, 19-21). Jesús obedece a José como su padre y está sumiso a él (Lc 2, 51).

Pero, ¿en qué sentido es José padre de Jesús? Sabemos bien que de ninguna manera puede hablarse de una paternidad natural, habiendo sido virginal la concepción del Verbo, y perpetua la virginidad de María. ¡Se trata de dos dogmas de fe!

De modo peregrino, algunos han hablado de “paternidad física sobrenatural” o de “paternidad natural incompleta”. Según una sana Teología católica, inserta en el surco del Magisterio y de la Tradición, hemos de evitar un maximalismo peligroso, por infundado. Sabemos por la fe, a través de la Escritura, que Cristo fue concebido en el seno de María por obra y gracia del Espíritu Santo, sin concurso de varón. En realidad la Encarnación es obra de toda la Santísima Trinidad, pero decimos que la Tercera Persona es causa eficiente de la concepción de Cristo “por apropiación”, pues al Paráclito se atribuyen especialmente las obras de amor, gracia y santidad. A pesar de lo cual no llamamos al Espíritu Santo “padre de Cristo”, pues no produjo la naturaleza humana de Cristo de su propia sustancia, sino que solamente ejerció su virtud para producirla. En nada disminuye la verdadera humanidad de Cristo el hecho de que Él haya sido concebido de modo distinto a todos los demás hombres, o sea, sin cooperación humana de varón alguno, pues, como explica Santo Tomás, siendo el poder de Dios infinito, todo efecto producido por cualquier causa puede proceder inmediatamente de Dios.

Es impropio hablar, sin matices, de una paternidad de San José, real, verdadera, propia y plena, en el sentido absoluto de las palabras. Por eso se ha venido recurriendo a otras denominaciones como las de padre legal, putativo, nutricio, adoptivo o virginal de Cristo. Incluso, padre vicario del Padre celestial. Pero también esta nomenclatura expresa sólo aspectos parciales de la paternidad del Santo. José es padre legal en cuanto que así aparecía ante la ley, social y públicamente, y en cuanto que lo era, tal como prescribía el Antiguo Testamento. Es padre putativo en el sentido de que los demás pensaban que era el padre de Cristo. Es padre nutricio porque, como un verdadero padre de la tierra, alimentó a Jesús, le estrechó entre sus brazos, y tuvo la mayor solicitud para que no faltasen el sustento y la protección al Niño y a su Madre. Y es padre adoptivo porque su paternidad respecto de Jesús tiene semejanza con la paternidad humana adoptiva, ya que no hay generación corporal y sin embargo existen oficios, deberes y derechos mutuos entre el padre y el hijo. Más bien podríamos decir que San José fue adoptado como padre por Jesús. Según Cornelio Alápide, San José fue más padre de Cristo que el padre adoptivo es padre del hijo adoptado. Y San Agustín afirma que San José fue un padre mucho más unido a Cristo que si lo hubiera sido sólo adoptivo. También se ha llamado al Bendito Patriarca padre virginal de Jesús. San Pío X indulgenció esta breve jaculatoria en forma de suspiro: “¡Oh José, padre virginal de Jesús!” La Iglesia en su liturgia llama a San José vicario del Padre celestial en su prefacio propio: “Paterna vice custodiret”: custodió a Jesús “haciendo las veces de padre”.

Concluimos que la paternidad de San José para con Jesús es distinta de toda otra paternidad natural, física o adoptiva, lo cual no hace que no sea una verdadera paternidad nueva, única y especial, absolutamente singular porque no procede de la generación natural sino que se funda en un vínculo moral querido por el mismo Dios. Se trata de un vínculo moral paterno tan real y verdadero como verdadero y real es el vínculo del matrimonio entre María y José. San Agustín, el mayor defensor de la paternidad y virginidad de San José entre los Padres de la Iglesia, escribe en su obra De consensu evangelistarum: “Si Lucas refiere que Cristo nació de la Virgen María y no del contacto con José, ¿por qué le llama padre si no porque rectamente entendemos que es esposo de María, no por unión carnal, sino por concierto conyugal? Porque nació de su esposa, ciertamente es padre de Cristo mucho más íntimamente que si lo hubiese adoptado de fuera”. Al Águila de Hipona seguirán la practica totalidad de los escritores eclesiásticos posteriores. Santo Tomas de Aquino afirma: “Del mismo modo José es padre de Cristo que esposo de María, no por la unión de la sangre sino por el derecho matrimonial” (STh III, q. 28, a. 1 ad 1). Es deliciosa la comparación de San Francisco de Sales en las “Recreaciones” con sus primeras Visitandinas (19): “Si una paloma lleva en su boca un dátil y lo deja caer en su jardín ¿no decimos que la palmera es propiedad del jardinero? Pues si el Espíritu Santo, habiendo dejado caer este divino dátil como divina paloma en el jardín de la Santísima Virgen, jardín sellado y rodeado por todas partes con el voto de virginidad y castidad inmaculada que pertenece a San José como la mujer o esposa pertenece al esposo, ¿quién dudara que se puede afirmar con verdad que esa divina palmera que produce frutos de inmortalidad pertenece al excelso San José?” La imagen había sido ya usada muchos siglos antes por San Efrén: “Se dice que los varones de las palmeras hacen fecundas a las hembras si las cubren con su sombra sin mezclarse con ellas ni comunicarles su sustancia: así José es llamado padre aunque no fuese varón de la virgen”.

