En las elecciones de octubre de 1982 resultó elegido presidente del Gobierno Felipe González. Después de casi 50 años la izquierda volvía al poder en España. Así empezó un largo periodo de gobierno socialista de casi 14 años. Lamentablemente es frecuente en España oír, incluso a buenos católicos, referirse a Felipe González con benevolencia, casi con nostalgia como un presidente patriota que, aunque era de izquierdas, gobernó con moderación y sin perseguir a los católicos. Es una visión buenista y muy alejada de la realidad, pues no podemos olvidar el daño que hizo a la fe católica y a las buenas costumbres. Y lo peor de todo es que el gobierno de Pedro Sánchez va a ser mucho más agresivo contra el catolicismo.
La justicia histórica exige poner las cosas en justo lugar y no dejarnos llevar por «posverdades» y versiones interesadas. La verdad es que, aparte de la muy importante corrupción de su partido y gobierno, que marcó su etapa y la profunda crisis económica en que dejó sumida a España al abandonar el poder, su época estuvo profundamente marcada por la revolución cultural anticatólica que promovió su gobierno. Época durante la cual, no lo olvidemos se despenalizó el aborto en España, en 1985.
Vale la pena recordar algunos de estos hechos. A partir de su llegada al poder los medios de comunicación públicos como Televisión Española (TVE) o Radio Nacional de España (RNE) adoptaron una línea de claro tinte marxista cultural, en la línea de la Internacional Socialista, tal como denunciaron entonces los medios independientes y algunos periodistas católicos así como la propia Conferencia Episcopal Española (como se puede comprobar en las hemerotecas). En lo referente a Iberoámerica el tono pasó a ser de clara simpatía hacia la teología de la liberación y hacia regímenes marxistas como los de Cuba y Nicaragua así como de clara hostilidad al Papa Juan Pablo II.
Los periodistas y medios de comunicación privados afectos al PSOE, singularmente el diario EL PAÍS, marcaron la pauta en todo ello y en la injerencia en todo lo católico. El 13 de abril de 1983 el editorial del diario EL PAÍS arremetía duramente contra Juan Pablo II (algo que sería una constante), en este caso por el cese del cardenal Tarancón como arzobispo de Madrid. Echó la culpa de ello al Opus Dei y al Nuncio y llamó al nuevo arzobispo de Madrid, el vasco Ángel Suquía, «heraldo del dogmatismo y autoritarismo».
Las ofensas a los católicos empezaron a multiplicarse. El 23 de octubre de 1984 en el programa supuestamente musical y contracultural de TVE «La Edad de Oro» apareció un Crucifijo con cabeza de cerdo como elemento decorativo. El grupo satírico catalán La Trinca ya en 1983 había aparecido repetidamente en TVE disfrazados de obispos y cantando canciones antirreligiosas, (con admirativas críticas de El PAÍS). En esa época también, se aplaudía a grupos de rock que hacían parodias de monjas en sus vídeos, como «Parálisis Permanente» (cuyo cantante murió poco después en un accidente de coche). Incluso en programas infantiles de TVE de aquella época como el exitoso «La Bola de Cristal» se hacían en ocasiones parodias religiosas.
A principios y mediados de los 80, el gobierno socialista promovió oficialmente con todo tipo de ayudas y subvenciones el fenómeno «cultural» conocido como «La movida madrileña». Un conjunto de grupos de rock, actores y directores de cine (el más conocido, Pedro Almodóvar) que alcanzaron gran popularidad en la juventud española de la época y que promovieron el hedonismo de todo tipo. Fue la época en la que la droga, singularmente la heroína, empezó a hacer estragos entre muchos jóvenes españoles. Aún se recuerdan las lamentables palabras en 1983 del alcalde socialista de Madrid, Enrique Tierno Galván: «A colocarse y al loro», con las que instó a los jóvenes al consumo de drogas.
Quizá más importante que todo eso fue que empezó a abrirse paso, ya entonces, lo que después se ha conocido como «ideología de género» o «cultura de la muerte», marxismo cultural, en definitiva. El 2 de octubre de 1984 la Residencia Sanitaria LA FE de Valencia reguló el derecho a una «muerte digna» con arreglo a las orientaciones del Instituto Nacional de la Salud, INSALUD, (entonces la Sanidad aún no estaba transferida a las Comunidades Autónomas). Ya antes, el 12 de febrero de 1983, el subsecretario de Justicia anunciaba que el Gobierno pensaba legalizar en breve las asociaciones de homosexuales.
El Congreso de Teólogos Juan XXIII, protestó por los anteproyectos de ley del aborto y la propaganda de autores marxistas, de la pornografía y la eutanasia en los medios y los organismos del Estado (noviembre de 1984). El diario YA protestó el 3 de marzo de 1984 contra el anteproyecto de ley del Patrimonio Artístico porque «contiene medidas que afectan muy gravemente a los bienes de la Iglesia».
En 1983 el Ministerio de Educación prohibió a la Iglesia utilizar en sus colegios los catecismos editados sin la autorización oficial, después de que en algunos de ellos se criticara duramente al aborto. Mientras el mismo Ministerio no puso reparo alguno en autorizar la edición de libros escolares de Ciencias Sociales en los que se alababa abiertamente al marxismo y a la Unión Soviética. El Ministerio eliminó arbitrariamente a los profesores de Religión de los consejos Escolares. La Ley de Educación de 1986, LODE, que duró 20 años, (promovida por el entonces subsecretario de Educación, Alfredo Pérez Rubalcaba) discriminaba a la asignatura de Religión. El Ministerio de Educación socialista que estaba lleno de antiguos «Cristianos por el Socialismo» y defensores diversos del «Diálogo entre cristianos y marxistas», todo ya bajo el paraguas masónico de la Internacional Socialista.
En 1985 llegaba la despenalización del aborto después de que el gobierno de don Felipe Gónzalez desoyera las masivas manifestaciones en contra de cientos de miles de personas que salieron a la calle y que representaban a buena parte de la sociedad española. El triste resultado con la perspectiva de 33 años está a la vista: 2 millones de niños abortados en España, con todas las dramáticas consecuencias humanas, morales, éticas e incluso económicas de sostenimiento del Estado de Bienestar. Eso sí, un puñado de clínicas abortistas y médicos sin escrúpulos han hecho un gran negocio personal. La fundación del «Instituto de la Mujer», dentro del Ministerio de Asuntos Sociales, en 1984 puso las bases para la imposición posterior a todos los niveles del feminismo y la «ideología de género» como verdades dogmáticas de las que ya no era posible disentir o discrepar.
¿Para qué seguir? Podríamos seguir aportando datos dramáticos sin parar y quizá lo hagamos en otros artículos pero por hoy basta con estas lamentables muestras en las que nos hemos ceñido sólo a los primeros años del «régimen» socialista. El periodo 1982-1996 fue, en fin, la época en que España empezó a encabezar las clasificaciones europeas más lamentables: embarazos adolescentes, abortos, consumo de droga, divorcios, consumo de pornografía etc. Y todo ello nos lo vendieron como la necesaria «modernización de España». Así fue realmente la época del «añorado» (por algunos liberales y democristianos) Felipe Gónzalez.
Javier Navascués
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