2020

(Agencias/InfoCatólica) El obispo de Leiria-Fátima cree, sin embargo, que «el vacío que alcanzan nuestros ojos nunca ha sido tan llenado». El cardenal Marto prefiere aferrarse al lado espiritual y emocional de la peregrinación del aniversario de este 13 de mayo, en la que sólo tres peregrinos han estado en el recinto representando a los miles que estarían allí desde ayer, si no fuera por la pandemia causada por el covid-19.

«Una peregrinación de mayo atípica». Así presento el propio Santuario la que ha sido una conmemoración que ha dejado estampas para la historia, desde anoche, cuando se realizaba tradicionalmente la multitudinaria tradicional procesión de las velas, hasta esta mañana, cuando con el rezo del Rosario y la Santa Misa se congregaban cientos de miles de peregrinos en el Santuario, en el día grande del aniversario de las apariciones de la Virgen a los santos niños en Cova de Iría, en el año 2017.

La amplia explanada del recinto, que el 12 y 13 de mayo de 2019 reunió a alrededor de 200.000 personas, ha sido este año un escenario vacío, «apenas con la presencia de las personas directamente implicadas en los diferentes momentos de la celebración».

Y es que los medios de comunicación han sido esenciales para llevar las celebraciones a las casas de los fieles, que también han podido seguir lo que ocurrido en Fátima por internet.

Realizar los eventos sin peregrinos fue una decisión tomada «con mucho dolor y tristeza» según anunció a principios de abril el obispo de Leiria-Fátima, António Marto, pero también «con gran sentido de responsabilidad» ante la pandemia, que deja en Portugal más de 1.150 muertos y cerca de 28.000 contagiados.

«Tomar esta decisión dolorosa ahora significa buscar crear las condiciones para poder retomar lo antes posible las peregrinaciones a este lugar», indicaron desde el templo, que dieron a los fieles que encendieran anoche una vela desde sus ventanas para acompañar en la distancia a Fátima.

Para disuadir a los peregrinos que puedan intentar acercarse pese a los avisos del santuario, los accesos al recinto estuvieron vigilados desde el sábado por la Guardia Nacional Republicana (GNR), que no ha registrado incidentes destacables y ha elogiado la actitud «muy responsable» de la Iglesia Católica.

Programa de las celebraciones

El programa de Fátima en el año del coronavirus comenzó anoche a las 21.30, hora local (20.30 GMT), en la capilla de las apariciones. Siguió el rezo del rosario y la procesión de las velas en la explanada, «en un trayecto más corto» hasta el altar del recinto, donde tuvo lugar una Celebración de la Palabra y la imagen de la Virgen fue llevada de nuevo a la Capilla de las Apariciones.

Por el canal de Youtube del Santuario los fieles se sumaron a las celebraciones y estuvieron unidos rezando el Rosario con la Virgen de Fátima permanentemente, desde todos los lugares del mundo.

Ya hoy miércoles, el programa se retomó a las 9.00 hora local con el rezo del Rosario y una hora después la celebración de la Santa Misa presidida en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario por el Obispo de Leiria-Fátima, el Cardenal António Augusto dos Santos Marto Marto para, finalmente, dar paso a la procesión del adiós.

El mensaje del Rector del Santuario Mariano

En este 13 de mayo, el Santuario de Fátima todavía tiene «la dimensión del mundo», dijo el Rector del Santuario, Padre Carlos Cabecinhas, en un mensaje de audio, invitando a estar «unidos con el corazón». En Fátima, recordó el Rector, María vino «a traer un mensaje de esperanza en un tiempo igualmente marcado por tantas tribulaciones». «No te desanimes, nunca te dejaré. Mi Corazón Inmaculado será tu refugio y el camino que te conducirá a Dios», le dijo la Virgen a Lucía. La esperanza es el mensaje de Fátima para todos los hombres y mujeres del mundo. Y en este año 2020, una oración especial a la Virgen María pidíéndole la esperanza, subrayó eel Santuario de Fátima: «Que esta esperanza nos anime y nos guíe hasta el día en que, ciertamente, podamos volver a estar todos juntos en la Cova de Iría para celebrar nuestra fe».

Mensaje del Papa en la memoria de la Virgen de Fátima

En el Vaticano, en sus saludos durante la audiencia general, el Papa Francisco recordó hoy la memoria de la Santísima Virgen María de Fátima, en el aniversario de la primera aparición a los tres pastorcitos, el 13 de mayo de 1917. Lo hizo en los saludos al final de la audiencia general, desde la Biblioteca del Palacio Apostólico.

En el aniversario de la primera aparición a los pequeños videntes de Fátima, los invito a invocar a la Virgen María para que cada uno persevere en el amor a Dios y al prójimo.

Hace tres años en la parroquia del Santuario Mariano de la ciudad portuguesa, el mismo Pontífice recordó la aparición de la Madre del Cielo en la Cova de Iría, exactamente un siglo antes, en la misa con el rito de la canonización de Francisco y Jacinta Marto, los dos pastorcitos que, con su prima Lúcia dos Santos, asistieron a las apariciones de la «Señora tan bella».

Hoy, también en sus saludos en portugués, el Pontífice recordó el ejemplo de la Virgen María, invitándonos a vivir este mes de mayo con una oración diaria «más intensa y fiel», en particular recitando el Rosario, «como recomienda la Iglesia obedeciendo a un deseo repetidamente expresado en Fátima por la Virgen»: bajo su protección, dijo, «los dolores y las aflicciones de la vida serán más llevaderos», siguiendo las enseñanzas de Cristo.

En su saludo a los fieles polacos, Francisco les invitó a volver con el pensamiento a las apariciones de Nuestra Señora de Fátima y «a su mensaje transmitido al mundo, así como al atentado contra San Juan Pablo II, que en la salvación de su vida vio la intervención maternal de la Virgen Santa».

En nuestra oración pedimos a Dios, por intercesión del Inmaculado Corazón de María, la paz para el mundo, el fin de la pandemia, el espíritu de penitencia y nuestra conversión.

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(Diócesis Alcalá/InfoCatólica) Desde que se publicó el Real Decreto por el que se declaró el estado de alarma, en conformidad con el mismo, la Diócesis de Alcalá de Henares ha mantenido abiertos los templos parroquiales y han continuado las celebraciones ordinarias con todas las medidas sanitarias previstas.

El Obispo de Alcalá de Henares, Mons. Juan Antonio Reig Pla, ha facilitado la realización de Tests o pruebas respecto al Covid 19 a los sacerdotes y a las personas vinculadas a la Curia e instituciones diocesanas, pensando en el bien de las personas que recibieron la prueba y en atención a las personas a quienes prestarán sus servicios.

El Obispo diocesano - en perfecta continuidad con sus anteriores disposiciones - y amparado por los derechos inalienables de la Iglesia Católica, ha firmado un Séptimo Decreto en relación a la pandemia y mandado publicar un Protocolo de actuación ante la relajación por fases de las medidas restrictivas en este tiempo de pandemia.

Más información

Tests en la Diócesis de Alcalá de Henares 

Séptimo Decreto del Obispo en relación a la pandemia y Protocolo de actuación

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(Efe) «La reapertura es una señal de esperanza», indicó en un comunicado monseñor Olivier Ribadeau Dumas, rector del santuario, que calcula en 8 millones de euros las pérdidas previstas por el cierre desde el pasado 17 de marzo.

Centro de peregrinaje del cristianismo, con unos 6 millones de visitantes al año, el santuario no puede sobrevivir sin las donaciones de los fieles, muchos de ellos enfermos en busca de la ayuda de la Virgen María, aseguró.

«Las dificultades económicas azotan al santuario en un momento en el que acababa de recuperar el equilibrio financiero. Para garantizar su futuro y preservar los empleos, es vital para el santuario apelar a la generosidad de los donantes», indicó.

El santuario solo abrirá cuatro horas al día, entre las 14.00 y las 18.00, señaló el comunicado y añadió que los peregrinos deberán llevar mascarilla y que en las dos principales puertas del santuario se les informará de las medidas de seguridad necesarias.

El acceso a la gruta en la que, según la creencia, la Virgen se apareció a Bernadette Soubirous en 1858 no será libre y se hará en grupos de diez peregrinos acompañados por religiosas del santuario.

En la misma, los capellanes mantendrán el rezo y administrarán el sacramento de la eucaristía, con respeto a las distancias de seguridad necesarias para evitar la trasmisión del coronavirus.

También se vigilará que se mantengan esas medidas de seguridad frente a la gruta y en las fuentes donde los peregrinos suelen recoger agua bendita, al tiempo que el personal pedirá que el tiempo de rezo sea «razonable».

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(Fides) La nueva ley titulada «Medidas temporales para la celebración y registro de matrimonios», aprobada en el Parlamento el pasado 5 de mayo, para bodas civiles durante la acual pandemia, indica que dichas bodas puede tener lugar virtualmente a través de una conexión de video en vivo de los cónyuges, funcionarios civiles y testigos.

El procedimiento también se aplica a los registros oficiales de bodas, en sede civil. La nueva ley debería entrar en vigor a partir de la segunda quincena de mayo, según lo anunciado por el Ministerio de desarrollo social y familiar.

Ante esta nueva ley, la archidiócesis de Singapur ha creído oportuno manifestar las normas de la Iglesia sobre la celebración del sacramento del matrimonio. En un comunicado subraya «la importancia de la interacción física de las personas que celebran el sacramento del matrimonio y de otros sacramentos». Citando al Papa Francisco, en su homilía del 17 de abril de 2020, se recuerda que «la Iglesia, los sacramentos, el pueblo de Dios son concretos».

Por tanto, aunque se aprecian los esfuerzos de las autoridades para hacer que el matrimonio sea accesible para las parejas en este momento difícil, la Iglesia Católica en Singapur no celebrará ni registrará matrimonios a través de una conexión de video, afirma el comunicado:

«Nuestro objetivo es ayudar a nuestras parejas a celebrar este sacramento en persona, observando todas las directivas de salud y las medidas de alejamiento social implementadas por nuestras autoridades sanitarias».

La presencia de los cónyuges, el sacerdote, los testigos, debe ser real. Por otro lado, Internet puede convertirse en un medio útil para llegar a familiares y amigos que desean unirse a la celebración en tiempo real, dice la circular. De esta manera, la Iglesia señala que se puede respetar tanto las necesidades como el significado profundo del matrimonio canónico en el rito religioso católico, que permite a las familias y amigos asistir a esta feliz ocasión, observando los requisitos de seguridad y salud.

La población de Singapur es de 5.7 millones, de los cuales aproximadamente 383,000 son católicos (9% de la población).