Por último, debemos subrayar que, a nivel psicológico y afectivo José fue verdadero padre de Jesús por su corazón, por sus sentimientos auténticamente paternales. Es conmovedor el racionamiento del gran Bossuet en su primer panegírico sobre el Patriarca: “Quizá preguntéis de donde tomara José ese corazón paternal si la naturaleza no se lo daba. ¿Acaso estas inclinaciones naturales puedes ser adquiridas por libre elección y el arte puede imitar lo que la naturaleza no inscribe en los corazones? Si San José no es padre, ¿cómo tendrá amor paternal? Es aquí donde debemos comprender que el poder divino actúa en nuestras obras. Por un efecto de tan excelso poder, San José tiene corazón de padre y, si la naturaleza no se lo ofrece, Dios se lo coloca por su propia mano. El verdadero padre de Jesucristo, Dios, que lo engendra desde la eternidad, habiendo escogido a José para servir de padre en el tiempo a su Hijo único, de alguna manera ha hecho surgir en su corazón una chispa del amor infinito que el Padre posee a su Hijo. Esto es lo que da a José amor de padre. Y, como es cierto que José siente en sí mismo un corazón paternal formado instantáneamente por la mano de Dios, siente también que Dios le ordena emplear para con Jesús una autoridad de padre".

En la hermosa oración con que el Papa León XIII mandó terminar el rezo del Santo Rosario durante el mes de octubre suplicando la protección universal del Bendito Patriarca, alude al “paterno amor con que abrazó al Niño Jesús”. El famoso converso Padre Faber, después oratoriano, escribe lindamente en su obra Bethlehem: “José amaba a Jesús con un amor filiar tan grande que, repartido entre todos los padres del mundo, a todos haría felices en un grado tal que ellos mismos no podrían creerlo. Este amor de José a Jesús excede en grandeza y santidad a todo lo que ha existido de amor paterno en la historia. Era esta paternidad de José para con Jesús tan grandiosa, tan amplia y variada, que todas las paternidades de la tierra podrían participar de ella sin agotarla”.

Por Javier Navascués

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3:49 a.m.

(Agencias/InfoCatólica) Con 75 votos a favor, 68 en contra y 2 abstenciones la Cámara baja ratificó una reforma al Código Penal que busca evitar cualquier sanción por matar a los niños antes de nacer hasta que se cumplen las 14 semanas de gestación.

En Chile solo es legal abortar bajo tres supuestos -inviabilidad fetal, violación o riesgo de la vida de madre- y, en caso de no cumplirse alguna de estas causales, el aborto está penalizado con hasta 5 años de prisión, aunque no hay ni una sola mujer o médico encarcelado por ese delito en lo que va de siglo, incluso cuando no había siquiera causales que lo despenalizaran.

«La criminalización de la interrupción voluntaria del embarazo también es una forma de violencia de género (...). Avanzar en materia de derechos sexuales y reproductivos es avanzar en igualdad de género», declaró la diputada comunista Carol Kariola, una de las autoras de la moción.

La Cámara de Diputados debe aún concretar el articulado de la iniciativa, que luego pasará por el Senado.

Escalera al infierno

Chile es un nuevo ejemplo paradigmático de cómo avanzan las leyes inicuas. Se empieza despenalizando el crimen por una serie de causales. Luego se despenaliza del todo. Y finalmente se acaba considerando que hay derecho a cometer dicho crimen. Algo que podría ocurrir en Chile si la futura Constitución recoge el eufemismo de «derechos reproductivos»

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