julio 2016

(RadioVaticana) Esta fue la Homilía completa del Santo Padre Francisco

Queridos jóvenes: han venido a Cracovia para encontrarse con Jesús. Y el Evangelio de hoy nos habla precisamente del encuentro entre Jesús y un hombre, Zaqueo, en Jericó (cf. Lc 19,1-10). Allí Jesús no se limita a predicar, o a saludar a alguien, sino que quiere –nos dice el Evangelista– cruzar la ciudad (cf. v. 1). Con otras palabras, Jesús desea acercarse a la vida de cada uno, recorrer nuestro camino hasta el final, para que su vida y la nuestra se encuentren realmente.

Tiene lugar así el encuentro más sorprendente, el encuentro con Zaqueo, jefe de los «publicanos», es decir, de los recaudadores de impuestos. Así que Zaqueo era un rico colaborador de los odiados ocupantes romanos; era un explotador de su pueblo, uno que debido a su mala fama no podía ni siquiera acercarse al Maestro. Sin embargo, el encuentro con Jesús cambió su vida, como sucedió, y cada día puede suceder, con cada uno de nosotros. Pero Zaqueo tuvo que superar algunos obstáculos para encontrarse con Jesús: al menos tres, que también pueden enseñarnos algo a nosotros.

El primero es la baja estatura: Zaqueo no conseguía ver al Maestro, porque era bajo. También nosotros podemos hoy caer en el peligro de quedarnos lejos de Jesús porque no nos sentimos a la altura, porque tenemos una baja consideración de nosotros mismos. Esta es una gran tentación, que no sólo tiene que ver con la autoestima, sino que afecta también la fe. Porque la fe nos dice que somos «hijos de Dios, pues ¡lo somos!» (1 Jn 3,1): hemos sido creados a su imagen; Jesús hizo suya nuestra humanidad y su corazón nunca se separará de nosotros; el Espíritu Santo quiere habitar en nosotros; estamos llamados a la alegría eterna con Dios. Esta es nuestra «estatura», esta es nuestra identidad espiritual: somos los hijos amados de Dios, siempre. Entiendan entonces que no aceptarse, vivir infelices y pensar en negativo significa no reconocer nuestra identidad más auténtica: es como darse la vuelta cuando Dios quiere fijar sus ojos en mí; significa querer impedir que se cumpla su sueño en mí. Dios nos ama tal como somos, y no hay pecado, defecto o error que lo haga cambiar de idea. Para Jesús –nos lo muestra el Evangelio–, nadie es inferior y distante, nadie es insignificante, sino que todos somos predilectos e importantes: ¡Tú eres importante! Y Dios cuenta contigo por lo que eres, no por lo que tienes: ante él, nada vale la ropa que llevas o el teléfono móvil que utilizas; no le importa si vas a la moda, le importas tú. A sus ojos, vales, y lo que vales no tiene precio.

Cuando en la vida sucede que apuntamos bajo en vez de a lo alto, nos puede ser de ayuda esta gran verdad: Dios es fiel en su amor, y hasta obstinado. Nos ayudará pensar que nos ama más de lo que nosotros nos amamos, que cree en nosotros más que nosotros mismos, que está siempre de nuestra parte, como el más acérrimo de los «hinchas». Siempre nos espera con esperanza, incluso cuando nos encerramos en nuestras tristezas, rumiando continuamente los males sufridos y el pasado. Pero complacerse en la tristeza no es digno de nuestra estatura espiritual. Es más, es un virus que infecta y paraliza todo, que cierra cualquier puerta, que impide que la vida se reavive, que recomience. Dios, sin embargo, es obstinadamente esperanzado: siempre cree que podemos levantarnos y no se resigna a vernos apagados y sin alegría. Porque somos siempre sus hijos amados. Recordemos esto al comienzo de cada día. Nos hará bien decir todas las mañanas en la oración: «Señor, te doy gracias porque me amas; haz que me enamore de mi vida». No de mis defectos, que hay que corregir, sino de la vida, que es un gran regalo: es el tiempo para amar y ser amado.

Zaqueo tenía un segundo obstáculo en el camino del encuentro con Jesús: la vergüenza paralizante. Podemos imaginar lo que sucedió en el corazón de Zaqueo antes de subir a aquella higuera, habrá tenido una lucha afanosa: por un lado, la curiosidad buena de conocer a Jesús; por otro, el riesgo de hacer una figura bochornosa. Zaqueo era un personaje público; sabía que, al intentar subir al árbol, haría el ridículo delante de todos, él, un jefe, un hombre de poder. Pero superó la vergüenza, porque la atracción de Jesús era más fuerte. Habrán experimentado lo que sucede cuando una persona se siente tan atraída por otra que se enamora: entonces sucede que se hacen de buena gana cosas que nunca se habrían hecho. Algo similar ocurrió en el corazón de Zaqueo, cuando sintió que Jesús era de tal manera importante que habría hecho cualquier cosa por él, porque él era el único que podía sacarlo de las arenas movedizas del pecado y de la infelicidad. Y así, la vergüenza paralizante no triunfó: Zaqueo –nos dice el Evangelio– «corrió más adelante», «subió» y luego, cuando Jesús lo llamó, «se dio prisa en bajar» (vv. 4.6.). Se arriesgó y actuó. Esto es también para nosotros el secreto de la alegría: no apagar la buena curiosidad, sino participar, porque la vida no hay que encerrarla en un cajón. Ante Jesús no podemos quedarnos sentados esperando con los brazos cruzados; a él, que nos da la vida, no podemos responderle con un pensamiento o un simple «mensajito».

Queridos jóvenes, no se avergüencen de llevarle todo, especialmente las debilidades, las dificultades y los pecados, en la confesión: Él sabrá sorprenderlos con su perdón y su paz. No tengan miedo de decirle «sí» con toda la fuerza del corazón, de responder con generosidad, de seguirlo. No se dejen anestesiar el alma, sino aspiren a la meta del amor hermoso, que exige también renuncia, y un «no» fuerte al doping del éxito a cualquier precio y a la droga de pensar sólo en sí mismo y en la propia comodidad.

Después de la baja estatura y la vergüenza paralizante, hay un tercer obstáculo que Zaqueo tuvo que enfrentar, ya no en su interior sino a su alrededor. Es la multitud que murmura, que primero lo bloqueó y luego lo criticó: Jesús no tenía que entrar en su casa, en la casa de un pecador. Qué difícil es acoger realmente a Jesús, qué duro es aceptar a un «Dios, rico en misericordia» (Ef 2,4). Puede que los bloqueen, tratando de hacerles creer que Dios es distante, rígido y poco sensible, bueno con los buenos y malo con los malos. En cambio, nuestro Padre «hace salir su sol sobre malos y buenos» (Mt 5,45), y nos invita al valor verdadero: ser más fuertes que el mal amando a todos, incluso a los enemigos. Puede que se rían de ustedes, porque creen en la fuerza mansa y humilde de la misericordia. No tengan miedo, piensen en cambio en las palabras de estos días: «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia» (Mt 5,7). Puede que los juzguen como unos soñadores, porque creen en una nueva humanidad, que no acepta el odio entre los pueblos, ni ve las fronteras de los países como una barrera y custodia las propias tradiciones sin egoísmo y resentimiento. No se desanimen: con su sonrisa y sus brazos abiertos predican la esperanza y son una bendición para la única familia humana, tan bien representada aquí por ustedes.

Aquel día, la multitud juzgó a Zaqueo, lo miró con desprecio; Jesús, en cambio, hizo lo contrario: levantó los ojos hacia él (v. 5). La mirada de Jesús va más allá de los defectos para ver a la persona; no se detiene en el mal del pasado, sino que divisa el bien en el futuro; no se resigna frente a la cerrazón, sino que busca el camino de la unidad y de la comunión; en medio de todos, no se detiene en las apariencias, sino que mira al corazón. Con esta mirada de Jesús, pueden hacer surgir una humanidad diferente, sin esperar a que les digan «qué buenos son», sino buscando el bien por sí mismo, felices de conservar el corazón limpio y de luchar pacíficamente por la honestidad y la justicia. No se detengan en la superficie de las cosas y desconfíen de las liturgias mundanas de la apariencia, del maquillaje del alma para aparentar ser mejores. Por el contrario, instalen bien la conexión más estable, la de un corazón que ve y transmite el bien sin cansarse. Y esa alegría que han recibido gratis de Dios, denla gratis (cf. Mt 10,8), porque son muchos los que la esperan.

Escuchamos por último las palabras de Jesús a Zaqueo, que parecen dichas a propósito para nosotros en este momento: «Date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa» (v. 5). Jesús te dirige la misma invitación: «Hoy tengo que alojarme en tu casa». La Jornada Mundial de la Juventud, podríamos decir, comienza hoy y continúa mañana, en casa, porque es allí donde Jesús quiere encontrarnos a partir de ahora. El Señor no quiere quedarse solamente en esta hermosa ciudad o en los recuerdos entrañables, sino que quiere venir a tu casa, vivir tu vida cotidiana: el estudio y los primeros años de trabajo, las amistades y los afectos, los proyectos y los sueños. Cómo le gusta que todo esto se lo llevemos en la oración. Él espera que, entre tantos contactos y chats de cada día, el primer puesto lo ocupe el hilo de oro de la oración. Cuánto desea que su Palabra hable a cada una de tus jornadas, que su Evangelio sea tuyo, y se convierta en tu «navegador» en el camino de la vida.

Jesús, a la vez que te pide ir a tu casa, como hizo con Zaqueo, te llama por tu nombre. Tu nombre es precioso para él. El nombre de Zaqueo evocaba, en la lengua de la época, el recuerdo de Dios. Fiarse del recuerdo de Dios: su memoria no es un «disco duro» que registra y almacena todos nuestros datos, sino un corazón tierno de compasión, que se regocija eliminando definitivamente cualquier vestigio del mal. Procuremos también nosotros ahora imitar la memoria fiel de Dios y custodiar el bien que hemos recibido en estos días. En silencio hagamos memoria de este encuentro, custodiemos el recuerdo de la presencia de Dios y de su Palabra, reavivemos en nosotros la voz de Jesús que nos llama por nuestro nombre. Así pues, recemos en silencio, recordando, dando gracias al Señor que nos ha traído aquí y ha querido encontrarnos.

(Raúl Cabrera- Radio Vaticano)

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(Wang Zhicheng/Asia News) - El sábado 30 a las 11 horas (hora local), falleció Mons. Vicente Huang Shoucheng, obispo clandestino de Mindong (Fujian), una de las personalidades más importantes de China. Tenía 93 años. El 15 de mayo del año pasado había sido llevado al hospital y los fieles habían temido por su muerte, pero se recuperó después de unos días. El obispo, reconocido por los católicos oficiales y no oficiales como ordinario de la diócesis, quería morir en casa, en la curia y así ha sido.

