junio 2019

(Agencia SIC) Motivado por la escasez de vocaciones, la avanzada edad de las hermanas y por las nuevas disposiciones de la instrucción «Cor Orans», que establece un mínimo de miembros en las comunidades de vida contemplativa para poder mantener activa una comunidad, la Federación de las Clarisas, a la que corresponde el Monasterio de la Santa Faz, decidió que no podía continuar con la misión encomendada.

La Federación decidió enviar a las más ancianas y enfermas a las Clarisas de Elche y las otras a las Clarisas de Cieza. Esta determinación corresponde a cada Monasterio y Federación, que tiene reconocida su autonomía para tomar este tipo de disposiciones por la Santa Sede.

Mientras tanto, y durante el tiempo que fuera necesario para proveer otra comunidad de vida contemplativa, la Comunidad de las Clarisas de Algezares ha prestado  un servicio de guardia y custodia de la sagrada reliquia en el Monasterio.

Se inició entonces un periodo de búsqueda que llevó al Sr. Obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante a visitar comunidades de religiosas contemplativas en territorio nacional, con posibilidades de trasladarse a la Santa Faz. Incluso se abrió la posibilidad de encontrar alguna comunidad de Clarisas en Hispanoamérica y se desarrolló una actividad ante la Santa Sede, visitada en 2 ocasiones, que concluyera con el fin deseado: vida contemplativa en el Monasterio de la Santa Faz.

Ha sido un camino arduo y difícil en el que los 2 patronos, Ayuntamiento y Cabildo han encontrado en el Obispo, D. Jesús Murgui Soriano, un importante aliado y un apoyo decisivo, para que Santa Faz siguiese siendo lo que siempre fue: Monasterio y Santuario.

Al final podemos trasladarles con alegría que el deseo se ha hecho realidad con la noticia que hoy les comunicamos: la comunidad de las Monjas Canónigas Lateranenses de San Agustín, conocidas en Alicante con el cariñoso apelativo de «las Monjas de la Sangre», que tienen su sede en el Monasterio de la Preciosísima Sangre, se trasladan desde la calle Monjas 1, de Alicante, al Monasterio de la Santa Faz, para tomar el relevo de las Clarisas en la guardia y custodia del Sagrado Lienzo.

Con la marcha de las Clarisas, y con el traslado de las Hermanas de la Sangre, quedan, pues, iniciados 2 trámites administrativos que aún tienen un recorrido que debe ser sancionado por Roma. Por un lado, la aceptación de la supresión de la Comunidad de Clarisas del Monasterio de la Santa Faz, que ellas mismas ya solicitaron. Por otro la autorización del traslado de la Comunidad de las Monjas Canónigas Regulares Lateranenses de San Agustín al Monasterio de la Santa Faz. Aunque ambos procedimientos no han concluido, la autorización es ya efectiva. Por ello se procede, con el acuerdo de Roma, el de las Clarisas y el de las Canonesas, a iniciar el traslado de estas últimas al Monasterio de la Santa Faz.

Todo este proceso en el intercambio de responsabilidades entre las 2 comunidades tendra 2 momentos importantes:

Eucaristía de Acción de gracias y despedida de la Comunidad de las Clarisas. Domingo 30 de Junio, a las 12:00 horas.

Es de agradecer la presencia, durante 500 años entre nosotros y su amor y devoción a la Santa Faz. Por otro lado no es de desdeñar el esfuerzo que la comunidad de las Verónicas de Algezares ha prestado en este tiempo de ausencia de una comunidad estable. Han pedido despedirse de la ciudad y de los devotos de la Santa Faz, como modo de agradecer el buen trato y cariño que se les ha mostrado en este tiempo. Por ello nos invitan a este acto que tendrá lugar en el Santuario del Monasterio.

Eucaristía de Acción de Gracias y Acogida a la Comunidad de Monjas Canónigas Regulares Lateranenses de San Agustín.  En fecha aún por determinar.

Estas monjas, que llevan en la ciudad de Alicante 400 años, y cuya presencia fue promovida por los Cabildos Eclesiástico y Municipal, pasarían a ser, las encargadas de la guardia y custodia de la Santa Faz.

Queremos expresar públicamente nuestra gratitud:

Al Sr. Obispo, D. Jesús Murgui Soriano por su incansable labor y trabajo en la búsqueda de vida contemplativa para Santa Faz.

Al Ayuntamiento, por la confianza que ha depositado en el Cabildo Concatedral de San Nicolás. Hemos notado su apoyo permanente en la gestión que como patrono el Cabildo debía desarrollar y por la que hoy nos felicitamos.

A la Federación de la Inmaculada Concepción de las Hermanas Clarisas, que nos  ha acompañado en  todo el proceso que  ha conducido a esta solución. De manera singular a la comunidad de Clarisas Las Verónicas, de Algezares, que han llenado un vacío importante aportando una colaboración digna de ser agradecida.

A la Comunidad de Monjas Canónigas Regulares Lateranenses de San Agustín, que se han mostrado dispuestas, con generosidad, a trasladarse al Monasterio de la Santa Faz, para seguir prestando un servicio de amor y entrega por la ciudad de Alicante, ante el Divino Rostro.

A todos los alicantinos y devotos de la Santa Faz, que han sabido entender el trabajo callado y efectivo de búsqueda de vida contemplativa, que desde el Cabildo y la Diócesis se ha venido desarrollando hasta concluir con éxito este proceso: Conseguir que Santa Faz siga siendo lo que siempre fue: Santuario y Monasterio.

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(AsiaNews) Una «pequeña grey bendecida por la sangre y por las lágrimas de millones de mártires» de las persecuciones soviéticas: así Mons. Tomash Peta, arzobispo de Nur-Sultan (nuevo nombre de Astana), describe a la iglesia católica de Kazajistán. A AsiaNews él delinea las características principales de una iglesia joven, compuesta por cerca de 150 mil fieles. Una Iglesia «pequeña en número», pero vivaz, activa, internacional y con una fuerte adoración a María. Una Iglesia  que todavía reza en ruso, si bien la lengua oficial sea el kazajo. «Este año hemos publicado el primer libro religioso en kazajo. La esperanza- afirma- es lograr traducir el misal antes de fin de año de 2019».

Mons. Peta es el pastor de la arquidiócesis de S. María de Nur-Sultan. Él explica detalladamente la subdivisión de la Iglesia nacional, que volvió a la libertad después de la disolución de la unión soviética. En 2003 fue creada la Conferencia episcopal de Kazajistán, compuesta por las diócesis de Nur- Sultan, Karagandá (regida por Mons. Dell´Oro) y de la Santísima Trinidad de Almaty (guiada por Mons. José Luis Mumbiela Sierra); además están las administraciones apostólicas de Atyrau (regida por el p.  Dariusz Buras) y la de los católicos de rito bizantino de Kazajistán y Asia Central (guiada por el p. Vasyl Hovera).

El país goza de libertad religiosa: «Podemos construir iglesias, capillas y monasterios. Invitamos a sacerdotes de todo el mundo. Por el momento, en el territorio residen religiosos de 20 nacionalidades, con un total de 120 sacerdotes y 130 religiosas. La Iglesia católica está reconocida gracias a un Acuerdo (una especie de Concordato) entre la Santa Sede y la República de Kazajistán. En la capital hay también un Nunciatura apostólica, regida por el arzobispo indio Francis Assisi Chullikatt».

Kazajistán es el noveno país más grande en el mundo, con una población de 18 millones de habitantes. El arzobispo reporta que el 70% profesa el islam y el 20% es cristiano ortodoxo ruso. Existe también una pequeña comunidad de luteranos y muchos grupos protestantes. La composición demográfica «de las estepas kazajas fue marcada por las deportaciones forzadas de los años 30 y 40. Por esto, después de la independencia obtenida en 1991, al menos 4 millones de personas emigraron. De éstas, también 500 mil católicos».

La Iglesia Católica fue marcada por un evento importante: «La visita pastoral del Papa Juan Pablo II en 2001 (22-25 septiembre). Ésta se realizó hace 11 años de los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York. El viaje mostró al mundo una Iglesia viva: en la misa celebrada en Astana había 40 mil personas. Sin exagerar, puedo afirmar que la visita papal abrió un nuevo capítulo en la historia de nuestra Iglesia. Desde aquel momento, cada 3 años se tiene en la capital un Congreso de representantes religiosos de todos los credos».

El viaje del pontífice fue también la ocasión para elevar a santuario nacional el Santuario mariano de Nuestra Señora Reina de la paz, en el pueblo de Ozyornoye. Aquí, «junto a la gran Cruz erigida en la cima de la colina, desde 1999 se realiza un encuentro de jóvenes. El encuentro es muy importante porque les ofrece la oportunidad de profundizar la fe cristiana y reflexionar sobre el propio futuro, sobre el matrimonio y la familia». En la cruz está escrito, en recuerdo de las víctimas de la represión comunista: «A Dios- honor. A los hombres- paz. A los mártires- el Reino de los cielos. Al pueblo de Kazajistán-gratitud».

Desde 2014 el pueblo de Ozyornoye, hospeda también un altar para la adoración, de nombre «La estrella de Kazajistán». Éste refleja una de las características principales de la comunidad católica: la fuerte adoración eucarística y en particular el culto a María. Mons. Peta reporta: iglesias, sacerdotes y sacramentos, los católicos han creado una especie de octavo sacramento: el rezo del Rosario. El motivo es que la única cosa que ellos podían hacer durante las persecuciones, era bautizar a los propios hijos y rezar el Rosario. En algún modo, el Rosario sustituyó la falta de pastores. Concluye, «Kazajistán es un país bendito, quizás gracias a aquella sangre y aquellas lágrimas de millones de mártires. Agradecemos al Señor y miramos al futuro con esperanza».

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(AciPrensa/InfoCatólica) Los actos comenzaron con la celebración de una Misa presidida por el Cardenal Carlos Osoro, Arzobispo de Madrid, presidida por el Cardenal Carlos Osoro, Arzobispo de Madrid, junto con Mons. Ginés García Beltrán, Obispo de Getafe; el Nuncio de la Santa Sede en España, Mons. Renzo Frattini; el Arzobispo de Toledo y Primado de España, Mons. Braulio Rodríguez Plaza, y otros 20 obispos.

Mons. Ginés García Beltrán agradeció la numerosa presencia de fieles y recordó que durante este año jubilar que la Santa Sede concedió a la Diócesis de Getafe con motivo del centenario de la consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús «un verdadero rio de gracia se está derramando en este lugar» y destacó que han sido «miles» los peregrinos que se han acercado hasta el santuario del Cerro de los Ángeles «buscando el encuentro con el Señor».

«La imagen del Corazón de Jesús abre los brazos para acoger a todos, el abrazo del amor de Dios a la humanidad, creada a imagen de Dios pero herida del pecado», aseguró el Obispo de Getafe.

«La celebración de este año jubilar es la invitación de seguir transmitiendo a los niños y jóvenes el amor y devoción al Sagrado Corazón de Jesús, enseñarles que hay alguien que los ama mas allá de sus pecados o debilidades, es darles la llave de la dicha y la felicidad», afirmó Mons. García Beltrán.

También aseguró que la renovación de la consagración un «acto de confianza» que es «volver a decir desde lo más profundo de nuestro ser: ‘Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío’».

Al comienzo de la eucaristía, el nuncio Renzo Fratini leyó la carta enviada por el Papa a través del secretario de Estado, Pietro Parolin. En ella, Francisco animó a los presentes a ser «testigos» del Evangelio «de modo que sea conocido y amado para reinar en los corazones de los hombres, en los hogares y distintos lugares de la sociedad».

Celebración de la Misa

En su homilía mons. Carlos Osoro ha dicho que en el Señor podemos encontrar, como el Salmo expresaba, plenitud, dirección, consejo, seguridad, la alegría de que Dios no nos entrega a la muerte, nos infunde vida. Igualmente, en el corazón de Cristo está la realidad de Dios que nos muestra la verdad y la realidad del hombre que no negocia con la verdad

El cardenal aseguró: «Este Pueblo que camina en España quiere renovar y consagrarse y consagrar a España una vez más al Corazón de Jesús. Somos el Pueblo de Dios que vive entre el pueblo que camina en España, sentimos el gozo de sabernos hermanos de todos los hombres», comenzó señalado Osoro, que admitió que hoy «que ser pueblo no coincide con ser todos miembros del Pueblo de Dios».

