(Fides) Con esta intención se ha organizado la «Marcha por la vida», celebrada en las calles de Seúl el 16 de junio para decir «no» a la legalización del aborto y reafirmar el compromiso de proteger la vida humana.
El pueblo coreano está a la espera de la decisión del Tribunal Constitucional sobre la constitucionalidad de la ley que prohíbe el aborto en Corea del Sur. Como recoge la Agencia Fides, los asistentes a la «Marcha por la vida» reafirman la legalidad y la legitimidad de la medida y aseguran que están listos para oponerse a la derogación de la prohibición del aborto», con el espíritu de defender de la vida de la madre y del bebé en su seno.
Reunidos en la catedral de Seúl, los manifestantes escucharon al cardenal Andrew Yeom Soo-jung, arzobispo de Seúl, que dirigió al pueblo coreano un mensaje en el que pide que se acepte y respete la vida. «La vida, que parece tan frágil e insignificante, tiene un poder muy fuerte. Somos responsables de los límites y las condiciones sociales que obligan a las mujeres a tomar decisiones irreversibles. El aborto no es la mejor opción. No se trata si quiera de una cuestión de elegir. Deberíamos tratar de construir una cultura que enseñe a respetar y amar la vida», aseguró el purpurado.
La «Marcha por la vida» es un movimiento global pro-vida que comenzó en los años 70 en Estados Unidos con el fin de oponerse a la legalización del aborto y tutelar la vida del no nacido. En Corea existe una Federación de organizaciones que tienen por objetivo generar una «cultura de la vida», poniendo de relieve el valor y la dignidad de la vida. Algunas organizaciones de la sociedad civil insisten en eliminar la prohibición de abortar enarbolando los derechos de la mujer. Según la comunidad católica coreana esta medida no es el mejor modo ni el más justo de respetar los derechos de las mujeres.
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