En más de 60 años de sacerdocio, Mons. Huang había pasado 35 años en prisión, arresto domiciliario y trabajos forzados. La Diócesis de Mindong está formada casi en su totalidad por fieles de la Iglesia subterránea: de 90.000 católicos, más de 80.000 son ilegales. Es una iglesia muy organizada y viva, con más de 45 sacerdotes, más de 200 monjas, más de 300 laicos consagrados y cientos de catequistas laicos. Mindong también tiene un obispo patriótico, Mons. Zhan Silu, seguido por unos pocos fieles, con una docena de sacerdotes oficiales son una docena y unas pocas parroquias.

Católicos subterráneos y oficiales reconocen la grandeza del obispo fallecido.

Los seminaristas de la Iglesia oficial le llaman «humilde, inteligente, un gran pastor». «Gracias a él –dice un sacerdote no oficial– la Iglesia de Mindong ha podido crecer y renovarse. Sus sufrimientos llevaron a frutos de evangelización. En esos años nacieron y crecieron cientos de comunidades y parroquias».

Debido a la preponderancia de la comunidad subterránea, en los últimos años, el gobierno se ha visto obligado a ponerse de acuerdo con actividades de la vida y de la comunidad, tales como la construcción de iglesias, peregrinaciones y ordenaciones sacerdotales. En 2008, Mons. Huang también pudo ordenar a su obispo coadjutor, Mons. Vincenzo Guo Xijin, 60, que le sucedió en la administración de la diócesis. Mons. Guo fue aprobado por Benedicto XVI.

La fecha del funeral aún no se ha decidido. Los miembros del gobierno ya están en la ciudad para hablar con los sacerdotes y el obispo sucesor y ponerse de acuerdo sobre qué hacer.

En general, para un obispo no reconocido por el gobierno chino, las autoridades requieren que el funeral sea sencillo, sin que el cadáver lleve las insignias episcopales, si los fieles son pocos. Se sabe que el gobierno ha pedido a Mons. Guo no usar signos episcopales y él gentilmente aceptó. Pero es muy probable que en este caso las autoridades no puedan detener el flujo de decenas de miles de fieles que vienen a rendir homenaje a su pastor muerto. No van a permitir que en la liturgia se hable del obispo fallecido sin calificarlo como tal, o que su cuerpo no lleve el inglete, la cruz pectoral y el anillo. Un fiel dijo a AsiaNews: «Para nosotros, Mons. Huang es un obispo, y su cuerpo será vestido como tal. Si las autoridades quisieran quitarle sus insignias episcopales, tendrían que hacerlo ante todo el pueblo».

Los fieles esperan que incluso Mons. Zhan Silu vienen a honrar el cuerpo de Mons. Huang, que fue su maestro en el seminario.

Su vida como sacerdote y obispo fiel

Mons. Huang Shoucheng nació el 23 de julio de 1923 en Kangcuo, cerca de la ciudad de Fuan (Fujian). En 1935 entró en el seminario menor de Luojiang (Funing), entonces seminario mayor de Fuzhou.

El 26 de junio, 1949, fue ordenado sacerdote junto con otros tres diáconos, de manos del Administrador Apostólico Mons. Thomas Niu Huiqing.

Después de un período de enseñanza en el seminario y como párroco, fue detenido el 12 de noviembre de 1955, junto con otros tres sacerdotes, por la policía en Fuzhou y hasta 1959 sufrió cuatro años de prisión y varios más en campos de trabajo forzado.

Regresó a su casa en 1971. Durante la Revolución Cultural, después de haber escrito algunos libros de catequesis, fue detenido por segunda vez el 23 de diciembre de 1972 y condenado a 8 años de prisión. Liberado de la prisión en enero de 1980, volvió a Fuan.

En 1985 fue consagrado obispo coadjutor de la ciudad de Luoyuan y sometido al control de la policía y arresto domiciliario, pero no cesó en su actividad. El 27 de julio de 1990 fue detenido y encarcelado por tercera vez, pero en agosto de 1991 se suspendió la sentencia a causa de su salud.

El 20 de agosto de 2005 tomó posesión de la diócesis como obispo de Mindong. El 28 de diciembre de 2008, consagró a su sucesor Mons. Vincenzo Guo Xijin como obispo coadjutor

Publicado por AsiaNews. Traducido por InfoCatólica

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(AlfayOmega) Los retiros de Emaús se fundaron hace más de 30 años en Miami. Mirna Gallagher, directora de Educación Religiosa de la Parroquia de St. Louis con un equipo de mujeres, con la supervisión del obispo de la diócesis y el rector de la Parroquia, el padre David G. Russell, iniciaron esta andadura que se ha convertido en una realidad en la mayoría de los países de América Latina y España. En Argentina, el Papa Francisco, siendo arzobispo de Buenos Aires los acogió con gran entusiasmo permitiendo que se difundiera en su diócesis

Estos retiros están basados en la lectura del evangelio según Lucas 24: 13-35 que versa sobre los acontecimientos en el camino a Emaús. El Ministerio de Emaús se concibe como un ministerio para las Parroquias y no como un movimiento. Un retiro de laicos para laicos.

En España llegó en 2009. El primer sacerdote que lo acogió fue el padre Enrique González, de la parroquia de San Germán, en Madrid, donde todavía continúa este servicio. Posteriormente se han abierto en otras parroquias de la capital, en diversas parroquias de Barcelona y provincia, Solsona –acogido por el obispo Novell–, Jerez, Valencia, Zaragoza y A Coruña. Raúl M. Mir ha coordinado varios retiros, y fue uno de los introductores de los retiros en Barcelona conjuntamente con el padre Felipe Simón, de la parroquia de San Sebastián de Badalona.

¿Cómo defines Emaús?

Una cita íntima y muy personal con el Amor de Dios. Emaús no es un movimiento, sino un apostolado parroquial impulsado por laicos de la comunidad, de acuerdo con el movimiento de la nueva evangelización que implica a los laicos en la Iglesia. Cuenta con el acompañamiento espiritual de sacerdotes de las parroquias. Su finalidad es llevar almas al encuentro con Cristo. Emaús supone una renovación espiritual basada en la lectura del Evangelio de San Lucas 24, 13-35.

El retiro ofrece una oportunidad para que todo aquel que esté buscando, que no conozca a Jesús, que lo conozca y no lo quiera o se haya peleado con él o que simplemente vive en el mundo de hoy sumergido en el consumismo, el yo, el ansia de poder y todo lo que da el mundo de hoy … vivan una jornada transformadora producto del encuentro con el amor de Jesús. No hay nada más impresionante que sentir como Dios te ama.

¿Cuál es el origen de estos retiros que tanto gustan al Papa Francisco?

El primer retiro tuvo lugar en 1978 en la parroquia de St. Louis de Miami y se celebró en la casa de retiros que los dominicos tienen en la localidad. Se inició a instancias del párroco David G. Russell conjuntamente con Myrna Gallagher, directora de Educación Religiosa. El primer equipo lo formaron cinco mujeres de la parroquia. Tras muchas oraciones, se decidió que versaría sobre la lectura del Evangelio según san Lucas, 24: 13-35 que versa sobre el encuentro de los discípulos de Emaús con Cristo Resucitado.

¿Cuál es el objetivo del retiro?

El retiro de Emaús supone retirarse del mundo del viernes por la tarde al domingo por la tarde en una casa de espiritualidad y guía el asistente a través de una serie testigos y experiencias personales, relacionadas todas ellas con la vida espiritual, emocional y de relaciones interpersonales, por medio de un grupo de laicos que ayudan a salir del retiro con un sentido renovado de prioridades y propósitos.

El objetivo es que, cuando termine, todos podamos reconocer que Jesús vive entre nosotros, amándonos con amor eterno, andando en nuestra vida. El retiro ofrece una oportunidad para quien no conozca a Jesús o que viva sumergido en el mundo de hoy, disfrute de una jornada transformadora, producto del encuentro con su amor.

Lo sustancial es que saliendo del retiro los participantes se convierten en verdaderos faros del Espíritu Santo en la sociedad que iluminen a las personas de su entorno.

¿Por qué cambia la vida?

Emaús permite vivir una vida llena de amor a Dios, de esperanza, que redunda grandes beneficios personales. Está basado en experiencias personales y testimonios relacionados con el perdón, el servicio a los demás, la vida espiritual, la sanación física o emocional, las máscaras de nuestra vida, las relaciones interpersonales, la vida de sacramentos…

La idea es renovar la vida desde el corazón. A lo largo del retiro matrimonios rotos se han perdonado y han recuperado el amor, hermanos se han reconciliado, personas que no entendían su sentido de la vida ahora comprenden que Dios los ama, gente alejada de la Iglesia que ha solicitado prepararse para recibir el bautismo, enfermos que dan gracias a Dios por su enfermedad, desesperanzados que abrazan el amor de Dios … Es un regalo que los participantes hacen a su vida para encontrarse con el Señor cara a cara.

¿Quién puede participar del retiro?

Personas laicas y religiosos de todos los carismas de la Iglesia. Incluso personas no católicas o de otras confesiones. El amor de Dios no pone barreras a los hombres. Se organizan para hombres y mujeres de manera independiente. Al retiro vienen gente de todas las sensibilidades de la Iglesia, personas de las parroquias, incluso sacerdotes y consagradas. Todos necesitamos experimentar el amor de Dios en nuestra vida. También llega gente alejada de la fe y de la Iglesia o personas con una vida sacramental más tibia.

Es común escuchar a muchos asistentes que han acudido al retiro obligados por sus amigos o familiares. Una vez el retiro ha finalizado todos dan gracias a Dios por esta experiencia de fe, por haber reconocido de nuevo a Dios caminando a su lado. Parten felices a sus casas, con sus familias, a sus entornos profesionales necesitados de transmitir esta experiencia. Cuando Dios transforma tu corazón y cambia tu percepción de la vida tienes necesidad de transmitirlo.

Los asistentes al retiro salen alegres como esos discípulos de Emaús. Y siguen esas palabras del papa Francisco de convertirse en canales para transmitir el amor de Cristo. Estamos llamados a hablar de Jesús a todos nuestros coetáneos, nos sólo en la comunidad parroquial sino, especialmente, en los entornos en los que nos movemos.

Emaús es un camino de peregrinaje. Así es nuestra vida de fe. Se trata de encontrarse con Jesús al que tantas veces no lo reconocemos en nuestra vida tan vacía y tan llena de cosas materiales.