Y aunque hizo una reivindicación para «hace memoria de una historia muy grande», advirtió de la tentación de quedarse en un «anteayer» y propuso que ese recuerdo abarcara muchos siglos, pues «ser pueblo es habitar un espacio juntos, saber que se nos convoca a cuidarnos unos de los otros, que todos son dignos de nuestra amabilidad y afecto» y «quienes creemos en Jesucristo sabemos que no somos fieles a Dios si nos desentendemos de nuestros hermanos»

«Al renovar el centenario de la consagración de España al Corazón de Jesús, asumimos la misión que el Señor ha dado a la Iglesia de hacer presente su rostro y tomamos a todos los que viven en España sin excepción».

Mons. Osoro concretó en tres preguntas y tres compromisos el mensaje de la Palabra de Dios en el contexto de la celebración:

Quien es mi projimo: Nos lleva al compromiso de vivir con corazon grande como les pidió a Elias y Eliseo; Dios les pidió dejarlo todo y ponerse al servicio del prójimo con solo el amor y la fuerza de Dios. La respuesta de ambos fue inmediata. Qué corazón tiene Jesús, que siendo Dios se hace nuestro hermano. El nos dice que tengamos un corazón con las medidas de su corazón. Hemos de hacernos prójimo, tomar al otro como hermano, como prójimo, como semejante, no como fin. Como hizo el buen samaritano, nos enseña que es el prójimo, el que llega a cargar al otro al hombro.

Como mostrar su amor: El amor hay que mostrarlo cara a cara, en el juicio final se nos muestra quiénes son los bienaventurados. Si por una parte San pablo nos dice que para vivir en libertad nos ha liberado Cristo, por otra parte, también nos anima a vivir haciéndonos esclavos unos de otros por amor. Y cómo: viviendo el compromiso en favor de nuestros prójimos, en especial de los más necesitados, en instituciones, congregaciones, fundaciones, perdurables, permanentes. Para perdurar en el compromiso de dar de comer al hambriento, curar al enfermo, enseñar al que no sabe; es necesario el amor de Dios; no es cuestión de ideas, sino de corazón. Y de nuevo hizo un llamamiento a los católicos para hacer «posible que el amor vivido hacia los otros se institucionalice en obras que muestren ese amor».

Como ser testigos del amor más grande: el cardenal subrayó la decisión final de Jesús de ir a Jerusalén a mostrarse y entregarse afrontar la humillación, el juicio y la Cruz. En las rupturas y enfrentamientos hay que dar amor incondicional, es preciso entrar en los caminos por donde transitan los hombres, debemos amar incluso cuando haya situaciones difíciles. Jesús ha venido a convocar una gran familia, frena la venganza de Santiago y Juan; varias personas le dicen te seguiré, el Señor les dice sígueme y les muestra que es un camino de amor incondicional, nuevo, de futuro.

Concluyó su su homilía con esta invitación: «Sagrado Corazón de Jesús, en ti ponemos nuestra vida y la de España en tu Corazón. Cuídanos, haznos hermanos que sintamos la necesidad de decirnos perdón y de perdonar».

Renovación de la Consagración

Después de la oración final, mons. José Rico Pavés, obispo de Getafe, ha colocado el Santísimo Sacramento en la custodia para su exposición y adoración. A continuación el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro y el arzobispo de Toledo y cardenal primado de España Braulio Rodríguez, rezaron, junto con todos los reunidos en la explanada del Cerro de los Ángeles, la oración de Consagración. Tras lo cual se dió la bendición con el Santísimo y la despedida a los fieles.

La renovación de la Consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús y la celebración de un Año Jubilar para la diócesis de Getafe (España) tiene su origen el primer centenario de la consagración de España que realizó el 30 de mayo de 1919 el Rey Alfonso XIII en el Cerro de los Ángeles donde se encuentra el santuario del Sagrado Corazón de Jesús.

Con motivo de este centenario, la Santa Sede concedió a la Diócesis de Getafe un Año Jubilar que comenzó el 2 de diciembre de 2018 y que culminará el 24 de noviembre

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(AciPrensa/InfoCatólica) Hace 100 años, el 30 de junio de 1919, el Cerro de los Ángeles de Getafe se encontraba abarrotado de gente. Habían llegado católicos de todo el país en coche, trenes, carros y caballos para ver cómo el rey Alfonso XIII, pronunciaba la oración por la que consagraba al España al Sagrado Corazón de Jesús al pie del monumento que se levantó en su honor.

Un siglo después, más de 10.000 personas se congregarán de nuevo en el Cerro de los Ángeles para asistir al acto de renovación de la Consagración de España al Sagrado Corazón. A eso de las siete de la mañana se tiene previsto que comiencen a llegar los grupos organizados a la explanada. La Misa solemne comenzará a las 10:00 y será presidida por el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro junto al obispo de la diócesis de Getafe, Ginés García Beltrán. Alrededor de las 11.30 horas tendrá lugar la renovación del Acto de Consagración.

Este será el acto central del Año Jubilar que comenzó en la Diócesis de Getafe el pasado 2 de diciembre y que se prolongará hasta el próximo 24 de noviembre. Aunque las diversas diócesis de España han organizado sus propios actos, el más multitudinario será el de hoy en el Cerro de los Ángeles.

La Vigilia de oración y adoración

Ayer sábado llegaron por la mañana los primeros grupos de peregrinos para participar en el Júbileo de los Jóvenes y asistir a la posterior Eucaristía.

Mons. Manuel Ureña, Obispo Emérito de la Arquidiócesis de Zaragoza, presidió la Misa junto a una veintena de sacerdotes. Durante la homilía, el Prelado aseguró que «la diócesis de Getafe, el Cerro de los Ángeles en el que nos encontramos, se llena de alegría al mirar 100 años atrás en aquel tiempo de gracia en el que España fue consagrada al Sagrado Corazón de Jesús».

Mons. Ureña explicó que desde siempre la humanidad ha buscado «el amor, porque somos seres humanos creados por Dios a imagen y semejanza y llamados a amar».

«El pan que nos sacia existe pero no lo podemos producir, sino que nos viene como un regalo de Dios. El agua que apaga nuestra sed, no la podemos encontrar nosotros, en una palabra, la pasión por la verdad y la vida tampoco nosotros tenemos la clave de ello, pero lo recibimos de Dios porque Dios se ha apiadado de nosotros», aseguró.

Por eso, el Obispo recordó que «hoy celebramos al Sagrado Corazón de Jesús. Dios ha querido calmar nuestra sed y saciar nuestra hambre, dándonos el agua de la vida, la Verdad, el pan que calma nuestra hambre y el agua que calma nuestra sed en su hijo Jesús, encarnado, hecho hombre, semejante a nosotros, excepto en el pecado. En Él nos lo ha dado todo».

También subrayó que «el amor de Dios se ha concentrado en el corazón de Cristo» y al abrirse el corazón de Cristo «hemos encontrado el amor de Dios, el amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo concentrado y significados en la sangre de Cristo».

Por eso animó a no regirnos por los deseos de nuestro corazón porque «es finito, contingente, y además está bajo la acción del pecado» y «necesita ser regenerado, cambiado».

Mons. Ureña explicó que es el corazón de Jesús donde se encuentra «la medicina necesaria para regenerar y cambiar totalmente nuestro corazón, hasta el punto de convertirlo en un vergel».

«Queremos cambiar nuestro corazón, queremos ser buenos, eso no nos falta. Queremos que se obre la transformación de la humanidad, que los tesoros del corazón de Cristo pueblen el interior de nuestros corazones a fin de que cambien nuestra sociedad», aseguró.

Pero alertó del riesgo de tener «la pretensión de cambiar por nuestras propias fuerzas nuestro corazón». Sino que este cambio sólo será posible si «rasgamos las entrañas de nuestro corazón y el agua que emana del costado sangrante de Cristo y penetra en nuestro interior y riega nuestras entrañas». Por eso animó a abrir nuestro corazón «y nos dejemos llenar por los tesoros que esconde el corazón de Cristo».

«Consagremos nuestro corazón al corazón de Cristo y prometámosle que queremos que se limpie nuestro corazón y digámosle a Cristo que venga a nosotros y cambie nuestro corazón», afirmó el Prelado.

También pidió «que el Señor, por la acción del Espíritu Santo cambie nuestro ser social, toda nuestra vida fin de que nosotros, con un corazón nuevo y poblándose el corazón con el amor del corazón de Cristo, podamos salir al encuentro de nuestros hermanos y practicar la caridad y el amor con ellos».

«El mundo nos necesita, la sociedad necesita a los cristianos, pero a los cristianos santos, buenos, cambiados, llenos su corazón de la savia de la vida del Corazón del Señor, del vino maravilloso, de aquello que se esconde y late en el corazón de Cristo. Abramos nuestro corazón y dejemos que nuestro corazón sea invadido por el amor del Señor», aseguró.

Al término de la Misa, Mons. Ureña recordó que se celebra también la festividad de San Pedro y San Pablo y pidió rezar por el Papa Francisco.

Mons. Ureña dejó el Santísimo Sacramento expuesto en el altar de la explanada del Cerro de los Ángeles para su adoración. Se realizaron turnos hasta las 4 de la madrugada, organizados de manera especial por la Adoración Nocturna.

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Algo en común llevan todos –o la gran mayoría– de los escritos de los papas del s. xx: la llamada insistente y ardorosa de volver a Cristo. Entre todos sobresale especialmente la Miserentissimus Redemptor de Pío XI. En medio de las dos guerras mundiales, cuando el hombre soñaba con instaurar la paz por medio de su diplomacia o la fuerza militar, el Papa señala un camino del todo distinto: el amor reparador a Cristo, tal cual lo pidió Él mismo en Paray-le-Monial. Hoy queremos recordar esta famosa encíclica para renovar en nuestros corazones la llamada de los pontífices y profundizar en el concepto de reparación, especialmente en su relación con la consagración al Sagrado Corazón.

Primero definiremos la consagración, luego la reparación para terminar relacionando ambas según la doctrina de la Miserentissimus Redemptor.

Consagración

Cuentan que un famoso médico logró llegar hasta el Padre Pío para mostrarle su tesis doctoral de investigación científica. «Este es el mayor fruto de mi vida, la obra a la que he consagrado todos mis esfuerzos». El Padre Pío le miró y le reprochó, gritándole lleno de furia: «¡esa es la obra de tu vida! ¡esa es la obra de tu vida!» Y así lo despidió.

Ese día aquel hombre descubrió que el cristiano (y todo hombre) ha sido llamado a consagrarse a una obra mucho más grande que un trabajo científico. El contraste de esta anécdota es la consagración al Sagrado Corazón; la dedicación más preciosa y fructuosa que puede hacer el hombre.

La consagración al Sagrado Corazón es aquel acto en el que la persona se ofrece de manera firme y estable por amor al mismo amor de Jesús y a su obra salvadora.

No se equivocaba quien la comparaba al canapé en la bandeja dispuesto a ser alimento del comensal. La vida queda dedicada y orientada establemente al amor de Cristo, del cual el Sagrado Corazón es símbolo excelente. No queda sacralizada como la vida consagrada pero sí dirigida en todos sus actos al Señor: sello de pertenencia al Señor, que ha de ir renovándose y actualizándose en el tiempo. Como dice la Miserentissimus Redemptor: «la piadosa y memorable consagración con que nos ofrecemos al Corazón divino de Jesús, con todas nuestras cosas, reconociéndolas como recibidas de la eterna bondad de Dios» (n. 4).

Todo lo cual no sólo se aplica a la persona singular sino también a todo lo humano que deriva de ella y le sirve a su fi n sobrenatural: familia, sociedades intermedias, estado etc. Por eso el papa León XIII consagró la humanidad entera al Sagrado Corazón y muchísimas autoridades sensatas han seguido su huella consagrando las instituciones que están bajo su mando.

La reparación

Si lo primero y principal de la consagración es que al amor del Creador responda el amor de la criatura, se sigue espontáneamente otro deber: el de compensar las injurias de algún modo inferidas al amor increado» (MR n. 5). A la consagración sigue la reparación, pero antes de ver la relación entre ambas debemos definir qué quiere decir reparación.

