(InfoCatólica) El Día de la Caridad se celebra el 14 de junio, Solemnidad del Corpus Christi.
Los obispos aseguran que se necesita «la voluntad de todos, particularmente de nuestras autoridades políticas, civiles, económicas y religiosas, y que los muros sean superados, para que los egos, los intereses particulares y las ideologías sean dejadas a un lado».
Ayuno Eucarístico
El mensaje hace referencia a la imposiblidad de comulgar debido a la pandemia:
Hemos vivido semanas sin poder participar física y plenamente de la Eucaristía. Poco a poco vamos volviendo a una cierta normalidad al poder recuperar la participación del Pueblo de Dios en la mesa del Señor. Esta participación será progresiva y estará condicionada por el cumplimiento de las condiciones de aforo y de las normas. Muchos niños no han podido celebrar aún la Primera Comunión y no podrán acompañar a Jesús sacramentado por las calles de nuestros pueblos y ciudades el día del Corpus Christi. Quera el Señor que esta situación de ayuno eucarístico haya acrecentado en nosotros el deseo de la Eucaristía y la necesidad de profundizar en su ser y significado.
Los «santos de al lado»
A su vez, destacan la labor de aquellos que ayudan a quienes más están sufriendo por la pandemia:
Como consecuencia de la crisis, está creciendo el número de personas que sufren física, social, psicológica y espiritualmente. Muchas ya están experimentando la noche oscura de los discípulos de Emaús al pensar que todo está perdido. Sin embargo, en medio de tanto dolor y desánimo, al igual que los discípulos de Emaús, bastantes hermanos están descubriendo la presencia misericordiosa de Dios en aquellos que el Papa Francisco ha llamado «los santos de al lado»: el personal sanitario, las fuerzas de seguridad, los capellanes de los hospitales, los vecinos… han sido como estrellas de esperanza en el oscuro camino que nos ha tocado recorrer. Hoy, más que nunca, tenemos necesidad de muchas personas que puedan ser «santos de al lado», de los que Dios se pueda servir para hacerse presente y ofrecer esperanza a quienes caminan perdidos y desesperanzados.
Contra el virus de la división
Tras pedir unidad para superar la crisis, los obispos dicen:
«Oramos para que el virus de la división, el diabolos, que estará siempre al acecho, no consiga romper el buen hacer de todos los interlocutores pues está en juego la construcción del bien común en esta querida casa de todos, que es nuestra sociedad».
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