(CH/InfoCatólica) La Casa Salesiana de Estudios no ha cambiado mucho desde que fue construida en una ladera de Hong Kong en la década de 1930. Aunque la ciudad a su alrededor luce muy distinta, rodeada de edificios, carreteras y escuelas. Desde una de esas casas, el Cardenal Zen concedió una entrevista a Megan Griffiths, periodista independiente, en donde expresó su punto de vista sobre el estado de las negociaciones entre la Santa Sede y el gobierno Chino.
El cardenal Zen, con 85 años ha sido una figura constante en la primera línea en la lucha contra la represión del gobierno chino. Su personalidad franca contrasta con la de su personaje bíblico favorito, San José, a quien el cardenal describe como tranquilo y humilde. «No se dice de él ninguna palabra en la Sagrada Escritura, pero yo no soy como él. Lo envidio: hablo todo el tiempo».
Después de ser nombrado obispo de Hong Kong en 2002, Zen llevó a la diócesis a condenar propuestas de leyes que favorecieron el control del gobierno central desde Pekín. Incluso se embarcó en una huelga de hambre para oponerse a las reformas educativas que verían a la Iglesia perder el control de sus escuelas.
El cardenal Zen lamenta el fracaso en impedir que se aprueben las leyes de educación. «Desafortunadamente, en ese momento la gente no se daba cuenta de los peligros», recuerda, «Sólo después de que el gobierno empezó a presionar por la llamada educación patriótica, la gente se dio cuenta: Ah, tomar el control de la educación lejos de la Iglesia fue el primer paso, Ahora viene el segundo paso».
A pesar de este contratiempo, el cardenal sigue haciendo campaña por la democracia y los derechos humanos en la ciudad. Reflexionando sobre los avances logrados a través del activismo político, dice: «Al levantar la voz creo que hemos logrado salvar algunas cosas de ser dañadas por la intervención de Pekín. Pero creo que tenemos que resignarnos al hecho de que Hong Kong está muy débil y todo lo que podemos hacer es evitar que las cosas».
Enfrentarse a la injusticia social, parte de la enseñanza católica
Como un hombre de principios claros, el cardenal Zen sostiene que enfrentarse a la injusticia social es una enseñanza central de la Iglesia Católica. Dice que lo aprendió de un «maravilloso profesor» durante sus nueve años de estudio en la Universidad Pontificia Salesiana de Roma en los años sesenta.
Una injusticia contra la que el cardenal siempre ha hablado en contra es la persecución de los católicos en China. Nacido y criado en el precomunista Shanghai, Zen recuerda una infancia sin discriminación. «En Shanghai tuvimos una vida dura durante la guerra con la ocupación japonesa, pero no intervinieron directamente en la Iglesia. Pero cuando los comunistas vinieron entonces sí tuvimos persecución en la Iglesia - persecución muy dura. Cuando los comunistas tomaron el poder, no pude volver a China. Pude comunicarme con mi familia pero con mucho cuidado».
Antecedentes en las relaciones entre China y la Santa Sede
A medida que el régimen comenzó a expulsar a los misioneros, encarcelar sacerdotes y destruir iglesias, se interrumpieron las relaciones entre Pekín y Roma. Desde 1951 no hay ninguna relación diplomática oficial entre ambos, algo que el Papa Francisco y el Vaticano están ansiosos por cambiar.
Oposición a un acuerdo a cualquier costo
Pero Zen se opone apasionadamente a un acuerdo entre la Santa Sede y el Estado comunista que reconocería la legitimidad de los obispos nombrados por el gobierno en la Asociación Católica Patriótica China (CCPA), la iglesia oficial.
«En mi conciencia, tengo que gritar cuáles son mis convicciones», explica, «porque sería un desastre si aceptaban un acuerdo equivocado. No hay mejoría para la vida católica en China. Seguramente va retrocediendo, y no puedo permitir que eso suceda».