La reparación de Cristo y nuestra reparación

El acto reparador por antonomasia lo realizó Cristo en la cruz y se renueva en cada misa. El pecado del hombre ofende la majestad infinita de Dios, por eso dice el Catecismo sobre el pecado original: «En este pecado, el hombre se prefirió a sí mismo en lugar de Dios, y por ello despreció a Dios: hizo elección de sí mismo contra Dios, contra las exigencias de su estado de criatura y, por tanto, contra su propio bien». Realmente todo pecado es un acto u omisión por el que nos alejamos de Dios y nos convertimos a las creaturas atentando contra la llamada del Creador. Por lo mismo, aunque sólo puede pecar una creatura libre como el hombre o los ángeles, sólo lo puede sanar Dios mismo, pues supone una ofensa a su infinita dignidad.

La Trinidad no nos abandonó en el drama del pecado.

Decidió libremente la salvación de los hombres a través del camino de la encarnación y la cruz. La sabiduría de Dios envió al Hijo para que haciéndose uno con los hombres en la naturaleza fuera capaz de ofrecer un sacrificio digno del perdón, y así: «Aquel que no conoció pecado, Dios lo hizo pecado por nosotros a fin de que en Él nosotros llegásemos a ser justicia delante de Dios» (2 Cor 5, 21)

Respecto al acto reparador de Cristo, la Iglesia advierte un doble error: el de Pelagio y el de Lutero. Pelagio interpretó la cruz como un bonito ejemplo para alcanzar por las propias fuerzas naturales la virtud y la justicia; como si el hombre por sí mismo pudiera merecer ante Dios. Pero san Pablo nos dice otra cosa: «todos pecaron y están privados de la gloria de Dios y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús» (Rom 3, 22-24). La redención se realiza por los méritos de Cristo (especialmente en la cruz) no por las fuerzas humanas.

Lutero, por otra parte, interpretó la cruz como el lugar maldito en el que Dios hizo justicia descargando su ira sobre el Hijo. El esquema es de sustitución: en vez de los hombres, muere el Hijo en su naturaleza humana para calmar la ira del Padre; así merece para la humanidad la no imputación» de la culpa del pecado.

Desde esta mirada, cruz quiere decir maldición y no debe ser ni aceptada ni menos abrazada; la Iglesia no participa –ni debe participar– del misterio de la cruz. Pero san Pablo también sale al paso de este error en la misma Carta a los Romanos: «fuimos, pues, con Él sepultados por el bautismo en la muerte, a fi de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva» (Rom 6, 4).

La comprensión profunda de la cruz supone sin duda entender que de ella nos viene la justicia, sin embargo, no en la línea de la «sustitución legal» sino del «sacrificio vicario solidario» ¿Qué quiere decir este concepto? Un sacrifio es un acto de culto a Dios, una ofrenda para Dios que conlleva una víctima en orden a satisfacer por los pecados del mundo y restaurar las relaciones entre Dios y los hombres.

Se dice vicario porque la Víctima es el Cordero inmaculado que carga con los pecados de los hombres y merece para ellos ante el Padre. Solidario, por último, porque no excluye del sacrificio, sino que por misericordia llama a la Iglesia a participar en su acto de justicia y amor. La cruz es signo inequívoco de que Dios «nos amó primero» y también de que nos une a la construcción de su Reino en el ofrecimiento junto a Él en amor y en justicia. No es que el cuerpo agregue algo al acto de Cristo, sino que en virtud de la vida nueva recibida en el bautismo «completa en su carne lo que falta a la pasión de Cristo»; es decir: se hace un nuevo Cristo (cf. MR 7).

A esta participación del hombre en el misterio de la cruz la llamamos reparación. El movimiento natural que brota del don del Padre: el corazón nuevo, justificado y lleno de su gracia. La marca del carácter y la gracia bautismal nos introducen en el cuerpo de Cristo e infunden en nosotros el mismo amor de la Cabeza, el Espíritu Santo. El Espíritu Santo «infl ama nuestros corazones en las ansias redentoras del Corazón de Cristo», cumpliendo así el doble deber de justicia y amor que mueve a la reparación: justicia por la expiación de nuestros pecados («por mis pecados Cristo va a la cruz»), amor por la unión a la expiación de los pecados del mundo. (cf. MR 5)

La cruz no es para el cristiano lugar de maldición sino lugar de la mayor bendición: donde se realiza en esta vida la íntima unión de amor con Dios, aquello que permite que «ofrezcamos de veras nuestras personas y obras en unión con Él por la redención del mundo» (ofrecimiento de obras).

Reparar a Cristo

El Papa no sólo se refi ere a la participación en el misterio de la cruz sino, como es lógico y casi evidente, a la unión con el mismo Cristo, recordando la insistente invitación de amor del Señor en Paray-le-Monial.

Pero no se trata de lamentación forzosa y lastimera sino de acompañar al Maestro en el drama de su sacrificio. El alma reparadora no tanto se compadece como padece-con Cristo, lo cual significa sencillamente contemplar y adentrarse en el misterio del dolor y desgarro de la noche de Getsemaní, donde se manifestó especialmente la sed de Jesús por las almas. Al mismo tiempo el alma reparadora entiende que de una manera distinta y misteriosa este deseo de almas permanece vivo en Cristo Resucitado. En quien, por cierto, no hay dolor ni sufrimiento, pero sí «ansias redentoras». Ansias de las que participan los santos; por eso santa Teresita decía sin problemas que pasaría su Cielo haciendo bien en la tierra. La reparación se hace consuelo para el Corazón de Cristo y junto con cumplir la exigencia de la justicia se abre al amor y a la unión afectiva.

Como dice Pío XI estamos obligados a reparar por «justicia, en cuanto a la expiación de la ofensa hecha a Dios por nuestras culpas y en cuanto a la reintegración del orden violado; por amor, en cuanto a padecer con Cristo paciente y «saturado de oprobio» y, según nuestra pobreza, ofrecerle algún consuelo» (n. 5).

Síntesis: la reparación, alma de la consagración

Se sigue espontáneamente otro deber». Es decir, la reparación surge como el movimiento natural de la consagración al Sagrado Corazón; y además constituye el principio vital que la anima y la consuma. Si la consagración es como el abrazo a Cristo, la reparación es el corazón con el que se abraza. Porque todo abrazo necesita de un corazón que quiera abrazar, sino será falso y engañoso; sin olvidar que el mismo abrazo mueve también a más amor (sea en quien ya ama o en otro que mira el abrazo desde la distancia).

La reparación es la misma consagración hecha vida por el amor; por ella las potencias afectivas y espirituales del hombre se unifi can en la entrega primera de la consagración, para que todas obren al unísono con el obrar reparador del Corazón de Cristo.

¡No olvidemos el deber de sentir con el Corazón de Cristo! La reparación responde perfectamente a la consagración al Sagrado Corazón porque precisamente esta consagración tiene por objeto el amor de Dios en Cristo y la reparación el amor en acto, es unión afectiva y espiritual.

Un paso más: la verdadera reparación obtenida

¿Por qué el Papa al comienzo de la encíclica dice que en la consagración del mundo de León XIII del año 1899 presentía (como se presiente el árbol en la semilla) la plenitud del Reino de Cristo? Sin referirse explícitamente a esta cita Juan Pablo II nos da la respuesta en su homilía de Paray-le-Monial: «De este modo–y ésta es la verdadera reparación que pide el Corazón del Salvador–, sobre las ruinas acumuladas por el odio y la violencia, podrá ser construida la tan deseada civilización del amor, el Reino del Corazón de Cristo».

Así como nuestras consagraciones personales y familiares están llamadas a conformar un corazón reparador que siente con los sentimientos del Salvador, así también el mundo entero consagrado ya al Sagrado Corazón está llamado a unirse al acto reparador de Cristo, a consolar a su Rey sirviéndole y, en definitiva, a hacer viva su consagración en todas sus estructuras e instituciones (al presente tantas veces al servicio del pecado). La encíclica deja ver esta esperanza del Pontífice, que hoy nos alienta también a nosotros en medio de las difíciles luchas por extender el Reino de Dios en medio de un mundo apóstata.

Conclusión

Finalmente, después de mirar a la Virgen (maestra de la entrega sincera y completa), el Papa hace práctica y concreta su enseñanza doctrinal con una pequeña oración reparadora.

«Entre tanto, como reparación del honor divino conculcado, te presentamos, acompañándola con las expiaciones de tu Madre, la Virgen, de todos los santos y de los fi eles piadosos, aquella satisfacción que tú mismo ofreciste un día en la cruz al Padre, y que renuevas todos los días en los altares» (MR n. 15).

La reparación se hace vida en actos concretos de amor, especialmente la misa y la adoración al Santísimo, que nos introducen de lleno en el mismo acto reparador de Cristo, también en la oración y trabajos cotidianos, en el amor al prójimo y en todo acto unido al acto reparador de Cristo por el amor sobrenatural.

Publicado en Revista CRISTIANDAD, mayo 2019.

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Con inmensa alegría cristiana vemos cómo se preparan autobuses para acudir a la celebración en el Cerro de los Ángeles, cómo se renuevan campañas de consagración de las familias aprovechando la efeméride, y cómo se está volviendo a recordar las enseñanzas de la Iglesia acerca de esta saludable devoción que es la «síntesis misma del Evangelio».

Sí. Esperamos que de esta celebración y de esta renovación de la Consagración al Corazón de Jesús, broten innumerables bienes para toda nuestra patria, sus instituciones, su Iglesia, sus familias y para todos nosotros.

Pero a la vez asistimos, casi con perplejidad, a la necesidad de explicar y justificar dicho acto ante diversos sectores de la sociedad, entre nuestros mismos hermanos bautizados, e incluso en ambientes eclesiales que no entienden ni comparten su celebración, e incluso en ocasiones se muestran totalmente hostiles hacia ella.

Los argumentos que se utilizan en esta oposición son variopintos y los más son de oportunidad, conveniencia y prudencia social o política pero que en todo caso nos abocan a tener que justificar una verdad casi tautológica de nuestra fe, la primacía de Dios, que muchas veces por falta de formación y otras por falta de vigor o por falta de valentía, no somos capaces de afirmar de manera convincente y atractiva ante nuestros hermanos.

Porque la celebración de las consagraciones públicas incide directamente, no en una parte u otra de nuestra fe, sino en el núcleo principal de ella.

Incide directamente en los dos mandamientos que «cierran» la ley de Dios «Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo». Es una manifestación del amor a Dios y de la virtud de la religión y es un deber de caridad para todos nuestros hermanos.

En este artículo intentaremos justificar esta afirmación, no con nuestros argumentos sino con los argumentos de la doctrina de la encíclica Annum Sacrum y con los argumentos que ya anteriormente se han publicado en esta revista, en artículos de Francisco Canals «Sentido y alcance de la consagración pública al Corazón de Jesús y su actualidad» Cristiandad 716-717 y D. José Mª Petit 2. «El reinado de Cristo en una sociedad secularizada» Cristiandad 988 e intentaremos salir al paso de alguno de los argumentos que se están esgrimiendo contra dicho acto.

¿Por qué consagraciones públicas de las instituciones?

La «consagración» es algo inherente a nuestra fe, de hecho, en el momento en que accedemos a ella por el bautismo todas las personas somos consagradas a Dios. El hecho del bautismo nos «dedica» a Dios, nos hace templos del Espíritu Santo. Desde ese momento estamos llamados a «glorificar a Dios con nuestra vida» porque ese es el fin de aquello que ha sido consagrado.

Estudiábamos de memoria en el catecismo «¿Para qué ha creado Dios al hombre?» Y recitábamos: «Para adorarle, servirle, darle gracias aquí en la tierra y ser felices con Él en el Cielo».

La consagración supone dos reconocimientos, el primero el de la soberanía de Dios, por lo que exige de nosotros poner todo nuestro ser, lo que somos y tenemos, al servicio de nuestro Dios, para que disponga de ello a su voluntad. Como decimos cada día en la Santa Misa «te ofrecemos de los mismos dones que nos has dado». Él, que nos ha dado todo, está encantado de que se lo ofrezcamos y se lo pongamos a su disposición.

