(New York Times/ACI) En un dramático artículo de opinión publicado en el New York Times, el Cardenal Joseph Zen ze-kiun, Obispo Emérito de Hong Kong, llamó a los fieles católicos de China a «volver a las catacumbas», tras el Acuerdo Provisional firmado por el gobierno del país asiático y el Vaticano para el nombramiento de obispos.
«A los obispos y sacerdotes clandestinos (fieles) de China solo puedo decirles esto: por favor, no comiencen una revolución. ¿Ellos (las autoridades) toman sus iglesias? ¿Ya no pueden celebrar? Vayan a casa y recen con sus familias (…) Esperen mejores tiempos. Vuelvan a las catacumbas. El comunismo no es eterno», dijo el Purpurado chino en un artículo publicado el 24 de octubre.
Apela a su conocimiento
En el artículo titulado «El Papa no entiende a China», el Cardenal afirmó que el Acuerdo Provisional firmado por el gobierno comunista y el Vaticano «es un paso importante hacia la aniquilación de la Iglesia verdadera en China».
El Purpurado, que ha enseñado en diversos seminarios chinos, señaló que él sí conoce China, a diferencia del «Papa Francisco, un argentino, que parece no comprender a los comunistas. Él es muy pastoral y viene de Sudamérica, donde históricamente los gobiernos militares y los ricos se unían para oprimir a los pobres. ¿Y quién estaba ahí para defenderlos? Los comunistas, tal vez incluso algunos jesuitas, y el gobierno los llamaría jesuitas comunistas».
«Francisco puede tener una simpatía natural por los comunistas porque para él ellos son los perseguidos. Él no los conoce como los perseguidores en que se convierten una vez en el poder, como los comunistas de China».
Dudosa apertura del comunismo en asuntos religiosos
El Obispo Emérito de Hong Kong recordó que «la Santa Sede y Beijing rompieron lazos en la década de 1950. Los católicos y otros creyentes eran arrestados y enviados a campos de trabajo. Yo volví a China en 1974 durante la Revolución Cultural, y la situación era terrible, peor de lo que puedan imaginar. Era una nación bajo la esclavitud y olvidamos estas cosas fácilmente. También olvidamos que nunca se puede tener realmente un buen acuerdo con un régimen totalitario».
«China se ha abierto, sí, desde la década de 1980, pero aún hoy todo está bajo el control del Partido Comunista Chino. La Iglesia oficial en China está controlada por la llamada asociación patriótica y la conferencia de obispos, y ambas son controladas por el partido».
Cardenal Tomko y Benedicto XVI
El Cardenal dijo que entre 1985 y 2002, el Cardenal Josef Tomko, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, «comprendía el comunismo y fue sabio».
En su opinión, cuando en 2002 el Cardenal Tomko dejó su puesto, las cosas cambiaron y, pese a que se creó una comisión especial para ver los temas de la Iglesia en China en la que el Cardenal Zen también participó, las cosas empeoraron.
El Purpurado resaltó luego que con el Papa Benedicto XVI y su carta a los católicos de China en 2007 volvió la esperanza, pero algo grave ocurrió con la misiva.
El texto tenía un error de traducción al chino que parecía deliberado y que se difundió ampliamente, pese a que luego el Vaticano lo corrigió. Eso originó que «algunos obispos entendieran que la histórica carta de Benedicto era un aliento a unirse a la iglesia estatal sancionada», cuando en realidad era crítica con el régimen.
Responsabiliza de nuevo al Cardenal Parolin
El Cardenal Zen responsabiliza al Cardenal Parolin de parte de la situación, culpándole de buscar más el éxito diplomático que el bien de las almas:
«Estuve entre los que aplaudieron la decisión de Francis de nombrar a Pietro Parolin como secretario de estado en 2013. Pero ahora creo que al cardenal Parolin le importa menos la Iglesia que el éxito diplomático. Su objetivo final es la restauración de las relaciones formales entre el Vaticano y Pekín.
Francisco quiere ir a China, todos los papas han querido ir a China, comenzando con Juan Pablo II. Pero, ¿qué trajo a la Iglesia la visita de Francisco a Cuba en 2015? El pueblo cubano? Casi nada. ¿Y convirtió a los hermanos Castro?
Los fieles en China están sufriendo y ahora están bajo una presión cada vez mayor. A principios de este año, el gobierno endureció las regulaciones sobre la práctica de la religión. Los sacerdotes que están en el metro en el continente me dicen que están desanimando a los feligreses a venir a misa para evitar el arresto».
Cuestiona lo que se sabe del acuerdo
Sobre el acuerdo, el Cardenal cuestionó: «¿Qué bien hay en tener la última palabra cuando China tendrá todas antes? En la teoría el Papa puede vetar el nombramiento de cualquier obispo que no parezca digno, pero ¿cuántas veces podrá hacerlo en realidad?».
Respecto a los obispos chinos que asistieron al Sínodo, el Cardenal Zen explicó que ambos «son cercanos al Gobierno chino» y «su presencia en el encuentro fue un insulto a los buenos obispos de China».
La Iglesia oficial controlada por el régimen tiene actualmente «70 obispos y la Iglesia clandestina tiene unos 30. Las autoridades chinas dicen: tú reconoces a nuestros siete ‘ilegítimos’ y nosotros reconocemos a tus 30. Suena como un buen acuerdo, ¿pero luego esos 30 podrán funcionar aún como obispos clandestinos? Seguramente no».
«Se verán obligados a unirse a la llamada conferencia de obispos. Se verán obligados a unirse a los demás en esa jaula de pájaros, y se convertirán en una minoría entre ellos. El acuerdo del Vaticano, que buscaba la unificación de la Iglesia en China, significa la aniquilación de la Iglesia verdadera en China».
«Si fuera caricaturista, dibujaría al Santo Padre de rodillas ofreciendo las llaves del reino de los cielos al presidente Xi Jinping y diciendo: ‘Por favor reconóceme como Papa’», escribió el Cardenal.
Luego de la firma del acuerdo, dos obispos chinos pudieron participar en el Sínodo de los Jóvenes que se realiza en el Vaticano hasta el 28 de octubre. Los prelados invitaron al Papa a visitar China.
En el vuelo de regreso de su viaje a Letonia, Lituania y Estonia a fines de septiembre, el Papa Francisco dijo a los periodistas: «Yo soy el responsable» del acuerdo.
Sobre los siete obispos que no estaban en comunión con la Iglesia como Mons. Guo Jincai que participó del Sínodo, Francisco dijo que «han sido estudiados caso por caso. Por cada obispo han llegado al final los expedientes de cada uno a mi escritorio y he sido yo el responsable de firmar cada caso».
El 26 de septiembre el Pontífice dirigió un mensaje a los católicos de China y a la Iglesia universal en el que solicitó «gestos concretos y visibles» a los obispos a quienes levantó la excomunión.
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