(Efe) «El que sale de su tierra no sale en general porque quiere y lo desea», subraya el arzobispo en una entrevista con Rne que ha recogido Efe.
Osoro incide en la importancia de que, cuando llega a un país, una persona se sienta «recibida» y «acogida», además de «valorada en su dignidad».
«Ése es un proceso grande y serio que tenemos que hacer», resalta, al tiempo que añade que «no se puede quitar a nadie un derecho que es de todo ser humano».
«El mundo en que vivimos es la casa de todos los hombres, no solo de unos pocos. El mundo Dios lo ha hecho para todos los hombres, y el derecho a la inmigración es un derecho de todos», señala Osoro.
Con todo, reconoce que «otra cosa es la regulación que tenga que hacerse para hacer esto posible». «Por principio, yo creo que hay que buscar salidas entre todos», apunta el arzobispo.
Según advierte, «lo más fácil es cerrar los ojos y no ver», pero «eso un cristiano no lo puede hacer». «Tiene que abrir los ojos y ver las situaciones de los hombres. Otra cosa es después cómo se regulan todas esas situaciones», insiste el arzobispo, antes de recalcar que, «ciertamente, hay que regularlas».
Osoro pide que no se «cierren los ojos» ni «las puertas», ni «se eliminen derechos» que son «fundamentales» de la persona.
Además, ha recordado la «historia de inmigración» que tiene España, un país del que «ha salido mucha gente» a otros lugares del mundo.
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