Cualquiera que esté prestando atención se habrá dado cuenta ya de que, en el último siglo (y de forma acelerada en los últimos cincuenta años), se ha introducido en el catolicismo una especie de locura suicida. Millones de católicos, incluidos sacerdotes y religiosos, hacen todo lo posible por ser indistinguibles de los paganos, apuntarse a la última moda inmoral y destacar únicamente por su rencor contra todo lo que huela a catolicismo, tradición, moral o doctrina. Aunque nos quejemos de las leyes inmorales o anticatólicas que de vez en cuando se aprueban, lo cierto es que, en Occidente, no necesitamos que nos persigan, porque nos bastamos y sobramos para destruirnos a nosotros mismos.
Lo más increíble es que todo esto sucede ante la pasividad o incluso las congratulaciones de gran parte de los sacerdotes, religiosos y obispos. Cual si se tratara de lemmings, innumerables congregaciones, parroquias, diócesis e incluso conferencias episcopales enteras caminan alegremente hacia el precipicio de su propia extinción, dándose mientras tanto palmaditas en la espalda por ‘lo bien que lo hemos hecho’.
Podría dar literalmente miles de ejemplos, pero creo que bastará tomar uno cualquiera de los que han salido a la luz esta misma semana. Lo traduzco de LifeSiteNews.
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Una escuela católica en California ha retirado alrededor de 162 iconos y estatuas en un esfuerzo por ser más “inclusiva” y evitar “alienar” a los estudiantes no católicos.
San Domenico School, un colegio con alumnos internos y externos, es la escuela privada más antigua de California. Fue fundada por religiosas dominicas y se encuentra en la Archidiócesis de San Francisco.
El periódico Marin Independent informó la semana pasada de que los padres están preocupados porque piensan que la retirada de las estatuas es un incidente más que demuestra la desaparición de la identidad católica de la escuela.
“En el tiempo que llevamos aquí, la palabra ‘católico’ se ha eliminado de la declaración de la misión del colegio, los sacramentos se retiraron del plan de estudios, el programa de la escuela primaria se cambió a las religiones del mundo y el logotipo, los colores y el uniforme se cambiaron para que resultaran menos católicos", escribió Shannon Fitzpatrick en un correo electrónico a los directivos de la escuela. El Marin Independent publicó algunas de sus quejas.
La Jefa del Consejo Directivo de San Domenico, Amy Skewes-Cox, afirmó que “no queríamos contribuir a ese sentimiento de ‘alienación’ que podrían experimentar los alumnos no católicos si vieran estatuas”.
Al parecer, las estatuas se “arrojaron a un sótano”, según el padre de un exalumno. De acuerdo con el Marin Independent, había 180 estatuas en toda la escuela. Ahora sólo quedan unas 18.
La hermana Maureen McInerney, priora general de las Hermanas Dominicas de San Rafael, dijo que “realmente no me corresponde” participar en el funcionamiento cotidiano del colegio.
“Si ha habido una reducción en el número de estatuas, pero todavía hay muchas en el colegio, creo que estaría bien", afirmó, señalando que San Domenico solo está “haciendo un esfuerzo para ser inclusivo con todas las creencias“.
La escuela, que cuesta entre 29.850 y 58.350 dólares al año, dice que sus estudiantes, “cuidan de nuestro jardín, aprenden sobre la interconexión a través de nuestro programa de alfabetización ecológica y reflexionan sobre su lugar dentro de la comunidad sagrada de la naturaleza“.
“Valoramos la representación y la plena participación de personas cuyas diferencias incluyen […] la composición familiar, el género […] la religión y la orientación sexual”, explica su declaración de inclusividad y diversidad. “Nuestro programa de estudios religiosos, ética y aprendizaje para el servicio promueve el pensamiento sistémico y una comprensión de nuestra interconexión global y la consiguiente necesidad de justicia social, así como el esfuerzo constante en pro de la paz y la igualdad".
El Consejero de San Domenico conversa con los estudiantes sobre cuestiones de “concienciación LGBTQ“, de acuerdo con la página de “apoyo a los estudiantes” en su sitio web.
Cecily Stock, Directora del colegio, afirmó que le preocupa que el colegio sea conocido como un colegio católico en lugar de un colegio privado. “Queremos asegurarnos de que las familias que estén buscando un lugar para sus hijos sean conscientes de que somos un colegio privado”, explicó, a pesar de que el colegio se identifica a la vez como católico y privado.
“La filosofía de enseñanza dominica no consiste en enseñar que sólo hay una verdad“, afirmó Mirza Khan, Director de Filosofía, Ética y Religiones del Mundo del colegio, “sino en fomentar el diálogo, invitar a que participen personas con puntos de vista muy diferentes en un proceso abierto de búsqueda filosófica y espiritual. Desde siempre, esto ha sido parte de la tradición dominica”.
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