Juan Bonet. Publicado en AlfayOmega el 11 de junio de 2015

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Peregrinar es una actividad religiosa que existe, casi se puede afirmar, desde los orígenes de la humanidad y del hombre religioso. El pueblo de Israel recordaba a Abrahám y a los patriarcas como peregrinos. Su larga marcha por el desierto la consideró como la peregrinación prototipo de las que haría en la tierra prometida. La peregrinación fue siempre una acción claramente sagrada. Las peregrinaciones eran ocasiones muy especiales para un encuentro con el Señor y una manifestación de su identidad como pueblo y nación.

Jesús mismo, como buen devoto judío, participó con María y José en las peregrinaciones al templo de Jerusalén con motivo de las grandes fiestas judías. En una de ellas, siendo niño, se quedó perdido en el templo. Su última peregrinación fue en la pascua en la que consumó su pasión, muerte y resurrección.

Las peregrinaciones son un símbolo del camino de la existencia humana que manifiesta su sentido. Los salmos lo describen bien cuando cantan la ilusión de los peregrinos que salen animosos pensando en la meta con nostalgia de Dios y de su templo. «Qué alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor». (Sal 121) Cuando atraviesan valles sombríos, cañadas oscuras o están cansados recitan: «El Señor es mi pastor, nada me falta» (Sal 22) Y cuando llegan por fin a la meta: «Ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén».

La Iglesia, todo el Pueblo de Dios, es peregrinante en camino hacia la Iglesia triunfante, nuestra patria celestial. La muerte es el final de la peregrinación terrena del hombre, que camina por la senda estrecha de la cruz (AG 1), alimentado por la Eucaristía, que es el alimento celestial de nuestra peregrinación.

En nuestros días están en auge las peregrinaciones. Son una manera de expresar la fe. Muchas veces se hacen promesas y votos de peregrinar a un lugar sagrado dándole a esta acción un carácter penitencial para resarcir un mal hecho o de acción de gracias por un favor recibido. Son actos de devoción que deben cumplirse (CIC can.1191, 1). En muchas circunstancias se camina a lugares, que son un foco de atracción e irradiación de la fe por su historia y tradición, por los acontecimientos, apariciones y milagros allí sucedidos, o porque ha habido grandes maestros de espiritualidad, son lugares en los que se respira un ambiente espiritual muy especial donde se percibe y se siente a Dios.

Destacan las peregrinaciones a Tierra Santa, a Roma, a Santiago de Compostela, a Lourdes, a Fátima, y a otros muchos lugares y santuarios. También nuestras «Javieradas» entran en este capítulo. Muchos santos se han decidido a ser buenos discípulos y testigos del Señor en estos lugares.

Algunas veces pueden parecer actos de piedad de segundo orden pero se producen grandes bienes espirituales también para aquellos que inicialmente van por deporte, folklore, turismo, tradición o simple curiosidad. Es necesario prepararlas bien con catequesis adecuadas. Después, realizarlas con espíritu de fe. Participar en los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía y en las oraciones y actos de piedad que ponen un tono de fervor en todo lo que se hace. Así se convierten en formas muy válidas de nueva evangelización y provocan muchas conversiones y aumento de vida cristiana.

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Esta vez le tocó a un templo protestante evangélico

Decimooctavo templo cristiano quemado en Chile por radicales mapuches

Un grupo de desconocidos incendió un templo protestante evangélico en la región chilena de La Araucanía durante la madrugada del pasado jueves. Se trata del decimooctavo atentado incendiario contra centros religiosos católicos y evangélicos en lo que va de este año en la zona.

31/07/16 6:22 AM | Imprimir | Enviar

(Protestante Digital) Este nuevo ataque ocurrió en el sector rural de Niágara, en el municipio de Padre Las Casas, en las afueras de Temuco, la capital regional, y no había nadie en el recinto en el momento del incendio.

El fiscal Felipe González, a cargo del caso, dijo que en las inmediaciones se encontraron panfletos de la organización Weichan Auka Mapu que demandan la libertad «de los presos políticos mapuches».

El general Máximo Lira, jefe regional de Carabineros, dijo a los periodistas que se recibió una llamada telefónica que alertaba del suceso, pero cuando la policía acudió al lugar el incendio estaba consumado.

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Queridos jóvenes,

Es bueno estar aquí con ustedes en esta Vigilia de oración.

Al terminar su valiente y conmovedor testimonio, Rand nos pedía algo. Nos decía: «Les pido encarecidamente que recen por mi amado país». Una historia marcada por la guerra, el dolor, la pérdida, que finaliza con un pedido: el de la oración. Qué mejor que empezar nuestra vigilia rezando.

Venimos desde distintas partes del mundo, de continentes, países, lenguas, culturas, pueblos diferentes. Somos «hijos» de naciones, que quizá pueden estar enfrentadas luchando por diversos conflictos, o incluso estar en guerra. Otros venimos de países que pueden estar en «paz», que no tienen conflictos bélicos, donde muchas de las cosas dolorosas que suceden en el mundo sólo son parte de las noticias y de la prensa. Pero seamos conscientes de una realidad: para nosotros, hoy y aquí, provenientes de distintas partes del mundo, el dolor, la guerra que viven muchos jóvenes, deja de ser anónima, deja de ser una noticia de prensa, tiene nombre, tiene rostro, tiene historia, tiene cercanía. Hoy la guerra en Siria, es el dolor y el sufrimiento de tantas personas, de tantos jóvenes como el valiente Rand, que está aquí entre nosotros pidiéndonos que recemos por su amado país.

Existen situaciones que nos pueden resultar lejanas hasta que, de alguna manera, las tocamos. Hay realidades que no comprendemos porque sólo las vemos a través de una pantalla (del celular o de la computadora). Pero cuando tomamos contacto con la vida, con esas vidas concretas no ya mediatizadas por las pantallas, entonces nos pasa algo importante, sentimos la invitación a involucrarnos: «No más ciudades olvidadas», como dice Rand: ya nunca puede haber hermanos «rodeados de muerte y homicidios» sintiendo que nadie los va a ayudar. Queridos amigos, los invito a que juntos recemos por el sufrimiento de tantas víctimas fruto de la guerra, que recemos por tantas familias de la amada Siria y de otras partes del mundo, para que de una vez por todas podamos comprender que nada justifica la sangre de un hermano, que nada es más valioso que la persona que tenemos al lado. Y en este pedido de oración también quiero agradecerles a Natalia y a Miguel, porque ustedes también nos han compartido sus batallas, sus guerras interiores. Nos han mostrado sus luchas y cómo hicieron para superarlas. Son signo vivo de lo que la misericordia quiere hacer en nosotros.

Nosotros no vamos a gritar ahora contra nadie, no vamos a pelear, no queremos destruir. Nosotros no queremos vencer el odio con más odio, vencer la violencia con más violencia, vencer el terror con más terror. Nosotros hoy estamos aquí, porque el Señor nos ha convocado. Y nuestra respuesta a este mundo en guerra tiene un nombre: se llama fraternidad, se llama hermandad, se llama comunión, se llama familia. Celebremos el venir de culturas diferentes y nos unimos para rezar. Que nuestra mejor palabra, que nuestro mejor discurso, sea unirnos en oración. Hagamos un rato de silencio y recemos; pongamos ante el Señor los testimonios de estos amigos, identifiquémonos con aquellos para quienes «la familia es un concepto inexistente, y la casa sólo un lugar donde dormir y comer», o con quienes viven con el miedo de creer que sus errores y pecados los han dejado definitivamente afuera. Pongamos también las «guerras» de ustedes, las luchas que cada uno trae consigo, dentro de su corazón, en presencia de nuestro Dios.

(Silencio y oración)

Mientras rezábamos, me venía la imagen de los Apóstoles el día de Pentecostés. Una escena que nos puede ayudar a comprender todo lo que Dios sueña hacer en nuestra vida, en nosotros y con nosotros. Aquel día, los discípulos estaban encerrados por miedo. Se sentían amenazados por un entorno que los perseguía, que los arrinconaba en una pequeña habitación, obligándolos a permanecer quietos y paralizados. El temor se había apoderado de ellos. En ese contexto, pasó algo espectacular, algo grandioso. Vino el Espíritu Santo y unas lenguas como de fuego se posaron sobre cada uno, impulsándolos a una aventura que jamás habrían soñado.

Hemos escuchado tres testimonios, hemos tocado, con nuestros corazones, sus historias, sus vidas. Hemos visto cómo ellos, al igual que los discípulos, han vivido momentos similares, han pasado momentos donde se llenaron de miedo, donde parecía que todo se derrumbaba. El miedo y la angustia que nace de saber que al salir de casa uno puede no volver a ver a los seres queridos, el miedo a no sentirse valorado ni querido, el miedo a no tener otra oportunidad. Ellos nos compartieron la misma experiencia que tuvieron los discípulos, han experimentado el miedo que sólo conduce a un lugar: al encierro. Y cuando el miedo se acovacha en el encierro siempre va acompañado por su «hermana gemela»: la parálisis, sentirnos paralizados. Sentir que en este mundo, en nuestras ciudades, en nuestras comunidades, no hay ya espacio para crecer, para soñar, para crear, para mirar horizontes, en definitiva para vivir, es de los peores males que se nos puede meter en la vida. La parálisis nos va haciendo perder el encanto de disfrutar del encuentro, de la amistad; el encanto de soñar juntos, de caminar con otros.

Pero en la vida hay otra parálisis todavía más peligrosa y muchas veces difícil de identificar; y que nos cuesta mucho descubrir. Me gusta llamarla la parálisis que nace cuando se confunde «felicidad» con un «sofá/kanapa (canapé)». Sí, creer que para ser feliz necesitamos un buen sofá/canapé. Un sofá que nos ayude a estar cómodos, tranquilos, bien seguros. Un sofá -como los que hay ahora modernos con masajes adormecedores incluidos- que nos garantiza horas de tranquilidad para trasladarnos al mundo de los videojuegos y pasar horas frente a la computadora. Un sofá contra todo tipo de dolores y temores. Un sofá que nos haga quedarnos en casa encerrados, sin fatigarnos ni preocuparnos. La «sofá-felicidad», «kanapa-szczęście», es probablemente la parálisis silenciosa que más nos puede perjudicar, ya que poco a poco, sin darnos cuenta, nos vamos quedando dormidos, nos vamos quedando embobados y atontados mientras otros -quizás los más vivos, pero no los más buenos- deciden el futuro por nosotros. Es cierto, para muchos es más fácil y beneficioso tener a jóvenes embobados y atontados que confunden felicidad con un sofá; para muchos eso les resulta más conveniente que tener jóvenes despiertos, inquietos respondiendo al sueño de Dios y a todas las aspiraciones del corazón.

