(VIS) Las reformas introducidas a partir de 2010 y la creación en la Santa Sede de instituciones con competencias específicas en materia económica y financiera, permiten hoy en día la plena cooperación administrativa incluso a efectos fiscales. Dada la importancia de las relaciones bilaterales, Italia es el primer país con el que la Santa Sede firma un acuerdo que regula el intercambio de información.
El acuerdo, en línea con el proceso global de transparencia en el sector de las relaciones financieras, se hace eco de las normas internacionales más actualizadas en materia de intercambio de información (artículo 26 del Modelo de la OCDE) para regular la cooperación entre las autoridades competentes de las dos partes. El intercambio de información abarcará los años fiscales a partir del 1 de enero de 2009.
A partir de la fecha de entrada en vigor del acuerdo, se podrán cumplir plenamente, con procedimientos simplificados, las obligaciones fiscales relativas a las actividades financieras llevadas a cabo en los entes que desempeñan esa función en la Santa Sede, por parte de algunas personas físicas y jurídicas residentes a efectos fiscales en Italia.
Dichos sujetos podrán acceder a un procedimiento de regularización de tales actividades, con los mismos efectos previstos por la ley n. 186/2014.
El acuerdo implementa, además, las disposiciones del Tratado de Letrán relativas a la exención de impuestos de los bienes inmuebles de la Santa Sede indicados en dicho Tratado.
Por último, se integra también en el acuerdo el intercambio de notas del mes de julio de 2007 entre el Ministerio de Asuntos Exteriores y la Secretaría de Estado, que prevé la notificación, por vía diplomática, de los actos tributarios a los entes de la Santa Sede.
A efectos prácticos, esto supone, según explican los medios informativos, que el Vaticano ha dejado de ser un «paraíso fiscal». La larga serie de escándalos del Instituto para las Obras de la Religión (IOR), conocido como Banca Vaticana, desde el reciclado de dinero hasta casos de contrabando de divisas ha llegado a su fin por el único procedimiento para evitarlos. A partir de ahora, el banco entregará automáticamente a la Hacienda italiana todos los datos de las personas físicas, sociedades, diócesis, organizaciones católicas y órdenes religiosas con residencia en Italia.
Transparencia
De los casi cinco mil empleados del Vaticano, la gran mayoría son italianos. Sus sueldos seguirán exentos de impuestos, pero ya no podrán utilizar el banco del Vaticano para evadir los impuestos sobre ganancias de capital en cuentas bancarias, depósitos a plazo fijo, etc. Como ha repetido el cardenal George Pell, nuevo secretario de Economía del Vaticano, «la transparencia es la mejor medicina».
A partir de ahora ninguna persona física ni jurídica residente en Italia podrá ser evasor fiscal. No solo eso: el banco del Vaticano especificará el importe de las retenciones sobre intereses, etc., de modo que se convierte en colaborador técnico del fisco, como todos los bancos italianos. El tecnicismo «procedimiento simplificado» significa que se les aplicarán multas reducidas, previstas en una ley italiana del 2014 para favorecer el regreso de capitales al país. Es un sistema muy parecido al aplicado a los evasores fiscales en Suiza, con muy buenos resultados.
La reforma interna que ha llevado al Vaticano dejar de ser un «paraíso fiscal» comenzó en el 2010 por orden de Benedicto XVI, y ha continuado bajo el pontificado del papa Francisco.
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