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(Asia News/InfoCatólica) Los asaltanes aprovecharon que el templo estaba vacío debido a la cuarentena impuesta por la pandemia. El grupo comenzó a gritar consignas contra los cristianos y a destruir los muros de la iglesia, deshonrando y rompiendo la cruz.

El pastor Hadayat, que dirige la comunidad, dijo a AsiaNews que la iglesia de la Trinidad está formada por más de 60 familias cristianas locales. Explica que la comunidad tiene un problema con algunos terratenientes: el año pasado los fieles compraron un terreno adyacente a la iglesia para ampliar el edificio a medida que la comunidad crece. La tierra estaba sin usar y tenía 101 metros cuadrados de superficie. El contrato se registró, pero ahora los antiguos propietarios quieren recuperar la tierra a toda costa, tal vez para revenderla a mejor precio.

La comunidad denunció lo sucediddo la policía, la cual abrió un procedimiento por el delito de blasfemia contra Abbas y otros siete hombres que profanaron la iglesia.

La noticia se extendió por todo el país, causando ira y tristeza entre los cristianos. La comunidad cristiana exige al Primer Ministro y al gobierno una mayor protección para las minorías de Pakistán y exige justicia para los profanadores.

Boota Masih, un cristiano local, dijo a AsiaNews que el grupo de matones, después de demoler los muros y la cruz, desafió a todo el mundo y amenazó con la violencia, pero huyó tan pronto como se enteraron de que venía la policía. «No fue sólo la cruz la que se rompió: nuestros corazones también fueron aplastados», dijo.

Tariq Masih Gill, miembro de la Asamblea Provincial del Punjab, visitó la iglesia afectada. «La cruz que fue profanada - dijo - tiene gran importancia y valor tanto en el cristianismo como en el islam. Los culpables no sólo han deshonrado nuestra fe, sino también nuestra bandera nacional, que también representa a las minorías».

Ijaz Augustine, ministro provincial de derechos humanos y minorías, también visitó el lugar. Pidió a la policía que tomara medidas inmediatas contra los culpables, sin ningún tipo de favoritismo o discriminación.

Los oficiales superiores de la comisaría aseguraron su total compromiso con el caso y prometieron llevar pronto a los autores ante la justicia. Hasta la fecha, sin embargo, no ha habido arrestos. La policía está buscando a los autores, pero parece que han huido de la ciudad. Los cristianos han decidido hacer manifestaciones (ndr: en la foto) para exigir justicia

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(Fides) La nueva ley titulada «Medidas temporales para la celebración y registro de matrimonios», aprobada en el Parlamento el pasado 5 de mayo, para bodas civiles durante la acual pandemia, indica que dichas bodas puede tener lugar virtualmente a través de una conexión de video en vivo de los cónyuges, funcionarios civiles y testigos.

El procedimiento también se aplica a los registros oficiales de bodas, en sede civil. La nueva ley debería entrar en vigor a partir de la segunda quincena de mayo, según lo anunciado por el Ministerio de desarrollo social y familiar.

Ante esta nueva ley, la archidiócesis de Singapur ha creído oportuno manifestar las normas de la Iglesia sobre la celebración del sacramento del matrimonio. En un comunicado subraya «la importancia de la interacción física de las personas que celebran el sacramento del matrimonio y de otros sacramentos». Citando al Papa Francisco, en su homilía del 17 de abril de 2020, se recuerda que «la Iglesia, los sacramentos, el pueblo de Dios son concretos».

Por tanto, aunque se aprecian los esfuerzos de las autoridades para hacer que el matrimonio sea accesible para las parejas en este momento difícil, la Iglesia Católica en Singapur no celebrará ni registrará matrimonios a través de una conexión de video, afirma el comunicado:

«Nuestro objetivo es ayudar a nuestras parejas a celebrar este sacramento en persona, observando todas las directivas de salud y las medidas de alejamiento social implementadas por nuestras autoridades sanitarias».

La presencia de los cónyuges, el sacerdote, los testigos, debe ser real. Por otro lado, Internet puede convertirse en un medio útil para llegar a familiares y amigos que desean unirse a la celebración en tiempo real, dice la circular. De esta manera, la Iglesia señala que se puede respetar tanto las necesidades como el significado profundo del matrimonio canónico en el rito religioso católico, que permite a las familias y amigos asistir a esta feliz ocasión, observando los requisitos de seguridad y salud.

La población de Singapur es de 5.7 millones, de los cuales aproximadamente 383,000 son católicos (9% de la población).

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(Asia News/InfoCatólica) Los asaltanes aprovecharon que el templo estaba vacío debido a la cuarentena impuesta por la pandemia. El grupo comenzó a gritar consignas contra los cristianos y a destruir los muros de la iglesia, deshonrando y rompiendo la cruz.

El pastor Hadayat, que dirige la comunidad, dijo a AsiaNews que la iglesia de la Trinidad está formada por más de 60 familias cristianas locales. Explica que la comunidad tiene un problema con algunos terratenientes: el año pasado los fieles compraron un terreno adyacente a la iglesia para ampliar el edificio a medida que la comunidad crece. La tierra estaba sin usar y tenía 101 metros cuadrados de superficie. El contrato se registró, pero ahora los antiguos propietarios quieren recuperar la tierra a toda costa, tal vez para revenderla a mejor precio.

La comunidad denunció lo sucediddo la policía, la cual abrió un procedimiento por el delito de blasfemia contra Abbas y otros siete hombres que profanaron la iglesia.

La noticia se extendió por todo el país, causando ira y tristeza entre los cristianos. La comunidad cristiana exige al Primer Ministro y al gobierno una mayor protección para las minorías de Pakistán y exige justicia para los profanadores.

Boota Masih, un cristiano local, dijo a AsiaNews que el grupo de matones, después de demoler los muros y la cruz, desafió a todo el mundo y amenazó con la violencia, pero huyó tan pronto como se enteraron de que venía la policía. «No fue sólo la cruz la que se rompió: nuestros corazones también fueron aplastados», dijo.

Tariq Masih Gill, miembro de la Asamblea Provincial del Punjab, visitó la iglesia afectada. «La cruz que fue profanada - dijo - tiene gran importancia y valor tanto en el cristianismo como en el islam. Los culpables no sólo han deshonrado nuestra fe, sino también nuestra bandera nacional, que también representa a las minorías».

Ijaz Augustine, ministro provincial de derechos humanos y minorías, también visitó el lugar. Pidió a la policía que tomara medidas inmediatas contra los culpables, sin ningún tipo de favoritismo o discriminación.

Los oficiales superiores de la comisaría aseguraron su total compromiso con el caso y prometieron llevar pronto a los autores ante la justicia. Hasta la fecha, sin embargo, no ha habido arrestos. La policía está buscando a los autores, pero parece que han huido de la ciudad. Los cristianos han decidido hacer manifestaciones (ndr: en la foto) para exigir justicia

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Estamos en cuarentena. El diccionario de la Real Academia Española (RAE) define: «Aislamiento preventivo a que se somete durante un período de tiempo, por razones sanitarias a personas o animales». Todos estamos «cuarentenados», y oficialmente también la Iglesia: los templos cerrados, sin funciones litúrgicas; los fieles, sin posibilidad de recibir los sacramentos, deben contentarse con misas por internet. Muchos piensan que se ha incurrido en una exageración. En la Argentina el Estado muestra siempre una inclinación al autoritarismo, por no decir un gusto apenas reprimido por el totalitarismo, cualquiera sea el signo político del gobierno de turno. El avance actual sobre la Iglesia, justificado en la argumentación oficial -gubernativa y eclesiástica- en razón de la pandemia del Covid - 19, ha sido tolerado con una benevolencia que no pocos consideran excesiva; es una mala señal. ¿Qué pasará después?. Algunos sacerdotes, haciendo uso del sentido común y la libertad cristiana, encontraron la manera de zafar parcialmente de la encerrona con beneplácito de los fieles, y sin descuidar las precauciones necesarias para evitar los posibles contagios.

Pero la palabra cuarentena registra otro sentido, figurado este y familiar: «Suspensión del asenso a una noticia o hecho, por algún espacio de tiempo, para asegurarse de su certidumbre». De acuerdo con este significado, se podría esquivar el claro rigor de la verdad, porque se duda de ella; se la pone en cuarentena. Podemos asumir este sentido del término para interpretar algunos fenómenos eclesiales; solo que tendríamos que poner entre paréntesis, o sencillamente omitir, aquello de «por algún espacio de tiempo».

La definición cabe entonces para designar al relativismo, para los intentos de descartar con subterfugios una tradición que presuntamente debería probar su pertinencia según los criterios predominantes en la cultura mundana. Se ha difundido una hermenéutica de la ruptura, sobre la afirmación de que el Concilio Vaticano II fue una revolución. A veces se intenta aliviar la gravedad de esa sentencia añadiendo «en cierto modo», pero la grieta que se abre con ella manifiesta igualmente su efecto conflictivo. También se repite en algunos ambientes que el Evangelio debe ser releído a la luz de la cultura contemporánea. ¿Qué significa esta proposición?. Estimo que denota una concepción evolucionista de la historia; esta se encontraría siempre en progreso hacia lo mejor. En tal contexto historicista es difícil sostener que la religión católica -sin negar valores que pueden hallarse en otros sistemas religiosos- es la única que posee la Verdad total, y que es una religión universal. Además, asistimos a una especie de redivinización del orden temporal, deslizamiento que hace tiempo ya observó el filósofo Augusto del Noce.

Que la Iglesia es una fuerza capital de civilización, y que en el desarrollo de su vida crea cultura, y al cristianizar humaniza, es una doctrina tradicional. Sin embargo, para algunos círculos eclesiales, esta función parece reducirse a promover, en paridad con las otras religiones, la fraternidad universal. Existen instituciones, de orden mundial, que se atribuyen la facultad de convocar a las diversas religiones y expresiones culturales -como si estuvieran por encima de estas- a realizar el ideal antedicho. Ahora bien, aunque lo que me siento compelido a decir parezca una antigualla, tal ha sido el ideal clásico de la Masonería (¡Yo no creo en las brujas, pero que las hay, las hay!). En 1884, en su encíclica Humanum genus, el Papa León XIII advertía que la Masonería siempre ha contado con instituciones afines (n. 10). Hoy en día nadie habla de estas cosas, «se deja cancha libre».

