(Santuario de Torreciudad) Mons. Echevarría destacó cómo santa Teresa de Calcuta se inclinaba espiritualmente para «acoger al abandonado o para curar heridas del cuerpo o del alma». Dijo también que «su generosidad y coherencia son un impulso para aprender a vivir para los demás». Con palabras del papa Francisco, pidió «ser instrumentos del cariño de Dios por todos los seres de la tierra» y animó a ver «en la humanidad una familia y en el mundo una casa común», como destacaba la nueva santa.
A los nuevos sacerdotes les pidió «ser buenos pastores que buscan a todas las ovejas» y a saber gastarse por los demás, viviendo el sacerdocio como «un grandísimo don». El prelado pidió a los asistentes su plegaria por «el Papa, los obispos y los sacerdotes» y que estén dispuestos a «servir gozosamente».
En su estancia en Torreciudad, el obispo Javier Echevarría ordenó sacerdotes a seis diáconos: el mexicano Irineo Pallares, de 40 años, gerente de un hotel; el ingeniero mecánico peruano Alejandro Arenas, de 50 años; y los españoles Eduardo Ares, filólogo nacido en Madrid hace de 45 años; Pablo López, madrileño de 31 años, pedagogo; Carles Rodríguez, aparejador barcelonés nacido en 1979 y Miguel Angel Correas, ingeniero informático de 40 años, nacido en Alcázar de San Juan (Ciudad Real).
Presbíteros con años de experiencia en trabajos seculares
Eduardo Ares es Doctor en Filología Clásica por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor de Instituto en Valdebernardo y San Martín de la Vega, es además narrador oral escénico, una pasión por la que ha recibido reconocimientos internacionales, como el Premio Iberoamericano Primer Libro de Microficción Narrativa «Líneas» del Festival Iberoamericano de Microficción 2016. El nuevo sacerdote destaca en el papa Francisco su «coherencia, ternura y misericordia» y hace eco a su petición de que los sacerdotes «deben buscar, incluir y alegrarse».
Alejandro Arenas estudió Ingeniería Mecánica en Lima. Durante 10 años, antes de iniciar su preparación en Teología, trabajó como comercial de productos hidráulicos. Ahora llega al sacerdocio con la ilusión de «despertar el deseo de Dios y de bien en los demás»
Irineo Pallares, mexicano, estudió Administración financiera. Para pagarse los estudios, trabajó como botones de un hotel desde los 16 años, del que llevaría las gerencias de finanzas y de hostelería. Como sacerdote, quiere «dar la verdadera esperanza» y piensa que «cada persona es única y necesita atención personalizada».
El manchego Miguel Ángel Correas estudió Ingeniería Técnica Informática en la Universidad de Castilla la Mancha. Fue profesor en la Escuela Familiar Agraria Moratalaz (Ciudad Real) y ejercerá su labor pastoral en el medio rural. «Espero ser un sacerdote –afirma– fiel, piadoso, docto, alegre, entregado», como pedía san Josemaría Escrivá.
Carles Rodríguez Raventós (Barcelona, 1979) estudió Arquitectura Técnica, especializado en seguridad laboral. Trabajó para la multinacional suiza SGS Tecnos como coordinador de seguridad durante 10 años. Carles señala que cada persona «debe ser tratada con la dignidad que merece sin excluir a nadie, como recuerda el papa Francisco».
Pablo López González es licenciado en Psicopedagogía y Maestro en la especialidad de Educación Física. Ha sido profesor en el Colegio Andel, de Alcorcón (Madrid) hasta 2010, año en que inició sus estudios eclesiásticos. Comenta su ilusión por «llegar a mucha gente, no sólo a los cercanos, sino también a los que están en las periferias, como pide el papa Francisco».
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