Y el segundo, el de nuestra dedicación a Dios, «tuyos somos y tuyos queremos ser». Nos recuerda las palabras del mismo Cristo: «Aquel que me confesare delante de los hombres, también yo le confesaré ante mi Padre que está en los Cielos».

Ahora bien, siendo esto así en toda la historia de nuestra Iglesia se manifiesta especialmente a partir de las apariciones de Paray-le-Monial y la extensión de la devoción al Sagrado Corazón.

La idea de consagración al Corazón de Jesús nace en la fuente misma de las apariciones de Paray- le-Monial, en las revelaciones de santa Margarita María de Alacoque, allí se habla del ruego del Señor que invita a las almas a consagrarse a Él; en un primer momento es una invitación personal, consagración íntima corazón a corazón. Pero ya la misma santa Margarita va dando testimonio de lo que le revela el Señor y aparece la idea de la consagración de las familias, a la que se vinculan tantos bienes para ellas, y posteriormente aparece ya la petición de consagrar el reino de Francia, como tardíamente quiso hacer, prisionero en el Temple, Luis XVI.

Y esto es así, no porque sea una «moda temporal» o «histórica» que responda a situaciones sociales concretas, sino porque es un acto central de nuestra fe, y en la Iglesia católica se proclaman las verdades más expresamente cuanto más expresamente son combatidas.

Por eso, no busque nadie actos de consagración como los actuales en los reinos medievales de la Cristiandad, porque en aquella época vivir consagrados a Cristo era el hecho constitutivo de la sociedad, era el ser mismo de la institución social que dio lugar a ese hermoso edificio que se conoció como «Cristiandad», aquella armonía entre la filosofía y el Evangelio, que en gran medida todavía mantiene nuestros edificios sociales con vida.

Los reyes no necesitaban hacer actos de consagración pública, porque eran consagrados ante Dios, las leyes proclamaban su sometimiento pleno a la ley de Dios proclamada por la Iglesia; las instituciones, el matrimonio, la guerra, la paz, las treguas, los acuerdos entre los reyes, los contratos y los convenios, la vida y la muerte se hacían bajo el signo indeleble de la cruz de Cristo. En la abadía de Westminster, dónde se coronaba a los reyes ingleses, están inscritas las palabras del Apocalipsis «los reinos de este mundo han venido a ser de Nuestro Señor y de su Cristo», y todavía nos admiran las representaciones de Nuestro Señor en la cruz como «Cristo Majestad» o como «Pantocrator», juzgador de este mundo. En definitiva, esta realeza de Cristo es la que configuraba al pueblo como cristiano. Este es el sentido fuerte y propio de la expresión «Pueblo de Dios».

Pero llegaron los tiempos en que el laicismo pretendió separar las sociedades y los individuos de su Creador y que, basados en perversas doctrinas, se proclamaba públicamente «no queremos que ESTE reine sobre nosotros», «primero comenzó a negarse la soberanía de Cristo sobre todas las gentes, negóse lo que brota del mismo derecho de Cristo, es decir, el derecho de la Iglesia de enseñar al género humano, de dar leyes, de regir los pueblos que han de ser llevados a la eterna felicidad. Se puso la religión de Cristo al nivel de cualquier religión falsa y se la sometió al poder civil y se la expuso al capricho de los soberanos políticos y de los poderes de los estados.

Después se llegó a concebir que las naciones podían pasarse sin Dios y que podían basar su religión (laica, cívica, ciudadana) en la impiedad y desprecio de Dios» por eso con cuanto más indigno silencio se omite el nombre de nuestro Redentor en las asambleas internacionales y en los parlamentos, tanto más alto conviene que se proclame y que se afirmen más extensamente los derechos de la realeza y poder de Cristo (Quas primas). Así que a partir de ese momento van surgiendo espontáneamente miles de consagraciones de individuos, familias, sociedades, reinos y estados, surge la consagración de la Iglesia y la consagración del mundo entero, realizada por el papa León XIII para proclamar «tanto más alto» que nosotros sí queremos que ESTE reine sobre nosotros.

¿Qué fines se consiguen con tales actos?

Podríamos decir que son tres los fines que se consiguen con las consagraciones públicas de las instituciones (el mundo, los reinos, los estados) al Corazón de Cristo.

El primero de ellos es conseguir la PAZ, ese bien mesiánico que es el fi n propio de la sociedad civil. La paz como objetivo social está, según nuestra fe, irremisiblemente unida al reconocimiento de la primacía de Nuestro Señor. En efecto, la sociedad humana, incluso para ser plenamente tal, requiere inspirarse en aquellos principios que tendrán su completo cumplimiento cuando todos los pueblos acepten que Cristo es verdadero Rey de todas las naciones.

Así, el Papa escribía en la Ubi arcano que el mundo no conocerá la paz verdadera hasta que no acepte los derechos de Dios y de su Cristo sobre las naciones.

No obstante, la paz es propiamente un bien natural y es el fin principal de la organización social, pero este bien político no puede obtenerse sin la aceptación de nuestra configuración como Reino de Cristo. Si el Príncipe de la Paz es rechazado, se apodera del mundo el Padre de la discordia. La historia entera está configurada, incluso a nivel natural, por esta realidad trascendente. Fuera del Reino de Cristo, rechazando explícitamente la «conversión» hacia nuestro Soberano Salvador, la misma sociedad humana queda herida en su más elemental constitución como pueblo: la paz queda como tarea imposible.

Efectivamente, de este proceso histórico de laicismo en la sociedad se sigue, en palabras de Pío XI, la total ruina de la paz doméstica, y así ha sido: se ha deshecho la paz en los matrimonios con el divorcio, la paz en las familias con la desarmonía de los hijos con los padres, la paz incluso en la propia persona con la ideología de género, y a esto, añadía el Papa, se sigue «el sacudimiento y la destrucción de la humana sociedad» porque al menospreciar la religión necesariamente se derrumban las columnas de la sociedad.

El segundo de los fines que se persigue con estos actos es fomentar la ESPERANZA, el cumplimiento de las dulces promesas de nuestro Salvador y Redentor.

Al reconocerle a Él, al aceptar su dominio sobre nosotros nos será permitido sanar tantas heridas, veremos renacer con toda justicia la esperanza en la antigua autoridad, los esplendores de la fe reaparecerán; las espadas caerán, las armas se escaparán de nuestras manos cuando todos los hombres acepten el imperio de Cristo y se le sometan con alegría, y cuando «toda lengua profese que el Señor Jesucristo está en la gloria de Dios Padre» (Fil 2,11).E insiste el papa León XIII en la encíclica:

«Una consagración así, aporta también a los estados la esperanza de una situación mejor, pues este acto de piedad puede establecer y fortalecer los lazos que unen naturalmente los asuntos públicos con Dios».

Y este mensaje de esperanza no es para los pueblos fieles al Señor, que no han perdido nunca «su primer amor» sino precisamente para aquellos en los que se ha enfriado la caridad, en los que «se ha erigido una especie de muro entre la Iglesia y la sociedad civil».

En la constitución y administración de los Estados no se tiene en cuenta para nada la jurisdicción sagrada y divina, y se pretende obtener que la religión no tenga ningún papel en la vida pública. Esta actitud desemboca en la pretensión de suprimir en el pueblo la ley cristiana; si les fuera posible hasta expulsarían a Dios de la misma tierra.

Precisamente es para nosotros, para esta época los bienes que se anuncian por tal fausto acontecimiento y este acto de consagración al Corazón de Cristo es como una señal del favor del Cielo, la esperanza de la victoria: «En la época en que la Iglesia, aún próxima a sus orígenes, estaba oprimida bajo el yugo de los césares, un joven emperador percibió en el cielo una cruz que anunciaba y que preparaba una magnífica y próxima victoria. Hoy, tenemos aquí otro emblema bendito y divino que se ofrece a nuestros ojos: es el Corazón sacratísimo de Jesús, sobre el que se levanta la cruz, y que brilla con un magnífico resplandor rodeado de llamas. En él debemos poner todas nuestras esperanzas; tenemos que pedirle y esperar de él la salvación de los hombres.»

¡Qué apropiado nos parece ahora el lema de esta renovación que celebramos: «sus heridas nos han curado». ¡Sólo podemos esperar la salvación de Cristo! Y sí, de Él vendrá la restauración social.

El tercero de los fines que se persiguen es el fin APOSTÓLICO, al proclamar públicamente la verdad invitamos a todos aquellos, a los alejados, a los apóstatas de hecho o de derecho y aun a los infieles, a adherirse a ella, admirar su belleza y gustar sus efectos bonísimos. Proclamaba san Pablo en su Carta a los Romanos: «¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán si no hay quien les predique? Nos urge el amor de Cristo, nos urge proclamarlo mucho, proclamarlo alto, proclamarlo a tiempo y a destiempo».

Así lo indica el Papa en la encíclica:

Pero, ¿podemos olvidar esa innumerable cantidad de hombres, sobre los que aún no ha aparecido la luz de la verdad cristiana? Nos representamos y ocupamos el lugar de aquel que vino a salvar lo que estaba perdido y que vertió su sangre para la salvación del género humano todo entero. Nos soñamos con asiduidad traer a la vida verdadera a todos esos que yacen en las sombras de la muerte; para eso Nos hemos enviado por todas partes a los mensajeros de Cristo, para instruirles. Y ahora, deplorando su triste suerte, Nos los recomendamos con toda nuestra alma y los consagramos, en cuanto depende de Nos, al Corazón sacratísimo de Jesús».

De esta manera, el acto de piedad que aconsejamos a todos, será útil a todos. Después de haberlo realizado, los que conocen y aman a Cristo Jesús, sentirán crecer su fe y su amor hacia Él. Los que, conociéndole, son remisos a seguir su ley y sus preceptos, podrán obtener y avivar en su Sagrado Corazón la llama de la caridad. Finalmente, imploramos a todos, con un esfuerzo unánime, la ayuda celestial hacia los infortunados que están sumergidos en las tinieblas de la superstición. Pediremos que Jesucristo, a quien están sometidos «en cuanto a la potencia», les someta un día «en cuanto al ejercicio de esta potencia». Y esto, no solamente «en el siglo futuro, cuando impondrá su voluntad sobre todos los seres recompensando a los unos y castigando a los otros», sino aun en esta vida mortal, dándoles la fe y la santidad. Que puedan honrar a Dios en la práctica de la virtud, tal como conviene, y buscar y obtener la felicidad celeste y eterna.

La consagración es recomendada para nuestros tiempos, para nosotros, para nuestras sociedades en que conviven los cristianos fervientes, los remisos a seguir su ley y sus preceptos y los que no tienen fe en Cristo. Y el hacerlo públicamente es un excelente acto catequético o de apostolado.

¿Conviene hacer estos actos de consagración públicos de nuestras instituciones?

Vistos los textos citados de los papas hay que concluir que no sólo es conveniente, sino necesario hacer actos de consagración y que estos sean públicos, puesto que cuanto más se niega algún aspecto de la verdad católica, más necesario se hace afirmarlo expresamente. Y es para estos tiempos, para estos sistemas político-sociales actuales, para cuando la Providencia de Dios ha querido reservar los beneficios expresos de ellos.

En su amorosa providencia, ante los males de los tiempos modernos, nos ha ido ofreciendo las soluciones aptas para combatir dichos males, pero como Padre amoroso nos las ofrece, no nos las impone.

Ahora bien, podemos encontrarnos en la misma situación que Naamán el Sirio, pensando que nuestros ríos son mejores que el que le aconseja el profeta por inspiración de Dios. Se necesita fe y se necesita humildad, para seguir los caminos que Dios nos muestra y no enamorarnos de nuestras soluciones.

La salvación del mundo, como nos dice Pío XI en la Ubi arcano, sólo podemos esperarla de la realeza de Cristo. El mundo estará perdido mientras espere su salvación por la cultura, por el progreso, por la ciencia o la técnica o la política. Pero tampoco está la salvación en nuestros planes pastorales, en nuestras estrategias de apostolado o en algún tipo de nuevo lenguaje o moda catequética.

Lo realmente eficaz es hacer caso a las amorosas invitaciones de Nuestro Señor Jesucristo, siguiendo las enseñanzas de la Iglesia que es «madre y maestra», y ambas son claras.