Podemos afirmar, sin duda, que la fraternidad universal es una finalidad de la misión de la Iglesia, pero otra fraternidad que la masónica, unida indisolublemente al mandato de anunciar el Evangelio, y comunicar la gracia que este contiene como Novedad absoluta: hacer que todos los hombres de todos los tiempos sean hijos de Dios, y hermanos entre sí, unidos por el suave vínculo del amor; es la unión de los hombres en Cristo, por la fe en Él. Dios envió a su Hijo, que se hizo hombre, para que recibamos la hyothesía, la filiación adoptiva, como enseña San Pablo (Gál 4, 5). En la economía de la plenitud de los tiempos, Dios ha recapitulado todo en Cristo, y eso debe ir realizando la Iglesia en cada época, conduciéndola al plēroma de su auténtica realización. «Recapitular», anakephalaiōsasthai : poner bajo una sola cabeza, un solo jefe (Ef 1, 10). La Iglesia está comprometida con la verificación incesante de esta realidad en las cosas terrenas: tà epí tes ges. ¿Sería legítimo poner en cuarentena esta aspiración, cuando se la ha enviado a predicar el Evangelio a toda la creación (páse te ktísei, Mc 16, 15 s); a todas las naciones (pánta tà éthnē , Mt 18, 19?). Procurando, con respeto hacia todos los que viven en otras culturas y practican otras religiones, que Cristo sea conocido, aceptado y amado, la Iglesia está trabajando por la fraternidad universal. Según leemos en el Catecismo de la Iglesia Católica, «el que cree en Cristo es hecho hijo de Dios» (1709); se trata de una transformación (cf. ib.) de la que surge una nueva fraternidad; es la que procede del cumplimiento apostólico del mandato del Señor.

Tampoco es posible, en una visión de fe, someter a cuarentena el encargo de procurar que todos los pueblos cumplan los mandatos de Cristo. Cumplir, en el texto griego de Mt 28, 20, se dice terûm: observar, conservar, guardar, practicar. Por su libertad, el hombre es un sujeto moral, que debe buscar en el bien su realización. Esta afirmación elemental implica que existen normas objetivas de moralidad, en las que se enuncia el orden racional del bien y del mal. El Concilio Vaticano II enseñaba: «En lo más profundo de su conciencia el hombre descubre una ley que él no se da a sí mismo, sino a la que debe obedecer y cuya voz resuena, cuando es necesario, en los oídos de su corazón» (Gaudium et spes, 16). El drama de la cultura vigente, que se extiende arrasándolo todo, es que esa voz ya no resuena en muchos de nuestros contemporáneos, que han perdido el sentido objetivo del bien y del mal; se imponen sus pasiones o sus intereses.

Una de las áreas de moralidad más expuesta a la deformación es la del amor, la sexualidad y su ejercicio; consiguientemente el matrimonio y la familia. Estas realidades son manoseadas diariamente por la televisión, por no hablar del universo incontrolable de «las redes». Los escritos apostólicos del Nuevo Testamento son claros acerca de los vicios paganos que asediaban a las primeras comunidades cristianas, y se filtraban en ellas. San Pablo habla de los «enemigos de la cruz de Cristo, cuyo fin es la perdición, su Dios es el vientre (koilía, el bajo vientre), y su gloria está en aquello que los cubre de vergüenza»; no aprecian sino «las cosas de la tierra» (Flp 3, 19). Es el materialismo práctico. Denuncia también el Apóstol los deseos de la carne (epithymía sarkós), y sus excesos, contrarios al Espíritu (Gál 5, 16 ss). En la Primera carta a los Corintios hace una lista de esas desviaciones que cierran la entrada al Reino de Dios: inmorales (pórnoi, se refiere a la fornicación y a la prostitución), adúlteros (moijói), afeminados (malakói), pervertidos (arsenokóitai, literalmente: varones que tienen coito entre ellos), borrachos (méthysoi). Una denuncia análoga se encuentra en la Carta a los Romanos (1, 21-32), donde se refieren también otros vicios. No es difícil calcular el daño que provoca el mundo de la farándula y sus desvergonzadas confesiones, y comentarios, que se deslizan hacia la curiosa opinión general; se ha ido perdiendo el pudor más elemental, y con él el sentido objetivo del bien y del mal en ese ámbito tan sensible de la conducta humana.

Un gran poeta del siglo XX, Paul Claudel, escribió en una carta dirigida a Jacques Rivière: «Es por la Virtud que se es hombre. La castidad lo hará vigoroso, pronto, alerta, penetrante, claro como un golpe de trompeta y espléndido como el sol de la mañana. La vida le parecerá plena de sabor y de seriedad, el mundo de sentido y de belleza». ¡Magnífica descripción antropológica!; algo de ello podría desearse de la predicación, que calla absolutamente estos temas.

Con ocasión de la encerrona debida a la pandemia, el Ministro de Salud de la Nación, que en una gestión anterior del mismo cargo fue un entusiasta promotor de condones, promueve ahora el sexting, intercambio de fotos y mensajes eróticos por medios digitales, para evitar el aburrimiento, y lo hace con apoyo presidencial. ¡Irrisorio!. Es una práctica habitual entre mucha gente, jóvenes especialmente; no hacía falta el estímulo del Estado. Este disparate evoca el carácter perverso de una actitud oficial más amplia, que se manifiesta en los programas de Educación Sexual impuesto en los colegios. En la Provincia de Buenos Aires se proclama el derecho de niños y adolescentes a recibir ese servicio estatal, una intromisión abusiva fundada en la Ley 14.744, que es inconstitucional, contraria a las libertades de educación y de conciencia, sancionada sin la amplitud de consultas y debates que la importancia del tema merecía, y que favorece la corrupción de menores, al inducir desde la primera infancia a conductas reñidas con el orden natural. En su momento he protestado por todos los medios contra semejante arbitrariedad.

Señalo otro elemento: una marca muy conocida de dentífrico hace propaganda por televisión de la sonrisa que supuestamente se obtendría mediante su uso; aparecen: un chico con síndrome de down, una mujer que juega al fútbol, otra que rompe los cánones estandarizados de belleza, todos sonriendo, y finalmente una pareja gay, que dice: «Cuando me preguntan por mi novia, yo sonrío». Así se intenta hacer pasar por normal la nueva versión del amor. Recientemente, el Papa emérito Benedicto XVI comentó en una entrevista: «Hace cien años a todo el mundo le hubiera parecido absurdo hablar de matrimonio homosexual. Hoy todo el que se oponga a él queda excomulgado socialmente». Y añade: «La sociedad moderna está formulando un credo del anticristo, y el que se opone a él es castigado con la excomunión social...». Se trata de «una dictadura mundial de ideologías aparentemente humanistas».

El desarreglo de la función sexual tiene consecuencias en el equilibrio pleno de la personalidad, sin excluir la dimensión religiosa, y el orden debido en la sociedad a través del protagonismo de la familia. El pecado contra el orden del espíritu en la sexualidad, no es el peor de los pecados, pero ¿cómo puede compaginarse con él el afianzamiento y crecimiento de un amor verdaderamente humano?. La entrega a ese comportamiento desordenado impone al alma, absorbida en sus funciones inferiores, esclavizada por la materia, la dificultad para elevarse hacia Dios; su espiritualidad queda cercenada en el ejercicio de sus funciones superiores. No es de extrañar, entonces, que en una sociedad en la que se alienta la separación del sexo del amor de amistad, Dios desaparezca del horizonte cultural.

El uso desordenado del sexo es una fuerza destructiva, de las peores que pueden afectar a una comunidad. Se naturaliza la idea de que el matrimonio -entre hombre y mujer- ya no es el ámbito que corresponde a aquella relación íntima; ahora se lo remplaza por la «pareja», hasta el lenguaje cotidiano registra el cambio. La sexual revolution, con origen en Estados Unidos, ha ganado sociedades enteras, en las que el sexo es el centro del interés; en su versión oficializada de la ideología de género arrasa las convicciones naturales de los jóvenes, y del común de las personas honestas, que justifican el comportamiento desordenado en virtud de un subjetivismo egoísta que los medios de comunicación difunden como si fuera la inspiración normal de la conducta humana. El cuerpo y los placeres gozan de todos los derechos; el orden objetivo y la naturaleza que lo establece no son espontáneamente reconocidos y aceptados como principios de conducta.

La antropología cristiana incluye una enseñanza amplia, positiva y bella sobre el cuerpo, el sexo, y el amor. Juan Pablo II ha dedicado dos años a catequesis semanales sobre esa temática. Pero, indudablemente, no es fácil convertirla en experiencia vivida en una sociedad pansexualizada y erotizada artificialmente. Peor aún, por temor a quedar desubicados, los pastores de la Iglesia no asumen esas verdades en la predicación y la formación permanente de los fieles. No advierten la necesidad y la urgencia de desarrollar una contracultura, difundiendo los valores naturales y cristianos, y prestando su apoyo a los grupos que se empeñan en hacerlo.

Parece que todo eso ha entrado en cuarentena.

Mons. Héctor Aguer, Arzobispo emérito de La Plata

Académico de Número de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas.

Académico Correspondiente de la Academia de Ciencias y Artes de San Isidro.

Académico Honorario de la Pontificia Academia de Santo Tomás de Aquino (Roma).

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Estamos en cuarentena. El diccionario de la Real Academia Española (RAE) define: «Aislamiento preventivo a que se somete durante un período de tiempo, por razones sanitarias a personas o animales». Todos estamos «cuarentenados», y oficialmente también la Iglesia: los templos cerrados, sin funciones litúrgicas; los fieles, sin posibilidad de recibir los sacramentos, deben contentarse con misas por internet. Muchos piensan que se ha incurrido en una exageración. En la Argentina el Estado muestra siempre una inclinación al autoritarismo, por no decir un gusto apenas reprimido por el totalitarismo, cualquiera sea el signo político del gobierno de turno. El avance actual sobre la Iglesia, justificado en la argumentación oficial -gubernativa y eclesiástica- en razón de la pandemia del Covid - 19, ha sido tolerado con una benevolencia que no pocos consideran excesiva; es una mala señal. ¿Qué pasará después?. Algunos sacerdotes, haciendo uso del sentido común y la libertad cristiana, encontraron la manera de zafar parcialmente de la encerrona con beneplácito de los fieles, y sin descuidar las precauciones necesarias para evitar los posibles contagios.

Pero la palabra cuarentena registra otro sentido, figurado este y familiar: «Suspensión del asenso a una noticia o hecho, por algún espacio de tiempo, para asegurarse de su certidumbre». De acuerdo con este significado, se podría esquivar el claro rigor de la verdad, porque se duda de ella; se la pone en cuarentena. Podemos asumir este sentido del término para interpretar algunos fenómenos eclesiales; solo que tendríamos que poner entre paréntesis, o sencillamente omitir, aquello de «por algún espacio de tiempo».