Pero la verdad es otra: queridos jóvenes, no vinimos a este mundo a «vegetar», a pasarla cómodamente, a hacer de la vida un sofá que nos adormezca; al contrario, hemos venido a otra cosa, a dejar una huella. Es muy triste pasar por la vida sin dejar una huella. Pero cuando optamos por la comodidad, por confundir felicidad con consumir, entonces el precio que pagamos es muy, pero que muy caro: perdemos la libertad.

Ahí está precisamente una gran parálisis, cuando comenzamos a pensar que felicidad es sinónimo de comodidad, que ser feliz es andar por la vida dormido o narcotizado, que la única manera de ser feliz es ir como atontado. Es cierto que la droga hace mal, pero hay muchas otras drogas socialmente aceptadas que nos terminan volviendo tanto o más esclavos. Unas y otras nos despojan de nuestro mayor bien: la libertad.

Amigos, Jesús es el Señor del riesgo, del siempre «más allá». Jesús no es el Señor del confort, de la seguridad y de la comodidad. Para seguir a Jesús, hay que tener una cuota de valentía, hay que animarse a cambiar el sofá por un par de zapatos que te ayuden a caminar por caminos nunca soñados y menos pensados, por caminos que abran nuevos horizontes, capaces de contagiar alegría, esa alegría que nace del amor de Dios, la alegría que deja en tu corazón cada gesto, cada actitud de misericordia. Ir por los caminos siguiendo la «locura» de nuestro Dios que nos enseña a encontrarlo en el hambriento, en el sediento, en el desnudo, en el enfermo, en el amigo caído en desgracia, en el que está preso, en el prófugo y el emigrante, en el vecino que está solo. Ir por los caminos de nuestro Dios que nos invita a ser actores políticos, pensadores, movilizadores sociales. Que nos incita a pensar una economía más solidaria. En todos los ámbitos en los que ustedes se encuentren, ese amor de Dios nos invita llevar la buena nueva, haciendo de la propia vida un homenaje a él y a los demás.

Podrán decirme: «Padre pero eso no es para todos, sólo es para algunos elegidos». Sí, y estos elegidos son todos aquellos que estén dispuestos a compartir su vida con los demás. De la misma manera que el Espíritu Santo transformó el corazón de los discípulos el día de Pentecostés, lo hizo también con nuestros amigos que compartieron sus testimonios. Uso tus palabras, Miguel, vos nos decías que el día que en la Facenda te encomendaron la responsabilidad de ayudar a que la casa funcionara mejor, ahí comenzaste a entender que Dios pedía algo de ti. Así comenzó la transformación.

Ese es el secreto, queridos amigos, que todos estamos llamados a experimentar. Dios espera algo de ti, Dios quiere algo de ti, Dios te espera a ti. Dios viene a romper nuestras clausuras, viene a abrir las puertas de nuestras vidas, de nuestras visiones, de nuestras miradas. Dios viene a abrir todo aquello que te encierra. Te está invitando a soñar, te quiere hacer ver que el mundo con vos puede ser distinto. Eso sí, si vos no ponés lo mejor de vos, el mundo no será distinto.

El tiempo que hoy estamos viviendo, no necesita jóvenes-sofá, młody-kanapa, sino jóvenes con zapatos; mejor aún, con los botines puestos. Sólo acepta jugadores titulares en la cancha, no hay espacio para suplentes. El mundo de hoy les pide que sean protagonistas de la historia porque la vida es linda siempre y cuando querramos vivirla, siempre y cuando querramos dejar una huella. La historia hoy nos pide que defendamos nuestra dignidad y no dejemos que sean otros los que decidan nuestro futuro. El Señor, al igual que en Pentecostés, quiere realizar uno de los mayores milagros que podamos experimentar: hacer que tus manos, mis manos, nuestras manos se transformen en signos de reconciliación, de comunión, de creación. Él quiere tus manos para seguir construyendo el mundo de hoy. Él quiere construirlo con vos.

Me dirás, Padre, pero yo soy muy limitado, soy pecador, ¿qué puedo hacer? Cuando el Señor nos llama no piensa en lo que somos, en lo que éramos, en lo que hemos hecho o de dejado de hacer. Al contrario: él, en ese momento que nos llama, está mirando todo lo que podríamos dar, todo el amor que somos capaces de contagiar. Su apuesta siempre es al futuro, al mañana. Jesús te proyecta al horizonte.

Por eso, amigos, hoy Jesús te invita, te llama a dejar tu huella en la vida, una huella que marque la historia, que marque tu historia y la historia de tantos.

La vida de hoy nos dice que es mucho más fácil fijar la atención en lo que nos divide, en lo que nos separa. Pretenden hacernos creer que encerrarnos es la mejor manera para protegernos de lo que nos hace mal. Hoy los adultos necesitamos de ustedes, que nos enseñen a convivir en la diversidad, en el diálogo, en compartir la multiculturalidad, no como una amenaza sino, como una oportunidad: tengan valentía para enseñarnos que es más fácil construir puentes que levantar muros. Y todos juntos pidamos que nos exijan transitar por los caminos de la fraternidad. Construir puentes: ¿Saben cuál es el primer puente a construir? Un puente que podemos realizarlo aquí y ahora: estrecharnos la mano, darnos la mano. Anímense, hagan ahora, aquí, ese puente primordial, y dénse la mano. Es el gran puente fraterno, y ojalá aprendan a hacerlo los grandes de este mundo... pero no para la fotografía, sino para seguir construyendo puentes más y más grandes. Que éste puente humano sea semilla de tantos otros; será una huella.

Hoy Jesús, que es el camino, te llama a dejar tu huella en la historia. Él, que es la vida, te invita a dejar una huella que llene de vida tu historia y la de tantos otros. Él, que es la verdad, te invita a desandar los caminos del desencuentro, la división y el sinsentido. ¿Te animas? ¿Qué responden tus manos y tus pies al Señor, que es camino, verdad y vida?

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No ha trascendido su identidad

La policía francesa detiene a un refugiado sirio por su posible vinculación con el asesinato del P. Jacques Hamel

Las fuerzas de seguridad de Francia han detenido en la últimas horas a un refugiado sirio por su presunta conexión con el ataque perpetrado por dos terroristas islamistas contra la iglesia de Saint-Etienne-du-Rouvray, en la región de Normandía, en el que degollaron al P. Jacques Hamel.

30/07/16 2:06 PM | Imprimir | Enviar

(LD) Una fuente policial ha informado de que el sospechoso sirio -cuya identidad no ha trascendido- ha sido detenido cerca de un centro de acogida en Allier, en la zona centro de Francia.

Uno de los dos terroristas, Abdel-Malik Nabir Petitjean, vivió en esta región junto a sus padres durante cuatro años, hasta 2012. Además, una copia del pasaporte del detenido sirio ha aparecido en la vivienda del segundo asaltante, Adel Kermiche, según la fuente policial consultada.

Un portavoz judicial ha confirmado que el sospechoso se encuentra bajo custodia, así como otras dos personas que también estarían vinculadas al ataque perpetrado el pasado martes y que se saldó con el asesinato de un sacerdote católico.

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¿Qué significa la expresión “expandir la consciencia”? Una cuestión que está de actualidad, ya que se multiplican las ofertas de nuevas espiritualidades que proponen este objetivo. ¿Se trata de algo aceptable para un católico? Vicente Jara, laico dominico y miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), lo tiene claro: es algo totalmente alejado de la religiosidad cristiana y de su sentido antropológico del ser humano.

Así lo ha explicado, con todo detalle, hace unos días en el programa “Conoce las sectas”, que Jara dirige, en nombre de la RIES, en Radio María España. Además, ha escrito un completo artículo en el portal Aleteia, que extractamos a continuación (y que puede leerse también en italiano).

Un concepto de la Nueva Era… procedente del hinduismo

Este concepto o expresión hoy en día se encuentra en multitud de grupos de meditación, de seguidores de corrientes orientales más o menos irregulares de la Nueva Era, e incluso en el lenguaje cotidiano. Se asocia a “conocer más y mejor”, “romper límites”, “pensar y percibir más allá de lo que es cercano, mirar a lo lejos, con mayor perspectiva”, “liberarse del ego”. Pero hay mucho más.

El origen de esta expresión la tenemos en el hinduismo. Shiva es un gran dios del hinduismo, y junto con Brahma y Visnú formarían las triples expresiones o el Trimurti de divinidades de esta religión. También es paradigma de un yogui en meditación omnisciente y se le suele venerar en la forma de lingam o pene, recogiendo así el sentido de masculinidad.

Sakti es una energía de un deva (o dios masculino) capaz de personificar a su esposa o esposas, pues es habitual la multiplicidad de emparejamientos entre dioses por medio de estas energías o Sakti. Es una especie de energía (en el sentido oriental, no en el sentido físico y medible) de una deidad masculina hinduista, la cual energía llega a personificarse en su esposa, una diosa femenina o devi.

Una de las Sakti de Shiva es Sarasuati. Esta diosa es fundamental para explicar el significado de expandir la consciencia. En su origen parece que fuera una diosa acuática, fluvial, y en estos textos luchó contra los demonios de la sequía y la oscuridad, entre ellos Vritrasura. Los Rig-Veda son textos que hablan de los dioses de manera muy antropomórfica y naturalistas, en cambio, en otro texto fundamental del hinduismo, el Mahabarata, del siglo III a. C., se complejizan altamente los conceptos con aspectos más abstractos.

El camino al tantra

Dentro de la literatura principal del hinduismo es importante citar el cambio que adquiere lo dicho hasta ahora en los textos Vedanta, una escuela filosófica esotérica, de en torno a la mitad del primer milenio a. C., que supuso un cambio de perspectiva del hinduismo precedente, y que influirá en numerosas corrientes posteriores de esta religión.

Ahora Sarasuati es vista como energía femenina, y con ello toma el aspecto del conocimiento del Brahma, que es la divinidad absoluta e impersonal del hinduismo, la divinidad creadora. Además los Vedanta afirman que solamente se podrá alcanzar la liberación de la rueda de las reencarnaciones o samsara mediante el conocimiento, es decir, mediante la adoración de Sarasuati.

Añadamos además sobre la complementariedad entre dios masculino y diosa femenina, que el shivaísmo, que es una ramificación dentro del hinduismo que coloca a Shiva como dios principal, y no a Brahma, y en los textos puranas, que son colecciones de historias posiblemente recopiladas a lo largo del primer milenio a. C., que ambos aspectos también manifiestan por un lado el enfrentamiento entre la docilidad y el salvajismo, aspectos antagónicos que viven en lucha eterna.