Y nos lo vuelve a recordar nuestra Madre la Virgen en Fátima

Efectivamente, su Corazón maternal no se resigna ante el rumbo que toma nuestro mundo, y con urgencia de amor en el Corazón nos recordaba, en 1917 en Fátima y en 1929 en Tuy, que la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María traería la paz al mundo, y los papas de nuestros tiempos no se lo tomaron como una moda, Pío XII en 1942, Juan Pablo II en 1984, Benedicto XVI en 2010 y Francisco en 2013 consagraron al mundo a su Inmaculado Corazón. Además, Pío XII consagró específicamente a los «pueblos de Rusia» en 1952.

Esta llamada maternal y urgente resuena en nuestros corazones y nos anima a estos actos de consagración pública como deber de caridad, acto de fe y proclamación de nuestra esperanza.

Conclusión

Paremos ahora todos unos momentos y fijémonos en el Corazón de Jesús y pensemos las tremendas palabras del Papa en la encíclica: «Hoy, tenemos aquí otro emblema bendito y divino que se ofrece a nuestros ojos preparando una magnífica y próxima victoria: es el Corazón sacratísimo de Jesús, sobre el que se levanta la cruz, y que brilla con un magnífico resplandor rodeado de llamas. En él debemos poner todas nuestras esperanzas; tenemos que pedirle y esperar de él la salvación de los hombres».

Desde estas páginas con el papa León XIII «exhortamos y animamos a todos los fi eles a que realicen con fervor este acto de piedad hacia el divino Corazón, al que ya conocen y aman de verdad. Deseamos vivamente que se entreguen a esta manifestación».

Por eso, ante las objeciones que desde algunos sectores laicos e incluso eclesiales se presentan contra este acto hay que señalar que lo apoyamos con argumentos estructurales de nuestra fe, haciendo llamadas a la fe y a la caridad, haciendo llamamiento a la esperanza y al ardor apostólico y lo encuadramos en el mandamiento que cierra los otros diez «Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos».

Son todos aquellos que presentan objeciones los que tendrán que esforzarse en dar argumentos de peso contra estos actos, argumentos no coyunturales, que no respondan a modas, a interpretaciones sociológicas, a conveniencias sociales o políticas, a prudencias y oportunidades medidas con argumentos humanos o supuestos nuevos planteamientos pastorales o estrategias de márketing o proselitismo. Porque ¿Cómo no va a ser un bien consagrar nuestra patria, nuestro pueblo, nuestra casa o consagrarnos nosotros mismos al Corazón de nuestro divino Redentor?

¡Viva el Corazón de Jesús!

¡Viva Cristo Rey!

Publicado en Revista CRISTIANDAD, mayo 2019

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(ECCLESIA digital) Del 30 de junio al 4 de noviembre es el plazo que el Sínodo Diocesano va a dedicar a la encuesta general que dará temas, perspectivas y bases de análisis para la reflexión en asamblea con que el recorrido sinodal busca «renovar la diócesis en su organización interna y en su acción pública», como dice la presentación de la encuesta.

De hecho, desde la Secretaría General del Sínodo, que dirige el sacerdote Ángel Luis Toledano, ya se está distribuyendo el cuaderno-encuesta por las parroquias para todos los fieles diocesanos en primera instancia, aunque el abanico de destinatarios permite participar también a cualquier ciudadano de la geografía provincial. En concreto, de las 169 preguntas que conforman la consulta, un apartado de 16 puntos se ofrece a personas ateas o agnósticas, así como otros 2, de 18 preguntas cada uno, van dirigidos a católicos no practicantes, por una parte, y a creyentes de otras confesiones y religiones, por otra. Estas 4 secciones principales se cierran con la petición de 5 temas que el encuestado considere importante tratar en el Sínodo.

En el envío se dan 2 direcciones de recogida de encuestas: Secretaría General del Sínodo: c/ Salazaras, 3. 19005 GUADALAJARA; y Obispado: c/ Mártires Carmelitas, 2. 19001 GUADALAJARA. Y ya está en funcionamiento el portal digital www.sinodosiguenzaguadalajara.es para recabar informaciones pertinentes.

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(ECCLESIA digital) El Arzobispado de Granada y CajaSur han suscrito este jueves un Convenio de colaboración, en virtud del cual se definirán los términos de colaboración en la comercialización de productos financieros entre la entidad financiera y el Arzobispado de Granada, tanto para la propia institución como para las distintas parroquias e instituciones vinculadas a la Archidiócesis que decidan acogerse al Convenio suscrito.

El Convenio, cuya firma ha tenido lugar en la sede de la Curia Metropolitana, ha sido suscrito por D. Francisco Javier Espigares, Vicario General del Arzobispado, y D. Alberto Castro, Gestor Comercial de Banca de Instituciones de CajaSur. Asimismo, han acompañado en la firma por parte de la entidad financiera D. José Luis Echeverría, Responsable de Instituciones de CajaSur en Granada, y D. Ramón Gallegos, Director de la Oficina CajaSur en Gran Vía de Colón, en Granada.

El Convenio estará vigente hasta finales de este año y se prorrogará tácitamente hasta el 31 de diciembre de 2020.

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(LifeSiteNews) En la Fiesta de Corpus Christi, los cristianos rezaban frente a una biblioteca mientras se desarrollaba el evento «Drag Queen Story Hour» para que los niños entraran.

El evento Drag Queen Story Hour con 3 horas de duración, organizado por el grupo ateo «Southern Maryland Secular Humanists» en conjunto con la organización LGBTQ PFLAG de Leonardtown, se llevó a cabo en la biblioteca pública de Lexington Park, Maryland.

Aunque un periódico local, el St. Mary's County Times, reportó hace unas semanas que sus padres habían registrado a más de 100 niños para asistir al evento, solo 30 se presentaron.

La vigilia simultánea de oración y el rosario atrajeron a más personas que el evento. Alrededor de 100 cristianos se presentaron durante el día «para orar por la violación de la inocencia de la niñez y por la conversión de los padres que han abandonado su papel dado por Dios como protectores de sus hijos al traerlos a este evento depravado», según el P. Kevin Cusick, párroco de la parroquia San Francisco de Sales.

El evento comenzó con una sesión de 1 hora que consistió en hombres vestidos de manera extravagante como mujeres que leían libros «de género» a niños entre 3 y 8 años, incluyendo Free to Be Incredible Me de Joelle-Elizabeth Retener, This Day in June de Gayle Pitman, y Ni por Arlie Anderson.

Preocupados por las posibles confrontaciones, la policía local llegó al lugar temprano y desplegó una cinta amarilla de «escena del crimen» para mantener a los manifestantes separados de los partidarios del Drag Queen Story Hour. 

El P. Cusick, pastor de la parroquia San Francisco de Sales en el vecino condado de Charles, Maryland, fue el único sacerdote que asistió a la reunión del rosario. Una docena de sus feligreses se unieron a él. Ningún sacerdote de las 15 parroquias católicas en el condado de St. Mary's, donde se llevó a cabo el evento, asistió a la protesta orante.  

Los feligreses que trajeron las banderas del Vaticano y del Sagrado Corazón las agitaron al aire libre mientras cantaban Ave María, en contraste con algunas personas que apoyaban a los hombres y mujeres que bailaban y cantaban «YMCA» y «We Are Family» en voz alta, con la esperanza de opacar a los que estaban orando.    

La participación pública hizo una diferencia

Kijesky atribuyó la anémica participación en Drag Queen Story Hour a la atención nacional centrada en el evento. En particular, citó:  

  • Artículos de LifeSiteNews y una petición en línea realizada en conjunto con la Alianza de la Persona, que acumuló rápidamente más de 33.000 firmas.
  • Presión pública del grupo pro-vida y pro-familia «Madre Activista» de Elizabeth Johnston.
  • La investigación llevada a cabo por la Alianza de la Persona expone el comportamiento nefasto en el pasado y presente en las bibliotecas locales y en la Asociación Americana de Bibliotecas.

«Esta no es la primera vez que la Biblioteca de Lexington Park en Maryland promueve la perversión sexual de los niños», dijo Kijesky a LifeSiteNews.

En 2017, se ofrecieron clases de educación sexual para menores lideradas por un activista LGBT, promotor de la prostitución y autodescrito como «bailarín de barra» en bibliotecas públicas de la comunidad, dijo Kijesky.

«Es importante que el público que paga impuestos y los padres preocupados de Estados Unidos sepan que Drag Queen Story Hour no es simplemente un incidente aislado, sino una epidemia en todo el país», dijo.

«La American Library Association (ALA) se ha convertido voluntariamente en un medio para «publicar materiales y eventos LGBT» en bibliotecas «pequeñas, rurales y conservadoras» para adoctrinar a «niños pequeños impresionables».

«El objetivo es normalizar el comportamiento homosexual anormal y sexualmente desviado al incitar a los niños a que primero: cuestionen su sexualidad», dijo Kijesky. «Mientras más niños vean a los hombres disfrazarse de mujeres, más normal se volverá».

«Los cristianos deben reconocer que la revolución de género, como cualquier movimiento social progresista, separa a los niños de la influencia de la Palabra de Dios y reemplaza la verdad bíblica con el relativismo moral», dijo la presidenta de Educación de la Alianza de la Persona, Sarah Quale. «El relativismo es el hilo conductor de todos los esfuerzos para destruir la imagen de Dios en el ser humano».

«Durante demasiado tiempo, los grupo pro-vida han sido cuestionados ​​por solo cuidar a los fetos mientras están en el útero», dijo Kijesky. «Defender a los niños de esta violación a su inocencia no es más que una de las muchas maneras en que el movimiento pro-vida puede probar que esta noción no puede estar más lejos de la verdad».

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(InfoCatólica) El caso rechazado, Harris v. West Alabama Women's Center, se refiere a la Ley de Aborto de Protección contra el Desmembramiento de Niños No Nacidos, una ley de 2016 que prohibió el procedimiento de aborto conocido como «dilatación y evacuación». El mismo implica el desmembramiento del niño por nacer mientras aún está vivo, y solo se practica en abortos a partir del segundo trimestre del embarazo.

La ley anulada por un tribunal inferior antes de que pudiera entrar en vigencia, al dictaminar que la legislación imponía una «carga indebida» al derecho de las mujeres a acceder al aborto. La decisión de la Corte Suprema deja las cosas como están y la ley no podrá aplicarse.

El caso no afecta por el momento a otra ley aprobada en Alabama a principios de este año, que prohíbe el aborto en su totalidad en el estado, excepto cuando es necesario para preservar la salud de la madre.

El juez Clarence Thomas hizo pública su opinión concurrente a la decisión tomada por sus colegas, asegurando que la Corte Suprema sí tiene que revisar los precedentes existentes sobre este tipo de abortos, que considera «fuera de control», pero advirtió que el estado de Alabama no presentó una defensa correcta de su ley.

«La noción de que cualquier cosa en la Constitución impide a los estados aprobar leyes que prohíban el desmembramiento de un niño vivo es inverosímil», escribió Thomas.

«Pero bajo la norma de 'carga indebida' adoptada por este Tribunal, una restricción al aborto, incluso uno limitado a prohibir métodos espantosos, es inconstitucional si 'el' propósito o efecto 'de la disposición' es colocar un obstáculo sustancial en el camino. de una mujer que busca un aborto antes de que el feto logre ser viable».

Si bien estuvo de acuerdo en que el caso era «demasiado arriesgado» para que la Corte lo considerara, escribió que «sirve como un claro recordatorio de que nuestra jurisprudencia sobre el aborto está fuera de control».

«Ninguna de estas decisiones está respaldada por el texto de la Constitución. Aunque este caso no ofrece la oportunidad de abordar nuestro estándar de `carga indebida demostrablemente errónea´, no podemos seguir cerrando los ojos la realidad de lo que este tribunal ha forjado»..

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(CH/InfoCatólica) Mediante un comunicado, el fiscal jefe de París, Remy Heitz, ha explicado que las investigaciones hasta el momento no han podido identificar la causa del incendio, pero no encontraron pruebas de que fue deliberada. Heitz ha asegurado que se llevarán a cabo «Investigaciones más profundas».