La definición cabe entonces para designar al relativismo, para los intentos de descartar con subterfugios una tradición que presuntamente debería probar su pertinencia según los criterios predominantes en la cultura mundana. Se ha difundido una hermenéutica de la ruptura, sobre la afirmación de que el Concilio Vaticano II fue una revolución. A veces se intenta aliviar la gravedad de esa sentencia añadiendo «en cierto modo», pero la grieta que se abre con ella manifiesta igualmente su efecto conflictivo. También se repite en algunos ambientes que el Evangelio debe ser releído a la luz de la cultura contemporánea. ¿Qué significa esta proposición?. Estimo que denota una concepción evolucionista de la historia; esta se encontraría siempre en progreso hacia lo mejor. En tal contexto historicista es difícil sostener que la religión católica -sin negar valores que pueden hallarse en otros sistemas religiosos- es la única que posee la Verdad total, y que es una religión universal. Además, asistimos a una especie de redivinización del orden temporal, deslizamiento que hace tiempo ya observó el filósofo Augusto del Noce.

Que la Iglesia es una fuerza capital de civilización, y que en el desarrollo de su vida crea cultura, y al cristianizar humaniza, es una doctrina tradicional. Sin embargo, para algunos círculos eclesiales, esta función parece reducirse a promover, en paridad con las otras religiones, la fraternidad universal. Existen instituciones, de orden mundial, que se atribuyen la facultad de convocar a las diversas religiones y expresiones culturales -como si estuvieran por encima de estas- a realizar el ideal antedicho. Ahora bien, aunque lo que me siento compelido a decir parezca una antigualla, tal ha sido el ideal clásico de la Masonería (¡Yo no creo en las brujas, pero que las hay, las hay!). En 1884, en su encíclica Humanum genus, el Papa León XIII advertía que la Masonería siempre ha contado con instituciones afines (n. 10). Hoy en día nadie habla de estas cosas, «se deja cancha libre».

Podemos afirmar, sin duda, que la fraternidad universal es una finalidad de la misión de la Iglesia, pero otra fraternidad que la masónica, unida indisolublemente al mandato de anunciar el Evangelio, y comunicar la gracia que este contiene como Novedad absoluta: hacer que todos los hombres de todos los tiempos sean hijos de Dios, y hermanos entre sí, unidos por el suave vínculo del amor; es la unión de los hombres en Cristo, por la fe en Él. Dios envió a su Hijo, que se hizo hombre, para que recibamos la hyothesía, la filiación adoptiva, como enseña San Pablo (Gál 4, 5). En la economía de la plenitud de los tiempos, Dios ha recapitulado todo en Cristo, y eso debe ir realizando la Iglesia en cada época, conduciéndola al plēroma de su auténtica realización. «Recapitular», anakephalaiōsasthai : poner bajo una sola cabeza, un solo jefe (Ef 1, 10). La Iglesia está comprometida con la verificación incesante de esta realidad en las cosas terrenas: tà epí tes ges. ¿Sería legítimo poner en cuarentena esta aspiración, cuando se la ha enviado a predicar el Evangelio a toda la creación (páse te ktísei, Mc 16, 15 s); a todas las naciones (pánta tà éthnē , Mt 18, 19?). Procurando, con respeto hacia todos los que viven en otras culturas y practican otras religiones, que Cristo sea conocido, aceptado y amado, la Iglesia está trabajando por la fraternidad universal. Según leemos en el Catecismo de la Iglesia Católica, «el que cree en Cristo es hecho hijo de Dios» (1709); se trata de una transformación (cf. ib.) de la que surge una nueva fraternidad; es la que procede del cumplimiento apostólico del mandato del Señor.

Tampoco es posible, en una visión de fe, someter a cuarentena el encargo de procurar que todos los pueblos cumplan los mandatos de Cristo. Cumplir, en el texto griego de Mt 28, 20, se dice terûm: observar, conservar, guardar, practicar. Por su libertad, el hombre es un sujeto moral, que debe buscar en el bien su realización. Esta afirmación elemental implica que existen normas objetivas de moralidad, en las que se enuncia el orden racional del bien y del mal. El Concilio Vaticano II enseñaba: «En lo más profundo de su conciencia el hombre descubre una ley que él no se da a sí mismo, sino a la que debe obedecer y cuya voz resuena, cuando es necesario, en los oídos de su corazón» (Gaudium et spes, 16). El drama de la cultura vigente, que se extiende arrasándolo todo, es que esa voz ya no resuena en muchos de nuestros contemporáneos, que han perdido el sentido objetivo del bien y del mal; se imponen sus pasiones o sus intereses.

Una de las áreas de moralidad más expuesta a la deformación es la del amor, la sexualidad y su ejercicio; consiguientemente el matrimonio y la familia. Estas realidades son manoseadas diariamente por la televisión, por no hablar del universo incontrolable de «las redes». Los escritos apostólicos del Nuevo Testamento son claros acerca de los vicios paganos que asediaban a las primeras comunidades cristianas, y se filtraban en ellas. San Pablo habla de los «enemigos de la cruz de Cristo, cuyo fin es la perdición, su Dios es el vientre (koilía, el bajo vientre), y su gloria está en aquello que los cubre de vergüenza»; no aprecian sino «las cosas de la tierra» (Flp 3, 19). Es el materialismo práctico. Denuncia también el Apóstol los deseos de la carne (epithymía sarkós), y sus excesos, contrarios al Espíritu (Gál 5, 16 ss). En la Primera carta a los Corintios hace una lista de esas desviaciones que cierran la entrada al Reino de Dios: inmorales (pórnoi, se refiere a la fornicación y a la prostitución), adúlteros (moijói), afeminados (malakói), pervertidos (arsenokóitai, literalmente: varones que tienen coito entre ellos), borrachos (méthysoi). Una denuncia análoga se encuentra en la Carta a los Romanos (1, 21-32), donde se refieren también otros vicios. No es difícil calcular el daño que provoca el mundo de la farándula y sus desvergonzadas confesiones, y comentarios, que se deslizan hacia la curiosa opinión general; se ha ido perdiendo el pudor más elemental, y con él el sentido objetivo del bien y del mal en ese ámbito tan sensible de la conducta humana.

Un gran poeta del siglo XX, Paul Claudel, escribió en una carta dirigida a Jacques Rivière: «Es por la Virtud que se es hombre. La castidad lo hará vigoroso, pronto, alerta, penetrante, claro como un golpe de trompeta y espléndido como el sol de la mañana. La vida le parecerá plena de sabor y de seriedad, el mundo de sentido y de belleza». ¡Magnífica descripción antropológica!; algo de ello podría desearse de la predicación, que calla absolutamente estos temas.

Con ocasión de la encerrona debida a la pandemia, el Ministro de Salud de la Nación, que en una gestión anterior del mismo cargo fue un entusiasta promotor de condones, promueve ahora el sexting, intercambio de fotos y mensajes eróticos por medios digitales, para evitar el aburrimiento, y lo hace con apoyo presidencial. ¡Irrisorio!. Es una práctica habitual entre mucha gente, jóvenes especialmente; no hacía falta el estímulo del Estado. Este disparate evoca el carácter perverso de una actitud oficial más amplia, que se manifiesta en los programas de Educación Sexual impuesto en los colegios. En la Provincia de Buenos Aires se proclama el derecho de niños y adolescentes a recibir ese servicio estatal, una intromisión abusiva fundada en la Ley 14.744, que es inconstitucional, contraria a las libertades de educación y de conciencia, sancionada sin la amplitud de consultas y debates que la importancia del tema merecía, y que favorece la corrupción de menores, al inducir desde la primera infancia a conductas reñidas con el orden natural. En su momento he protestado por todos los medios contra semejante arbitrariedad.

Señalo otro elemento: una marca muy conocida de dentífrico hace propaganda por televisión de la sonrisa que supuestamente se obtendría mediante su uso; aparecen: un chico con síndrome de down, una mujer que juega al fútbol, otra que rompe los cánones estandarizados de belleza, todos sonriendo, y finalmente una pareja gay, que dice: «Cuando me preguntan por mi novia, yo sonrío». Así se intenta hacer pasar por normal la nueva versión del amor. Recientemente, el Papa emérito Benedicto XVI comentó en una entrevista: «Hace cien años a todo el mundo le hubiera parecido absurdo hablar de matrimonio homosexual. Hoy todo el que se oponga a él queda excomulgado socialmente». Y añade: «La sociedad moderna está formulando un credo del anticristo, y el que se opone a él es castigado con la excomunión social...». Se trata de «una dictadura mundial de ideologías aparentemente humanistas».

El desarreglo de la función sexual tiene consecuencias en el equilibrio pleno de la personalidad, sin excluir la dimensión religiosa, y el orden debido en la sociedad a través del protagonismo de la familia. El pecado contra el orden del espíritu en la sexualidad, no es el peor de los pecados, pero ¿cómo puede compaginarse con él el afianzamiento y crecimiento de un amor verdaderamente humano?. La entrega a ese comportamiento desordenado impone al alma, absorbida en sus funciones inferiores, esclavizada por la materia, la dificultad para elevarse hacia Dios; su espiritualidad queda cercenada en el ejercicio de sus funciones superiores. No es de extrañar, entonces, que en una sociedad en la que se alienta la separación del sexo del amor de amistad, Dios desaparezca del horizonte cultural.

El uso desordenado del sexo es una fuerza destructiva, de las peores que pueden afectar a una comunidad. Se naturaliza la idea de que el matrimonio -entre hombre y mujer- ya no es el ámbito que corresponde a aquella relación íntima; ahora se lo remplaza por la «pareja», hasta el lenguaje cotidiano registra el cambio. La sexual revolution, con origen en Estados Unidos, ha ganado sociedades enteras, en las que el sexo es el centro del interés; en su versión oficializada de la ideología de género arrasa las convicciones naturales de los jóvenes, y del común de las personas honestas, que justifican el comportamiento desordenado en virtud de un subjetivismo egoísta que los medios de comunicación difunden como si fuera la inspiración normal de la conducta humana. El cuerpo y los placeres gozan de todos los derechos; el orden objetivo y la naturaleza que lo establece no son espontáneamente reconocidos y aceptados como principios de conducta.