Y para complejizar un poco más las perspectivas hasta ahora recogidas, indicar que la corriente del tantra ve en la energía Sakti al alma, el atman del hinduismo; y considera que para liberar al alma de la corporalidad y elevarla a su dios masculino o Shiva, se ha de hacer mediante unificación varón-hembra, ya espiritualmente o mediante el acto coital.

Dejemos dicho sin entrar en mayores explicaciones por ahora que el tantra es una variedad del hinduismo, entrando dentro de las llamadas escuelas o tradiciones esotéricas, y no solamente hinduistas, también budistas, entre otras, donde integran aspectos espirituales con aspectos materiales e incluso sexuales.

La posterior purificación del hinduismo llevó a la creencia de que el fin de la meditación o de la expansión de la consciencia era la certidumbre de que uno, en su atman o alma, es una chispa del dios Brahma: yo y dios somos lo mismo. Solo esto acabaría por liberarnos de la reencarnación de la rueda del samsara y alcanzar el saber verdadero (vidya), eliminando la ignorancia (avidya).

¿Qué es, entonces, “expandir la consciencia”?

Expandir o ampliar la consciencia es por lo tanto unificarse con el dios Brahma, o para el shivaísmo, con el dios Shiva. Esto se lograría con la energía Sakti personificadora femenina de Sarasuati, diosa del conocimiento. De ahí que expandir la consciencia es dar cabida a la diosa o devi Sarasuati y engrandecerla en uno mismo, es la realización en el atman personal de la devi esposa de Shiva para divinizarse por ella en el dios masculino Shiva-Brahma.

Hay diversos métodos para expandir la consciencia, incluso el uso mantras o sonidos generados por el meditador, como ocurre en el budismo tibetano, por ejemplo. Estos mantras son sonidos auto-generados de ayuda a la expansión de la consciencia, palabras con sentido religioso muy profundo, nombres de divinidades o atributos de ellas, esotéricos y por ello propio de iniciados. En el tantrismo tendríamos además todo el desarrollo de los chakras y el uso energético para la unificación y el logro yo-soy-dios, también haciendo uso de la energía sexual masculina-femenina y la práctica sexual entre varón y hembra.

El tantrismo que ha venido en el último medio siglo a Occidente es precisamente una mezcla de hinduismo y budismo, con pocos aspectos esotéricos y de iniciación y con una fuerte carga sexual. Las corrientes neo-budistas y de la Nueva Era, los gurús que pululan por Occidente, han hecho amalgama de energías, chakras, textos sencillos, meditación de todo tipo, uso de mantras a versos zen, incluso usando palabras cristianas como mantra sonoro, también en ocasiones usando sustancias psicotrópicas y drogas diversas para poder expandir la conciencia más todavía, y con terapias de emotividad alta, gimnasia, aceites y sexo, ya en solitario o de masturbación, como es la práctica del taoísmo del cultivo solitario (así se llama) o la sexual emparejada, más clásica oriental, o también con más gente, más multitudinaria… y todo ello para liberar la mente y el cuerpo, expandir la conciencia…

¿Qué decir de todo esto?

En fin, expandir la consciencia, ya en sus métodos como en su pretensión es una práctica de profundo significado hinduista y posteriormente budista, totalmente alejada de la religiosidad cristiana y del sentido antropológico del ser humano dado por el cristianismo y la revelación de Dios en Jesucristo.

Los cristianos no tenemos necesidad de buscar esta expansión de la consciencia para conocer la verdad, pues ésta se encuentra en el Evangelio o Buena Noticia. Jesucristo es la Buena Noticia, es quien nos descubre lo que todos los hombres han buscado, el acabar con el sufrimiento, el salir del dolor, el conocimiento de qué hacemos aquí, qué es el mundo, de dónde ha salido y a dónde va esto que nos rodea, todo lo que existe, nosotros mismos y lo que amamos.

Y la oración cristiana es un diálogo con Jesucristo, o con Dios Padre, o con el Espíritu Santo, o la Virgen María, los santos o los ángeles. En el fondo es una convivencia con Dios, donde no nos disolvemos en Él y mucho menos afirmamos ser Dios. Dios es Dios y yo soy su criatura, y por méritos de Cristo Dios me da la vida y la felicidad. Inmerecidamente, por su gracia.

Los cristianos no sólo debemos rechazar la expansión de la consciencia, sino enseñar y predicar a todos, incluso a quienes la practican de un modo más o menor regular o irregular, más o menos desviado o no, que lo que buscan está en Cristo Jesús, el Mesías, el Liberador, el Logos.

Artículo completo en Aleteia

Para saber más

+ Jesucristo, portador del agua de la Vida. Una reflexión cristiana sobre la “Nueva Era”. Consejo Pontificio de la Cultura. Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso. 2003.

+ ¿Sobre qué bases puede haber un diálogo con el hinduismo? Juan Daniel Escobar Soriano. Aleteia. 2015.

+ ¿Por qué crece el interés por el hinduismo en Europa y América Latina? José Luis Vázquez Borau. Aleteia. 2016. 

+ ¿Recitar mantras es contrario a la fe católica? Julio de la Vega-Hazas. Aleteia. 2014. 

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(InfoCatólica) Homilía del Santo Padre en la Misa con el clero y los religiosos y seminaristas de Polonia:

El pasaje del Evangelio que hemos escuchado (cf. Jn 20,19-31) nos habla de un lugar, de un discípulo y un libro.

El lugar es la casa en la que estaban los discípulos al anochecer del día de la Pascua: de ella se dice sólo que sus puertas estaban cerradas (cf. v. 19). Ocho días más tarde, los discípulos estaban todavía en aquella casa, y sus puertas también estaban cerradas (cf. v. 26). Jesús entra, se pone en medio y trae su paz, el Espíritu Santo y el perdón de los pecados: en una palabra, la misericordia de Dios. En este local cerrado resuena fuerte el mensaje que Jesús dirige a los suyos: «Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo» (v. 21).

Jesús envía. Él desea desde el principio que la Iglesia esté de salida, que vaya al mundo. Y quiere que lo haga tal como él mismo lo ha hecho, como él ha sido mandado al mundo por el Padre: no como un poderoso, sino en forma de siervo (cf. Flp 2,7), no «a ser servido, sino a servir» (Mc 10,45) y llevar la Buena Nueva (cf. Lc 4,18); también los suyos son enviados así en todos los tiempos. Llama la atención el contraste: mientras que los discípulos cerraban las puertas por temor, Jesús los envía a una misión; quiere que abran las puertas y salgan a propagar el perdón y la paz de Dios con la fuerza del Espíritu Santo.

Esta llamada es también para nosotros. ¿Cómo no sentir aquí el eco de la gran exhortación de san Juan Pablo II: «¡Abrid las puertas!»? No obstante, en nuestra vida como sacerdotes y personas consagradas, se puede tener con frecuencia la tentación de quedarse un poco encerrados, por miedo o por comodidad, en nosotros mismos y en nuestros ámbitos. Pero la dirección que Jesús indica es de sentido único: salir de nosotros mismos. Es un viaje sin billete de vuelta. Se trata de emprender un éxodo de nuestro yo, de perder la vida por él (cf. Mc 8,35), siguiendo el camino de la entrega de sí mismo. Por otro lado, a Jesús no le gustan los recorridos a mitad, las puertas entreabiertas, las vidas de doble vía. Pide ponerse en camino ligeros, salir renunciando a las propias seguridades, anclados únicamente en él.

En otras palabras, la vida de sus discípulos más cercanos, como estamos llamados a ser, está hecha de amor concreto, es decir, de servicio y disponibilidad; es una vida en la que no hay espacios cerrados ni propiedad privada para nuestras propias comodidades. Quien ha optado por configurar toda su existencia con Jesús ya no elige dónde estar, sino que va allá donde se le envía, dispuesto a responder a quien lo llama; tampoco dispone de su propio tiempo. La casa en la que reside no le pertenece, porque la Iglesia y el mundo son los espacios abiertos de su misión. Su tesoro es poner al Señor en medio de la vida, sin buscar otra para él. Huye, pues, de las situaciones gratificantes que lo pondrían en el centro, no se sube a los estrados vacilantes de los poderes del mundo y no se adapta a las comodidades que aflojan la evangelización; no pierde el tiempo en proyectar un futuro seguro y bien remunerado, para evitar el riesgo convertirse en aislado y sombrío, encerrado entre las paredes angostas de un egoísmo sin esperanza y sin alegría. Contento con el Señor, no se conforma con una vida mediocre, sino que tiene un deseo ardiente de ser testigo y de llegar a los otros; le gusta el riesgo y sale, no forzado por caminos ya trazados, sino abierto y fiel a las rutas indicadas por el Espíritu: contrario al «ir tirando», siente el gusto de evangelizar.

En segundo lugar, aparece en el Evangelio de hoy la figura de Tomás, el único discípulo que se menciona. En su duda y su afán de entender -y también un poco terco-, este discípulo se nos asemeja un poco, y hasta nos resulta simpático. Sin saberlo, nos hace un gran regalo: nos acerca a Dios, porque Dios no se oculta a quien lo busca. Jesús le mostró sus llagas gloriosas, le hizo tocar con la mano la ternura infinita de Dios, los signos vivos de lo que ha sufrido por amor a los hombres.

Para nosotros, los discípulos, es muy importante poner nuestra humanidad en contacto con la carne del Señor, es decir, llevarle a él, con confianza y total sinceridad, hasta el fondo, lo que somos. Jesús, como dijo a santa Faustina, se alegra de que hablemos de todo, no se cansa de nuestras vidas, que ya conoce; espera que la compartamos, incluso que le contemos cada día lo que nos ha pasado (cf. Diario, 6 septiembre 1937). Así se busca a Dios, con una oración que sea transparente y no se olvide de confiar y encomendar las miserias, las dificultades y las resistencias. El corazón de Jesús se conquista con la apertura sincera, con los corazones que saben reconocer y llorar las propias debilidades, confiados en que precisamente allí actuará la divina misericordia. ¿Qué es lo que nos pide Jesús? Quiere corazones verdaderamente consagrados, que viven del perdón que han recibido de él, para derramarlo con compasión sobre los hermanos. Jesús busca corazones abiertos y tiernos con los débiles, nunca duros; corazones dóciles y transparentes, que no disimulen ante los que tienen la misión en la Iglesia de orientar en el camino. El discípulo no rechaza hacerse preguntas, tiene la valentía de sentir la duda y de llevarla al Señor, a los formadores y a los superiores, sin cálculos ni reticencias. El discípulo fiel lleva a cabo un discernimiento atento y constante, sabiendo que cada día hay que educar el corazón, a partir de los afectos, para huir de toda doblez en las actitudes y en la vida.