Funcionarios policiales y judiciales tomaron declaración a cien testigos en la etapa inicial de la investigación. Ahora se considerará como causa del incendio la posibilidad de negligencia, que podría haber consistido en un fallo eléctrico o un cigarrillo mal apagado..

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(SIC/InfoCatólica) La empresa ha levado una política sostenida de reducción de costes y ha tenido un incremento de la cifra de negocio del 3%.

Además, la Junta de Accionistas de TRECE ha nombrado a Fernando Giménez Barriocanal como presidente y consejero delegado, cargo que compatibilizará con la presidencia del Grupo COPE. A su vez, la Junta ha aprobado la designación de Julián Velasco como consejero delegado de TRECE. De esta forma, se replica el modelo de gobierno y de gestión empresarial de ambas compañías y se facilitan las sinergias de contenidos y recursos. La CEE también ha aprobado la entrada de José Antonio Sánchez en el Consejo de Administración de TRECE TV.

La CEE decidió recientemetne ampliar su capital social en la cadena de televisión hasta el 98%

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General Gorostieta

Ha saltado la sorpresa y ha sido Marco Respinti quien ha avisado. Nos referimos a la figura del general Gorostieta, el general cristero que con tanta brillantez dirigió a las tropas cristeras en su guerra macabaica contra el tirano Plutarco Elías Calles, perseguidor de la Iglesia.

Siempre habíamos creído que Gorostieta no era especialmente devoto, incluso habría ingresado en la masonería, pero se unió a los cristeros y el trato con sus hombres le fue transformando, al mostrarle la fe encarnada en las vidas de aquellos heroicos y generosos hombres que tomaron las armas para defender a Dios y a la Iglesia. Hasta llevarlo a morir con ellos.

Es lo que leímos en la obra pionera del historiador francés Jean Meyer, La Cristiada, y es también lo que refleja la película en la que Gorostieta es interpretado por Andy García.

Pero ahora es el propio Meyer el que desmiente su propia versión y nos da una imagen muy distinta de la que hasta ahora teníamos de Enrique Gorostieta.

En un artículo publicado recientemente en El Universal, Meyer empieza preguntándose quién era Gorostieta. Nos recuerda que era hijo de un ministro de Porfirio Díaz, que fue el general brigadier más joven de la historia (con 24 años), y que, tras la disolución del ejército federal en 1914 trabaja como ingeniero en los Estados Unidos y en Cuba, para regresar a México cuando Obregón llega al poder. Y que, dato interesante, rechazó la invitación a participar en dos rebeliones militares. No así cuando en 1927 le ofrecen la dirección del levantamiento cristero… pero es que entonces existía otra motivación.

Y entonces Meyer suelta la bomba, reconociendo su error:

«Aprovecho la oportunidad para hacer mi mea culpa. En mi Cristiada publicada en 1973, repetí sin averiguaciones una piadosa leyenda hagiográfica, de origen eclesiástico: el cuento es que Gorostieta no era católico; agnóstico, masón, hasta algo anticlerical, de una familia liberal del Norte. Que se fue con los cristeros porque era resentido contra los revolucionarios que habían truncado su meteórica carrera militar. Incluso que se fue como mercenario, por dinero. Se habría vuelto católico, contagiado por la fe del pueblo y de sus soldados cristeros, de modo que murió por la Iglesia y Cristo».

Ahora Meyer afirma que esa versión, recogida por él en su obra y luego por tantos otros, es falsa, pues Gorostieta habría sido un católico convencido.

Escribe Meyer que «Leticia Gorostieta, inconforme con el retrato de su antepasado en la película Cristiada (For Greater Glory) –no tiene nada contra Andy García que interpreta el papel de Gorostieta– me enseñó las 18 cartas del general a su esposa (1927-1929), así como su correspondencia con sus padres. ¿Conclusión? Una familia muy católica, muy practicante, todos sin excepción. Las cartas, escritas entre cabalgatas y combates, revelan un hombre profundamente enamorado de su esposa, que adora a sus hijos. Y un católico que aceptó ir al monte por deber, para defender al pueblo católico y a la iglesia. Entre líneas, porque el autor de las cartas debe ser prudente, se lee el gran drama de la Cristiada, el compromiso total de un hombre que invoca a Dios, a Cristo, a María, se encomienda a las oraciones de los suyos, reza para los suyos, y no duda de la victoria final.

En 1929, ofrece al candidato presidencial de la oposición, José Vasconcelos, el apoyo de los cristeros. Vasconcelos contesta que hay que seguir el ejemplo de Madero: primero ir a las elecciones para demostrar el fraude, después llamar a la nación a levantarse en armas. Error. Para evitar esa alianza que daría a Vasconcelos el brazo armado que no tiene, el gobierno concluye rápidamente su paz con la Iglesia. Gorostieta veía venir el desenlace, cuando fue sorprendido y abatido el 2 de junio de 1929 [tenía 39 años]. Cada año, en Atotonilco, Jalisco, celebran la memoria del general. Ya van noventa años.»

Importante revelación, al menos para los interesados en aquella gran gesta que fue la Guerra Cristera. Es cierto que la imagen de una especie de san Pablo que cae del caballo por el ejemplo de sus hombres y entrega su vida era atractiva. Pero hay que preferir siempre la verdad. Y en este caso, no me parece que la figura de Gorostieta pierda atractivo, al contrario: quedan más en evidencia los paralelismos entre él y los generales de la Vendée.

No puedo acabar sin dar las gracias a Jean Meyer, por haber roto en los 70 el muro de silencio que caía sobre la epopeya cristera, y por ser lo suficientemente honesto como para, ahora, reconocer su error en la caracterización de Enrique Gorostieta Velarde.

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(Agencias/InfoCatólica) «Es el punto final de este asunto. El tratamiento se puede detener ahora mismo. No hay más vías de recurso posible, porque no hay más jueces a los que acudir», afirmó Patrice Spinosi, abogado de Rachel Lambert, la esposa de Vincent que lleva años intentando acabar con la vida de su marido en contra del criterio de los padres, católicos opuestos a que se deje de alimentar e hidratar a su hijo.

El fallo del Tribunal de Casación fue adoptado hoy tras una sesión plenaria de 19 magistrados, su configuración más solemne, celebrada el lunes. Y, efectivamente, es inapelable.

En las próximas horas o días, el personal médico que atiende a Vincent le sedará y dejará de alimentarle e hidratarle, lo que le provocará la muerte.

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(Agencias/InfoCatólica) «Hoy, después de 14 años, los legisladores de la Cámara de Diputados dimos un paso fundamental para saldar una deuda histórica del Estado con la infancia y la adolescencia de nuestro país aprobando la designación de la Defensora y sus adjuntos. Por el trabajo colectivo con las organizaciones civiles y por la decisión de un Congreso distinto y superador, 10 legisladores de diferentes fuerzas políticas decidimos escuchar y hacernos cargo. Conformamos finalmente la Comisión, iniciando un proceso histórico transparente y riguroso, que nos llenó de orgullo», dijo la diputada Samanta Acerenza.

Como defensores adjuntos fueron elegidos Juan Facundo Hernández y Fabián Repetto. 

Un total de 47 diputados nacionales del oficialismo manifestaron su rechazo a la designación por la condición de proabortista de la elegida.

Organizaciones provida argentinas intentaron sin éxito impugnar el nombramiento desde que Graham fue presentada el 25 de abril como candidata a ocupar el puesto.

El nombramiento necesita la aprobación del Senado para ser efectivo.

Desde dicho cargo, Graham deberán controlar las políticas públicas sobre infancia y velar para que el Estado garantice el cumplimiento de los derechos de los menores.

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(Ahorainformación/InfoCatólica) La Asociación Jóvenes por España, a primera hora de este viernes 28 de junio, ha colocado una lona gigante en el puente de Nuevos Ministerios de Madrid en la que podía leerse: «Matrimonio = Hombre + Mujer. Sí a la familia», acompañada del logo de la asociación, el Cid Campeador montado a caballo y blandiendo su espada Tizona, encuadrado con los colores de la Bandera Nacional.

Este colectivo juvenil quiere de este modo reivindicar el matrimonio y la familia, instituciones atacadas desde hace décadas por los medios de comunicación, los lobbies de presión y las instituciones públicas con campañas mediáticas y con leyes que buscan destruir el matrimonio vaciándolo de contenido y sustrayéndolo de su verdadero significado, en lugar de fortalecerlo fomentando la estabilidad matrimonial y apoyando firmemente a las familias con hijos.

Jóvenes por España denuncia que, en nombre de la libertad, se quiere acallar y condenar al ostracismo a quienes, desde el respeto hacia todas las personas sin distinciones de sexo u otro tipo, consideran necesario defender el matrimonio, que es la unión estable entre un hombre y una mujer encaminada a la transmisión de la vida y a la educación de los hijos. Denunciamos asimismo que esta campaña de ridiculización, estigmatización o abierta persecución, está inspirada por ideologías siniestras que niegan la naturaleza humana.

Con esta pancarta, Jóvenes por España quiere también desenmascarar las falsedades de una ideología de género y un feminismo radical que pregonan la igualdad mientras atacan al matrimonio, institución paritaria por naturaleza, al estar constituida por una mujer y un hombre. Jóvenes por España clama contra la hipocresía de quienes reclaman leyes para que las mujeres estén en consejos de administración, listas electorales o puestos públicos, mientras rechazan la exigencia de que personas de los dos sexos integren el matrimonio e intervengan en la educación de los ciudadanos del mañana. También denuncia la renuncia a exigir medidas reales de conciliación de la vida familiar y laboral que permita a las mujeres ocuparse de forma efectiva de su familia y desarrollar plenamente su maternidad protegiendo así a esta institución imprescindible para la estructuración de la sociedad.

Jóvenes por España deplora esta doble vara de medir. Y es que como asociación, dicen, «somos conscientes de que los colectivos que promueven la ideología de género no persiguen supuestos nuevos derechos ni la verdadera igualdad. Buscan la destrucción de la persona y de la familia, y la total subversión del orden conforme a la recta razón, el bien común y la naturaleza humana».

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(InfoCatólica) El taller se presentaba así:

Plátanos y Papayas presenta su 1er evento:

Este taller gratuito es para mujeres curiosas que quieren conocerse y disfrutarse mejor a sí mismas. Si deseas explorar tu cuerpo en busca de placer a través de la masturbación y quieres conocer los mitos y los beneficios del sexo a solas, este taller es para ti?✨?

Es dirigido por Sandra Campó, educadora sexual, pajeróloga, creadora de SASÁ y autora del libro HOY TENGO GANAS DE MÍ: 7 historias de masturbación femenina

FECHA: JUEVES 27 DE JUNIO
LUGAR: PUCP (PABELLÓN Z-AULA 114)
HORA: 7-9 P.M.

 Y este es el comunicado de los obispos peruanos, recogido por InfoVaticana:

Habiendo tomado conocimiento sobre un “taller de sexualidad” que se realizará hoy en la Pontificia Universidad Católica del Perú, el cual bajo el pretexto de fomentar la educación sexual en los jóvenes atenta contra la moral y las buenas costumbres, Mons. Miguel Cabrejos Vidarte OFM, Vice Gran Canciller de esta casa de estudios, y la Comisión Episcopal para la PUCP, han enviado esta mañana una carta al Rector Pro Tempore de la PUCP, Doctor Efraín Gonzales de Olarte, expresándole su preocupación y recomendando se evite la realización de este evento; del mismo modo le han pedido tomar las medidas preventivas y correctivas necesarias para que tales hechos no se repitan en el futuro.

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(FT/InfoCatólica) Tras dar su opinión sobre la crisis migratoria tanto en Estados Unidos como en Europa, el presidente Putin responde a una pregunta sobre el papel de la religión en la cohesión de las naciones:

¿Diría que la religión, por lo tanto, debe desempeñar un papel importante en términos de cultura nacional y cohesión?

Debería jugar un rol en la actualidad. No puede ser expulsada del espacio cultural. No debemos abusar.

Rusia es una nación cristiana ortodoxa, y siempre ha habido problemas entre el cristianismo ortodoxo y el mundo católico. Esto es exactamente por lo que ahora voy a decir algunas palabras acerca de los católicos. ¿Hay algún problema allí? Sí, los hay, pero no pueden exagerarse en exceso y usarse para destruir a la Iglesia Católica Romana. Esto es lo que no se puede hacer.

