(AIN) Así lo expresa en un mensaje: Un incidente «grave» que muestra «la falta de sentido de lo sagrado, de lo divino», que por el contrario, es algo que habitualmente está «muy presente en esta tierra», y no sólo entre los cristianos, sino también entre los judíos y los musulmanes. «Acabo de terminar una visita in situ, - añade el prelado - y fue realmente una fuente de dolor y pena asistir a esos estragos».
La denuncia presentada ante la policía, que abrió una investigación sobre el caso, refiere que la Basílica de la Transfiguración del monte Tabor fue atacada por unos asaltantes desconocidos, tal vez delincuentes comunes. Los vándalos cubrieron las cámaras de vigilancia e irrumpieron en el lugar, llevándose los cálices de las misas, dañando los íconos y robando una caja que contenía las ofrendas dejadas en los últimos días por los fieles y peregrinos.
Mons. Marcuzzo dijo que «los agresores también se llevaron una estatua de bronce de la Virgen, que estaba colocada sobre el tabernáculo. Pero al ser muy pesada, la dejaron casi inmediatamente. Algunos voluntarios la encontraron abandonada en el jardín, y la volvieron a colocar en su sitio original». Han atacado la capilla de la izquierda, cerca del altar mayor, añade el prelado y «encendieron fuego, porque también hay restos de carbón y marcas de quemaduras». «Se llevaron los cálices - continúa el prelado - pensando que eran valiosos. E incluso la caja con las ofrendas, que contenía una pequeña suma de dinero, aunque no podemos decir a cuánto ascendía ésta exactamente».
El vicario de Jerusalén explica los vándalos arrojaron al suelo varias hostias consagradas, usadas durante la comunión; no se encontraron leyendas ofensivas ni dibujos en los muros, como suele ocurrir en los casos de «Price tag».
Según informa Asia News, la hipótesis más probable por el momento es que se haya tratado de un gesto aislado de criminalidad común, que no tendría vínculo alguno con la violencia y los ataques de índole confesional ocurridos en el pasado. La referencia es a los ataques perpetrados por extremistas judíos y colonos, que en los últimos años han asestado golpes a distintos objetivos, entre los cuales figuran la iglesia cerca del Cenáculo, la basílica de Nazaret y otros lugares de culto católicos y ortodoxos griegos.
También las mezquitas y los lugares de culto musulmanes están en la mira –de acuerdo a la lógica del «price tag». Este «precio a pagar» es un lema utilizado por los extremistas israelíes, que amenazan a los cristianos y a los musulmanes por haberles «sustraído su tierra». En otro tiempo el fenómeno se había difundido sólo en las zonas que limitan con Cisjordania y en Jerusalén, pero hoy se ha extendido a gran parte del territorio.
El prelado declaró además que han hecho «una pequeña oración de reparación, con un nuevo acto de consagración» y al mismo tiempo anuncia «un acto oficial de reparación que se llevará a cabo en las próximas semanas. Serán invitados todos aquellos que tienen un nexo con este lugar, incluyendo, obviamente, a los musulmanes».
La basílica de la Transfiguración se levanta sobre la cima del monte Tabor, en Galilea, en el norte de Israel, en el lugar en el cual, según la tradición, quiso darse el episodio de la Transfiguración de Jesús, que es narrada por los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas. El edificio está ubicado frente a una gran plaza que es el punto de llegada del camino que asciende hasta la cima, a 600 metros de altura. El sitio fue identificado por los cristianos en el año 1631, gracias a la obra del Custodio de entonces, y durante siglos ha sido confiado al cuidado de los frailes franciscanos de Tierra Santa.
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