El apóstol Tomás, al final de su búsqueda apasionada, no sólo ha llegado a creer en la resurrección, sino que ha encontrado en Jesús lo más importante de la vida, a su Señor; le dijo: «Señor mío y Dios mío» (v. 28). Nos hará bien rezar cada día estas palabras espléndidas, para decirle: «Eres mi único bien, la ruta de mi camino, el corazón de mi vida, mi todo.

En el último versículo que hemos escuchado, se habla, en fin, de un libro: es el Evangelio, en el que no están escritos muchos otros signos que hizo Jesús (v. 30). Después del gran signo de su misericordia -podemos pensar-, ya no se ha necesitado añadir nada más. Pero queda todavía un desafío, queda espacio para los signos que podemos hacer nosotros, que hemos recibido el Espíritu del amor y estamos llamados a difundir la misericordia. Se puede decir que el Evangelio, libro vivo de la misericordia de Dios, que hay que leer y releer continuamente, todavía tiene al final páginas en blanco: es un libro abierto, que estamos llamados a escribir con el mismo estilo, es decir, realizando obras de misericordia. Os pregunto: ¿Cómo están las páginas del libro de cada uno de vosotros? ¿Se escriben cada día? ¿Están escritas sólo en parte? ¿Están en blanco? Que la Madre de Dios nos ayude en ello: que ella, que ha acogido plenamente la Palabra de Dios en su vida (cf. Lc 8,20-21), nos de la gracia de ser escritores vivos del Evangelio; que nuestra Madre de misericordia nos enseñe a curar concretamente las llagas de Jesús en nuestros hermanos y hermanas necesitados, de los cercanos y de los lejanos, del enfermo y del emigrante, porque sirviendo a quien sufre se honra a la carne de Cristo. Que la Virgen María nos ayude a entregarnos hasta el final por el bien de los fieles que se nos han confiado y a sostenernos los unos a los otros, como verdaderos hermanos y hermanas en la comunión de la Iglesia, nuestra santa Madre.

Queridos hermanos y hermanas, cada uno de nosotros guarda en el corazón una página personalísima del libro de la misericordia de Dios: es la historia de nuestra llamada, la voz del amor que atrajo y transformó nuestra vida, llevándonos a dejar todo por su palabra y a seguirlo (cf. Lc 5,11). Reavivemos hoy, con gratitud, la memoria de su llamada, más fuerte que toda resistencia y cansancio. Demos gracias al Señor continuando con la celebración eucarística, centro de nuestra vida, porque ha entrado en nuestras puertas cerradas con su misericordia; porque nos da la gracia de seguir escribiendo su Evangelio de amor.

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No se veían desde hace tres años

Dos hermanos separados por la guerra en Siria se encuentran en la JMJ de Cracovia

Yousef y Al Astfan son dos hermanos que se han reencontrado en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ ) en Cracovia, después de haberse separado a causa de la guerra en Siria, su país natal. «Me encontré con él literalmente hace cuatro horas», dijo Yousef. «Esta es la primera vez que lo veo en tres años. Desde que dejó Siria, no lo volví a ver».

30/07/16 9:35 AM | Imprimir | Enviar

(AIN) Los padres de los hermanos Astfan, su hermana y la esposa de Yousef siguen en Siria. «Ellos viven en Alepo. Es muy peligroso allí, pero no quieren dejar su país», señaló Yousef.

El joven sirio de 34 años quien ahora vive y trabaja en Dubai, se refirió a lapersecución religiosa que catalogó de violenta y sostuvo que los cristianos que viven libres de ella deben apreciar lo que tienen y vivir en una dicha, conservarla, hacer lo que tengan que hacer.

Según publica Aciprensa, Al Astfan de tan solo 25 años vive en Alemania como refugiado hace unos 18 meses. Estudia para obtener su título de maestría en ingeniería mecánica. «Quiero continuar mis estudios», expresó.

A propósito de este encuentro de la juventud católica, Yousef compartió sus pensamientos: «esto te da un muy buen empujón para tu fe, estar aquí y ver a todos estos cristianos. Porque todo el mundo dice que Europa ya no hay cristianos», afirmó. «No, yo no veo esto». Y añadió: «me siento orgulloso de que todos estos cristianos están aquí. Especialmente cuandoluchamos por nuestro cristianismo en Siria donde ser cristiano es una maldición y pueden asesinarte por esto«.

Conmovido tras el reencuentro con su hermano, Yousef dijo: «no puedo creer que por fin esté aquí conmigo. »Mi familia está muy feliz porque por fin nos encontramos. Quisieran estar aquí también«. Su hermano Al también se emocionado de reunirse con su Yosuef expresó: »esto es genial, recordamos viejos tiempos«.

Por último el mayor de los Astfan: »Sólo recen por Siria. No pueden hacer nada más.

La guerra en Siria comenzó en 2011. Más de 270 mil personas han muerto a causa de ella, mientras que más de 12 millones se han desplazado o se han convertido en refugiados. En medio de estas penurias, una gran cantidad de cristianos y otras minorías sufren persecución.

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Tuve hambre y me disteis de comer,
tuve sed y me disteis de beber,
fui forastero y me hospedasteis,
estuve desnudo y me vestisteis,
enfermo y me visitasteis,
en la cárcel y vinisteis a verme» (Mt 25,35-36).

Estas palabras de Jesús responden a la pregunta que a menudo resuena en nuestra mente y en nuestro corazón: «¿Dónde está Dios?». ¿Dónde está Dios, si en el mundo existe el mal, si hay gente que pasa hambre o sed, que no tienen hogar, que huyen, que buscan refugio? ¿Dónde está Dios cuando las personas inocentes mueren a causa de la violencia, el terrorismo, las guerras? ¿Dónde está Dios, cuando enfermedades terribles rompen los lazos de la vida y el afecto? ¿O cuando los niños son explotados, humillados, y también sufren graves patologías? ¿Dónde está Dios, ante la inquietud de los que dudan y de los que tienen el alma afligida? Hay preguntas para las cuales no hay respuesta humana. Sólo podemos mirar a Jesús, y preguntarle a él. Y la respuesta de Jesús es esta: «Dios está en ellos», Jesús está en ellos, sufre en ellos, profundamente identificado con cada uno. Él está tan unido a ellos, que forma casi como «un solo cuerpo».

Jesús mismo eligió identificarse con estos hermanos y hermanas que sufren por el dolor y la angustia, aceptando recorrer la vía dolorosa que lleva al calvario. Él, muriendo en la cruz, se entregó en las manos del Padre y, con amor que se entrega, cargó consigo las heridas físicas, morales y espirituales de toda la humanidad. Abrazando el madero de la cruz, Jesús abrazó la desnudez y el hambre, la sed y la soledad, el dolor y la muerte de los hombres y mujeres de todos los tiempos. En esta tarde, Jesús -y nosotros con él- abraza con especial amor a nuestros hermanos sirios, que huyeron de la guerra. Los saludamos y acogemos con amor fraternal y simpatía.

Recorriendo la Via Crucis de Jesús, hemos descubierto de nuevo la importancia de configurarnos con él mediante las 14 obras de misericordia. Ellas nos ayudan a abrirnos a la misericordia de Dios, a pedir la gracia de comprender que sin la misericordia no se puede hacer nada, sin la misericordia yo, tú, todos nosotros, no podemos hacer nada. Veamos primero las siete obras de misericordia corporales: dar de comer al hambriento; dar de beber al sediento; vestir al desnudo; acoger al forastero; asistir al enfermo; visitar a los presos; enterrar a los muertos. Gratis lo hemos recibido, gratis lo hemos de dar. Estamos llamados a servir a Jesús crucificado en toda persona marginada, a tocar su carne bendita en quien está excluido, tiene hambre o sed, está desnudo, preso, enfermo, desempleado, perseguido, refugiado, emigrante. Allí encontramos a nuestro Dios, allí tocamos al Señor. Jesús mismo nos lo ha dicho, explicando el «protocolo» por el cual seremos juzgados: cada vez que hagamos esto con el más pequeño de nuestros hermanos, lo hacemos con él (cf. Mt 25,31-46).

Después de las obras de misericordia corporales vienen las espirituales: dar consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que yerra, consolar al triste, perdonar las ofensas, soportar con paciencia a las personas molestas, rogar a Dios por los vivos y por los difuntos. Nuestra credibilidad como cristianos depende del modo en que acogemos a los marginados que están heridos en el cuerpo y al pecador herido en el alma.

Hoy la humanidad necesita hombres y mujeres, y en especial jóvenes como vosotros, que no quieran vivir sus vidas «a medias», jóvenes dispuestos a entregar sus vidas para servir generosamente a los hermanos más pobres y débiles, a semejanza de Cristo, que se entregó completamente por nuestra salvación. Ante el mal, el sufrimiento, el pecado, la única respuesta posible para el discípulo de Jesús es el don de sí mismo, incluso de la vida, a imitación de Cristo; es la actitud de servicio. Si uno, que se dice cristiano, no vive para servir, no sirve para vivir. Con su vida reniega de Jesucristo.

En esta tarde, queridos jóvenes, el Señor os invita de nuevo a que seáis protagonistas de vuestro servicio; quiere hacer de vosotros una respuesta concreta a las necesidades y sufrimientos de la humanidad; quiere que seáis un signo de su amor misericordioso para nuestra época. Para cumplir esta misión, él os señala la vía del compromiso personal y del sacrificio de sí mismo: es la vía de la cruz. La vía de la cruz es la vía de la felicidad de seguir a Cristo hasta el final, en las circunstancias a menudo dramáticas de la vida cotidiana; es la vía que no teme el fracaso, el aislamiento o la soledad, porque colma el corazón del hombre de la plenitud de Cristo. La vía de la cruz es la vía de la vida y del estilo de Dios, que Jesús manda recorrer a través también de los senderos de una sociedad a veces dividida, injusta y corrupta.

La vía de la cruz es la única que vence el pecado, el mal y la muerte, porque desemboca en la luz radiante de la resurrección de Cristo, abriendo el horizonte a una vida nueva y plena. Es la vía de la esperanza y del futuro. Quien la recorre con generosidad y fe, da esperanza y futuro a la humanidad.

Queridos jóvenes, en aquel Viernes Santo muchos discípulos regresaron a sus casas tristes, otros prefirieron ir al campo para olvidar la cruz. Me pregunto: ¿Cómo deseáis regresar esta noche a vuestras casas, a vuestros alojamientos? ¿Cómo deseáis volver esta noche a encontraros con vosotros mismos? Corresponde a cada uno de vosotros responder al desafío de esta pregunta.

