Señor, perdona tanta crueldad

Con motivo de su viaje a Polonia por la JMJ, el Papa ha visitado en silencio Auschwitz-Birkenau. Tan sólo al firmar en el  libro de honor ha escrito estas palabras: “Señor, perdona tanta crueldad”.

Pero ahora me voy a referir a algo relacionado. Los obispos de Getafe y el de Alcalá han protestado contra la Ley de protección integral contra la LGTBI, a lo que ha respondido Cristina Cifuentes diciendo que la opinión de esos obispos sobre esta Ley “no es la posición de toda la Iglesia Católica”. ¿Tiene razón Cifuentes? Evidentemente la Ley trata de implantar la ideología de género en la Comunidad de Madrid. Y ahora veamos qué es lo que ello significa.

Para la ideología de género el aborto es un derecho. Pienso que no hay nada más pàrecido a un campo de concentración nazi o a un gulag soviético que un centro abortista. En ellos en España se mata, según cifras oficiales, a más de cien mil bebés antes de nacer. Empleo la palabra bebé porque hablando con una sobrina embarazada le pregunté. “¿cuándo vas al médico, qué le dices?”. Me respondió: “Le pregunto ¿cómo va mi bebé?”. Para la Iglesia Católica, y ser católico no es pensar lo que a mí me dé la gana, sino que hay una serie de temas en los que la Iglesia se ha pronuciado y debemos hacerle caso, entre ellos el aborto, que es como declaró el Cojncilio Vaticano II, “un crimen abominable”. Sobre este punto cito la Exhortación Apostólica “Sacramentum Caritatis” de Febrero del 2007 de Benedicto XVI, cuyo nº 83 dice así:

“Es importante notar lo que los Padres sinodales han denominado coherencia eucarística, a la cual está llamada objetivamente nuestra vida. En efecto, el culto agradable a Dios nunca es un acto meramente privado, sin consecuencias en nuestras relaciones sociales: al contrario exige el testimonio público de la propia fe. Obviamente, esto vale para todos los bautizados, pero tiene una importancia particular para quienes, por la posición social o política que ocupan, han de tomar decisiones sobre valores fundamentales, como el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas. Estos valores no son negociables. Así pues, los políticos y los legisladores católicos, conscientes de su grave responsabilidad social, deben sentirse particularmente interpelados por su conciencia, rectamente formada, para presentar y apoyar leyes inspiradas en los valores fundados en la naturaleza humana. Esto tiene además una relación objetiva con la Eucaristía (cf. 1 Corintios 11,27-29)”. Este texto de San Pablo citado por el Papa dice así: “Así, pues, quien come el pan y bebe del cáliz del Señor indignamente será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese, pues, el hombre a sí mismo, y entonces coma del pan y beba del cáliz; pues el que sin discernir come y bebe el Cuerpo del Señor, come y bebe su propia condenación”.

Respondiendo a la pregunta planteada al inicio: ¿Puede un político católico comulgar tras votar a favor de una ley que favorece el aborto?: La contestación es no. Creo que también al aborto se puede referir la frase del Papa “Señor perdona tanta crueldad”.

Sobre la homosexualidad aquí no van a hablar los obispos de Getafe y Alcalá, ni siquiera los Papas, sino la propia Palabra de Dios. San Pablo en Romanos 1,18-32, especialmente en los versículos 24-27 es categórico. Dicen así estos versículos: “Por lo cual Dios los entregó a las apetencias de su corazón, a una impureza tal que degradaron sus propios cuerpos; es decir cambiaron la verdad de Dios por la mentira, adorando y dando culto a la criatura y no al Creador, el cual es bendito por siempre. Amén. Por esto, Dios los entregó a pasiones vergonzosas, pues sus mujeres cambiaron las relaciones naturales por otras contrarias a la naturaleza; de igual modo los hombres, abandonando las relaciones naturales con la mujer, se abrasaron en sus deseos, unos de otros, cometiendo la infamia de las relaciones de hombres con hombres y recibiendo en sí mismos el pago merecido por su extravío”.

San Pablo nos previene sobre algo que se realiza en la ideología de género: “cambiaron la verdad de Dios por la mentira, adorando y dando culto a la criatura y no al Creador”. El Papa Francisco, en su discurso a los Obispos polacos el pasado 27 de Julio les dice: “En Europa, en América, en América Latina, en África, en algunos países de Asia, hay auténticas colonizaciones ideológicas. ¡Y una de ellas –lo digo claramente con ‘nombre y apellidos’- es la ideología de género! Hoy a los niños (¡a los niños!) se les enseña esto en el colegio: que cada uno puede escoger su sexo. ¿Y por qué enseñan esto? Porque los libros son de las personas e instituciones que te dan el dinero. Son las colonizaciones ideológicas, sostenidas también por países muy influyentes. Y esto es terrible.
Hablando con el Papa Benedicto, que está bien y tiene un pensamiento claro, me decía: ‘Santidad, ¡ésta es la época del pecado contra Dios Creador!’ ¡Qué inteligente es! Dios ha creado el hombre y la mujer. Dios ha creado el mundo así, y así , y así… y nosotros estamos haciendo lo contrario".

Termino con una pregunta: ¿quién defiende la doctrina católica, Cristina Cifuentes o los Obispos de Getafe y Alcalá?.

Pedro Trevijano, sacerdote

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