La antropología cristiana incluye una enseñanza amplia, positiva y bella sobre el cuerpo, el sexo, y el amor. Juan Pablo II ha dedicado dos años a catequesis semanales sobre esa temática. Pero, indudablemente, no es fácil convertirla en experiencia vivida en una sociedad pansexualizada y erotizada artificialmente. Peor aún, por temor a quedar desubicados, los pastores de la Iglesia no asumen esas verdades en la predicación y la formación permanente de los fieles. No advierten la necesidad y la urgencia de desarrollar una contracultura, difundiendo los valores naturales y cristianos, y prestando su apoyo a los grupos que se empeñan en hacerlo.

Parece que todo eso ha entrado en cuarentena.

Mons. Héctor Aguer, Arzobispo emérito de La Plata

Académico de Número de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas.

Académico Correspondiente de la Academia de Ciencias y Artes de San Isidro.

Académico Honorario de la Pontificia Academia de Santo Tomás de Aquino (Roma).

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(CH/InfoCatólica) Los jueces de la Corte Suprema escucharon los argumentos orales por medios telemáticos -debido a la pandemia- de dos casos, que son tratados en un único expediente: la Escuela de Nuestra Señora de Guadalupe contra Morrissey-Berru y la Escuela Católica St. James contra Biel. 

«No hay razón para que el gobierno se meta en el negocio de la enseñanza de la religión», declaró Eric Rassbach, vicepresidente y consejero principal de Becket, quien argumentó el caso en nombre de las escuelas católicas.

Ambos casos se centran en la «excepción ministerial», que protege el derecho de las iglesias y los ministerios religiosos a seleccionar y cesar a los ministros sin interferencia del gobierno.

Los jueces deben decidir si los profesores de religión de dos escuelas católicas pueden ser considerados ministros religiosos. Las escuelas no renovaron sus contratos, alegando que su decisión se basaba en el rendimiento, mientras que los profesores alegaron discriminación por edad y discapacidad.

Becket, el grupo que representa a las escuelas, ha dicho que las escuelas religiosas tienen derecho a clasificar a los profesores de religión como ministros, y que los tribunales no pueden cuestionar su determinación.

En 2012, la Corte Suprema decidió por unanimidad en el caso Hosanna-Tabor versus EEOC que una escuela luterana que despidió a un profesor, que enseñaba el plan de estudios completo, incluida la religión, estaba exenta de la Ley de derechos civiles porque el profesor era considerado un ministro religioso.

En los argumentos orales del lunes, los magistrdos cuestionaron el alcance de la excepción ministerial y si se podía argumentar a favor de ampliar la excepción de los profesores de religión en las escuelas religiosas para incluir a los profesores de ciencias o a los profesores/entrenadores deportivos de dichas escuelas que dirigen a los alumnos en la oración antes de cada clase.

Rassbach dijo que la determinación de si una persona es o no «ministro» tenía que considerar tanto su actividad laboral como si se tiene o no el título del mismo. Las dos escuelas católicas buscaban claramente candidatos para la enseñanza de la religión que fueran católicos, y los profesores «son los administradores de su fe» y «líderes de su clase». «Estas son las personas que enseñarán la fe a la próxima generación», dijo.

Jeffrey Fisher, en representación de uno de los demandantes, dijo que clasificar a los maestros como ministros, y así asegurar la inmunidad de las escuelas en la decisión de no renovar sus contratos, sería un «cambio radical» en la jurisprudencia. Crearía «zonas libres de leyes laborales» y «despojaría» a cientos de miles de personas, incluidas las enfermeras de los hospitales religiosos «de las protecciones laborales básicas», advirtió.

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(Crux/InfoCatólica) El Primer Ministro del Reino Unido, Boris Johnson, publicó un plan de 50 páginas y tres etapas para reaunudar las actividades en Inglaterra (Gales, Escocia e Irlanda del Norte lo harán con otros planes) después después del cierre decreatado el 23 de marzo para detener la propagación del coronavirus COVID-19.

A partir de este miércoles se permitirá a las personas salir de su casa más a menudo y participar en actividades deportivas limitadas con los miembros de sus hogares.

Además, Johnson dijo que aquellos con trabajos en la producción de alimentos, construcción, manufactura, logística, distribución e investigación científica en laboratorios deben regresar al lugar de trabajo.

En junio el gobierno espera permitir los eventos culturales y deportivos, aunque será a puerta cerrada para evitar grandes multitudes.

Sin embargo, las iglesias no podrán abrir hasta el 4 de julio. Actualmente, todas las iglesias en el Reino Unido están cerradas incluso para la oración privada, a diferencia de la mayoría de los países europeos.

«El momento y la manera de la reapertura de las iglesias toca profundas sensibilidades y necesidades espirituales. El documento y las declaraciones del Gobierno no reconocen tal cosa», dijo el portavoz de la Conferencia de Obispos Católicos de Inglaterra y Gales.

Desde dicha conferencia episcopal se asegura que la Iglesia ya ha presentado un plan detallado al gobierno, en plena conformidad con las directrices de salud pública, para que las iglesias se abran para la oración privada.

«La Iglesia está dispuesta a desempeñar plenamente su papel en el grupo de trabajo cojunto con el gobierno, entendiendo que esto incluye que se dé un uso más temprano de las iglesias para la oración privada, como un primer paso seguro hacia su uso para el culto público», dijo la declaración.

A principios de este mes, los obispos de la Iglesia norirlandesa pidieron al Ejecutivo de Irlanda del Norte que permitiera que las iglesias se abrieran para la oración privada, ya que están al otro lado de la frontera en la República de Irlanda. Los obispos escoceses también anunciaron la creación de un grupo de trabajo que presentará un plan para reabrir las iglesias en Escocia.

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(InfoCatólica) Este es el tuit que publicó el Insituto de la Mujer en su cuenta oficial de Twitter en el día de ayerl:

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(Aci Prensa/InfoCatólica) «A medida que nuestra cadena de suministro nacional e internacional se ve afectada por esta pandemia, nos comprometemos a proporcionar a todas las mujeres y niñas en edad reproductiva productos de salud reproductiva. Y pedimos a los gobiernos de todo el mundo que garanticen el acceso total y sin trabas a todos los servicios de salud sexual y reproductiva para todas las mujeres y niñas», dice la declaración emitida el 6 de mayo y que puede encontrarse en varios sitios web gubernamentales como el del Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia, su homólogo en Canadá, el Global Affairs Canada, entre otros.

El texto, que fue firmado por 39 ministros de relaciones exteriores en nombre del «pueblo y gobiernos de 59 naciones», se titula «Joint statement on Protecting Sexual and Reproductive Health and Rights and Promoting Gender-responsiveness in the COVID-19 crisis».

Entre los países iberoamericanos que firmaron el documento se encuentran Argentina, Bolivia, Costa Rica, Ecuador, México, Uruguay y Perú. Coincidentemente en este último país, la semana pasada, varios líderes provida y médicos denunciaron que el ministro de Salud, Víctor Zamora, aprovechó la crisis del coronavirus para impulsar el aborto a través de la directiva sanitaria 094-MINSA/2020/DGIESP, con la que se permite el aborto cuando la madre tiene coronavirus.

La declaración conjunta, además, señala que ante la «amenaza sin precedentes» de la pandemia de coronavirus, que se originó en Wuhan, China, se «requiere solidaridad y cooperación entre todos los gobiernos, científicos, actores de la sociedad civil y el sector privado».

Por tanto «la financiación de la salud y los derechos sexuales y reproductivos debe seguir siendo una prioridad para evitar un aumento de la mortalidad materna y neonatal, una mayor necesidad insatisfecha de anticoncepción y un mayor número de abortos inseguros e infecciones de transmisión sexual», prosigue.

Luego, se vuelve a poner énfasis en que «las necesidades de salud sexual y reproductiva, incluidos los servicios de apoyo psicosocial y la protección contra la violencia de género, deben priorizarse para garantizar la continuidad».

Al final de la declaración, se informa que los países firmantes acogen «con beneplácito los esfuerzos multilaterales« de las Naciones Unidas (ONU), incluidos el UNFPA y ONU Mujeres, la OMS, el Banco Mundial y el FMI, «hacia una respuesta coherente y global al COVID-19».

Sobre el punto anterior, recientemente el Centro para la Familia y los Derechos Humanos (C-Fam), un grupo de defensa con sede en los Estados Unidos, publicó un artículo en el que denunció dos proyectos de resolución de la ONU sobre COVID-19 y mujeres.

«Ambas resoluciones se basan en un informe de política del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, publicado justo antes de Pascua sobre ‘El impacto de COVID-19 en las mujeres’. El informe busca designar una lista de políticas prioritarias para proteger a las mujeres de la pandemia, entre ellas ‘servicios de salud sexual y reproductiva’», denunció C-Fam.

El grupo de defensa subrayó que «el término ‘salud sexual y reproductiva’ se usa ampliamente para agrupar el aborto junto con políticas de salud de planificación materna y salud materna más ampliamente aceptadas»; e informó que el Gobierno de Estados Unidos «ha encabezado los esfuerzos para eliminar el término en la política de la ONU y utilizar una terminología menos ambigua».

C-Fam también precisa que desde antes de que el COVID-19 fuera declarado una pandemia, «las agencias de la ONU promovieron el aborto como un servicio esencial que no debía ser interrumpido en las respuestas de salud».

«Se prestó aún más atención y recursos a la ‘salud sexual y reproductiva’ en el llamado del Secretario General de la ONU al sistema de la ONU para la pandemia, que también hizo que el aborto formara parte de la respuesta de la ONU al incorporar un manual que lo califica como un derecho humano», añade.

Finalmente, C-Fam resaltó que el Comité para la Eliminación de la Discriminación Contra la Mujer (CEDAW), un panel de derechos humanos de la ONU, «también emitió su propia orientación sobre COVID-19, la cual exige a los países proporcionar «acceso confidencial a información sobre salud sexual y reproductiva como formas modernas de anticoncepción, servicios de aborto seguro y servicios post-aborto» durante la pandemia.

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(InfoCatólica) «Cualquiera que lleve a cabo un tratamiento de conversión  será castigado con prisión de hasta un año o una multa». Así se establece en la «Ley de Protección contra el Tratamiento de Conversión», que el Bundestag alemán aprobó la semana pasada en Berlín

La ley establece que las sanaciones «no deben aplicarse a las personas que actúan como cuidadores o tutores legales, siempre que no violen gravemente sus obligaciones de cuidado o crianza de niños a través de dicho acto».

El mero anuncio y ofrecimiento de un tratamiento de conversión puede recibir una multa de hasta 30,000 euros.

«Donde no hay enfermedad, no hay necesidad de terapia», dijo el ministro federal de Salud, Jens Spahn (CDU) para justificar la nueva ley.