A veces, tengo la sensación de que estos círculos liberales están comenzando a usar ciertos elementos y problemas de la Iglesia Católica como una herramienta para destruir a la Iglesia misma. Esto es lo que considero incorrecto y peligroso.

Por otra parte, ¿hemos olvidado que todos vivimos en un mundo basado en valores bíblicos? Incluso los ateos y todos los demás viven en este mundo. No tenemos que pensar en esto todos los días, asistir a la iglesia y orar, demostrando así que somos cristianos devotos, musulmanes o judíos. Sin embargo, en el fondo, debe haber algunas reglas humanas fundamentales y valores morales. En este sentido, los valores tradicionales son más estables y más importantes para millones de personas que esta idea liberal que, en mi opinión, en realidad está dejando de existir.

¿Entonces religión, religión no es el opio del pueblo?

No,no lo es.

Entrevista completa

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(InfoCatólica) Ayer se dio cumplimiento a la sentencia de la Corte de Apelaciones del Estado de estado de Nueva York, que confirmó que se debía proceder al traslado de los restos del venerabale Fulton Sheen a la ciudad de Peoria.

A partir de ahora, el proceso de beatificación del arzobispo estadounidense queda en manos, en su fase diocesana, de la Iglesia en Peoria.

Fr. John S. Hogan, carmelita descalzo, ha publicado hoy en Twitter la imagen de la nueva tumba del venerable prelado estadounidense:

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(InfoCatólica) El cardenal dijo durante su homilía:

«Si confíáis en el Señor, entonces os pido: confíad también en el hombre. ¡Si no confiamos en el hombre, entonces no confiamos en el Señor! Si sabes que el Señor te guía, entonces también puedes confiar en que el Señor guía a los demás»

El purpurado hizo referencia a la respuesta que le dio un sacerdote de 74 años cuando le preguntó qué hacía el Señor en su vida. El cura dijo que había experimentado la obra de misericordia de Dios en medio de su debilidad, en medio de sus pecados.

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Hace una semana compartía la actuación del Arzobispo de Indianápolis, Mons. Charles Thompson, en favor de que la educación católica de su diócesis siguiese siendo católica. Un deber como pastor. Sabe que se juega el alma.

Exigió al colegio de secundaria Brebeuf, de la Compañía de Jesus, después de un largo periodo de diálogo, que no renovase a un maestro que había contraído «matrimonio» con otra persona del mismo sexo, un hecho público y publicitado por el mismo colegio. En el comunicado de la diócesis decía que:

«Todos los que ministran en instituciones educativas católicas llevan a cabo un ministerio importante para comunicar la plenitud de la enseñanza católica a los estudiantes, tanto por medio de la palabra como por la acción, dentro y fuera del aula.

En la Arquidiócesis de Indianápolis, todas las escuelas católicas diocesanas y escuelas católicas privadas han recibido instrucciones para establecer claramente en los contratos y descripciones de funciones ministeriales que todos los ministros deben transmitir y apoyar todas las enseñanzas de la Iglesia Católica».

El colegio jesuita, seguirá siendo jesuita según dice la dirección del centro y de la provincia, pero ya no una institución católica.

Dos días después, otra institución educativa de la archidiócesis, el colegio «Cathedral High School», se ha encontrado en las misma tesitura: o todos los maestros eran aptos o la diócesis no podía engañar a los padres diciendo que eso era un colegio católico.

Así que, el centro ha declarado en una nota a la «familia» educativa que tras «22 meses de serios debates y amplio diálogo» han tomado la «decisión agonizante» de seguir siendo una institución católica y prescindir del profesor que pública y notoriamente vivía en contradicción con las enseñanzas de la Iglesia.

«Es responsabilidad del Arzobispo Thompson supervisar la fe y la moral en relación con la identidad católica dentro de la Arquidiócesis de Indianápolis.

El Arzobispo Thompson dejó en claro que continuar empleando a un maestro que contrajo matrimonio público entre personas del mismo sexo resultaría en la pérdida de nuestra identidad católica debido a que el individuo vive en contradicción con la enseñanza católica sobre el matrimonio»

La situación canónica del colegio es distinta a la de los jesuitas, pues está encomendada a los Hermanos de la Santa Cruz pero era propiedad de la diócesis. En el comunicado señalan que por eso no han podido actuar como los jesuitas.

Bueno por eso y porque:

  • Cathedral «perdería la capacidad de celebrar los Sacramentos como lo hemos hecho en los últimos 100 años con nuestros estudiantes y la comunidad, una celebración esencial para la Catedral».
  • Cathedral ya no podía referirse a sí misma como una escuela católica.
  • Sus sacerdotes diocesanos ya no podían formar parte de su junta directiva.
  • Perdería su afiliación con los Hermanos de Santa Cruz.
  • Y, desde luego, perdería su estatus de organización sin fines de lucro independiente y, por lo tanto, no podría operar como una escuela sin fines de lucro.

Como dice la conversa Leah Libresco, en un sensato intercambio de tuits con el progay James Martin, SJ

Los maestros son despedidos por cosas que no son pecados graves en absoluto (por ejemplo, llegar tarde habitualmente) si interfieren con su capacidad de enseñar. Y persistir en un pecado conocido públicamente y negar que es pecado interfiere con la enseñanza.

Dios nos bendiga con pastores como Mons. Thomson. Y si rezamos por ello, mejor, como podéis suponer en vísperas de salir en cueros a las calles, le está cayendo la del pulpo en los medios.

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(Hispanidad/InfoCatólica) El secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Argüello, ha señalado, ante la pregunta de Hispanidad:

«Sé que ha habido algún intercambio de comunicaciones, eso sí, porque el propio obispo de Getafe lo ha compartido».

Y es que ha sido la Diócesis de Getafe la que ha preparado el Año Jubilar por el centenario de la Consagración de España al Sagrado Corazón. Ese intercambio de comunicaciones supone que se ha preguntado, como es preceptivo en protocolo, para tantear si el Rey estaría dispuesto a que se enviara una invitación formal... pero no ha habido tal disposición.

Mons. Argüello ha recordado que ya hizo referencia «a que el contexto social y político es diferente» al de 1919:

«La situación es diferente y por tanto, no podemos pretender el mismo tipo de propuesta o de respuesta de las instituciones del Estado. Hoy el papel constitucional del Rey de España es distinto del que tenía hace 100 años y por tanto, entendemos que su posición, lógicamente, ha de ser diferente, como también es diferente la situación en la que se encuentra la Iglesia en la sociedad española».

Según recuerda Hispanidad, el contexto en 1919 no era tan diferente: había una monarquía parlamentaria, con libertad de partidos políticos.

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(Agencias/InfoCatólica) Mons. Argüello ha asegurado que «No sabemos a qué se refieren cuando hablan de opacidad», en relación al reciente informe de la Fiscalía General del Estado.

El secretario general de la CEE se pregunta por qué el foco de los abusos a menores se centra en la Iglesia, cuando se trata de un problema que «debe ser tratado desde el conjunto de la sociedad...No tenemos datos y entendemos las reticencias de la Fiscalía a darlos, pero creemos que los clérigos sentenciados por abusos son muy poquitos».

Aun así ha asegurado que están dispuestos a hablar con la Fiscalía: «Estamos ante un asunto de mucha gravedad y deseamos tener ese contacto para poder mostrar lo que hacemos».

Orgullo de paternidad y maternidad

Mons., Argüello también se ha pronunciado sobre el Orgullo Gay. «Aceptamos y respetamos a cualquier persona, sea cual sea su orientación sexual o su tendencia, pero nos parece que se debe resaltar el significado de la diferencia sexual, el ser hombre o mujer, de la familia, de la apertura a la vida», ha indicado el obispo, que ha abogado por que la Iglesia promueva el «orgullo de la paternidad y la maternidad».

Atención a inmigrantes

En cuanto al caso de los inmigrantes que llegan a España de forma irregular, el prelado ha asegurado que no se puede desatender a las personas concretas que «manifiestan un grito de necesidad».

A su vez, ha indiocado que la CEE es partidaria de abordar el problema de la inmigración desde «la raíz» y que los estados tienen derecho a legislar la manera en la que quieren ayudar a estas personas.

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(InfoCatólica) Los cinco nuevos santos serán John Henry Newman, cardenal de la Santa Iglesia Romana, fundador del Oratorio de San Felipe Neri en Inglaterra; Josefina Vannini (Giuditta Adelaide Agata), fundadora de las Hijas de San Camilo; Maria Teresa Chiramel Mankidiyan, fundadora de la Congregación de las Hermanas de la Sagrada Familia; Dulce Lopes Pontes (María Rita), de la Congregación de las Hermanas Misioneras de la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios; y Margarita Bays, virgen, de la Tercera Orden de San Francisco de Asís.

Newman, gran converso

Su vida fue una peregrinación a la verdad. Y, de hecho, en el epitafio de su tumba se lee: «Ex umbris et imaginibus in veritatem» – «De las sombras y los fantasmas a la verdad»

Nacido en Londres en 1801, de joven fue consagrado diácono de la Iglesia Anglicana. Después de un intenso camino de reflexión y oración, comprendió que la Iglesia de Roma era la verdadera guardiana de las enseñanzas de Jesucristo y se convirtió a la fe católica. En 1847 fue ordenado sacerdote e instituyó el Oratorio de San Felipe Neri en Inglaterra. Creado Cardenal por el Papa León XIII, murió en Edgbaston el 11 de agosto de 1890. Mientras otra fecha significativa que tiene que ver con su vida la del 19 de septiembre de 2010, día en que el Papa Benedicto XVI presidió su beatificación.

Búsqueda de la verdad

Durante la vigilia de oración con motivo de su beatificación, el 18 de septiembre de 2010 en Londres, Benedicto XVI recordaba las enseñanzas del Cardenal Newman con estas palabras: «Nos enseña que si hemos aceptado la verdad de Cristo y comprometido nuestra vida por él, no puede haber separación entre lo que creemos y la forma en que vivimos nuestras vidas». Y añadía: «La existencia de Newman nos enseña que la pasión por la verdad, por la honestidad intelectual y por la conversión genuina implica un gran precio que pagar. La verdad que nos hace libres no puede ser retenida para nosotros mismos; exige testimonio, necesita ser escuchada, y en el fondo, su poder de convencer viene de sí misma y no de la elocuencia humana o de los razonamientos en los que puede ser puesta».

Entrar en el puerto después de una travesía agitada

De modo que la vida del Beato John Henry Newman estuvo marcada por la búsqueda de la verdad. Y en sus escritos, compara su camino de conversión con el desembarco en el puerto después de una furiosa tempestad:

«En el momento de la conversión, yo mismo no me daba cuenta del cambio intelectual y moral que había tenido lugar en mi mente. No me parecía que tuviera una fe más firme en las verdades fundamentales de la revelación, ni un mayor dominio sobre mí; mi fervor no había crecido; pero tenía la impresión de entrar en el puerto después de una travesía agitada; por eso mi felicidad, desde entonces y hasta hoy, ha permanecido inalterable »

Una vida llamada a la santidad

Durante la Misa de Beatificación del 19 de septiembre de 2010 en Birmingham, Benedicto XVI recordaba que el Cardenal Newman «vivió profundamente esta visión tan humana del ministerio sacerdotal en sus desvelos pastoral por el pueblo de Birmingham, durante los años dedicados al Oratorio que él mismo fundó, visitando a los enfermos y a los pobres, consolando al triste, o atendiendo a los encarcelados. No sorprende que a su muerte, tantos miles de personas se agolparan en las calles mientras su cuerpo era trasladado al lugar de su sepultura, a no más de media milla de aquí».

El corazón habla al corazón

El lema del Cardenal Newman, Cor ad cor loquitur (el corazón habla al corazón») – subrayaba el Papa Ratzinger – «nos da la perspectiva de su comprensión de la vida cristiana como una llamada a la santidad, experimentada como el deseo profundo del corazón humano de entrar en comunión íntima con el Corazón de Dios».

