(Gaudium Press/InfoCatólica) Varios sacerdotes y fieles que se encontraban orando frente al templo católico de Wangcun, en la Diócesis de Changzhi, fueron atacados mientras defendían la propiedad de la Iglesia ante la decisión de las autoridades locales de demoler el templo para dar lugar a una plaza pública. Los católicos tuvieron éxito en suspender con su presencia los trabajos, pero sufrieron heridas en un asalto de las fuerzas de seguridad. La noticia del ataque se hizo viral a través de Internet y en la tarde el templo recibió la visita de unos 2.000 fieles y 20 sacerdotes que se unieron a la defensa.
Los sacerdotes golpeados fueron el P. Chen Jun, el P. Gao Binglong, el P. Ma Ning, y el P. Shen Xuezhong. El seglar más gravemente herido fue Cui Hewen, quien fue agredido por los trabajadores y golpeado en la cabeza. Los empleados y autoridades finalmente se retiraron sin poder llevar a cabo el trabajo pero no existe garantía de solución. El P. Xuezhong, párroco local, expuso a UCANews que «los oficiales de seguridad y trabajadores se fueron sólo para discutir retaliaciones. Temo que van a volver». Ante la incertidumbre, los fieles organizaron una vigilancia 24 horas en torno a la edificación.
La Diócesis de Changzhi aún se encuentra en conversaciones con el director local de la Oficina de Asuntos Religiosos, mientras que las autoridades suspendieron el servicio de mensajería telefónica Wechat App con el fin de que los fieles no puedan ponerse de acuerdo para organizar la defensa del templo. De igual manera la página web de la Diócesis fue puesta fuera de servicio y las noticias en Internet sobre el hecho han sido censuradas.
La demolición del templo de Wangcun desconoce la titularidad del mismo, devuelta legalmente a la Iglesia Católica en 2012 por parte del comité de la población local. El templo había sido confiscado por las autoridades comunistas, demolido en 1992 y reconstruido para albergar una fábrica. Los católicos recibieron la autorización para restaurar el edificio e invirtieron una notable suma para iniciar los trabajos, cuando fueron notificados en abril de la decisión de «demoler la antigua fábrica y el muro que ahora pertenecen a la Iglesia», comentó el P. Xuezhong. «Radicamos una queja en abril. La autoridad local creó un equipo investigativo que se suponía dialogaría con la Diócesis, pero no hay derecho de apelar a su propuesta, así que ellos intentaron directamente demolerlo por la fuerza».
«Si es demolido (el templo), la autoridad no dará ninguna compensación a la Diócesis», concluyó el sacerdote. «Seguramente no estaremos de acuerdo».
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