(RPP Noticias/InfoCatólica) En el animado barrio de la Ópera, en pleno centro de París, el tiempo pareció detenerse este sábado por la noche cuando un hombre armado con un cuchillo mató a un peatón e hirió a otros cuatro. Como ha ocurrido en la mayoría de ataques de este tipo que ocurren en Francia desde el 2015, el ataque fue reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (ISIS), por lo que es investigado por la fiscalía antiterrorista. El asesino fue identificado como un francés de 21 años nacido en Chechenia en 1997.
Poco antes de las 9:00 p.m. (2:00 p.m. en Perú), los numerosos bares, restaurantes y teatros de las calles del II distrito de la capital francesa estaban repletos de gente. En torno a la calle Monsigny, un hombre, armado con un cuchillo, agredió de repente a cinco personas, al grito de «Allahu Akbar» (Alá es el más grande), matando primero a un hombre de 29 años, luego hirió de gravedad a otro de 34 y a una mujer de 54, y herir levemente a una mujer de 26 y un hombre de 31, para luego ser abatido por la policía, que llegó rápidamente al lugar.
«Estaba preparando los pedidos y vi a una joven intentando entrar en el restaurante, aterrada», herida y ensangrentada, contó a la agencia AFP Jonathan, camarero en un restaurante coreano del barrio. «Justo detrás, llegó el agresor». «Un hombre joven intentó repeler al agresor» y luego «levantó» a la joven herida, que estaba en el suelo, y «corrieron en dirección contraria», continuó. «El agresor entró en una calle comercial, lo vi con un cuchillo en la mano, iba golpeando a las tiendas», agregó Jonathan. «Parecía un loco».
Según el fiscal de la República Francesa, François Molins, que remitió el caso a la sección antiterrorista de la fiscalía de París, el agresor gritó «Ala es el más grande» antes de acuchillar a sus víctimas.
Milan dijo haber «visto a varias personas enloquecidas». «Me acerqué y vi a una mujer en el suelo, herida en el cuello y en la pierna. Los bomberos le estaban practicando los primeros auxilios (...). Luego oí dos, tres disparos y un policía me dijo que el hombre había sido controlado». Por la noche, se acordonaron las calles adyacentes, custodiadas por agentes armados, furgones policiales y camiones de bomberos. Tras las cintas que cortaban el acceso, decenas de desorientados turistas y lugareños, algunos saliendo del teatro, otros cargando maletas, intentaban entender qué ocurrió y llegar a su hotel o a su vehículo.
«Oímos dos, tres disparos, no sabíamos qué era, vimos a gente empezando a correr y nosotros también empezamos a correr», contó Sébastien, que estaba sentado junto a unos amigos en una terraza cercana. «La terraza estaba atestada y todo el mundo se fue de repente». «Oí tres o cuatro disparos, fue muy rápido», recordó Gloria. «Luego, los camareros nos dijeron que entráramos muy rápidamente. Salí para ver qué pasaba y vi a un hombre en el suelo. Para mí, se trataba de un ajuste de cuentas».
Muchos de los peatones se refugiaron en los restaurantes, como Inés y su amiga Célia, que no podían volver a su casa porque la calle estaba cortada. «Cuando vimos a los policías, los coches de los bomberos, pensábamos que era un accidente. Creo que pasaremos la noche fuera». A partir de las 11:00 p.m. (5:0 p.m. en Perú) empezaba a ser evacuada y dejar la zona, tímidamente. Poco después de medianoche, la vida volvía poco a poco a la normalidad en torno al perímetro de seguridad.
Reacciones e investigaciones
Francia ha pagado «de nuevo el precio de la sangre», reaccionó el presidente Emmanuel Macron, pero aseguró que el país no cederá «ni lo más mínimo ante los enemigos de la libertad». El ministro de Interior, Gérard Collomb, saludó en Twitter «la sangre fría y la capacidad de reacción de las fuerzas de policía que neutralizaron al asaltante». «Mis primeros pensamientos son para las víctimas de ese acto atroz», añadió.
«Esta noche, nuestra ciudad ha sido herida», dijo en Twitter la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, que se trasladó inmediatamente al lugar donde se produjo la agresión. «El pueblo francés ya no se conformará con comentarios. Esperan actos», señaló por su parte la presidenta del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, quien dijo que el acto fue cometido por un «atacante islamista».
Historial sangriento
Desde el 2015, Francia se ha convertido en uno de los blancos más frecuentes de ataques yihadistas, a menudo reivindicados por el Estado Islámico, organización terrorista a la que Francia combate como parte de la colación internacional liderado por Estado Unides. El historial comenzó el 7 de enero de ese año, cuando los hermanos Chérif y Said Kouachi mataron a 12 personas en la sede del semanario satírico Charlie Hebdo en París. Tras dos días de huida, los dos hombres fueron abatidos por las fuerzas del orden.
Francia forma parte de la coalición militar internacional que interviene en Siria e Irak contra el Estado Islámico. A mediados de abril, junto con Estados Unidos y Reino Unido, atacaron lugares de producción y almacenamiento de armas químicas del régimen sirio de Bashar al Asad.
El 8 de enero del 2015, Amedy Coulibaly, cercano a los hermanos Kouachi, mató a una policía en Montrouge, en el sur de París. Al día siguiente, tomó como rehenes a clientes y empleados de un supermercado kósher y mató a cuatro, todos judíos. Fue abatido en el asalto de la policía. El 13 de noviembre de ese año, Francia sufrió el peor ataque terrorista de su historia: Un grupo de hombres armados mataron a 130 personas e hirieron a otras más de 350 en París, en la sala de conciertos Bataclan, en varios bares y restaurantes de la capital y cerca del Estadio de Francia.
El 14 de julio del 2016, un tunecino de 31 años, Mohamed Lahouaiej-Bouhlel, arremetió contra la muchedumbre con un camión poco antes del espectáculo de fuegos artificiales de la fiesta nacional francesa en Niza. Mató a 86 personas e hiriendo a más de 400 antes de ser abatido. Como en París, el atentado fue reivindicado por el ISIS. Doce días después, el padre Jacques Hamel, sacerdote de Saint-Etienne-du-Rouvray, fue degollado en su parroquia por dos yihadistas, Abdel Malik Petitjean y Adel Kermiche, abatidos luego por la policía.
En los últimos dos años, los ataques de este tipo redujeron su frecuencia, pero no desaparecieron. En abril del 2017, un policía, Xavier Jugelé, murió a balazos y otros dos resultaron heridos en los Campos Elíseos por Karim Cheurfi, un exconvicto de 39 años, que fue abatido. El 1 de octubre, un tunecino de 29 años, Ahmed Hanachi, mató a dos mujeres jóvenes ante la estación Saint-Charles de Marsella (sur) al grito de «Alá es el más grande» antes de ser abatido por militares. En ambos casos, el ISIS reivindicó los ataques.
Publicar un comentario