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Petición del Consejo francés del culto musulmán

Piden a los musulmanes franceses que vayan a Misa este domingo para solidarizarse con los católicos

El organismo de representación del islam en Francia, el Consejo francés del culto musulmán (CFMC), ha pedido a los fieles musulmanes que vayan este domingo a las iglesias católicas del país para expresar «solidaridad y compasión», tras el «cobarde asesinato» el pasado martes del padre Jacques Hamel en una parroquia de Normandía a manos de dos yihadistas.

29/07/16 6:04 PM | Imprimir | Enviar

(AFP) En un comunicado, el CFMC invita a «los responsables de las mezquitas, los imanes y los fieles a visitar las iglesias más cercanas, especialmente con ocasión de la misa del domingo por la mañana, para expresar a nuestros hermanos cristianos la solidaridad y compasión de los musulmanes de Francia».

El Consejo ha pedido igualmente a las 2.500 mezquitas del país que «aprovechen la ocasión de la oración del viernes para expresar el lugar preponderante que ocupa en la religión musulmana el respeto por las otras religiones, así como el respeto hacia los creyentes que las siguen». «Aquel que trate mal de modo injusto a un judío o a un cristiano, me encontrará como adversario el día del Juicio Final», dice un hadiz (dicho o hecho del profeta Mahoma según la tradición islámica) citado por el comunicado del Consejo musulmán francés.

Francia cuenta con unos cinco millones de ciudadanos musulmanes, lo que constituye el 7,6 por ciento de la población del país.

El CFMC condenó el pasado martes el «acto horrible y terrorífico» del degollamiento del padre Jacques Hamel, de 86 años, en una iglesia de Saint-Etienne-du-Rouvray, en el noroeste de Francia. Los dos terroristas, que fueron abatidos posteriormente por la Policía, habían grabado con anterioridad un vídeo en el que proclamaban su lealtad a Daesh, el movimiento yihadista que ha proclamado un «califato» en partes del territorio de Siria e Irak.

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(Efe/InfoCatólica) Las jóvenes fueron juzgadas por la supuesta comisión de un delito de desórdenes públicos, otro de exhibicionismo, otro delito contra el ejercicio de los derechos fundamentales y uno más de resistencia a agentes de la autoridad.

El fiscal pedía nueve meses de cárcel y multa de 1.800 euros para cada una de ellas, pero la jueza María Dolores Moure ha acordado su absolución.

La resolución, contra la que cabe interponer recurso de apelación ante la Audiencia Provincial de Madrid, dice que conforme a las pruebas «no constan acreditados ninguno de los delitos objeto de la acusación porque las declaraciones de todos los testigos son parciales y no son coincidentes».

Señala además que «no resultó acreditado que las acusadas con su conducta impidiesen el ejercicio del derecho de manifestación o lo perturbasen gravemente» e indica que «la perturbación o el tumulto que se produjo por su presencia no sólo fue achacable a ellas, sino también a algunos miembros del servicio del orden y de manifestantes que las rociaron con pintura roja».

Además considera que «no se exhibieron órganos genitales, sólo pechos, sin finalidad sexual y únicamente como acto reivindicativo de la condición femenina de las acusadas, según su parecer».

«Tampoco consta que se emplease violencia física, ni que se utilizasen vías de hecho o cualquier procedimiento ilegítimo», señala el texto, que dice que realizar su reivindicación con el torso desnudo «es un medio efectivo amparado por el derecho de la libertad de expresión que no puede constituir vía de hecho o procedimiento ilegítimo».

La juez no ve un delito de desórdenes públicos porque «no consta que la intención de las acusadas fuera atentar contra la paz pública»; ni uno de resistencia a los agentes de la autoridad. A su juicio, la actuación de las acusadas fue una «mera resistencia pasiva leve».

Habrá recurso

La presidenta de Abogados Cristianos, Polonia Castellanos, señala que recurrirán porque «una sentencia absolutoria ampararía la actitud violenta de las Femen que actuaron contra los manifestantes e incluso contra los policías».

Abogados Cristianos, que ejerce la representación letrada de la Asociación Enraizados, ha manifestado que recurrirán la sentencia ante la Audiencia Provincial ya que los hechos realizados por FEMEN y demostrados en el juicio están perfectamente tipificados en el Código Penal.

José Castro, presidente de Enraizados asegura sentirse «desprotegido» con el resultado de esta sentencia y afirma que «esto no es aceptable en un Estado de Derecho».

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Dio su vida a cambio de la de un padre de familia

El Papa reza en la celda de San Maximiliano Kolbe en Auschwitz

El papa Francisco ha visitado hoy el campo de concentración de Auschwitz y ha rezado en la celda de San Maximiliano Kolbe, sacerdote polaco que falleció tras dar su vida a cambo de la de un padre de familia.

29/07/16 12:47 PM | Imprimir | Enviar

(InfoCatólica) El Santo Padre ha orado este viernes en silencio en la celda que ocupó el santo sacerdote polaco, que murió de hambre y de sed, tras ofrecer su vida a los nazis a cambio de la de un padre de familia.

A continuación se ha dirigido a uno de los postes destinados a los fusilamientos, y lo ha besado y tocado con la mano.

También ha saludado brevemente a algunos supervivientes del Holocausto.

Francisco es el tercer Papa en visitar dicho campo de concentración. Con anterioridad lo habían hecho San Juan Pablo II, en el año 1979, y Benedicto XVI, en el 2006.

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No a la financiación extranjera en la construcción de mezquitas

Manuel Valls: «Hay que inventar una nueva relación con el islam de Francia»

El presidente del gobierno francés, Manuel Valls, ha hecho una serie de declaraciones sobre la situación en su país tras los atentados islamistas. Valls descarta crear un «Guantánamo a la francesa», a la vez que reconoce que fue un error dejar en libertad «vigilada» a uno de los asesinos del sacerdote Jacques Hamel. Además propone una nueva relación de su país con el Islam.

29/07/16 9:31 AM | Imprimir | Enviar

(InfoCatólica) Valls cree que «hay que inventar una nueva relación con el islam de Francia. Debemos alcanzar un nuevo modelo. Deseo, principalmente, que los imanes se formen en Francia y no en otra parte. Soy partidario de que, durante un periodo por determinar, no pueda haber financiación extranjera en la construcción de las mezquitas».

El presidente de gobierno francés consideró que al degollar a ese sacerdote los terroristas tenían como objetivo una «guerra de religión», pero insistió en que la respuesta debe ser el rechazo del odio y de la demagogia, ante un enemigo que «es un proto-Estado incompleto pero que ha sometido a diez millones de personas».

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Me dicen que hay muchos de ustedes que entienden el castellano. Así que voy a hablar en castellano. También me dicen que hoy hay un buen grupo acá, en esta plaza, de recién casados y jóvenes esposos. Yo, cuando encuentro a uno que se casa, a un joven que se casa, a una chica que se casa, les digo: «¡Estos son los que tienen coraje!» Porque no es fácil formar una familia. No es fácil comprometer la vida para siempre. Hay que tener coraje. Y los felicito, porque ustedes tienen coraje.

A veces me preguntan cómo hacer para que la familia vaya siempre adelante y supere las dificultades. Yo les sugiero que practiquen siempre tres palabras, tres palabras que expresan tres actitudes [ahí están llegando nuevos recién casados] Tres palabras que los pueden ayudar a vivir la vida de matrimonio, porque en la vida de matrimonio hay dificultades: el matrimonio es algo tan lindo tan hermoso, que tenemos que cuidarlo, porque es para siempre. Y las tres palabras son «permiso, gracias, perdón». Permiso. Permiso: siempre preguntar al cónyuge (la mujer al marido, el marido a la mujer) «¿qué te parece?¿te parece que hagamos esto? Nunca atropellar. Permiso.

La segunda palabra: ser agradecidos. Cuántas veces el marido le tiene que decir a la mujer »gracias«. Y cuántas veces la esposa le tiene que decir al marido »gracias«. Agradecerse mutuamente. Porque el sacramento del matrimonio se lo confieren los esposos, el uno al otro. Y esta relación sacramental se mantiene con este sentimiento de gratitud. »Gracias«.

Y la tercera palabra es »perdón, que es una palabra muy difícil de pronunciar. En el matrimonio, siempre -o el marido o la mujer- siempre tiene alguna equivocación. Saber reconocerla y pedir disculpas, pedir perdón, hace mucho bien. Hay jóvenes familias, recién casados, muchos de ustedes están recién casados, otros están por casarse. Recuerden estas tres palabras, que ayudarán tanto a la vida matrimonial: permiso, gracias, perdón. Repitámoslas juntos: permiso, gracias, perdón. ¡Más fuerte, todos! Permiso (bis), gracias (bis), perdón (bis).

Bueno, todo esto es muy lindo, es muy lindo decirlo en la vida matrimonial. Pero siempre hay en la vida matrimonial problemas o discusiones. Es habitual y sucede que el esposo o la esposa discutan, alcen la voz, se peleen. Y a veces vuelen los platos. Pero no se asusten cuando sucede esto. Les doy un consejo: nunca terminen el día sin hacer la paz.

¿Y saben por qué? Porque la guerra fría al día siguiente es muy peligrosa. ¿Y cómo tengo que hacer, padre, para hacer la paz?, puede preguntar alguno de ustedes.

No hacen falta discursos. Basta un gesto. Y se acabó. Está hecha la paz.

Cuando hay amor, un gesto arregla todo.

Los invito antes de recibir la bendición a rezar por todas las familias aquí presentes: por los recién casados, por los que están asados desde hace tiempo y por los que se van a casar.

Recemos juntos un avemaría, cada uno en su lengua.

AVE MARÍA...

BENDICIÓN

E pregate per me! Davvero. Pregate per me! Buona notte e buon riposo.

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«Hay que intentarlo todo en nuestro país»

Mons. Rodríguez Carballo constata que no se podrán mantener todos los monasterios de clausura en España

España es la principal potencia de la vida contemplativa femenina al acoger a 850 de los alrededor de 4.000 monasterios de clausura femeninos que hay repartidos por todo el orbe católico. Por ello, Vultum Dei quaerere va a tener un impacto especial en nuestro país. Es lo que espera Mons. José Rodríguez Carballo, secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.