Josefina Vianini

Nació en Roma; recibiendo el nombre de Judit Adelaida. Pronto quedó huerfana de padre y madre. Judit ingresó en el orfanato de las Hijas de la Caridad. Obtuvo el título de maestra de asilo y el trato que tuvo, siendo todavía joven, con las Hijas de la Caridad, la inclinó hacia la vida religiosa, iniciando el noviciado en el convento de Siena de las Hijas de la Caridad en 1884, aunque no pudo completarlo por falta de salud. Probó nuevamente pero tuvo que salir en 1888 por no conseguir adaptarse a sus exigencias.

Pero su vocación se concretó en el encuentro que tuvo con el beato padre Luis Tezza en Roma en 1891, con quien se entrevistó por primera vez para pedirle consejo espiritual acerca de su vocación. Hacía poco que el padre Tezza había recibido el encargo de refundar las terciarias camilianas, y propuso a Judit acometer esa tarea. Ella le responde que, aunque no se siente capaz, confía en Dios.

El carácter de Judit era el indicado para una fundadora: mujer de oración y sacrificio, segura de sí misma y de su vocación. Solicitadas las pertinentes autorizaciones del superior de los Camilianos, Judit, con dos compañeras, formaron el núcleo de la nueva fundación de la Congregación de Hijas de San Camilo, para servir a los enfermos. El 2 de febrero de 1892, celebración de la conversión de san Camilo, en la sala-santuario donde murió el santo, nació la nueva familia camiliana con la imposición del escapulario, y ya en marzo Judit, que tomó el nombre de Josefina, recibió el hábito religioso y fue nombrada superiora. Cofundadora de la Congregación de las Hijas de San Camilo dedicadas a la atención de los enfermos (1892).

Las Reglas son redactadas por el P. Luis Tezza, y la finalidad es la «asistencia a los enfermos, incluso en sus domicilios». El instituto, en medio de una gran pobreza, crece inmediatamente, a fin de ese mismo año son ya 14 las religiosas, el año siguiente fundan fuera de Roma, en Cremona, y continúa el crecimiento. Sin embargo el primer gran escollo viene de parte del papa León XIII, que había decidido no aceptar más fundaciones en Roma, y niega dos veces la autorización al P. Tezza. La congregación parece que queda obligada a dejar Roma; sin embargo, convertida en Pía Asociación, pueden permanecer.

Una nueva prueba vendrá de la mano de calumnias que se alzan hacia la relación entre el P. Tezza y las religiosas, especialmente con la beata Josefina. Sin ninguna investigación, el cardenal protector de la Pía Asociación quita al P. Tezza el permiso de confesar a las hermanas, y le prohibe todo contacto con ellas.

Con gran fortaleza espiritual, la fundadora prosigue adelante con la obra, e incluso crece en esos años ampliándose por toda Italia y Argentina. El 21 de junio 1909, después de tantas resistencias, obtiene por fin el Decreto de erección del Instituto en Congregación Religiosa bajo el nombre de «Hijas de San Camilo». La vida de Josefina no está marcada por ningún hecho extraordinario. Fue, más bien, una dedicación continua, silenciosa y personal a la congregación. Murió en Roma y fue beatificada, también en Roma, el 19 de octubre de 1994 por SS. Juan Pablo II.

María Teresa Chimarel

Nació el 26 de Abril de 1876 en Puthenchira, en el estado de Querala (India). Como escribía en su autobiografía, dirigida por obediencia a su director espiritual, desde muy pequeña sintió un intenso deseo de amar a Dios, que la llamaba a recitar el Rosario varias veces al día. Su madre procuraba disuadirla de severas mortificaciones, más ella persistía en este gesto a fin de asemejarse cada vez más a Cristo sufriente, y llegó a consagrar su virginidad cuando tenía apenas diez años.

Como consecuencia de la muerte de su madre, interrumpió el estudio escolar más continuó muy interesada en el discernimiento de su vocación. Quería una vida escondida para dedicarse a la oración, y en 1891 decidió salir de casa para llevar una vida eremítica y de penitencia, aunque dicho proyecto fracasó.

Intensificó su colaboración en la parroquia, juntamente con tres compañeras, dedicándose a los pobres, docentes, personas solas y huérfanos. Oraba por los pecadores, por la conversión de ellos.

Recibió de Dios muchos favores místicos, entre ellos visiones y estigmas, mas permaneció siempre en el camino de la humildad. Su obispo, dudando de la autenticidad de tales fenómenos místicos, la mandó someterse varias veces a exorcismos.

En 1903 explicó al vicario apostólico de Trichur su deseo de fundar una casa de retiro y oración, pero  le fue sugerido entrar en el convento de las Clarisas Franciscanas. Después, habiendo sido enviada al convento de las Carmelitas de Ollur, también allí María Teresa percibió que no era esta su vocación. Finalmente, el obispo comprendió que Dios deseaba una nueva congregación religiosa al servicio de la familia. El día 14 de Mayo de 1914 fue erigida canónicamente la nueva Orden que se denominó Congregación de la Sagrada Familia. Durante y después de los difíciles años de la primera guerra mundial, con indómita energía y total confianza en la Providencia Divina, dio vida a tres nuevos conventos, dos escuelas, una casa de estudios y un orfanato.

Maria Teresa muere con fama de santidad el 8 de Junio de 1926.

Dulce Lopes Pontes

María Rita de Souza Brito Lopes Pontes nació en Salvador de Bahía, Brasil, el 26 de mayo de 1914. Era la segunda de cinco hermanos. Su progenitor, Augusto, era dentista y profesor de la facultad de Odontología. Su madre, Dulce María, murió a los 26 años después de dar a luz a la benjamina. Entonces la futura beata tenía 6. Su padre iba a estar a su lado siempre, animándola y ayudándola en sus iniciativas apostólicas hasta el fin de sus días. Él mismo fue impulsor de importantes obras de acción social. De tres de los hijos habidos en el matrimonio: Augusto, Dulce y María Rita, se hicieron cargo sus tías.

Los tres hermanos tomaron la primera comunión en 1922. Cinco años más tarde, en plena adolescencia, Dulce sintió cómo se despertaba su interés por la vida religiosa. Se adentró en lugares deprimidos de la ciudad junto a una de sus tías y, a partir de entonces, la marginalidad y pobreza que vio a su alrededor le conmovieron poderosamente; tanto que ya no pudo apartarlas de su mente.

Introdujo en sus acciones cotidianas la ayuda a quienes sufrían múltiples carencias, dándole prioridad. Y para ello convirtió el sótano de su casa en un lugar asistencial, que fue sumamente apreciado por los que no tenían recursos para afrontar sus difíciles jornadas. Hacía todo lo que podía para paliar tan graves deficiencias. Les proporcionaba alimentos, ropa, medicinas…

En 1932, después de haber cursado estudios en la Escuela Normal de Bahía, profesó como terciaria franciscana. Se vinculó a este carisma conducida por su director espiritual, el padre Hildebrando Kruthaup, ofm. Tomó el nombre de Lucía. Pero al año siguiene ingresó en el Instituto de las Hermanas Misioneras de la Inmaculada Concepción de la Madre de Dios. De esta Orden le habían hablado en el convento de Nuestra Señora del Destierro en 1929.

Y al realizar los votos en agosto de 1934, eligió el nombre de Dulce en honor a su madre. Modelo para su vida fue Teresa de Lisieux. Estaba convencida de que debía imitar su conducta: «Creo que soy como el pequeño amor de mi pequeño corazón, que por más amor que tenga es poco para un Dios tan grande […]. A ejemplo de santa Teresita, creo que deben ser agradables al Niño Jesús todos los actos pequeños de amor por menores que sean».

Durante tres meses del año 1934 realizó una intensa actividad apostólica. Fue destinada a Salvador, y en el Hospital Español desempeñó diversos oficios, desde enfermera a portera, y también sacristana. Hizo un curso que la capacitó para la farmacia. Además, impartió clases en el colegio de Santa Bernadete, y trabajó con los obreros de Itapagipe. Con la firme convicción de que «el amor supera todos los obstáculos, todos los sacrificios», no halló barreras para un apostolado admirable, fecundo y eficaz. Luchó en todo momento sin desfallecer por el bien de los desfavorecidos.

Si se pudiera hablar en términos de curriculum, el suyo es impresionante: la fundación de las Hijas de María Siervas de los Pobres,colegios, bibliotecas, uniones obreras católicas, albergues, el colegio San Antonio para hijos de los trabajadores residentes en el barrio de Massaranduba, en Salvador, en el que también se dio formación a los adultos, etc., además de una extraordinaria red hospitalaria, y todo ello hallándose con su capacidad respiratoria al 30% durante los 30 últimos años de su vida. Era, sin duda, la gracia de Dios que la fortalecía y dilataba sus posibilidades de forma constante, sosteniéndola por encima de las penalidades y problemas que se le presentaron.

El origen del St. Anthony’s Hospital, que inauguró con 150 camas en 1959, fue el fruto de su tesón, ya que tras poner en marcha el sindicato de trabajadores de San Francisco, en Bahía, se dedicó a recoger a personas enfermas y a darles cobijo en una isla de Salvador de Bahía, en casas que nadie habitaba. Cuando la obligaron a desalojarlas, echó mano de sus arrestos, que le sobraban, y las trasladó a un antiguo mercado de pescado, hasta que los expulsaron de allí. Sin perder jamás la confianza en Dios, condujo al gallinero de su convento a 70 personas enfermas.

Después de su apertura, este hospital llegó a contabilizar 3.000 pacientes diarios. Sus numerosas fundaciones se hallan aglutinadas bajo el nombre de Obras Sociales «Hermana Dulce». En 1979 el cardenal arzobispo de Salvador, Brandão Vilela, le pidió que abriese fundación en Alagados.

El reconocimiento por su asombrosa labor propició que en 1988 fuese presentada como candidata al Premio Nobel de la Paz. Tuvo el consuelo de encontrarse con Juan Pablo II en dos ocasiones. La primera en julio de 1980, y la segunda en octubre de 1991, cuando se hallaba en el hospital donde permaneció 16 meses. El pontífice, que tan bien conocía el dolor en carne propia, hizo notar: «Este es el sufrimiento de los inocentes. Igual al de Jesús».

Dulce fue una religiosa fidelísima a su regla en momentos en los que en su congregación había quienes propugnaban que aquélla se mitigara. Una mujer de oración, sacrificada y penitente, que difundió entre los pobres, los operarios y los enfermos su amor al Sagrado Corazón de Jesús y a la Inmaculada.

Murió en el convento de San Antonio el 13 de marzo de 1992. El sepelio, realizado en medio de la consternación de la gente que la consideraba Madre de los pobres ángel bueno de Brasil, fue una explosión de gratitud. Conducida en un coche de bomberos, fue escoltada por los cadetes de la policía militar y seguida por una imponente procesión de 6 km.

Así homenajeaban a la que ya había entrado de forma triunfante en la gloria. Su cuerpo permanece incorrupto. Fue beatificada en Salvador de Bahía por el cardenal Geraldo Majella Agnelo, en representación de Benedicto XVI, el22 de mayo de 2011.

Margarita Bays

Margarita nació en Suiza, en el cantón de Friburgo el 8 de septiembre de 1815. Hija de agricultores, desarrolló durante toda su vida la labor de costurera.

Tuvo desde niña una fe ardiente, pero no se sintió llamada a la vida religiosa. Sin embargo, permaneció soltera al servicio del prójimo como catequista.

Además ayudó a los enfermos de la parroquia y sostuvo a su familia cuando un hermano estuvo encarcelado, una de sus hermanas se separó de su esposo y otra quedó embarazada de adolescente.

«Golpeada por un cáncer antes de los 40 años, pidió al Señor para que la sanase, pero que la asociase para siempre a su Pasión». La curación inexplicable llegó el 8 de diciembre de 1854, el día en que Pío IX proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción.

«Desde entonces para los Bays comenzaron otros sufrimientos y experiencias místicas: permanecía inmovilizada en cama con éxtasis todos los viernes a las 15 horas y por toda la Semana Santa. En sus manos, pies y el costado aparecieron los estigmas», fenómeno que la beata «primero buscó esconder, pero que luego reveló al obispo. Una investigación médica «atestiguó el origen misterioso de las heridas», relató el medio.

Falleció el 27 de junio de 1879. Fue beatificada por San Juan Pablo II el 29 de octubre de 1995.

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