Tratamientos para cambiar de sexo pero no de orientación sexual

Sin embargo, diversos psicólogos y psiquiatras han indicado que aunque la homosexualidad no se considere una enfermedad en sí misma, sí que puede provocar problemas de salud mental a aquellas personas que no desean sentir inclinaciones homosexuales y que, lejos de pretender aceptarlas, quiere dejar de tenerlas. 

Dichos expertos advierten que impedir que se ayude a esas personas es especialmente lamentable y además claramente discriminatorio si al mismo tiempo se permiten tratamientos para el cambio de sexo, como ocurre en Alemania.

Con información de Die Tagespot

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(NCR/InfoCatolica) «Estamos completando la instalación de algunos escáneres térmicos para detectar la temperatura», dijo Mons. Fernando Vérgez Alzaga, secretario general del Estado de la Ciudad del Vaticano, en una entrevista publicada el 9 de mayo por L'Osservatore Romano.

«Es evidente que no será posible acoger a grandes grupos durante mucho tiempo», añadió.

La entrada a los museos sólo será posible mediante reserva previa para limitar el número de personas en el museo y escalonar los horarios de entrada, y todos los visitantes deberán llevar mascarilla.

Los Museos Vaticanos han estado cerrados durante nueve semanas desde que el gobierno italiano anunció el cierre de todos los museos y sitios arqueológicos en todo el país el 8 de marzo.

Durante el cierre de Italia, los Museos Vaticanos mantuvieron sólo servicios esenciales que requieren unos 30 empleados, dijo Vergez, señalando que los museos normalmente emplean a casi 1.000 personas en puestos de administrativos, restauradores, historiadores de arte, taquilleros, etc.

Mons. Vergez dijo que todos los empleados de los Museos Vaticanos han seguido recibiendo sus salarios durante el cierre por insistencia del papa Francisco, mientras que los gastos no urgentes fueron recortados drásticamente.

«En las últimas dos semanas, hemos comenzado lentamente a reanudar otras actividades. Necesitamos sobre todo dar tiempo a nuestro personal para acostumbrarse a los nuevos protocolos de seguridad», dijo.

«Hemos activado los protocolos de salud para el personal: la temperatura corporal se mide a la llegada y se han entregado guantes y mascarillas», añadió.

Bajo la «fase dos» de las restricciones del coronavirus en Italia, los museos en Italia podrán reabrir sus puertas a partir del 18 de mayo, pero el funcionario del Vaticano dijo que los Museos Vaticanos aún no se han comprometido a una fecha exacta de reapertura.

«Si algo nos enseñó esta pandemia es que debemos evitar hacer predicciones que vayan más allá de dos días», bromeó.

Los Museos Vaticanos reciben millones de visitantes cada año, y generan alrededor de 85-95 millones de euros anualmente. En los meses en que los museos han estados cerrados debido a la pandemia, la Ciudad del Vaticano probablemente ha perdido millones de dólares en ingresos.

Debido a las continuas restricciones de viaje, los primeros visitantes de los Museos Vaticanos reabiertos serán probablemente ciudadanos romanos, en lugar de los turistas habituales.

Para comodidad de los visitantes locales, Mons. Vergez dijo que la administración de los museos está considerando cambiar el horario de apertura para fomentar las visitas por la tarde y noche, especialmente durante el fin de semana.

«Me gustaría que este momento de dificultad se convirtiera en una oportunidad», dijo, animando a las familias italianas a visitar los museos y los jardines del Vaticano.

Señaló que el museo y los jardines de las Villas Pontificias de Castel Gandolfo también se reabrirán.

«El fin de semana... podría convertirse en una oportunidad ideal para aprovechar la extraordinaria oportunidad de visitar la residencia de verano de los papas y los espléndidos jardines de la Villa Barberini. ¡El caliente y hermoso sol de estos días parece invitarnos a esto!» Vergez dijo.

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(InfoCatólica) El Día de la Caridad se celebra el 14 de junio, Solemnidad del Corpus Christi.

Los obispos aseguran que se necesita «la voluntad de todos, particularmente de nuestras autoridades políticas, civiles, económicas y religiosas, y que los muros sean superados, para que los egos, los intereses particulares y las ideologías sean dejadas a un lado».

Ayuno Eucarístico

El mensaje hace referencia a la imposiblidad de comulgar debido a la pandemia:

Hemos vivido semanas sin poder participar física y plenamente de la Eucaristía. Poco a poco vamos volviendo a una cierta normalidad al poder recuperar la participación del Pueblo de Dios en la mesa del Señor. Esta participación será progresiva y estará condicionada por el cumplimiento de las condiciones de aforo y de las normas. Muchos niños no han podido celebrar aún la Primera Comunión y no podrán acompañar a Jesús sacramentado por las calles de nuestros pueblos y ciudades el día del Corpus Christi. Quera el Señor que esta situación de ayuno eucarístico haya acrecentado en nosotros el deseo de la Eucaristía y la necesidad de profundizar en su ser y significado.

Los «santos de al lado»

A su vez, destacan la labor de aquellos que ayudan a quienes más están sufriendo por la pandemia:

Como consecuencia de la crisis, está creciendo el número de personas que sufren física, social, psicológica y espiritualmente. Muchas ya están experimentando la noche oscura de los discípulos de Emaús al pensar que todo está perdido. Sin embargo, en medio de tanto dolor y desánimo, al igual que los discípulos de Emaús, bastantes hermanos están descubriendo la presencia misericordiosa de Dios en aquellos que el Papa Francisco ha llamado «los santos de al lado»: el personal sanitario, las fuerzas de seguridad, los capellanes de los hospitales, los vecinos… han sido como estrellas de esperanza en el oscuro camino que nos ha tocado recorrer. Hoy, más que nunca, tenemos necesidad de muchas personas que puedan ser «santos de al lado», de los que Dios se pueda servir para hacerse presente y ofrecer esperanza a quienes caminan perdidos y desesperanzados.

Contra el virus de la división

Tras pedir unidad para superar la crisis, los obispos dicen:

«Oramos para que el virus de la división, el diabolos, que estará siempre al acecho, no consiga romper el buen hacer de todos los interlocutores pues está en juego la construcción del bien común en esta querida casa de todos, que es nuestra sociedad».

Mensaje completo

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(InfoCatólica) Tras la reunión, la CEA hizo público un comunicado  en el que se informo de la posibilidad de mantener los templos abiertos pero sin celebración de Misas.

Texto del comunicado

Monseñor Oscar Ojea, obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina; el cardenal Mario Poli, primado de la Argentina, arzobispo de Buenos Aires y vicepresidente primero, y monseñor Carlos Malfa, obispo de Chascomús y secretario General del episcopado argentino, se reunieron con el jefe de Gabinete de Ministros, licenciado Santiago Cafiero, quien los recibió con el canciller ingeniero Felipe Solá y el secretario de Culto, doctor Guillermo Olivieri.

Se dialogó sobre esta nueva etapa del aislamiento social, preventivo y obligatorio y la diferente realidad que afecta a cada lugar del país. Se ratificó la posibilidad de que los templos estén abiertos para la oración individual, y los sacerdotes puedan recibir, de ser posible de manera previamente acordada, a los fieles que soliciten ayuda y orientación espiritual. Siempre teniendo en cuenta las disposiciones sanitarias.

“En cuanto a la celebración con participación de los fieles, cuando llegue el momento adecuado para las mismas, se acordó ir trabajando en la elaboración de los protocolos litúrgicos y sanitarios correspondientes”.

Se da la circunstancia de que Argentina es uno de los países menos afectados por la pandemia, con amplias zonas del país sin contagiados. A día de ayer, se han confirmado 6225 casos, de los cuales se han curado 1824. El número de muertos es de 314.

La nación se encuentra en un aislamiento social, preventivo y obligatorio desde el 20 de marzo y ante el aplacamiento de la curva de contagios, el Gobierno dispuso una reapertura progresiva de las actividades en todo el país, excepto Buenos Aires y su área metropolitana, donde está concentrado el 67 % de todos los casos a nivel nacional.

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(Aci Prensa) En una declaración conjunta publicada el pasado 7 de mayo, el Consejo de Patriarcas y Jefes de las Iglesias de Tierra Santa denuncian «la paralización del proceso de paz en Oriente Medio entre israelíes y palestinos debido a toda una serie de iniciativas unilaterales de anexión de tierras de Cisjordania por parte de Israel».

Según los Patriarcas y Jefes de las Iglesias, estos proyectos «plantean preguntas de extrema gravedad sobre la viabilidad de cualquier acuerdo de paz para poner fin a un conflicto que ya dura decenios y que se continúa cobrando la vida de muchos inocentes».

Por ello, piden al Estado de Israel que «se abstenga de dichas acciones unilaterales que conducirían a la pérdida de toda esperanza de éxito en el proceso de paz».

Asimismo, el Consejo invita a las autoridades de Estados Unidos, de la Federación Rusia, de la Unión Europea y de las Naciones Unidas «a dar una respuesta a estos planes de anexión unilateral mediante una iniciativa de paz con límites temporales y escalonado de acuerdo con el derecho internacional y las resoluciones de las Naciones Unidas con el fin de garantizar una paz global, justa y duradera en esta parte del mundo considerada sangrada para las tres religiones abrahámicas».

En el comunicado también se apela «a la Organización para la Liberación de Palestina, en cuanto que representante legítimo del pueblo palestino, para que resuelva sus diferencias internas, así como todos los conflictos entre las demás facciones que no están bajo su paraguas».

De esa manera, los palestinos «podrán presentar un frente unido orientado a la obtención de la paz y la reconstrucción de un Estado viable fundamentado en el pluralismo y los valores democráticos».

Las autoridades israelíes han justificado sus planes en que el proyecto de paz presentado por Estados Unidos el pasado mes de enero, denominado por el Presidente Donald Trump como «acuerdo del siglo», permitía a Israel extender su soberanía sobre el 30% del territorio de Cisjordania, y consolidar Jerusalén como capital de Israel.

Sin embargo, ese mismo plan establecía que Israel debía congelar la ampliación de sus asentamientos en territorio palestino durante los próximos cuatro años. A pesar de ello, durante la última campaña electoral en Israel, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, empleó como baza electoral la construcción de 5.000 viviendas en barrios orientales de Jerusalén, de mayoría árabe y reconocidos por la ONU como territorio palestino.

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Daniel Marín Arribas presenta por quinto año consecutivo (2015-2020) su sexta iniciativa en la campaña que lleva realizando desde hace más de un lustro para dar a conocer a los maestros católicos de la llamada Escuela de Salamanca.

