Seis de cada bodas son civiles
Según informa El Correo.com, las bodas en la comunidad autónoma española del País Vasco se han desplomado en la última década. Los enlaces han caído un 45,94% desde 2003. Los religiosos se han reducido a menos de la mitad, pero los civiles y las uniones entre personas del mismo sexo tampoco andan muy boyantes. El mayor retroceso en ese periodo corresponde a Vizcaya -un 48% menos en ese periodo, lo que equivale a 2.500 parejas-, seguida de cerca por Guipúzcoa (46%) y Álava (44%).
25/04/14 7:54 PM | Imprimir | Enviar
(El http://ift.tt/1nNQ7QE) Javier Elzo, catedrático Emérito de Sociología de la Universidad de Deusto, intenta aportar algunas claves. «Nuestra sociedad avanza a pasos agigantados hacia la incertidumbre y la provisionalidad en razón de la crisis», explica. «Estamos instalados en el imperio del individualismo de deseo -haciendo lo que nos apetece sin dar explicaciones- en vez de en el del individualismo de proyectos».
Según Elzo, los ciudadanos se han acostumbrados a no pensar más que en sí mismos, no en clave de solidaridad y conjunto, por lo que mantener un compromiso tan grande como el matrimonio no entra en sus planes prioritarios. Además, el miedo a tomar una decisión tan importante en una vida puede con todo lo demás. «En un matrimonio, tanto civil como religioso, existe algo más que el 'estoy a gusto contigo mientras dure', por lo que se entiende que en ese contexto lo que prime sea vivir en pareja sin mayores compromisos», sentencia el sociólogo.
Mínimos históricos
Euskadi tiene la actividad matrimonial en mínimos históricos, sobre todo dentro del ámbito religioso. Si en 2007 se registraron casi 4.500 enlaces religiosos, el pasado ejercicio la cifra se desplomó a 1.344. Casarse por la Iglesia, una tradición mayoritaria hace hace apenas unos años, ya ha dejado de serlo. La mayoría de las uniones fueron de ese tipo hasta 2009. Ahora seis de cada diez bodas son civiles. «Ya no valen las bodas de blanco en iglesias engalanadas para la ocasión. Los curas, ya mayores y muchos cansados, están felices de no actuar como marionetas en una función que no es la suya», explica Elzo. La escasa vinculación de las nuevas generaciones con la Iglesia y sus ritos se deja notar. También los profundos cambios sociales que se han producido en las últimas décadas, que han convertido en una práctica habitual la convivencia de parejas no casadas, una fórmula que en otros tiempos suscitaba escándalos en algunos sectores.
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