El año pasado Zen habló enérgicamente contra el acuerdo, diciéndole al Wall Street Journal que «con los obispos falsos estás destruyendo a la Iglesia». Pero insiste en que no se opone al diálogo entre China y el Vaticano. «Nunca estoy en contra del diálogo porque tienes que hablar para tener un acuerdo. Pero lo que digo es tener cuidado: ¿qué tipo de acuerdo vas a aceptar?».
Zen también sostiene que no está en contra de todos en la CCPA. «Es lamentable que la gente haga esta distinción entre el católico clandestino y el católico de la iglesia oficial. Incluso en la iglesia oficial hay buenas personas que son leales a la autoridad del Papa».
Cambio de enfoque entre pontificados
Lo que parece molestar más al cardenal sobre el acuerdo propuesto es que él y otros obispos de China han quedado fuera de la discusión.
«Soy un cardenal chino», dice. «No hay muchos cardenales chinos. ¡Hay dos, pero no sé nada!»
Benedicto XVI designó al cardenal Zen, junto con otros 30, a una comisión vaticana sobre China en 2007. Sin embargo, el cardenal dice que, desde que el Papa Francisco fue elegido en 2013, la comisión «desapareció» sin ningún aviso oficial. Él llama a la falta de comunicación de Roma sobre el asunto una «absoluta descortesía» y acusa a los que aconsejan al Papa de no querer escuchar a la gente en el terreno.
El cardenal golpea con los puños sobre la mesa mientras dice: «¿Cómo pueden creer que conocen la situación mejor que yo? Mejor que el arzobispo Savio Hon Tai-Fai, que es el número dos de la Congregación para la Evangelización? ¡Nosotros somos chinos! Hemos estado en China por tantos años, enseñando en los seminarios, pasando seis meses al año allí y viendo lo que está pasando con nuestros propios ojos. No nos creen. No nos escuchan. Tan terrible».
Zen dice que los consejeros del Papa parecen querer «tener éxito a toda costa» con un acuerdo entre el Vaticano y Pekín. Pero el cardenal insiste en que la Iglesia no debe inclinarse ante ningún gobierno terrenal.
«Todavía tenemos tanta fuerza en nuestra Iglesia. Esa es una fuerza espiritual. Entonces, ¿por qué no usar esas fuerzas para fortalecer nuestra posición? ¿Por qué no entienden que si mantienes fuerte tu posición puedes hacer algo, puedes lograr algo?»
Estancamiento del acuerdo
A pesar del furor del año pasado por el acuerdo, Zen ahora cree que la perspectiva de un acuerdo con Beijing se ha desmoronado.
«En este momento parece que las cosas no están avanzando», dice. «Supongo que el acuerdo sobre la selección de los obispos está listo pero no firmado. Creo que el gobierno quiere que la Santa Sede conceda todo. No solo sobre la selección de los obispos, sino sobre muchas otras cosas para controlar la Iglesia. Pero estas otras cosas no son posibles. Entonces el gobierno se niega a firmar. Así que para mí eso es bueno».
La firmeza del cardenal en Beijing refleja la firmeza de su propia fe. Católico desde su nacimiento, dice que nunca ha dudado de la existencia de Dios. «No sufrí mucho por mi fe», reflexiona. «Todo está bien en mi vida. Sólo este último período cuando por desgracia he tenido que luchar incluso con el Vaticano ... Pero el resto de mi vida ha sido cómoda y tranquila. Realmente no puedo quejarme»
Oración por la vida católica ne Hong Kong y China
El cardenal ofrece su oración diaria por los próximos 20 años de vida católica en Hong Kong y el continente. «Ruego a nuestro querido Señor que fortalezca a aquellos que están valientemente aferrándose a su fe, para dar valor a los que dudan y para convertir a aquellos que han abandonado su fe en la práctica», explicó.
«Hay muchos católicos que necesitan ayuda. Las personas fuertes necesitan ayuda, las personas que dudan necesitan ayuda y las personas malas necesitan conversión. Entonces será completa la victoria de Dios».
Publicar un comentario