Conceden el Premio Princesa de Asturias a una ex-monja que considera ridícula la Biblia

(InfoCatólica) «La doctora Armstrong es una de las mayores autoridades actuales en el conocimiento de las tres religiones del Libro, Judaísmo, Cristianismo e Islam. Sobresale por la profundidad de sus análisis históricos, por su inmensa labor bibliográfica e investigadora, así como por su compromiso activo con la difusión de un mensaje ético de compasión, paz y solidaridad», reza el dictamen del Jurado, que destaca su esfuerzo por fomentar, desde la investigación más profunda y rigurosa, el diálogo cívico religioso.

En mayo del 2007, Armstrong concedió una entrevista al periódico español La Vanguardia, en la que explicó su paso por la vida consagrada:

- Cuando yo tenía 17 años, lo único que podía hacer una mujer era vivir para el hombre: servirle el té tras el trabajo y darle niños sanos y fuertes... O hacerse monja.

- ¿Por eso se hizo monja?

- Y porque creía que la vida espiritual acabaría con mi confusión de adolescente y que encontraría la iluminación y la paz.

- ¿Y...?

- Por supuesto, no me ocurrió. En el convento deconstruyeron mi personalidad como hacen con los reclutas en el cuerpo de marines: te machacan el ego para que te conviertas en uno más del grupo y obedezcas.

- ¿Eso no es bueno para crecer de espíritu?

- Para crecer como persona, hay que trascender el ego, pero no humillarlo. En un convento estás todo el día autoexaminándote y eso significa, en el fondo, estar pendiente de ti misma todo el tiempo: poner tu ego por delante. Y el propio ego te impide ver el todo.

- ¿No aprendía nada en el convento?

- Se convirtió en una rutina sin sentido, así que siete años después lo abandoné y me fui a estudiar a Oxford. Empezaba el año 1969 y la juventud se ponía en marcha, yo también.

...

- ¿Cómo se hizo teóloga? 

- A los 37, la epilepsia me dejó sin clases, Escribí un libro sobre mi vida de monja y, cuando lo promocionaba en la tele local, me vio un productor de Channel 4 y me fichó para una serie sobre san Pablo en Israel. 

- No suena a éxito de gran audiencia. 

- ¡La tuvo! La televisión siempre sorprende a quienes creen conocerla. Yo me pasaba horas sentada sobre unas ruinas en Palestina hablando de religión... ¡Y era líder de audiencia! Alos británicos les encantaba verme despotricar sobre cómo la Iglesia había desactivado el espíritu rebelde de san Pablo. 

- ¡Cómo ha cambiado la tele! 

- Empecé a explicar desde Israel todos los trucos de las jerarquías religiosas para convertir los grandes misterios de la humanidad en rutinas de obediencia. Yla gente se enganchó a nuestros relatos. Y, sobre todo, eran baratísimos de producir. 

- ¿Hasta cuándo duró su fama? 

- Hasta que me atreví a hacer entrevistas: yo era muy mala entrevistadora porque creía saber más que el entrevistado. Yal final, perdí el programa, pero en Israel había contactado con las tres grandes religiones y, al volver a la soledad de mi casa, releí aquellos textos de los que me había reído en la tele... ¿Ha intentado leer alguna vez un texto religioso? 

- A veces he hojeado la Biblia. 

- ¿Y no le parece ridícula? 

- Hay pasajes ciertamente anacrónicos. 

- Los textos religiosos dan risa si se miran con los ojos de la razón, que era lo que hacía yo hasta que una nota a pie de página de un estudioso del Corán me abrió los ojos: "Éste texto - decía- debe leerse como se escribió: con mentalidad prerracionalista". 

- ¿En qué sentido? 

- Leer esos textos sagrados es como leer poesía: no se trata de racionalizarla, sino de sentirla. No se pueden explicar, porque explican lo inexplicable. Por eso, cuando una Iglesia reduce la religión a una serie de normas sin experiencia ni goce la mata. 

- Y usted quería sentir antes de obedecer. 

- Al entender y revivir lo vivido por aquellos hombres que hablaban del espíritu hace siglos, empecé a curar mi dolor y mi rabia y a encontrar mi paz interior.  

La Biblia es más violenta que el Corán

Tras recibir la noticia de la concesión del premio, Armstrong ha explicado al diario El Mundo por qué piensa que el Islam no es una religión más violenta que otras: «La Biblia tiene más episodios violentos que el Corán", advierte Armstrong. «Pero eso tampoco significa que el cristianismo sea más violento. La Biblia es al fin y al cabo una colección de libros que son el testamento de una época de la humanidad y que desmuestra que la violencia ha estado con nosotros desde tiempos inmemoriales. Otra cosa bien distinta es el mensaje que se desprende de la Biblia, del Corán o de todos los grandes libros religiosos».

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