En 2015, después de varios años estudiándolos y aprendiendo con ellos, en lo que supuso incluso un proceso personal muy arraigado de conversión a la Fe Católica, presentó el «Decálogo Antimodernista de la Escuela de Salamanca». Un año después, en 2016, paseó por las calles de su “amada” Salamanca para dar a la luz junto con la productora Agnus Dei el documental más visto en YouTube y también solicitado en DVD sobre la materia: «Escuela de Salamanca. Defensores de la Fe». En 2017 culminó junto con un amigo suyo la traducción del libro The Church and the Libertarian del jurista norteamericano Christopher A. Ferrara, cuya edición hispana añade un extenso e interesante apéndice de su autoría: «La Iglesia, el Liberalismo y la Escuela de Salamanca». Esta obra fue durante meses primera en ventas de la editorial última línea y, azares del destino, estuvo firmándola en la Feria del Libro de Madrid justo enfrente de la caseta de la liberal-libertaria Unión Editorial. En 2018 tampoco se quedó atrás, y aprovechando la señalada fecha del VIII Centenario de la Universidad de Salamanca terminó otro libro, prologado por el vicerrector de la Universitat Abat Oliva CEU, el dr. Javier Barraycoa: «Destapando al Liberalismo. La Escuela Austriaca no nació en Salamanca». Entre ese mismo año y el siguiente, presentó su trabajo en numerosas ciudades de España; Salamanca, Palencia, Sevilla, Gerona, Barcelona, Madrid… gracias a la generosa acogida de diversas parroquias, centros culturales y asociaciones, que quisieron dar en el centenario indicado una nota de verdad al bulo liberal de que Francisco de Vitoria y sus discípulos fueron la génesis de su ideología modernista. Y hablando de Vitoria, volvió al asalto en la Navidad de 2019 con una original campaña organizada en colaboración con SND Editores, en la que colocó una enorme cartelera publicitaria al lado de la madrileña universidad Francisco de Vitoria (UFV) que rezaba: «Francisco de Vitoria sería Anti-Liberal».

Desde estudios publicados en libro, hasta entrevistas, documentales, e incluso estampitas y vallas de publicidad, este profesor y economista madrileño ha venido demostrando un amor y una pasión hacia sus autores muy especial y difícilmente vista. Asisto a su despacho, que lo preside un enorme cuadro de Francisco de Vitoria O.P. pintado a mano por una artesana de Castel Gandolfo, Roma, al que acompaña otra obra de Francisco Suárez S.I. y otra de Juan de Mariana S.I., entre diversos elementos salmantinos. Me recibe perfectamente trajeado, en cuya camisa cuelga una corbata de Mariana, amarilla con las imágenes de su busto. Precisamente este año 2020 le toca el turno al jesuita talaverano, con un libro que ya sale de imprenta: «Juan de Mariana y la Defensa de la Cristiandad Hispana». Y lo hace en día tan señalado como es el del Papa San Pío V, el pontífice más importante del siglo XVI, época de nuestra áurea escolástica.

Un libro que nace fruto de un congreso sobre el Imperio Español…

En efecto, el profesor Álvaro Silva Soto tuvo la amabilidad de invitarme como ponente al congreso que organizó en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, Desde donde sale el Sol hasta el ocaso, con motivo del V Centenario de la primera vuelta al Mundo, para reflexionar sobre el Imperio Español. Fue una oportunidad que me permitió y animó a ponerme a la tarea que llevaba ya un tiempo en proyecto: escribir sobre el padre Juan de Mariana como prototipo del ser hispano. Me dio entera libertad de cátedra, tan poco acostumbrada en un ambiente universitario que cada vez se ensombrece más en el sectarismo de las ideologías modernas, y pude exponer lo que pocos académicos se dignan a señalar hoy en día, que la Hispanidad es Cristiandad o no es, y que nuestro jesuita encarnó en su persona y en su doctrina este carácter profundamente católico y profundamente castellano.

La España liberal se construye como un proyecto secularizado, muy contrario a lo que usted acaba de defender mediante la figura de Juan de Mariana…

La España liberal es un fracaso. Fracaso antecedido por la España absolutista, que consolidaron los Borbones y comenzó a plantar la dinastía de los Austria, y al que sucede la herencia del socialismo y comunismo abiertamente bélicos. No son casuales, episodios como la Sublevación de los Comuneros, el Motín de Esquilache, el Levantamiento del 2 de mayo, las Guerras Carlistas, o el Alzamiento Nacional, por citar algunos ejemplos. Son pasajes de un pueblo libre negado a morir, con un fuerte componente patriótico, y por patriótico, religioso, ante una amenaza extranjerizante.

El avance de la secularización ha traído lo que directamente el profesor Alberto Bárcena ha titulado en su último libro de historia, la pérdida de España. Diezmada en su territorio y en su unidad por las independencias y los independentismos nacionalistas -liberales y socialistas-; diezmada en su soberanía, antaño por dinastías extranjeras al servicio de sus intereses familiares, y hogaño por la antigua sovietización y actual europeísmo; diezmada también en su economía por la esclavitud a la usura internacional y al capitalismo apátrida; diezmada igualmente en su religión por decretos tan variados como la entonces expulsión de la Compañía de Jesús o la supresión del Tribunal del Santo Oficio, o las actuales persecuciones en forma de matanzas directas o mordaza pública; y diezmada en su carácter y su moral por el libertinaje liberal y la degeneración de las costumbres, que están destruyendo el último pilar en pie, que es la familia; España materialmente ya no es ni por asombro ese Imperio donde nunca se pone el Sol, pionera en artes y ciencias, descubridora de nuevos continentes… La España absolutista, liberal y socialista es un fracaso, un cúmulo de errores doctrinales, leyes tiránicas e ingeniería social que arrebataron a un pueblo vigoroso su territorio, su soberanía, su economía, su religión, su carácter y su moral.

La unidad nacional, la potencia integradora de sus regiones libres (¡las Indias no eran colonias!), la verdadera representación tradicional con mandato imperativo y juicio de residencia coronada bajo una unidad de mando monárquica, la sociedad de clases medias y propietarios que trabajan para el bien común, la Fe que sostiene la vida del espíritu, más importante que la de la carne, y el vigor de la palabra dada, el calor familiar, el apoyo mutuo, y el cariñoso cuidado de la vida humana desde su concepción hasta la muerte natural, nada tiene que ver con el caos, la división, la esclavitud, la muerte, la desesperanza y el conflicto permanente que han ido sembrando los reyes y las democracias absolutistas en el correr de los últimos siglos. Y Juan de Mariana ya avisaba en las primeras fases del desastre…

¿Juan de Mariana fue una especie de profeta de la decadencia?

Hay que tener en cuenta que nuestro sacerdote jesuita es uno de los historiadores de España más tradicionales y destacados. Sabía lo que era España, a lo que se sumaba un enorme amor por ella. Quería, nos relata Jaime Balmes en un artículo sobre Mariana, «que el trono salido de Covadonga, se asentase sobre cimientos sólidos y anchurosos: la religión, la justicia, las libertades antiguas». Y vio que en su época esto se torcía preocupantemente, perdiéndose el precioso legado que dejaban doña Isabel y don Fernando. Balmes sigue relatando: «En cuanto a España, al ver el ascendiente que iban tomando los privados, y esa dejadez en que se sumía el gobierno, y que por desgracia se hizo hereditaria, levantábase su pecho con generosa indignación, temiendo, no sin motivo, que así se oscurecía nuestra gloria, se enflaquecía nuestra pujanza, y vendría al suelo toda nuestra grandeza. ‘Grandes males nos amenazan’, decía».

No se equivocó; esos males se han ido materializando, con vulneraciones flagrantes de la religión, la justicia y las libertades antiguas que han oscurecido nuestra gloria, enflaquecido nuestra pujanza y tirado al suelo nuestra grandeza. Todo ente se perfecciona atendiendo a su ser, a su forma de ser; lo contrario es su destrucción. De ahí se explica que en la Modernidad, configurada como antónimo de la Cristiandad, hayan progresado países forjados por el gnosticismo y la masonería, como Estados Unidos, y la Hispanidad y sus regiones hayan ido hundiéndose en la decadencia. No, no es la extracción y el comercio del oro de hace siglos lo que hoy supuestamente condena a las Indias a la pobreza material; y tampoco no ser suficientemente arios y modernistas europeos lo que hace a la península ibérica ir a remolque del mundo “desarrollado”… es la pérdida de la unidad territorial, la soberanía, la potencia económica, la Fe, el carácter y la moral. De nuestra identidad… nuestra hispanidad común como hecho diferencial del liberalismo anglosajón y franco, del socialismo germánico y del comunismo ruso y chino; hispanidad heredera del filósofo griego, del jurista romano y de la religión cristiana insertados en una diversidad local enormemente rica y preciosa que da iluminación a ese mosaico armónicamente entitativo, es decir, uno en sustancia y plural en sus partes. Hispanidad, de la que Juan de Mariana es prototipo y encarnación.

Hay liberales que se apropian del nombre de Juan de Mariana y le reclaman como base de inspiración de su ideología laicista…

Permítame una mueca mordaz con una pequeña dosis de indignación ante quienes así obran… Resulta irónico que un sacerdote como Mariana vea colgado su nombre en una república atea como la francesa o en un instituto liberal-libertario español que se precia de defender «la libertad como un fin ético en sí mismo». Un sacerdote que enseñaba al rey Felipe III en su obra Del Rey y de la Institución Real que «no admitas otra religión que la cristiana», y que criticaba en su Historia General de España el pluralismo religioso y de principios como de excesiva «grande libertad». Sobre la tan denostada Inquisición se expresaba en los siguientes términos: «Suerte y venturosa para España fue el establecimiento que por este tiempo se hizo en Castilla: de vn nuevo, y santo Tribunal de juezes severos, y graves, á proposito de inquirir, y castigar la heretica parvedad, y apostasia». Y en cuanto a los espectáculos, llamando a enmarcarlos dentro de los cauces del bien moral, se quejaba de que «la licencia y libertad del teatro (…) no es sino una oficina de deshonestidad y desvergüenza, donde muchos de toda edad, sexo y calidad se corrompen, y con representaciones vanas y enmascaradas aprenden vicios verdaderos».

¡Qué contraste tiene esto con esos liberales que cuelgan su nombre en chiringuitos en los que defienden la legalización abierta de las drogas, la prostitución o el aborto, promueven o permiten la televisión basura, al tiempo que con violencia verbal y/o física callan las bocas de sacerdotes, religiosos y laicos que vienen a advertir lo mismo que nuestro jesuita! ¡Ellos, que careciendo de lo que presumen, luego actúan como rigurosos e inicuos censores para la implantación de un pensamiento único, lesivo en las personas, sus familias y sus comunidades!

