(AVAN) En su homilía, el Cardenal ha asegurado que «Dios misericordioso nos concede un pastor conforme a su corazón para ser ordenado Obispo» y, dirigiéndose a monseñor Ros, le ha expresado que «tú eres el mejor testigo de lo que Dios ha hecho, está haciendo en ti y por ti».
«Vas a ser ordenado para ser servidor y testigo de la esperanza, que es una dimensión especialmente actual, un hombre de Dios, un hombre de fe honda y espiritualmente vivida, alimentada en la oración constante», ha indicado el Cardenal.
Precisamente, ha considerado de «una urgencia inaplazable» que el obispo sea «auténtico creyente en Jesucristo y testigo eminente de la fe apostólica» porque «ante las contestaciones tan contradictorias, tan inseguras, triviales y desconcertantes de muchos de nuestros contemporáneos, fuera y dentro de la comunidad eclesial, se necesita la respuesta decidida del obispo, testigo y maestro de la fe de sus hermanos, como la de Pedro y dicha con él en comunión indestructible».
Además, «desde la fe, el obispo vive el drama de nuestro tiempo: la caída del sentido de Dios en la vida de los hombres» y «en medio de la noche oscura del ateísmo colectivo de nuestro tiempo, el obispo señala con su vida y su palabra que una humanidad que se aleja de Dios se priva de la raíz más profunda para la afirmación de su verdad, para el reconocimiento y respeto de su inviolable dignidad y para su realización en la más auténtica libertad».
Por ello, «un obispo profundamente creyente será un hombre hondamente libre con la libertad gozosa de los que se sienten amados por Dios, y será testigo de la esperanza».
Todo ello «nos urge a dar testimonio de esperanza, alentar a la esperanza, mirar al futuro y señalar caminos que conduzcan a él», ha señalado el Cardenal, que también ha precisado que «la esperanza de un obispo de fe no le quita nada de realismo. Al contrario, es una persona, por fe, profundamente realista» y por ello, «consciente de que el contenido y la realidad objeto de la esperanza es don de Dios y que el futuro no es obra de nuestras solas fuerzas, sino promesa y obra de la gracia del Señor que viene y reclama nuestra colaboración».
Así «ni el obispo es un hombre resignado, inactivo o falto de interés, ni tampoco un activista o voluntarista de la acción humana», ha continuado el Cardenal, que ha sentenciado que «nada más ausente de un obispo que la falta de compromiso con nuestro mundo» y ha puesto como ejemplo de ese compromiso a San Juan Pablo II, Benedicto XVI y el papa Francisco.
Al término de su homilía ha evocado el Cardenal la figura del beato Arturo Ros, abuelo mártir del nuevo obispo auxiliar, cuando ha señalado que «un obispo hoy, como hombre de fe y testigo de esperanza, ha de afirmar constantemente la fe en la resurrección y la esperanza en la vida eterna» y, al mismo tiempo, «ser totalmente consecuente» con la vivencia del «poder salvador de Dios por el camino de la cruz de Jesucristo, como lo fue tu abuelo mártir Arturo Ros, como tú querido Arturo».
Finalmente le ha recordado también a su nuevo obispo auxiliar que «te ordenas el día de la fiesta de San Gregorio Magno, un gran obispo, testigo de fe y esperanza que Dios regaló a la Iglesia. A él te encomiendo».
22 arzobispos y obispos concelebrantes
En la misa de ordenación episcopal han concelebrado con el Cardenal los arzobispos de Madrid, monseñor Carlos Osoro; Barcelona, monseñor Juan José Omella, y de Burgos, monseñor Fidel Herráez; y obispos de la Provincia Eclesiástica Valentina, monseñores Casimiro López Llorente, obispo de Segorbe-Castellón; Jesús Murgui, de Orihuela-Alicante; Vicente Juan Segura, de Ibiza; Enrique Benavent, de Tortosa, y Esteban Escudero, obispo auxiliar de Valencia; así como el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, José María Gil Tamayo.
También han concelebrado en la misa de ordenación episcopal los obispos de Lleida, monseñor Salvador Giménez; Sant Feliú de Llobregat, monseñor Agustín Cortés; Cuenca, monseñor José María Yanguas; Albacete, monseñor Ciríaco Benavente; Alcalá de Henares, monseñor Juan Antonio Reig; Málaga, monseñor Jesús Catalá; y Huelva, monseñor José Vilaplana.
De igual forma han concelebrado el obispo auxiliar de Valladolid, monseñor Luis Arguello, y los obispos eméritos de Segovia, monseñor Ángel Rubio; Alicante, monseñor Rafael Palmero; Mondoñedo, monseñor José Gea; Lleida, Joan Piris, y Mérida-Badajoz, monseñor Santiago García Aracil.
Familiares, autoridades y cientos de fieles de Requena, Vinalesa y Torrent
En los primeros bancos se encontraban los familiares del nuevo obispo auxiliar, encabezados por su madre, Consuelo Murgadas. Igualmente, ha tomado parte en la ceremonia un grupo de personas con discapacidad procedentes del Cottolengo del padre Alegre de Valencia con sus sillas de ruedas acompañados de voluntarios y religiosas que les atienden.
Igualmente, el lugar reservado a las autoridades estaba encabezado por- entre otros- la consellera de Justicia, Gabriela Bravo; el expresidente de la Generalitat, Francisco Camps; el rector de la Universidad Católica de Valencia, Ignacio Sánchez Cámara, que ha asistido con el Consejo de Gobierno, y la rectora de la Cardenal Herrera-CEU, Rosa Visiedo.
Entre las autoridades presentes se encontraba una nutrida delegación de los ayuntamientos de Vinalesa y Requena, con sus alcaldes al frente, Julio Martínez y Mario Sánchez, respectivamente, al ser la primera de ellas su localidad natal y la segunda, donde ejerció la mayor parte de su ministerio sacerdotal como párroco. Cientos de feligreses de ambas localidades se han desplazado en autobuses fletados por las parroquias y en sus propios vehículos particulares.
Recepción del anillo la mitra y el báculo
Durante la liturgia de ordenación episcopal, tras la presentación del nuevo obispo y la lectura del mandato apostólico del papa Francisco, ha tenido lugar la imposición de manos por el Arzobispo de Valencia y de todos los obispos concelebrantes sobre monseñor Arturo Ros y, posteriormente, le han hecho entrega del Libro de los Evangelios. A continuación, monseñor Ros ha recibido el anillo episcopal, la mitra y el báculo como signo de su ministerio pastoral, momento en que ha tenido lugar una ovación por parte de los fieles.
Dedicatoria a la Virgen de los Desamparados
Previamente a la misa de ordenación episcopal, todos los obispos concelebrantes acompañados por monseñor Ros han acudido a la Basílica de la Virgen en procesión donde han venerado a la patrona de Valencia, la Virgen de los Desamparados, y monseñor Ros ha firmado la siguiente dedicatoria en el Libro de Oro de la Basílica: «Mare de Deu, Madre de Misericordia, a tí acudo hoy suplicando tu caricia maternal. Ayúdame, madre, a ser fiel discípulo de tu hijo, a poner en práctica todos los días lo que tú nos enseñaste, «haced lo que Él os diga». Ante tí me presento como un niño en brazos de su madre. Por eso imploro tu protección y tu auxilio para que pueda ser siempre un pastor bueno y santo. ¡Gracias, Madre! ¡Te amo, Madre! Tu hijo, Arturo Ros, Obispo auxiliar de Valencia. (AVAN)
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