29/07/16 8:49 AM | Imprimir | Enviar

(Vida Nueva) «Vamos a promover la vida monástica porque es esencial para la Iglesia, pero no podemos mantener todas las actuales presencias. Podría citar diócesis y ciudades más bien pequeñas en España que tienen varios monasterios de la misma orden. Es doloroso tener que cerrar, pero más doloroso resulta sacrificar la vida contemplativa por mantener una presencia que antes o después tendrá que concluir», explica a Vida Nueva.

El «número dos» del «ministerio» vaticano para los consagrados asegura que la nueva Constitución contribuirá a relanzar la pastoral vocacional: «Hay que intentarlo todo en nuestro país, mirar bien si hay vocaciones y, si no las hay, preguntarnos por qué es así. Debemos esforzarnos para que las haya, porque Dios sigue llamando. Lo veo aquí en Italia con casos de monasterios que hasta ayer estaban muriéndose y que hoy, gracias a una o dos personas que creen firmemente en ellos, han rejuvenecido en un año y medio y tienen vocaciones de Italia. ¿Por qué no puede ocurrir lo mismo en España?».

Siguiendo la línea marcada por Vultum Dei quaerere, pide recurrir al «reclutamiento» de novicias de otros países solo tras realizar un profundo discernimiento.

Situación de Iesu Communio

La crisis de las vocaciones no afecta al antiguo convento de las clarisas de Lerma, que desde hace unos años cuenta con una nueva y pujante realidad eclesiástica llamada Iesu Communio. Mons. Rodríguez Carballo dice que es pronto para saber con qué otros monasterios tendrían que federarse, como pide el Vaticano a las monjas de clausura. «Se trata de una nueva forma de vida consagrada. Ellas tendrán que buscar su camino y la forma de aislarse».

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(AIN) «La juventud siria tiene una relación profunda con Dios a través del dolor. Nosotros somos el puente entre los cristianos y musulmanes».«Pese a sufrir la persecución por parte de los extremistas musulmanes, los cristianos en Pakistán estamos llenos de vida». Este es el testimonio de Caroline, y Anoshea dos jóvenes de Siria y Pakistán respectivamente, que han llegado a Cracovia para participar de la Jornada Mundial de la Juventud con el Papa Francisco.

Más de 3.500 jóvenes de más de 29 países acuden al encuentro con el Santo Padre gracias a Ayuda a la Iglesia Necesitada que apoya con casi medio millón de Euros proyectos relacionados con la JMJ que se celebra en Polonia desde el 26 y hasta el 31 de este mes de julio. Una representación de la juventud cristiana de Irak, Siria, Jordania, Palestina, Ucrania, Bosnia, Bielorrusia, Bulgaria, Rusia, Macedonia, Kazajastán, Bangladesh y Sudán entre otras naciones comparten estos días sus experiencias en diferentes comunidades católicas del mundo, la cercanía con el Papa y sobre todo la fe en Jesucristo.

«No se pueden imaginar lo felices que somos por estar aquí. Vivimos nuestra fe en paz y sabemos que los terroristas y los grupos nos quieren fuera del país, pero por nuestra fe en Cristo sabemos que esa tierra y ese país son nuestros». Stivan Shany de 28 años, es de Erbil, Irak, él y otros 320 jóvenes han llegado hasta Cracovia donde esperan «conocer al Papa y que él nos conozca tan solo por un minuto. Con eso estaremos muy agradecidos», aseguró.

A pesar de la persecución que sufren los cristianos por los terroristas del Estado Islámico en Irak, Siria, Pakistán y otros países de Medio Oriente, muchos jóvenes de estos países se mantienen firmes en la fe y así lo manifiestan en Cracovia, a donde han llegado para dar su testimonio y escuchar el mensaje del papa Francisco.

Mais Daoud tiene 26 años y es de Jordania: «Tratamos de vivir nuestra fe porque en Jordania la situación es difícil así que tratamos de mantener nuestro ser cristiano y seguir en el camino. Estoy orgullosa de ser cristiana», indicó.

«Estoy aquí para sentir con los otros que sufren en sus países y tener compasión con ellos. Alabando a Dios nos transformamos», comentó lajoven siria Caroline, ahora en la tierra que acoge a millones de jóvenes de todo el mundo.

Aciprensa destaca las palabras del Arzobispo caldeo de Erbil (Irak), Mons. Bashar Warda, quien dijo que los jóvenes «han estado esperando este momento con ansias, están muy felices de haber venido y quieren compartir su historia con todo el mundo. Esta será una experiencia que siempre recordarán». Y agregó que «ellos esperan que el Papa Francisco mencione sus países, sobre todo los jóvenes de Irak, y que hable de la situación en la que viven», subrayó.

Ayuda a la Iglesia Necesitada también colabora con la organización de encuentros nacionales paralelos a la JMJ en Cuba y otros países de Latinoamérica donde jóvenes como Mageda, Carlitos, Martin, Annet, Alex y Michal no han podido asistir a Cracovia por diversos motivos. Conoce aquí sus historias

Además ACN es sponsor del libro de oración sobre la Divina Misericordia:»Jesús confío en tí, que es parte del kit del peregrino en la jornada

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(ACI Prensa) En medio de un gran ambiente de fiesta, el Santo Padre llegó a bordo de un tranvía al Parque Jordan en la localidad de Blonia en Cracovia a las 5:28 p.m. (hora local).

La ceremonia de acogida comenzó con el himno oficial de la JMJ «Bienaventurados los misericordiosos». Luego del himno, el Cardenal Stanislaw Dziwisz dirigió unas palabras al Papa a quien agradeció por su presencia.

«Desde hace dos días una gran fiesta de la fe se está celebrando en toda la ciudad», dijo el Purpurado, ya que en Cracovia los jóvenes de todo el mundo se unen, rezan y se alegran por ser parte de la Iglesia, una gran comunidad en el Señor resucitado, agregó.

Luego de la lectura del Evangelio de Lucas, el pasaje del encuentro del Señor con Marta y María, el Papa hizo una reflexión y desafió a los jóvenes presentes y con ellos a los del mundo entero.

El Papa agradeció a San Juan Pablo II, quien «desde el cielo nos está acompañando viendo a tantos jóvenes pertenecientes a pueblos, culturas, lenguas tan diferentes con un solo motivo: celebrar que Jesús está vivo en medio nuestro».

Francisco dijo también a los jóvenes: «quiero confesarles otra cosa que aprendí en estos años. No quiero ofender a nadie. Me genera dolor encontrar a jóvenes que parecen haberse ‘jubilado’ antes de tiempo. Esto me duele. Jóvenes que parecen ‘jubilados’ a los 23, 24 o 25 años».

«Me preocupa ver a jóvenes que ‘tiraron la toalla’ antes de empezar el partido. Que están ‘entregados’ sin haber comenzado a jugar. Me duele ver jóvenes que caminan con rostros tristes, como si su vida no tuviese valor. Son jóvenes esencialmente aburridos... y aburridores, que aburren a los otros; y esto me duele».

Siguen falsas ilusiones

El Santo Padre dijo asimismo que «es difícil, y a su vez cuestionador, por otro lado, ver a jóvenes que dejan la vida buscando el ‘vértigo’, o esa sensación de sentirse vivos por caminos oscuros, que al final terminan ‘pagando’…y pagando caro».

«Piensen en tantos jóvenes que ustedes conocen a tantos jóvenes que han elegido este camino. Cuestiona ver cómo hay jóvenes que pierden hermosos años de su vida y sus energías corriendo detrás de vendedores de falsas ilusiones. Hay de esos vendedores de falsas ilusiones (en mi tierra natal diríamos ‘vendedores de humo’), que les roban lo mejor de ustedes mismos. Y esto me duele».

Por eso, «queridos amigos, nos hemos reunidos para ayudarnos unos a otros porque no queremos dejarnos robar lo mejor de nosotros mismos, no queremos permitir que nos roben las energías, que nos roben la alegría, los sueños, con falsas ilusiones».

La fuerza de la gracia

El Papa cuestionó luego a los jóvenes presentes: «queridos amigos, les pregunto: ¿Quieren para sus vidas ese vértigo alienante o quieren sentir esa fuerza que los haga sentirse vivos, plenos? ¿Vértigo alienante o fuerza de la gracia? ¿Qué cosa quieren, vértigo alienante o fuerza de la gracia?»

Para ser plenos, continuó Francisco, «para tener fuerza renovada, hay una respuesta que no se vende, que no se compra; una respuesta que no es una cosa, que no es un objeto, es una persona: se llama Jesucristo. ¡Un aplauso para el Señor!»

«Jesucristo, ¿se puede comprar? Jesucristo, ¿se vende en las tiendas? Jesucristo es un don, es un regalo del Padre, el don de nuestro Padre. Jesucristo es un don», subrayó el Papa.

«Jesucristo –resaltó el Pontífice– es quien sabe darle verdadera pasión a la vida, Jesucristo es quien nos mueve a no conformarnos con poco y a dar lo mejor de nosotros mismos; es Jesucristo quien nos cuestiona, nos invita y nos ayuda a levantarnos cada vez que nos damos por vencidos. Es Jesucristo quien nos impulsa a levantar la mirada y a soñar alto».

«Pero, Padre, alguno podría decir que es difícil soñar alto, es difícil salir y estar siempre en salida. Padre, yo soy débil, yo caigo, yo me esfuerzo pero muchas veces caigo. Los alpinistas, cuando salen a las montañas, cantan una canción muy bella, que dice así: en el arte de salir lo importante no es caer, sino no permanecer caído. Si tú eres débil, si tú caes, mira un poco alto y verás la mano tendida de Jesús que dice, ¡Levántate! ¿Y si lo hago una vez más?, otra vez, y ¿si caigo otra vez?, te levantas. Pedro preguntó y Jesús respondió, 70 veces 7. La mano de Jesús está siempre para levantarnos, ¿han comprendido?»

El Papa explicó luego que es Jesús quien invita a todos a vivir la «aventura de la misericordia», como hicieron María de Betania y María de Nazareth.

A continuación, dirigiéndose a Cristo, Francisco dijo: «Señor lánzanos a la aventura de la misericordia, a la aventura de construir puentes y derribar muros (cercos y alambres), lánzanos a la aventura de socorrer al pobre, al que se siente solo y abandonado, al que ya no le encuentra sentido a su vida. Lánzanos a acompañar a los que no te conocen y decirles, lentamente y con mucho respeto tu nombre y el porqué de mi fe».

Para concluir, el Papa señaló: «aquí estamos, Señor. Envíanos a compartir tu Amor Misericordioso. Queremos recibirte en esta Jornada Mundial de la Juventud, queremos confirmar que la vida es plena cuando se la vive desde la misericordia, que esa es la mejor parte, la parte más dulce, la parte que nunca nos será quitada. Amén».

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