Un liberal no apoyaría la unidad católica en un país de mayoría cristiana, un liberal no apoyaría el restablecimiento del Tribunal del Santo Oficio, -en cuyo siglo de auge, por cierto, España logró su mayor florecimiento cultural-, un liberal no apoyaría la moderación de obras, películas, series, espectáculos y otras ofertas “culturales” que dañen bienes morales tales como la castidad, la honestidad, la templanza, y cualesquiera otras sanas costumbres; el padre Juan de Mariana, sí.

¿Y en economía sería un autor liberal?

Hay algunos que pretenden dividir muy equivocadamente el ámbito económico del resto, y alegan que en economía Juan de Mariana sí sería liberal. Ejemplo de ello encontramos a uno de los referentes de finales del siglo XX del liberalismo económico español, el profesor Lucas Beltrán. Sin mencionar las cuestiones más “espinosas” del jesuita, centran su punto en la crítica que hace a la adulteración indiscriminada de la moneda. Y esto es cierto, Mariana, como en otros aspectos, nunca apoyó nada “indiscriminado”. Todas las realidades deben regirse por el orden querido por Dios, la moneda tampoco está exenta. El buen gobernante debe velar por que el dinero cumpla sus papeles naturales, definidos ya desde Aristóteles. Uno de ellos es el depósito de valor. Una moneda sometida a devaluación y sobrevaluación constante es una mala moneda, que debe ser regulada…. por el gobernante.

Este punto, por ejemplo, no lo cuentan los liberales. Mariana no estaba pensando en un sistema financiero de bancos centrales, propios de la era liberal, que prestan su dinero a usura, por mucho que estén sometidos a un patrón oro o reglamentación rigurosa. Respecto al patrón oro, contempló incluso la posibilidad de acuñar papel moneda, y en cuanto a la potestad regulatoria, correspondía al Rey, no a un banquero.

Otra cuestión que podría mencionarse es la de la propiedad privada. El liberal en su modelo de sociedad de “individuos libres e iguales” tiende a idolatrarla por encima del pobre. Para Mariana y los escolásticos hispanos la propiedad privada es recomendable tras el pecado original, pero siempre debe estar sometida al bien común y alcanzar en su reparto «una bien entendida medianía». No es otra cosa que el destino universal de los bienes de la Doctrina Social de la Iglesia, que aspira a una sociedad de propietarios y clases medias, que el capitalismo destruye con su armazón de grandes corporaciones, usura legal, jornadas laborales eternas, y prevalencia del accionista especulador frente a los trabajadores que sacan día a día adelante la empresa. Juan de Mariana no compartía una sociedad proletarizada donde una pequeña minoría copase la mayoría de la riqueza material: «Quiere pues Dios, y está determinado por sus leyes, que ya que corrompida la naturaleza humana ha debido procederse á la partición de bienes comunes, no sean unos pocos los que los ocupen y se consagre siempre una parte al consuelo de los males del pueblo».

Para ello, no es el remedio el socialismo estatista, con su latente y hostil lucha de clases y dictadura del proletariado, sino la religión, la justicia y las libertades antiguas. Sencillamente, un termómetro moral y religioso que encauce por las vías de la justicia las millones de decisiones que toman en el ámbito mercantil los millones de actores, acompañado de un andamiaje de cuerpos intermedios, como gremios, sindicatos, corporaciones profesionales, y un gobierno civil que no se desentienda de lo social y actúe de manera subsidiaria.

El orden político, social y económico que uno se encuentra leyendo a Juan de Mariana S.I. es la proyección propia de la Cristiandad Hispana, no del capitalismo liberal estadounidense ni del colectivismo marxista soviético o bolivariano.

Juan de Mariana también es conocido por su tesis del tiranicidio, que parece que inspiraría a los liberales de la Revolución Francesa; ¿es cierto?

Es otro de los mitos… Que en el ambiente de aquellos asesinos haya sonado el nombre del jesuita, sólo se explica porque Mariana fue tenazmente contrario al absolutismo regio, muy dado por los monarcas franceses y la dinastía que aquí acabó reinando; además, de que su libro Del Rey y de la Institución Real fue quemado por esos mismos absolutistas en el Parlamento de París, acusado como móvil de un regicidio.

Sin embargo, lo cierto es que la doctrina del tiranicidio no es exclusividad de Juan de Mariana; la podemos encontrar en otros grandes escolásticos tomistas de la época. Igualmente, esta doctrina califica de tirano a un gobernador que actúa en contra de la ley natural y del bien común, atentados recurrentes en los regímenes modernistas. Y también, el tiranicidio no es sinónimo de revolución, pues para poder cometerse debe tener un respaldo autorizado y prudencial, no por propia autonomía de la voluntad, y siempre y cuando la nueva situación prevista no vaya a ser más caótica que la que se pretende cercenar.

Además, huelga decir que Juan de Mariana fue profundamente monárquico, decantándose incluso por la sucesión hereditaria frente a la electiva. ¿Cómo va a ser inspiración de una revolución en pos de una república democrática liberal atea un autor y una obra que ilustran los principios de gobernación de un rey, entre los cuales el principal es «servir primero a Dios»?

Por otra parte, no puedo dejar de advertir que el liberalismo individualista y el socialismo colectivista no han supuesto dos vías para abolir el absolutismo de eso que han llamado “Antiguo Régimen”. Estas dos ideologías lo único que han hecho es cambiar el absolutismo de un monarca por el absolutismo de una partidocracia. La libertad del pueblo sigue secuestrada, ahora por una oligarquía de partidos endogámica mucho peor que los caprichosos reyes absolutos. Primero, porque ya no responden por ni ante la nación, sino que están, como denunció en 2014 Mons. Reig Pla, Obispo de Alcalá de Henares, al servicio «de instituciones internacionales (públicas y privadas) para la promoción de la llamada ‘gobernanza global’ al servicio del imperialismo transnacional neocapitalista». Y segundo, porque tampoco tienen el freno personal propio de una sensibilidad religiosa arraigada.

La doctrina del tiranicidio de Juan de Mariana S.I. legitimaría in extremis su aplicación precisamente sobre los regímenes surgidos de aquella revolución de la guillotina y sus homólogos anglosajones; tiránicos por propia definición.

Entonces, ¿Juan de Mariana no sería nada liberal?

La falacia recurrente de los liberales, especialmente los denominados “católicos”, cuando hacen este tipo de burdos intentos de encontrar sus raíces en lo más genuino del pensamiento católico hispano, es la de tomar la parte por el todo. Cierto es que Juan de Mariana tiene algún aspecto doctrinal compartido con alguna postura sana de la ideología liberal. Todo mal siempre presenta alguna parte de bien. Pero es importante notar la palabra “compartido con”. Esos aspectos no se pueden sustancializar con la ideología liberal. Tal cosa no “es” liberal, sino “compartida por” los liberales. En última ratio, esas posturas sanas serían católicas, por cuanto en la Doctrina Social de la Iglesia se encuentra la Verdad íntegra de los principios, mientras que las ideologías no llegan más que a ofrecer parciales verdades en un mar de graves errores. Retomo lo último dicho: que tal cosa la pueda Mariana “compartir con” un liberal, no le hace sustancialmente liberal, ni protoliberal, ni paleoliberal, ni tantas otras sandeces que se han añadido a la palabra maldita. Al caso, Guillermo Pérez Galicia pone un ejemplo muy ilustrativo en su introducción a mi libro, Juan de Mariana, arquetipo de antiliberal: que «un gato tenga ojos y boca como tiene ojos y boca un perro, no le convierte en perro; igual que el poner huevos no convierte a una mosca en gallina».

Que Juan de Mariana estuviera en contra de la adulteración indiscriminada de la moneda, no le convierte en liberal. El todo en Mariana es el de un consultor del Santo Oficio, jesuita férreo, sacerdote recto, católico fervoroso y aguerrido patriota. Si lo que enseñó en sus libros se pudiera llevar a la práctica realmente, el liberalismo y el socialismo, con no menor saña que obró el absolutismo monárquico, censuraría sus obras en el Parlamento, y a él muy probablemente se le acusaría de integrista ultracatólico. Esos mismos revolucionarios liberales de 1789 le habrían pasado por la guillotina como sacerdote reaccionario…

¿Qué nos exhortaría Juan de Mariana a los hispanos del año 2020?

A la luz de sus obras, me aventuraría a decir que, antes de nada, volvamos los ojos a Cristo, pues Él y sólo Él es el Camino, la Verdad y la Vida para nuestra salvación individual y social. Mariana lo expresó claro: De «la majestad de la religión… depende la salud del reino».

Más recientemente el Obispo de Alcalá de Henares que mencioné antes, Mons. Reig Pla, también lo ha recordado, señalando en su homilía en la Santa Misa del cuarto Domingo de Pascua, con motivo del funeral a las víctimas del covid-19, que «España necesita volver a las aguas limpias del Evangelio. España necesita a Cristo, el Buen Pastor. El mismo apóstol exhortaba a sus oyentes diciendo: ‘salvaos de esta generación perversa’ (Hech 2, 41). Para ello, como hicieron los primeros cristianos, hemos de volver la mirada al que atravesaron. (…) Sobre la roca que es Cristo, se puede poner en pie a España».

Para poner en pie de nuevo a nuestra patria es necesario regresar a los principios que nos hicieron grandes; principios que encarnó Juan de Mariana, enfrentándose a la irreligión, la injusticia y la licencia moderna con su vida y sus obras. No tuvo miedo a la controversia en su propia Orden, a la cárcel, que padeció, o a la muerte, que tentó.

Mariana nos alentaría a que, poniendo los ojos en Jesucristo, salgamos de nuestro enorme letargo de décadas para volver a recrear las magnas gestas de nuestros antepasados, y defender nuestra más valiosa herencia, que es la Hispanidad. No me gustaría terminar sin usar sus propias palabras: «Llamamos cruel, cobarde é impío al que ve maltratada á su madre ó á su esposa sin que la socorra; y ¿hemos de consentir en que un tirano veje y atormente á su antojo á nuestra patria, á la cual debemos mas que á nuestros padres? Lejos de nosotros tanta maldad, lejos de nosotros tanta villanía. Importa poco que hayamos de poner en peligro la riqueza, la salud, la vida; á todo trance hemos de salvar la patria del peligro, á todo trance hemos de salvarla de su ruina».

Adelante, en pie, nobiscum Deus.

Gracias, Daniel Marín Arribas

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Javier Navascués Pérez

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