(ACI/InfoCatólica) Durante un simposio internacional realizado en Tierra Santa, un grupo de científicos presentó 52 fragmentos inéditos de Qumrán, los manuscritos más antiguos que se conocen con textos de la Biblia.
Según informa L’Osservatore Romano (LOR), los fragmentos fueron presentados el 1 de mayo durante el simposio «Clear a Path in the Wilderness» (Hacer un camino en el desierto), realizado por el 70 aniversario del descubrimiento de los manuscritos.
Los manuscritos de Qumrán o del Mar Muerto son más de 950 textos escritos en hebreo, arameo y griego, encontrados entre 1947 y 1956 en las cuevas de Qumrán.
Los documentos datan del siglo III A.C. l I D.C., y fueron codificados colocando primero el número de la cueva donde se hallaron (de la 1 a la 11), luego con la «Q» de Qumrán y finalmente el número con que fueron identificados.
Tal vez el fragmento más famoso es el 7Q5, que comprueba la historicidad del Evangelio de San Marcos, y que fue estudiado por el fallecido papirólogo jesuita, P. José O’Callagham.
Entre los 52 fragmentos presentados el 1 de mayo, hay uno pequeño de cuero que podría «llevar a reconsiderar la composición del gran rollo manuscrito del libro de los salmos».
Estos fragmentos son estudiados actualmente por un equipo de científicos de la Escuela Bíblica de Jerusalén y de la Facultad de Teología de Lugano (Italia).
Marcello Fidanzio, uno de los especialistas, explica que con estos fragmentos «podemos conocer las últimas etapas de la formación de la Biblia y en qué modo se relacionaban los judíos del tiempo de Jesús».
«En lo específico, el simposio de estos días en Jerusalén estuvo centrado en la cita de Isaías 40,3 (Una voz clama: Preparad en el desierto camino al Señor; allanad en la soledad calzada para nuestro Dios), retomada en los evangelios para presentar a Juan Bautista: el uso de este texto en el Nuevo Testamento tiene paralelos en los manuscritos de Qumrán que presentan otra corriente del judaísmo (con sus reglas de comunidad y otros textos religiosos)».
En opinión de Fidanzio, con estos fragmentos, «mientras todavía se ignora muchas cosas sobre el judaísmo de Jesús, ahora el Nuevo Testamento puede ser confrontado con los textos de una comunidad distinta».
«Los materiales encontrados en la gruta 11Q nos indican cómo eran los manuscritos: rollos de piel y de papiro, cerrados con una tira de piel insertado en una hebilla, envueltos en telas de lino y colocados dentro de tarros».
Uno de los fragmentos, prosigue el experto, ha permitido identificar «varios pasajes del libro del Levítico»; mientras que otro podría «abrir el debate sobre la atribución de un texto más amplio, tres columnas contenidas en otro fragmento, considerado parte del gran rollo de los salmos».
Al preguntársele por qué estos fragmentos siguen siendo inéditos pese a haber sido descubiertos hace 70 años, Marcello Fidanzio explica que «la historia de los descubrimientos de Qumrán está estrictamente entrelazada con los hechos históricos de Medio Oriente: los primeros manuscritos fueron reconocidos el 29 de noviembre de 1947 (…), el mismo día en que la ONU votaba la partición de Palestina entre judíos y árabes».
«Desde entonces las etapas de la investigación han estado marcadas por grandes eventos que han interesado a la región. Otro ejemplo: luego de la guerra de 1948 y por encontrarse Qumrán en los confines de Jordania, las excavaciones fueron realizadas (…) por el dominico Roland de Vaux, arqueólogo de la Escuela Bíblica de Jerusalén; pero con la guerra de los seis días en 1967 y con el control que tenía Israel de Jerusalén Este, donde se conservaba gran parte de los materiales, los trabajos se terminaron».
En 1971, la muerte prematura del P. Vaux marcó también una interrupción prolongada. Fidanzio señala que hoy los materiales de Qumrán están distribuidos entre ocho museos y laboratorios de Israel y Jordania.
Para concluir, el experto destaca que «los textos están todos disponibles», pero ahora se requiere del análisis del P. Jean-Baptiste Humbert, sucesor del P. Vaux en la investigación.
El P. Humbert, sacerdote dominico de la Escuela Bíblica de Jerusalén, es un arqueólogo francés que ha trabajado en Israel, Irán, Jordania y Palestina; y que tuvo a su cargo la publicación de la investigación del P. Vaux.
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